Néstor García Iturbe
El 22 de noviembre se cumplirá un aniversario más de la fecha en que fue asesinado el presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy. La “acción ejecutiva”, como denominan los servicios especiales estadounidenses a los asesinatos que cometen, se llevó a cabo en 1963, hace precisamente 50 años, en Dallas, Texas.
Muchas teorías se han planteado en relación con el asesinato de Kennedy, por lo que esta pudiera ser una más, que como toda teoría se fundamente en el análisis de los acontecimientos y actores que pudieran haber estado involucrados en la “acción ejecutiva”. Para realizar el análisis que hoy le presentamos, dentro de otros elementos, se han tomado en consideración algunos documentos y testimonios de personas que estuvieron relacionadas con el hecho , o que lo han estudiado profundamente.
En toda esta operación, Oswald era el señuelo (decoy) que aparecería como el “asesino”. El mismo se había unido al Comité Pro Justo Trato a Cuba, había tenido relaciones con ciudadanos soviéticos y la persona que lo “reclutó” lo dirigió hacia la Embajada de Cuba en México para crearle antecedentes de vinculación con los cubanos. Oswald fue reclutado bajo “tercera bandera”, es decir que uno de los agentes del FBI que había infiltrado el Comité Pro Justo Trato a Cuba, según lo acordado entre el FBI y la CIA, dirigió sus pasos y le había orientado tratar de viajar a la Habana, lo cual sería un argumento importantísimo para decir que había sido entrenado en Cuba. En definitiva no pudo viajar a Cuba, pero se documentó la visita a la Embajada de cubana en México, lo cual en cierta manera lo vinculaba a la Isla. Oswald había sido “reclutado” para Cuba.
Se adicionaron algunos elementos a la vinculación con Cuba y la posesión de armamento por parte de Oswald. Todos hemos visto una foto donde aparece con un fusil en una de sus manos, sacando la cabeza por encima de un periódico que sostiene con la otra. Un montaje fotográfico realmente chapucero. Cualquier experto y hasta alguien que no lo sea, pero un poco observador, se da cuenta del mismo. ¿Es que los servicios especiales estadounidenses no pudieron hacer un trabajo mejor con este montaje?
El trabajo en el depósito de libros de la Biblioteca de Dallas también merece un análisis. ¿Quién le proporcionó ese trabajo a Oswald? ¿El estaba caminando por la calle, entró y le dieron el trabajo, o alguien lo envió para que se lo dieran? ¡Qué casualidad que el depósito estaba situado precisamente en la calle por donde días después pasaría la caravana presidencial! ¿Quién sabía que la caravana pasaría por esa calle a esa hora? Regularmente esa es una información “Top Secret” precisamente para proteger la vida del presidente, sin embargo Oswald la conocía con anticipación y pudo introducir el fusil en el edificio, además de situarse cómodamente en una de las ventanas que dominaban la vía.
La selección de Oswald nos da una idea de que el binomio FBI-CIA estaba un poco apurado con el asunto. El expediente del mismo en el ejército no lo califica como un tirador certero, pero bueno quizás eso no se tomó en consideración o se pasó por alto. Se necesitaba alguien con un fusil en la ventana, ese no era el que mataría a Kennedy, para eso habían otros, ese era el que cargaría con la culpa , dispara bien o no. Ya en aquellos momentos, el Pentágono también estaba involucrado en la operación, pero era muy tarde para cambiar al futuro “culpable”, por lo que aceptaron al mismo.
Uno de los detalles que más se discutió fue el relacionado con el tipo de fusil a utilizar. Algunos eran partidarios de darle un fusil automático de mayor potencia, peo se corría el riesgo de que resultaran heridos un buen número de personas, incluyendo agentes del Servicio Secreto, por lo que se desechó la idea y se tomó la decisión de darle un fusil con el que cada vez que tirara tenía que manipularlo para introducir en el mismo el nuevo proyectil. Si hacemos un cálculo medianamente aproximado, Oswald podía hacer el primer disparo, cuando el carro que conducía al presidente estuviera dentro de los órganos de puntería del fusil, pero después de eso tendría que manipularlo y nuevamente buscar el blanco para realizar el segundo disparo, momento en que ya el carro presidencial estaría fuera de su alcance. Todos recordarán que Kennedy recibió varios disparos y dudo que alguno de ellos haya salido del fusil que tenía Oswald en sus manos, quizás uno, pero no más.
