Iroel Sánchez
Mal anda la cosa en la casa de los españoles desde hace bastante rato pero ahora parece haberse puesto peor. Un signo de los tiempos que corren son los carteles en bares y comercios de la península prohibiendo hablar de la cosa, de lo que han dado buena cuenta varios espacios en la red.
“En el bar donde habitualmente tomo café, el dueño ha colocado un cartelón cara al público en el que puede leerse: “Prohibido hablar de la cosa”. Hay saturación medioambiental de pesimismo y angustias, pero lo cierto es que la cosa está muy mala. Vamos mal. Cada día que pasa y cada decisión que toma el gobierno acumulan más información para que los ciudadanos vayamos pasando de la fase del cabreo a la fase de la ira, que es un límite indeseable a partir del cual peligra todo lo que nos rodea.”
Así escribía miguel Ángel Fernández en El Periódico de Huelva el pasado octubre, para concluir: “Cada día que pasa, está más cerca el riesgo de una explosión social a gran escala. Nadie sabe con certeza dónde está el límite del aguante, pero ya debe andar cerca. La cosa está muy mala.”
Y Moncho Alpuente apuntaba más recientemente en su blog de Público.es:
““Prohibido hablar de La Cosa” es el lema que campea en una de las paredes del bar de la esquina. Desde que “La Cosa” aterrizó entre nosotros los corrillos del bar ya no son lo que eran, “La Cosa” viscosa se cuela en todas las conversaciones de forma clara o subrepticia. Dos parroquianos comentan las últimas incidencias futbolísticas y, entre Ronaldo y Messí, Mou y Simeone, aparece ella y monopoliza la cháchara, que si no hay quien vaya al fútbol por el precio de las entradas, que si algunos futbolistas cobran en dinero negro, o que si los “reventas” pueden darse de alta como autónomos emprendedores. El “jefe”, título honorífico que en Madrid se utiliza generosamente para designar a los dueños o encargados de bares y tabernas, está pensando en imponer algún tipo de sanción económica a los clientes que insistan en hablar de “La Cosa”, pero le basta con mencionar la palabra economía para que la bicha vuelva a adueñarse del cotarro.”
Pero como si hiciera falta echarle gasolina a la cosa, el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, acaba de afirmar desde Berlín que las revelaciones de documentos que muestran pagos millonarios en la cúpula de su Partido, procedentes de una trama de corrupción, son “rotundamente falsos”, salvo “alguna cosa”.
Y es que el diario El País, atrapado en un escándalo por haber publicado una foto falsa del presidente venezolano Hugo Chávez, que lesionó su ya menguado prestigio como “diario global en español”, decidió huir hacia delante sacando a la luz los papeles de una supuesta contabilidad paralela del Partido Popular. Bárcenas, que así se apellida el tesorero de esa agrupación política -envuelto a su vez en un sonado caso de corrupción-, otorgaba jugosos sobresueldos a quienes se han encargado de recortar servicios e ingresos a los españoles, ya bastante sufridos desde el gobierno precedente del Partido Socialista Obrero Español.
Hace años, el entonces corresponsal en Cuba de El País, Mauricio Vicent, amenzaba con colgar el cartel “Prohibido hablar de la cosa” ante “las preguntas de turistas, eurodiputados, inversores extranjeros o expertos en asuntos cubanos” sobre la Isla y terminaba citando un parlamento de un personaje de la película Los sobrevivientes de Tomás Gutiérrez Alea para explicarse: “Mira, la verdad es que a mí me da igual imperialismo que feudalismo, que socialismo. La cosa es cogerle la vuelta al sistema”.
Nadie como la clase política española para realizar la filosofía del personaje citado por Vicent: Da lo mismo llamarse “socialista” que “popular”, “la cosa es cogerle la vuelta al sistema”. (Publicado en CubAhora)
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Hola, me gustar�a que cada vez que hagas alusi�n al PP o al Psoe no hicieras distinci�n y pusies PPSOE. Los mensajes cortos son muy eficaces incluso m�s que las largas explicaciones que por supuesto tambi�n son necesarias para clarificar.Saludos.
gracias por la coincidencia
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Aunque la corrupción en España, ahora en primera plana por los papeles del ex tesorero del PP (entre otros casos del partido del gobierno) viene de mucho antes y en la que han estado metidos los principales partidos del país (PP, PSOE y CIU), lo que más nos preocupa es el desempleo, el hambre y los desahucios.
Casi 6 millones sin trabajo; más del 50% de los jóvenes no tienen empleo; las afilaciones a la seguridad social han disminuido y ahora hay menos de 2 personas cotizando por cada jubilado;
la Cruz Roja atiende diariamente con comida a casi 2,5 millones de personas que no tienen ningún ingreso, tres veces más que el año pasado.
500 desahucios diarios se producen en España, mientras hay miles de viviendas desocupadas, nuevas y usadas en manos de los bancos y no se les da solución a esas familias, muchas de las cuales pasan a vivir en la calle.
La indinación está en la calle, los estudiantes se manifiestan contra la nueva ley de educación y los recortes. Los trabajadores de la salud también luchan contra la privatización de hospitales y cierres de centros de salud. Los jueces, abogados y procuradores se manifiestan contra las reformas en la justicia y aumentos en las tasas procesales.
Pero hasta ahora no hay quien encause todo este descontento, quien de una salida orgánica a la movilización la clase trabajadora y otros sectores de la población.
Hoy muchos dicen “todos son iguales, que no nos representan”, por lo que se corre el riesgo de que ese desencanto sea aprovechado por la ultraderecha con la oferta de “orden y progreso”. No es casualidad que en las encuestas quien más suba sea Rosa Diez del derechista partido UPyD.
Lo que está claro es que hay que seguir tomando la calle contra las medidas cada vez más antipopulares de este gobierno.
Saludos,
Miguel A.
” la cosa”. en alemán DAS DING según el filósofo heidegger
Pues ya era hora de que en los corrillos (sobre todo masculinos) hablaran de algo más que de fútbol.. y no, no es lo mismo imperialismo, que socialismo que feudalismo… es el comentario de los que nunca se preocuparon de conocer las diferencias.. y así nos va..