Víctor Casaus
Estas no son las palabras para un catálogo, sino la confirmación de que la belleza, la ética y el talento deben –y pueden– andar de la mano por el mundo.
Al menos eso es lo que nos gritan, a trazo limpio, las imágenes que pueblan este tríptico hermoso. Traídos de la mano y la pupila de Roberto Fabelo, están desfilando aquí, sobre las páginas, los discos que reúnen las canciones más destacadas del primer Premio de Creación Ojalá, convocado por la Oficina de Silvio Rodríguez en el año 2010 para recordar, desde la música, la vida y la oba de un gran escritor y luchador revolucionario del siglo XX cubano, y hacerle “algo de justicia al hombre y al poeta que fue Rubén”, como señala el trovador en uno de los textos que se reúnen aquí.
El inicio de este Premio que Ojalá está convocando cada dos años tuvo resultados impresionantes y alentadores. Los organizadores se vieron felizmente obligados a violentar los límites del llamamiento inicial, para reconocer, con justicia, las muchas obras que cantaron y contaron a Rubén desde distintas ópticas musicales, como para recordarnos a todos la vigencia de esa poesía hermosa y delicada y profunda que nos invita a pensar –y a hacer– desde la elegancia de su lenguaje.
Detrás (dentro) de ese lenguaje está la mirada soñadora del poeta, la cabellera que Fabelo ha convertido en sello de este homenaje al rigor y al talento que es el Premio de Creación Ojalá, ya otorgado por segunda vez, ahora dentro de los territorios distintos de la historieta gráfica cubana, como homenaje a Virgilio Martínez, un maestro poco recordado en las galerías y las publicaciones, pero muy querido por quienes tuvimos la dicha sencilla y perdurable de conocerlo.
Para darnos fe de esa presencia múltiple de la belleza, la ética y el talento en los ganadores principales del Premio de Creación dedicado a Rubén, ahí están los nombres que firman las notas de los discos publicados: Radamés Giro, Guille Vilar, Germán Piniella, Marta Valdés, María Elena Mendiola y el propio Silvio nos recuerdan que “algunos deciden asumir retos aún más difíciles, como puede ser la musicalización de poesía”, con “entrega, talento y seguridad”, a veces conformando “una componenda creativa de plena contemporaneidad” para “convertirse en una obra de coherencia y belleza” donde “se van abriendo a la pupila y al oído estos pedazos del alma del poeta”, afinando y afincando “un pulso de calidad, sostenido de principio a fin” como pocas veces se ha “escuchado en la poesía musicalizada en Cuba”.
El rico e intenso inventario de estas canciones villenianas nacidas del concurso a que fueron convocados los músicos ganadores –Tanmy López, Joel Espinosa, Augusto Blanca, Ivette Letusé, Jennifer Almeida y los artistas incluidos en la antología Toma mi lira– fortalecen y consolidan de hecho la existencia de un ágil y poderoso movimiento cultural que Silvio está desarrollando con imaginación y sistematicidad.
Los territorios por los que se mueven las iniciativas culturales que integran esa acción mayor impulsada por Silvio incluyen la realización de más de cuarenta conciertos en barrios poco favorecidos, durante los últimos dos años; la comunicación mantenida y renovada con públicos de diversas generaciones en escenarios de varios países; la presencia en los espacios abiertos por las posibilidades de las nuevas tecnologías informáticas, a través del portal El zurrón del aprendiz y el blog Segunda Cita.
Estos proyectos y acciones son, por otra parte, escenarios de intensa participación, en los que la crítica y el debate ocupan los sitios que hoy resultan ineludibles entre nosotros y donde aquella necesidad de pensar con cabeza propia los problemas de nuestro tiempo que Pablo de la Torriente Brau y su generación formidable postularon se expresa a través del ejercicio de la inteligencia y el rigor, asumiendo los riesgos con audacia y responsabilidad.
Por todo ello estas no han sido las palabras para un catálogo, sino la confirmación de que la belleza, la ética y el talento deben –y pueden– andar de la mano por el mundo.
A esa vocación y esa práctica viva que Silvio y Ojalá ponen diariamente en movimiento está dedicado este homenaje del Centro Pablo.
*Palabras en el catálogo con que el Centro Pablo homenajeó la labor de Silvio Rodríguez y los estudios Ojalá.
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