¿Qué dicen las pruebas balísticas? Solamente un pequeño grupo de personas lo saben. Varios proyectiles distintos no pueden ser disparados por la misma arma, además si fueran del mismo calibre todos, pudiera determinarse que el arma utilizada no fue la misma. Un gran secreto hasta ahora.
La forma en que Oswald fue asesinado demuestra que para completar la “acción ejecutiva” había que silenciar al presunto “asesino”, no era posible que compareciera ante un juez para responder de sus actos, pues un buen abogado lo hubiera sacado absuelto. El “asesino” del “asesino” también murió, por lo que no fue posible seguir la cadena, como también murieron por distintas casusas muchos de los que aquel día, con una banderita estadounidense en sus manos, recibían al presidente. Algunos habían cometido el “suicidio” de expresar que detrás de ellos en ciertos y distintos lugares, se habían escuchado detonaciones como si fueran disparos.
Dejemos a Oswald, el que fue “reclutado” para Cuba y se convirtió en un “tonto útil”, según me dijeron aparece descrito en uno de los documentos relacionados con el asesinato, en un “daño colateral” propio de operaciones como esta.
La realidad es que después del fracaso de la invasión por la Bahía de Cochinos, algunas agencias del propio gobierno estadounidense no tenían la mejor imagen de Kennedy, ni consideraron acertadas las decisiones que tomó en los momentos cruciales de la batalla. La CIA, además de sentirse criticada en extremo, sentía que había traicionado a los que se dispusieron a formar parte del ejército invasor y que en los momentos en que debían apoyarlos los abandonaron a su suerte. El Pentágono estaba listo para intervenir en la batalla, tenía sus efectivos frente a las costas cubanas, una orden hubiera desatado la avalancha bélica con una cantidad de fuerzas y medios que los cubanos no podrían resistir y menos después de los férreos enfrentamientos de las primeras cuarenta y ocho horas de la invasión, donde ya se conocía la fuerza aérea con que contaban. “La orden que debía dar el presidente Kennedy, nunca se dio. Serio error, contrariamente a lo que todos querían en el Pentágono y a lo que tenían preparado, se ordenó la retirada, con lo que se permitió que Cuba siguiera existiendo.”
El análisis posterior de la situación, realizado por el famoso comité investigador que se denominó “Grupo Verde de Estudio”, bajo la dirección del General Maxwell D. Taylor y en el que participó el Fiscal General, Robert Kennedy, entre otros, tenía como misión no solamente aclarar los errores cometidos en aquella operación, sino también establecer la forma en que la misma debía realizarse para terminar con la Revolución Cubana. El documento JCSM- 57-61., de fecha 3 de febrero de 1961, con sus 17 conclusiones en las que se aseguraba el éxito de la operación fue el que finalmente determinó que el próximo intento estaría a cargo del Pentágono como actor principal y la CIA apoyando las operaciones.
Pocos días después, el Pentágono comenzó la preparación para una invasión a Cuba. A finales de 1961 y primeros meses de 1962 se realizaron maniobras militares como preparación a las fuerzas que intervendrían en la invasión, entre estas estuvieron la Quik Kick, diseñada para liberar una isla del Caribe en manos de un tirano llamado Ortsac (Castro al revés), la Whip Lash, Jupiter Spring, Demolex, Swift Strike II, Oplan 312 y otras. Paralelamente con esto se realizaron otras acciones, principalmente en la obtención de información de inteligencia sobre las fuerzas armadas cubanas, a cargo de la Agencia de Inteligencia de Defensa, y la firma por parte de Kennedy, en noviembre de 1961, del nuevo Plan de Operaciones Encubiertas, el cual incluía dentro de otras acciones la Operación Mangosta, siendo uno de sus objetivos la eliminación física de Fidel Castro, lo cual se consideraba imprescindible para poder llevar a cabo la invasión exitosamente.
Desde el 16 de octubre las agencias de inteligencia estadounidenses comenzaron a informar sobre la presencia en Cuba de cohetes de mediano y largo alcance, lo que dio lugar a que se desarrollara la conocida Crisis de los Cohetes. Los aviones U-2 que sobrevolaban Cuba con el objetivo de obtener información militar habían resultado efectivos, se había detectado el trabajo de preparación de rampas para el lanzamiento de cohetes nucleares en San Cristobal, Pinar del Rio, además de en otros lugares, la información concluía que existían en Cuba en ese momento 32 cohetes nucleares. La propuesta del Pentágono era bombardear de inmediato todas las bases coheteriles y militares cubanas antes de que las mismas estuvieran listas para operar.
