Edmundo García
Entrevista a Secundino Pérez, quien conoció en la prisión federal de Miami al luchador antiterrorista Ramón Labañino
-PERIODISTA: Edmundo García (www.latardesemueve.com)
-ENTREVISTADO: Secundino Pérez
-PROGRAMA: La Tarde se Mueve, Miami 14.50 am. Miércoles 23 de enero del 2013.
-EDMUNDO GARCIA: Buenas tardes, bienvenidos a La Tarde se Mueve, como hemos estado anunciando hoy es un programa especial. Me acompaña Secundino Pérez. Bienvenido, gracias por conversar con La Tarde se Mueve, Secundino.
-SECUNDINO PEREZ: Gracias por la bienvenida.
-EG: Secundino Pérez estuvo junto al Héroe de la República de Cuba y luchador antiterrorista cubano Ramón Labañino, preso en Estados Unidos bajo un proceso amañado; estuvo Secundino junto a él durante 7 meses. Esto fue aquí en Miami hace relativamente poco tiempo.
-SP: Sí, eso fue aquí en Miami en el año 2009, desde octubre del 2009.
-EG: En el proceso de resentencia. ¿Cómo es el que se conocen? Eso era en la prisión federal que está aquí en el Downtown.
-SP: Exacto, en la prisión federal aquí en el Downtown, en Miami.
-EG: ¿Cómo se conocen tú y Ramón Labañino? ¿Tú habías oído hablar de Los Cinco antes de conocer a Ramón?
-SP: Sí, se había hablado mucho de ellos y me tocó la suerte de cuando yo estaba preso aquí, conocerlo.
-EG: ¿Cómo fue ese encuentro?
-SP: Bueno, al principio daba como pena acercarse a él; pero cuando ya tú te acercas a él y tú lo vas conociendo tú ves la persona que es él; y empezamos una relación de amistad muy buena, basada en el respeto a los principios, a los principios de él como digo yo, que siempre se le respetó, porque es una persona que en el trayecto de todo ese tiempo tú vas conociendo al verdadero Ramón.
-EG: ¿Cómo es Ramón Labañino?
-SP: Ramón es una persona para mi que es, apartándome de lo que es la política, es una persona excepcional, es una persona con muchos principios y valores; valores humanos y valores patrióticos. Es una persona que uno se siente orgulloso de conocerlo, de compartir con él. Y queda uno como en deuda, ya al conocer a Ramón, como los que han conocido a los demás, uno se siente en deuda con los compañeros esos que están presos injustamente.
-EG: ¿Cómo se formó esa conciencia en ti?
-SP: La conciencia se formó al uno ver y percatarse de las cosas; porque no es lo que hablan afuera, es lo que uno ve y lo que uno puede observar del verdadero Ramón, y uno hace comparaciones, y ve la realidad y la verdad de las cosas y eso lo va a uno sensibilizando con él y con los demás, y entonces uno se da cuenta de la injusticia que han cometido con él.
-EG: ¿Cómo fue, ustedes compartían la misma celda?
-SP: Nosotros compartíamos la misma unidad, una unidad; pero cuando nos levantábamos, siempre nos veíamos, hablábamos mucho, compartíamos criterios, conversábamos de muchas cosas y esa amistad fue creciendo.
-EG: ¿De qué temas hablaban?
-SP: Generalmente… hablábamos de muchos temas, todo se centraba en temas de él como tal, del proceso que estaba llevando Cuba y el mundo en general por la libertad de él y los otros. Entonces él no te decía, “mira esto es así”, él te daba para que tú entendieras y tú fueras comprobando las cosas; o sea que no era una gente que te imponía “mira esto es así, esto tiene que ser así”; entonces uno se iba dando cuenta de la realidad de todas las cosas.
-EG: Tú me dijiste que fueron 7 meses los que convivieron en la cárcel federal de Miami.
-SP: No en sí 7 meses, porque ya como en marzo él se va de ahí; fueron como 6 meses. 5 meses y pico o 6 meses porque él se va de ahí, a él lo resentencian el 7 de diciembre del 2009.
-EG: Yo estuve en ese proceso de resentencia y me gustaría saber, porque tú llevas relativamente poco tiempo en Estados Unidos.
-SP: Yo llevo como 13 años más o menos.
-EG: Más o menos tienes una visión de Cuba cercana, eras médico en Cuba.
-SP: Sí.
-EG: Y de qué zona de Cuba tú eres.
-SP: De Pinar del Río.
-EG: Y Ramón te pone un sobrenombre.
