Lillian Lechuga
Es tan artificial la situación que hoy existe,que si Mark Twain viviera, se asombraría al saber que en pleno siglo xxi,para un yanqui de Connecticut sería más fácil visitar La Corte del Rey Arturoque a un ciudadano norteamericano pasear por las calles de La Habana […]
Carlos Lechuga (inédito)
Desde hace mucho, año tras año, la Asamblea General de Naciones Unidas –el cónclave más representativo de la comunidad internacional– vota casi en su totalidad, salvo dos o tres excepciones, Washington, Tel Aviv y algún otro pequeño satélite, una resolución condenando el embargo o bloqueo impuesto por Estados Unidos a Cuba. En esa mayoría se incluyen importantes aliados militares y comerciales de Estados Unidos. Así y todo, cada uno de los ocupantes de la Casa Blanca desde hace más de medio siglo ha mantenido tal estado de cosas.
Hace unos días, en su primer discurso sobre América Latina al secretario de Estado norteamericano, John Kerry, no se le ocurre nada mejor que decir en la OEA que “La relación que queremos promover no es la de un Estados Unidos estableciendo cómo y cuándo hay que intervenir en los asuntos de otros estados americanos, a lo que aspiramos es a que todos los países nos veamos como iguales, compartamos las mismas responsabilidades y colaboremos en los asuntos de seguridad, no como parte de la adhesión a una doctrina, sino en virtud de decisiones que adoptamos como socios para avanzar en los valores e intereses que compartimos”, subrayó cínicamente.
Es innegable que para Kerry, Cuba no forma parte de esos “otros estados americanos…” pues fue justo en ese escenario de la OEA donde excluyeron la Isla tan temprano como en enero de l962, después de las múltiples presiones sobre los gobiernos latinoamericanos, suponiendo que con ello iban a revertir el proceso revolucionario.
Sin embargo, cincuenta años después, pese a la voluntad de la mayoría de los países representados en la ONU, la política hostil de Washington, no ha cambiado en absoluto. Data desde el triunfo revolucionario en enero de l959. Un año después, en enero de l960, ya el presidente Eisenhower amenazaba con un embargo económico sobre la Isla si la OEA no cooperaba con la Casa Blanca para regresar al estatus de protectorado que tenía La Habana con respecto a sus amos del norte.
En su discurso, el secretario de Estado ha defendido la necesidad de colaborar “en pie de igualdad” en asuntos como la educación, el desarrollo del mercado laboral, la seguridad ciudadana y el cambio climático. Se trata de los retos más acuciantes a los que se enfrenta el hemisferio, de acuerdo con Kerry, y para los que el secretario de Estado ha pedido al resto de los países “coraje y voluntad de cambiar y un nivel de cooperación entre todos mucho más profundo”.
Tampoco con Cuba pueden colaborar “en pie de igualdad” si la tienen sometida a un bloqueo, siguen ocupando la base naval de Guantánamo, donde mantienen de manera injusta y arbitraria a presos en las peores condiciones. El colmo es que tienen a la Isla en la lista de países terroristas, cuando ellos tienen en ese tema el primer lugar y amparan y apañan a los terroristas de origen cubano en suelo norteamericano.
En reiteradas ocasiones La Habana ha entregado pruebas al gobierno estadounidense de actos violentos contra la Isla preparados en territorio norteamericano. Cuba ha ratificado doce instrumentos internacionales para combatir semejantes fanatismos. Tiene una ley contra sucesos terroristas y medidas no legislativas adicionales para combatir esos hechos, ha cooperado con el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y el Comité Antiterrorista presentar informes, proponer candidatos y ofrecer cooperación técnica y de personal a ese comité apoyando la negociación de una Convención General contra el terrorismo.
Las palabras de Kerry más bien parecen un galimatías tratando de que América Latina –donde varios países han dado muestras de su interés por defender independencia y su soberanía– olvide lo que hace algunas semanas dijo refiriéndose a la región como el “patio trasero” de Estados Unidos.
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El vértigo de los acontecimientos de los últimos años, con un imperio en plena decadencia, hace que, en tan solo días o apenas horas, los discursos de la misma boca se tropiecen consigo mismos. Y es lo que le ha pasado a Kerry. Solo hay que ver lo que le pasó con Siria.
Y ver lo que tuvieron que aflojar con Iran. Caminan y el siguiente paso, tropiezan.
Pero no es casualidad. Es la fuerza de los pueblos que paso a paso, centímetro a centímetro, a empujado a que los hechos y la realidad real, se junten.
Lechuga, resume muy bien al señalar los dos parlamentos de Kerry con respecto a los surcentroaméricanos, en un lapso de apenas un mes….
Así, no hay incoherencia que aguante.