El plan presentado por el General Mc Namara era efectuar 500 misiones de bombardeo contra Cuba, lo que eliminaría las bases de todo tipo. Otros dentro del gobierno estadounidenses consideraron que primero debía hablarse con los soviéticos, en especial Kennedy, que optó por el bloqueo naval como primer paso. Como consecuencia de la situación se iniciaron gestiones diplomáticas en la OEA para sancionar a Cuba, pero a la vez se tomaron medidas de carácter militar por si la confrontación se llevaba a cabo. Realmente 500 misiones de bombardeo resultaban excesivas si solamente se aspiraba a destruir las rampas coheteriles que se estaban preparando, pero el Pentágono y el propio Kennedy tenían otra cosa en mente, además de las rampas coheteriles se bombardearían objetivos civiles y militares de importancia, lo que crearía las condiciones para la invasión.
Como consecuencia de esta situación, se pusieron en alerta todas las bases coheteriles en territorio estadounidense, se trasladaron tropas terrestres hacia la Florida y el Sureste de Estados Unidos, la Primera División de Tanques se trasladó de inmediato de Texas a Georgia, se pusieron en alerta cinco divisiones del ejército y la 1ra. División Aerotransportada, se enviaron refuerzos en armas y efectivos a la Base Naval de Guantánamo. La Marina de Guerra desplegó 180 barcos en el Mar Caribe, entre ellos dos portaviones con sus escoltas correspondientes. El Comando Aéreo Estratégico se relocalizó en distintas bases y se orientó tener siempre un número de aviones en el aire. De acuerdo con los cálculos del Pentágono, intervendrían en la operación 250,000 hombres, de los que desembarcarían inicialmente 90,000 marines y paracaidistas. Se calculaba que en los primeros combates las fuerzas estadounidenses tendrían 25,000 bajas.
El escenario estaba preparado el día 23 de octubre. Tanto los “halcones” como las “palomas” del Pentágono aconsejan llevar a cabo la acción militar donde se incluía la invasión, Kennedy ordenó al Departamento de Estado que conjuntamente con la CIA, organizara un gobierno civil formado por cubanos residentes en Estados Unidos, de ser posible la mayoría de ellos, dirigentes de las organizaciones contrarias a la revolución, para entregarles el poder después de terminadas las hostilidades. En ese momento se inició un intercambio de cartas entre Kennedy y Khrushchev, ambos plantearon querer evitar la guerra nuclear. Kennedy propuso que si se retiran los cohetes de Cuba levantaría el bloqueo marítimo y no invadiría la isla. Khrushchev acepta y comienza la retirada de los cohetes.
Nuevamente los funcionarios del Pentágono se sienten traicionados, despues de toda la preparación militar y las medidas tomadas, el presidente vuelve a dar la orden equivocada. Dentro de reuniones de oficiales de alto rango se critica fuertemente la decisión, se le llama “liberal bostoniano” e inclusive se plantea será el culpable de que en el futuro nuevamente existan cohetes nucleares cercanos al territorio estadounidense, poniendo en peligro la vida de los ciudadanos y la Seguridad Nacional.
Si los oficiales del Pentágono estaban disgustados, puede pensarse cómo estarían los oficiales de la CIA, principalmente los vinculados a las actividades con los cubanos, que ya habían prometido se realizaría la invasión y tomarían el gobierno, además de haber seleccionado las principales figuras que formarían el mismo. Ahora tenían que decir a los dirigentes de esas organizaciones que se olvidaran del asunto, pues el presidente había cambiado de opinión. Esto, como es natural, también repercutió dentro de los cubanos miembros de las organizaciones, que con menos disciplina y mayor temperamento, expresaron sus opiniones en palabras poco respetuosas para calificar a Kennedy, que por segunda vez los había desconocido y prácticamente se había burlado de ellos.