-SP: Sí, el jocosamente me pone el sobrenombre de “el médico del Cabo de San Antonio”.
-EG: Porque tú eres del Cabo de San Antonio.
-SP: Yo soy del Cabo de San Antonio.
-EG: Tú llegas aquí aproximadamente un año después que ellos fueron arrestados. ¿Cómo era Ramón con las otras personas con las cuales convivía ahí en la prisión?
-SP: Muy educado, amigo, sensibilizado con los problemas de los demás, y si en sus manos estaba ayudar a cualquiera allí él lo ayudaba.
-EG: ¿A ti te ayudó?
-SP: Sí, a mí me ayudó mucho, me dio ánimo, me dijo “tú vas a ver que esto pasa pronto, esto es un proceso, que las cosas que le pasan a uno en la vida es por experiencia, estate tranquilo, no te busques problemas que tú vas a ver que todo va a salir bien”; entonces Ramón era una gente que cuando veía a una persona, no débil como tal sino que se sentía mal un día, él era el primero que iba y le daba ánimo; no le interesaba de la nacionalidad que fuera, lo mismo cubano que nicaragüense, pero igual iba y te preguntaba por los problemas y si en sus manos estaba ayudarlo él con mucho gusto lo hacía. Ese es Ramón.
-EG: ¿Había respeto en la comunidad penal por Ramón?
-SP: Mucho respeto y uno se ve asombrado cuando ve eso, porque es un respeto de corazón; porque hay un respeto de miedo, pero el suyo es un respeto de corazón y la comunidad se sensibilizaba mucho con él, al grado de que lo respetaban mucho; y no solo la cubana, sino también las demás comunidades sentían un gran respeto por él y mucha sensibilidad.
-EG: La prensa ha jugado un papel presentando a Los Cinco (porque Ramón es parte de eso que son Los Cinco que es un solo todo) como unos espías que querían atentar contra Estados Unidos… ¿cuál es tu conclusión?
-SP: Bueno, la conclusión mía, y no solo mía, yo puedo asegurarle que la de muchas personas allí, fuera y dentro de la prisión, la conclusión es que fue un proceso no del todo legal con ellos, porque se demostró, y yo tuve el privilegio de leer mucho su documentación estando allí.
-EG: Tú me dijiste que él te entregó la documentación del juicio.
-SP: Sí, el entregaba la documentación del juicio para que la leyera, para que no fuera lo que él dijera sino para que uno viera la realidad, y generalmente todo el mundo llegaba a ver ahí que estaban presos injustamente, por muchas cosas; primero, porque qué hacían ellos, pues velar por los cubanos en Cuba, que no hubiera terrorismo en Cuba, más nada, a ellos en ningún proceso se les demostró otra cosa, solamente velar por los cubanos en la isla. Y por eso te digo, cuando uno conoce a uno de ellos, y yo tuve ese privilegio grande de conocer a Ramón, se siente en deuda para toda una vida con esa gente. El cubano se siente en deuda porque fue un gesto tan bonito, con tanto amor, que renunciaron a tantas cosas, y entre ello a la familia que es una cosa importante, por cuidarnos a nosotros allá en la isla, entonces cuando uno conoce a una de esas gentes está en deuda para mientras viva.
-EG: ¿Tú te sientes así?
-SP: Yo me siento así y le doy gracias por tener esa amistad y mantenerla hasta ahora, una amistad muy bonita, basada en el respeto y con mucha educación. No hay el que yo digo una cosa y tú otra, siempre ha respetado el criterio de todas las demás personas.
-EG: Ramón es un tipo impresionante, es inmenso…
-SP: Es muy grande, ha tenido sus problemitas de salud allí como es en las piernas, en la rodilla, pero él practica mucho ejercicio, juega mucho ajedrez y mantiene siempre su mente ocupada. Ese era uno de los consejos que él siempre me daba: trata de mantener tu mente ocupada en cosas productivas; ya que estamos aquí, ocúpate en cosas productivas como el ajedrez, leer un buen libro, hacer una buena comida que muchas veces la hicimos. Y eso es lo que él mantenía, para qué, para alejar de ti el pensar, para que no sufrieras; y esos consejos uno los va captando, y de verdad que se siente bien después. Uno se va sintiendo bien.
-EG: Cuándo te sentiste, en qué momento, si es que hay un momento determinado que tú puedas precisar, que tú te dijiste: “Este no es el hombre del cual la prensa habla en Miami de otra manera”.
