Paquita Armas Fonseca
Con su andar lento y desgarbado, Gustavo Fernández Larrea en el 2006 recorrió todos los canales de televisión con una propuesta bajo el brazo: un programa de participación en el que la sabiduría tendría el papel de protagonista.
Le batearon su idea, incluso en el Canal Habana pero cuando iba saliendo se encontró con Amada Montano, fundadora y directora entonces de esa renovadora propuesta televisiva. Por suerte Gustavo conocía a la audaz ejecutiva y le contó su fracaso. Ella lo llevó a su oficina y ¡zas! nació El selecto club de las Neurona Intranquila. Amada quería algo así para su canal y Gustavo le metió el hombro y el corazón. Sólo pudo verlo en pantalla dos años después y entonces, otro golpe ¿de suerte?: un asesor de Ernesto López, entonces presidente del ICRT, le habló del programa y otro ¡zas! empezó a salir por Cubavisión.
En lo personal, lo veo, disfruto y hasta me pongo a competir desde que apareció en el telecentro habanero, porque esta propuesta tiene el don de entretener y enseñar. Recuerdo hace unos meses que el reconocido director Rudy Mora me comentó: “Si yo pudiera le metería todos los hierros a la Neurona y estoy casi seguro que se podría hasta comercializar”. Pienso igual, pero por desgracia ni Rudy ni yo tenemos el poder para darle a Gustavo y todo el equipo lo que necesitan para que el programa sea mejor, porque bueno es desde el inicio.
En más de una oportunidad he escuchado que los estudios del Centro de Investigaciones Sociales (CIS) del ICRT indican que la población disfruta y quiere programas de participación, entonces, si hay uno bueno, ¿por qué no se hace como Dios o Shangó mandan y se dota a este espacio de una escenografía adecuada, se logra vincular a las instituciones para que entreguen buenos premios, y se consigue que cada uno de los guionistas tenga acceso a unos horitas de INTERNET, porque sólo Gustavo tiene y debe bajar unas 200 fotos por programa?
Y es que detrás de ese espacio que yo disfruto y espero que Usted, lector o lectora, lo haga también, se esconde un esfuerzo extraordinario de un colectivo que por iniciativa propia consigue uno u otro regalo; muchas veces toman un ómnibus porque no hay carro que los busque, y hasta se vuelven profesores de todas las materias para seleccionar a los competidores y las preguntas.
Con los estudios del CIS se han conocido los altos índices de teleaudiencia y de gusto, pero también secciones que no funcionaban y las han cambiado. Ahora, por suerte, han logrado tener un elenco fijo de actores y actrices que permitirá a los guionistas desarrollar mejor esas pequeñas dramatizaciones.
Junto a Gustavo, trabajan para el espacio Baudilio Espinosa, el conductor, Carlos Fundora, escritor y asesor de la Redacción de Programas Dramatizados, Luis Alexis Pérez, Nwito, escritor y director del grupo La oveja negra y la asesora es la investigadora Nelia Casado. Tienen además colaboradores para algunos de los programas.
Este grupo de soñadores ha sacado además la Liga Juvenil de la Neurona del que Gustavo cuenta “en el lenguaje popular ha devenido La Neuronita, surge a partir del interés de un extenso grupo de adolescente por querer participar en el programa. Teniendo en cuenta que la diferencia de edades puede ser definitoria en la competencia, por el tiempo de aprendizaje personal y en la escuela, era injusto enfrentar a jóvenes de marcada diferencia de años. Por lo que decidimos hacer un espacio para adolescentes entre doce y quince años. Esta sería la cantera que luego conformaría El Selecto Club. Era necesario estimular la apetencia de los más jóvenes por el conocimiento y la cultura general. Claro está, sabemos que los adolescentes son competitivos por esencia, y eso nos ayudaba.”
El lío que tienen ahora “los neuronosos” es que no hay estudio para filmar esa propuesta juvenil y al decir de Gustavo “hay que buscar lugares alternativos fuera del ICRT que tengan las condiciones técnicas para realizarlo sin menoscabo de su calidad. Yo reestructuré el proyecto para alejarlo un poco del programa para adultos, hacerlo más movido e interesante para la edad. Ya se han realizado cinco paquetes de programas con resultados significativos.”
Opino que El selecto club de la Neurona intranquila y su hija La neuronita merecen todo el apoyo no sólo del ICRT sino de instituciones educacionales, culturales, científicas y deportivas entre otros interesados para tener un buen programa que esencialmente enseña y hace reír, pero que con adecuados empaque y regalos, alcanzaría la excelencia.
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Sí, La Neurona Intranquila e sun gran programa, muy instructivo, pero la mayor limitación que tiene es que además de la cultura que hay que tener para presentarse en el progama es que hay que ser joven porque con los años se pierde la agilidad mental (no la memoria) y por mucha cultura que se tenga, sí no hay poder para hacer asociasiones rápidas, que es el juego del programa no se pude participar.
Yo quiera que las preguntas fueran directas, sin el toque de humor qeu se le quiere dar y muchas más personas participarían de todas las edades porque aquí hay persoans muy cultas, las sospechadas y las insospechadas, una de las grandes cosas que ha hecho la REVOLUCIÓN es dar acceso a la cultura en todos los sentidos, Martí dijo “Ser cultos para ser libres”.
Queen