A partir de aquel momento Kennedy se convirtió en un objetivo, tanto para el Pentágono, la CIA y para los cubanos contrarios a la revolución. Con la ayuda del FBI se comenzó a escudriñar en su pasado buscando elementos que pudieran utilizarse contra él, además del pasado, se inició una vigilancia sobre sus actividades, todo de forma muy discreta y con el pretexto de estar realizando un trabajo encaminado a su protección. Dentro de esas actividades de “protección”, la CIA conoció de su entrevista con el periodista francés Jean Daniel y el viaje de este a Cuba, lo cual aprovecharía para trasladarle a Fidel Castro un mensaje de Kennedy.
La sentencia de muerte había sido firmada. La operación se planificó entre la CIA y el Pentágono con la participación de algunos miembros muy selectos de las organizaciones contrarias a la Revolución cubana.
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¡Toneladas de cemento se desprenden de su jeta! Hay rostros prefabricados, de concreto y hormigón, que si dan un resbalón se pulen más por los lados. Deambulan, frecuentan vados, como el caso de Zulueta. Si hay mitin en la glorieta, y esperan un juramento, ¡toneladas de cemento se desprenden de su jeta! Ramón Espino Valdés El Leoncito de Las Tunas Cuba/México.
Reblogueó esto en El blog de La Polilla Cubana.
Y si JFK no hubiese ido aquel dia a Dallas, qué habría pasado?
Buen análisis…deja mucho para pensar.
El señor NGI no está al tanto ni siquiera de viejos datos, por ejemplo, que Oswald consiguió el trabajo por pura casualidad, cuando Ruth Paine, quien albergaba en su casa de Irving a la esposa de Oswald próxima a parir, le comentó a una vecina, Linnie Randle, que el esposo de Marina no había conseguido trabajo aún, y Randle le dijo que su hermano Buell le había contado que había plazas vacantes en el depósito de libros. Paine llamó a Oswald en Dallas, quien enseguida se presentó y consiguió el trabajo.
NGI anda por las ramas con suposiciones, al estilo del Dr. Brian Latell en el otro bando, en vez de ir al núcleo duro: el ocultamiento por la CIA, antes del asesinato, de las visitas de Oswald a la embajada cubana y de las tánganas de Oswald a favor de Cuba en Nueva Orleans, así como que hubo impostores que llamaron por teléfono a la embajada soviética como si fueran Oswald y Sylvia Duran, la empelada mexicana del consulado cubano, todo ello probado con documentos de la propia CIA. Se nota que no ha leído State Secret, de Bill Simpich. NGI ni siquiera alude a que Oswald repartía en Nueva Orleáns volantes a favor de Cuba que procedían de un lote de reimpresión, ordenada por la CIA, de la primera edición de 1961, es decir: tampoco se ha leído Destiny Betrayed, de James DiEugenio. NGI sigue la rima absurda de elaborar teorías, cuando antes hay que abogar por la transparencia, ya que la CIA retiene aún más de 1000 documentos rerelacionados con el asesinato.
Interesante que usted, si es quien dice su nombre, exjefe de contrainteligecia de la CIA, comente en este blog, ¿qué nos puede decir de estos dos textos?
http://www.jornada.unam.mx/2013/11/22/politica/002n1pol
http://www.granma.co.cu/2013/11/22/interna/artic03.html
Al parecer no captó la ironía de mi avatar. Para mí está clarísimo que el asesinato fue un inside job de la CIA, no por su jefe McCone, sino por los agentes resentidos con Kennedy, en especial “El Indio” Morales, desde su estación en Miami, y William King Harvey, a quien Kennedy había sustituido en la jefatura de la guerra sucia de la CIA contra Cuba, pero desde su retiro forzado en Roma seguía controlando agentes.
La clave de todo eso radica en la estancia de Oswald en Ciudad México, y los artículos que me recomienda solo abundan en las causas políticas generales, sin ir a las pruebas digamos que criminalísticas específicas que demuestran la conspiración: par de impostores que se hacen pasar por Oswald y la empleada del consulado consulado cubano en llamada al consulado soviético el 28 de septiembre de 1963, y los llamados “Cables de Octubre” entre la estación CIA de Ciudad México y Langley, en que mutuamente se esconden todo contacto de Oswald con algo que huela a Cuba. Esas son pruebas materiales, no argumentos para convencer de que había gente que odiaba a Kennedy por acercarse a Castro y muchos menos estupideces como involucrar a Bush padre o Posada Carrilles (por entonces en servicio militar) en una conspiración que tendría más bien como sospechosos, además de los dos mencionados, a George Joanniddes, Howard Hunt y otros.