-SP: Bueno yo lo conocí un 31 de octubre y le puedo decir sin temor a equivocarme que para los primeros días de noviembre ya uno se daba cuenta nada más verlo, es más, no hay que conocerlo profundamente, nada más de verlo uno se da cuenta que no es la persona que la prensa habla, es otro Ramón con todas las cosas que ya yo he dicho de él, entonces ahí es donde uno se da cuenta que es un engaño.
-EG: Yo entrevisté a alguien, y déjenme decirles a los oyentes que antes de comenzar esta entrevista con Secundino le dije que no me interesaba, y realmente no me interesan las razones por las que Secundino cumplió prisión, es una persona que ya cumplió con la sociedad sean cuales hayan sido las razones por las que estuvo preso se encuentra en libertad probatoria y creo que es muy encomiable que tenga el valor de hablar de un tema como este en una ciudad como Miami.
Me contaba Rody aquí mismo en La Tarde se Mueve, que es una persona que estuvo preso con el otro luchador antiterrorista René González, que al principio algunos le decían “el espía” a René cuando estaña en la cárcel de Marianna. ¿Hubo algo así, tú viste en la población penal algún recelo o si le decían de alguna manera a Ramón, o no fue igual el caso de Ramón aquí en Miami?
-SP: No fue igual, aquí en Miami nunca se le decía “espía”, se le decía Ramón, muy cubano, y no había recelo con él. Yo pude constatar que era lo contrario; todo el mundo por la tarde, como se dice, no había cómo contentarlo, todo el mundo se sentía agradecido con él, eso me constó a mí y yo viví eso.
-EG: ¿Cómo era, tú dormías en la misma habitación?
-SP” No, yo dormía un piso arriba, pero era la misma unidad; o sea que tú convives junto ahí.
-EG: ¿A él lo tenían solo ahí?
-SP: No, nunca, a él no lo tenían solo; era un cuarto de dos personas, siempre había dos personas; pero él no es una gente que hay que cuidar; él andaba ahí con los otros.
-EG: ¿Y la relación con los guardias?
-SC: Con los guardias era siempre de respeto. Todos los guardias se respetaban ahí, todos los presos respetan a todos los guardias; con él nunca hubo tampoco eso de que “porque es cubano, porque es espía”, se respetaba.
-EG: O sea la guarnición, los guardias respetaban a Ramón.
-SP: Sí, sí, mucho respeto y consideración. Claro, eso es lo que él transmitía también a la gente, él respetaba mucho a los guardias y respetaba mucho a la gente. El respeta mucho.
-EG: ¿Y de qué temas hablaba más; hablaba de la familia?
-SP: Hablaba mucho de su familia, para que yo la fuera conociendo, y hablaba mucho de Cuba, es una persona que está al tanto de todos los temas de Cuba, todo lo que pasa en Cuba le preocupa mucho y tiene una visión grande; cualquier tema de Cuba, cualquier problema, nos sentábamos y hablábamos, llegaba un punto y él no te quería convencer, hablábamos y llegábamos a ciertos criterios, y lo ves que aunque esté preso siempre es Cuba, siempre le preocupa Cuba, todo lo de Cuba.
EG: ¿Y cómo se enteraba?
-SP: Nosotros ahí oíamos muchas emisoras, una era la emisora de usted. Y emisoras cubanas, ahí se oyen muchas emisoras cubanas, Radio Rebelde, Radio Reloj, y nosotros nos manteníamos al tanto de las noticias y lo que pasaba en Cuba.
-EG: ¿Cómo hacían para oír…?
-P: Con mucho trabajo. A nosotros ahí nos venden unos radiecitos de pila (batería) y había que estar inventando, había que pegarse a la pared, cuando más se oía era en horas de la noche, 11 y pico, 12 de la noche, pero nos manteníamos despiertos para oír todo lo que pasaba en Cuba; oyeron mucho su programa ahí, y así nos íbamos manteniendo informado de todo, por esa vía.
-EG: ¿Has llegado a conocer a la familia de Ramón?
