Érase una vez en Persia
Tú que haces de la muerte una voz
y que has quemado sin risa
manantiales y abismos en estampida doble
con tu manía de sombra
y de pocos azores;
tú que deshaces las formas de la inexistencia
la sigilomanía y el cosmos
con idéntica necesidad de nada;
tú que haces con un hilo dos estrellas,
viaja hoy al baño de arena
y desvela el temblor jamás examinado,
abraza el espejismo del camello,
su agonía que es también la nuestra.
Yo sé que te atormenta lo que has creado,
el silencio es una sirena en tus oídos,
pero ven y acéptalo
y corroe aún más
mi ya desperdigado polen.
Me resulta un poema estupendo. Felicitaciones al maestro Fariñas.
Gracias por compartírnoslo, Iroel.
Abrazos
Tu que te descubres una sombra
deberás proponerte ser una sombra
brillante y ladrar como perro
cantar como un ave maravillosa
o ser tu mismo por disposición
y no por casualidad
no te propongas parecerte a nadie
y teje tu propia escalera para crecer
así se forrará tu ataul de banderas.
Ensayo para un poema de
mi mismo.