Lo siento mucho, pero le puedo decir que ninguno de los dos artículos sirve para nada.
El primero abunda en argumentos sobre Kennedy buscando el acercamiento a Castro, pero está requeteprobado que los Kennedy andaban por dos carriles: el mismo día que Castro hablaba con el periodista francés enviado por Kennedy, el agente de la CIA Rolando Cubela recibía en París el bolígrafo con que debía pinchar de muerte a Castro. Así que alegar el acercamiento para echarle la culpa del asesinato al bando anticastrista tendrá siempre como respuesta del otro bando que Kennedy buscaba también matar a Castro, así que los halcones anticastristas no tendrían motivo para matarlo.
El segundo se descalifica desde el momento en que alude a Bosch y Posada Carriles como involucrados en el asesinato. Para empezar, en aquel momento Posada Carriles prestaba servicio militar en Fort Bragg y no estaba de pase. Bosch en Plaza Dealey es una alucinación.
Las conspiraciones no se prueban con argumentos políticos ni disparates, sino con pruebas criminalísticas. Eso es lo que haré en el próximo comentario, porque en este quizás no tenga espacio.
Ah, y se me olvidó, entre los documentos que no han desclasificado están los interrogatorios al desertor soviético Yuri Nosenko, quien negó en redondo la vinculación de Oswald a la KGB, más los expedientes operativos de los oficiales de la CIA +William K. Harvey, Howard Hunt, “El Indio”, David Atlee Phillips, Anne Goodpasture y George Joaniddes, bien asociados todos a la trama de antes y después del asesinato.
Buena teoría. Tiene una lógica aplastante.
Lamentablemente habrá que seguir esperando a que se atrevan a desclasificar los documentos para saber a ciencia cierta quiénes y cómo conspiraron y asesinaron a JFK.
Particularmente me pareció muy interesante, excelente, el artículo de Peter Kornbluh, “El acto final de Kennedy: acercarse a Cuba”.
El 28 de septiembre de 1963, unos impostores llamaron al consulado soviético haciéndose pasar por Sylvia Durán, empleada mexicana en el consulado cubano, y Oswald. Eso está probado por la transcripción de una llamada de J. Edgar Hoover al presidente Johnson al otro día del asesinato. Los llamados “cables de octubre” acreditan que la estación de la CIA en Ciudad México y Langley se ocultaron mutuamente TODA información de Oswald relacionada con Cuba, que también sacaron del expediente de personalidad de Oswald en la CIA. Y por si fuera poco, Langley desinformó al FBI proporcionándole una descripción falsa de Oswald. Eso se comprueba nada más de leer los cables y así llegamos a un punto crucial: si Oswald tuvo relación con Castro antes del asesinato, la CIA se empeñó en ocultarla y por consiguiente, el asesinato de Kennedy habría resultado de una conspiración… ¡entre Castro y la CIA! De este modo queda probado, por reducción al absurdo, que Castro nada tuvo que ver con Oswald ni con el asesinato.
¿Quién tuvo que ver entonces? Los únicos que pudieron montar una operación de impostores en Ciudad México y de manipulación de la información de inteligencia sobre Oswald, y esos no pueden ser otros que gente de la CIA, en particular “El Indio” Morales en Miami, David Atlee Phillips en México, George Johaniddes en Nueva Orleáns y quizás William King Harvey, que incluso en su retiro en Roma, por haberlo sustituido Kennedy como jefe del grupo especial de operaciones contra Cuba, debió seguir manejando algunos hilos. Por algo la CIA retiene aún los expedientes operativos de estos personajes, junto con el de Howard Hunt.
Esto que le cuento está probado de manera irrefutable por los propios documentos de la CIA. Y mi punto es que antes de ponerse a elaborar teorías como García Iturbe, disparar al aire como Gabriel Molina, ahondar en análisis políticos y todo lo demás, lo que hay que exigir es transparencia: que la CIA acabe de desclasificar todo lo que tiene sobre el asesinato, y también justicia, porque nadie en la CIA perdió su puesto ni dejó de ascender en la escala de mando a pesar del fallo escandaloso de no haber detectado a tiempo al asesino del presidente.
“Fidel Castro: “Oswald no pudo ser el que mató a Kennedy”” artículo de Jeffrey Goldberg de 20 noviembre, 2013 sobre “lo que el líder cubano piensa que sucedió realmente aquel fatídico día de noviembre en Dallas”, también resulta muy valioso.
http://progresosemanal.us/20131120/fidel-castro-oswald-pudo-ser-el-que-mato-kennedy/
“”Kennedy: Un magnicidio con doble propósito” Manuel Alberto Ramy • 22 noviembre, 2013.
El 12 de agosto de 2003, Progreso Semanal publicó la segunda parte de una larga conversación con el General de División (r) Fabián Escalante Font, en la que se refiere extensamente a los sucesos del 22 de noviembre de 1963, cuando fue asesinado, en Dallas, Texas el presidente de Estados Unidos John F. Kennedy. A los 50 años de estos acontecimientos, Progreso Semanal, retoma de sus archivos este diálogo en el que muchos aspectos relacionados con la participación de terroristas de origen cubano en Estados Unidos, son elucidados.”
Tomado de http://progresosemanal.us/20131122/kennedy-un-magnicidio-con-doble-proposito/
Por qué será que este artículo me hace recordar aquel otro de Iroel publicado el 17 de noviembre en este mismo blog, donde expresa y cito:
“Gracias a un demoledor artículo de la escritora Achy Obejas en la publicación In These Times, titulado ”Cómo hijos amargados de Cuba apagaron el gobierno de EE.UU.”, podemos conocer un nuevo aporte a la larga cadena de daños al ciudadano estadounidense que ha eslabonado el “exilio” cubano en su alianza con sectores de élite en Estados Unidos.”
Envié el primer comentario de JA a Néstor García Iturbe y me contestó lo siguiente:
Al parecer el cree en la “casualidad”. Realmente conocíamos lo planteado en
sus argumentos, lo único que yo no creo en la “casualidad” y por eso resalté
en la teoría que expuse relacionada con la obtención del trabajo en el
depósito de libros de la Biblioteca de Dallas. Es precisamente la CIA y
otras agencias del gobierno de Estados Unidos los que promueven que
se crea en la “casualidad”, para no aparecer manejando las situaciones.
No mencioné, aunque ahora lo hago, que algunos investigadores han señalado
el recorrido de la caravana presidencial era otro y se cambió de forma tal
que por “casualidad” se tomo la ruta que pasaba frente a dicho edificio. Si
eso era una información “Top Secret”, como debió serlo, ¿Porqué ese día
Oswald introdujo el fusil en el edificio, si la caravana iba a pasar por
otro lugar?
¿Por qué se orientó que las motocicletas de la policía que formaban parte de
la caravana no fueran al lado del auto presidencial?
Existen muchos indicios que no se mencionan en libros escritos sobre el
asunto, los cuales tenemos y queremos verificar antes de exponerlos.
Si JA leyó bien el artículo, en el mismo se considera que Oswald fue
reclutado “bajo tercera bandera”, eso quiere decir que la CIA o el FBI lo
estaban utilizando y le hacían ver que estaba trabajando para quien no
trabajaba, todas sus actitudes y participación en actividades estaban en
función de ese reclutamiento y la imagen que debía proyectar. Oswald
consideraba que estaba trabajando para Cuba y en realidad trabajaba para la
CIA. Por eso se involucro en lo del asesinato y se prestó a realizar la
acción.
Como se explica en el artículo y seguramente JA leyó, la teoría está
fundamentada en documentos a los que se ha tenido acceso, libros, y
entrevistas, no es fruto de una mente acalorada ni de un sueño en una noche
de verano. Se fundamenta además en toda una serie de situaciones en las que
JKF tomó decisiones que no fueron del agrado ni estaban dentro de la línea
de acción de la CIA, el Pentágono, y la mafia de Miami, lo suficiente para
que se organizara una “acción ejecutiva ” para eliminarlo.
Por cierto que JA no hace referencia en su nota a esa parte de la Teoría,
quizás porque no esté de acuerdo con la misma. Sería importante que JA
aclarara esto, pues la aclaración va acompañada de el criterio sobre quien
organizó el asesinato de Kennedy.
Tampoco coincido con la comparación que JA hace de mi persona con Brian
Latell, no sé si lo hizo con ánimo de insultarme, menospreciarme u otro, no
obstante sobre esa parte de su escrito, me rio, JA, JA, JA.
Nada, pus huevón!!!