-SP: No la he llegado a conocer personalmente. Aquí vi a su esposa, Elizabeth (Palmeiro), un día que vino a la visita. Pero bueno, la familia mía sí la ha conocido allá, han tenido una amistad que se ha mantenido, se han conocido mucho, se han visitado, y bueno esa amistad yo quisiera que se mantuviera por eso es que yo le he dicho a mi familia que se basen en el respeto y en principios, porque (Elizabeth Palmeiro) es una persona que a la par de Ramón ha mantenido su lucha también en Cuba, ¿por qué?, pues porque ha luchado con sus hijas para que ellas vean que su padre aunque les falte físicamente, espiritualmente está ahí, y eso es una cosa importante para el que ha estado preso o para el que esté preso, tener ese apoyo de la familia, a pesar de todas las importantes tareas que la mujer desempeña en la isla, pero por lo menos ese apoyo a la familia para que sus hijas, que son tres, sepan que su padre está espiritualmente ahí; eso es muy importante y lo ha desempeñado Elizabeth muy bien y con mucho valor.
-EG: ¿Hay alguna anécdota que recuerdes, algo así anecdótico que recuerdes?
-SP: Bueno que siempre me decía que ya que estábamos ahí una buena comida era algo bueno para disfrutar, ya que no podíamos disfrutar ninguna otra cosa, una buena comida, un buen libro…
-EG: ¿Qué comían?
-SP: El mofongo, le gusta mucho el mofongo de plátano.
-EG: ¿Y cómo lo conseguían?, porque tengo entendido que en la prisión la comida o es la que te dan o tienes que comprar?
-SP: Sí, ahí se compra comida, o sea, la alimentación no es mala y tienes opción a comprar ahí. Ahí se compra el plátano, se compra carne, se compran verduras, entonces uno confecciona la comida de esos mismos alimentos.
-EG: ¿Y dónde lo hacen, en la cocina?
-SP: Ahí mismitico hay dos micro ondas y tu puedes cocinar ahí.
-EG: Pero no es comida sana.
-SP: Bueno, dependiendo de cómo la persona lo mire. Ahí venden mucha fruta, la fruta es una comida sana; verduras, y venden carne, y te vas acostumbrando… Claro, no es como una comida que tú prepares en tu casa, pero se puede decir no es mala la comida, no será totalmente sana, pero no es mala.
-EG: La que hacían ustedes allí.
-SP: Sí, la que hacíamos nosotros.
-EG: ¿Y hacían mucho ejercicio tú y Ramón?
-SP: Sí, hacía ejercicio, jugaba mucho “hand ball”; baloncesto, a pesar de la rodilla, me decía “médico ven acá qué tú crees de la rodilla”. Aumentó una libritas de más, yo le aconsejé que las fuera bajando, y por la tarde se ponía a jugar ajedrez, y en las noches tenía muchos libros, leía mucho y le prestaba los libros a todas las personas, y así íbamos pasando un día tras otro.
-EG: ¿Y recibía mucha correspondencia Ramón?
-SP: Sí, mucha correspondencia y mucho apoyo. El recibe el periódico diario también y se mantiene informado.
-EG: Esa era la época del proceso de resentencia.
-SP: Ese era el proceso de resentencia de él.
-EG: Ahí le bajan una cadena perpetua.
-SP: Ahí le quitan la cadena perpetua y si mal no recuerdo 18 años o 12 años que tenía también. El tenía una cadena perpetua y 12 o 18 años, entonces en la resentencia se lo dejan en 30 años.
-EG: ¿Qué esperaba, qué hablaba él del proceso que estaba viviendo en ese momento?
-SP: El esperaba… Bueno, contento no le puedo decir que estaba porque 30 años es algo y más cuando es por una cosa injusta. El esperaba mucho menos, él esperaba que en sí la jueza o el juez de ese caso comprendiera la verdad de la historia. Se sintió un poco mal el día ese que yo recuerdo, ya tarde en la noche, fue un 7 de diciembre del año 2009, pero es una persona que se repone, que no se deja caer, y ya después pasó el día siguiente y ya se veía más conforme y sí me dijo: “Aquí no termina la lucha, esta lucha hay que seguirla”. Iban a hacer otras apelaciones, ya después que se fue no conocí si hubo otras apelaciones; sí le negaron una de que el juicio no hubiera sido aquí en Miami, pero siguió, él dijo que esa lucha iba a continuar porque había un hermano de ellos que no le dieron esa opción y la lucha tenía que centrarse ahí. Fíjate quién es Ramón, ya no le interesaba él como persona, sino que había que seguir luchando por Gerardo. Ese es Ramón.
-EG: ¿Cómo hablaba Ramón de Los Cinco en general?
-SP: Hablaba muy bien, como sus hermanos; están muy bien compenetrados, se quieren mucho y se respetan mucho, Los Cinco. Igual que al pueblo de Cuba; Ramón al pueblo de Cuba le tiene un cariño inmenso. Y ojalá pronto esté fuera y el pueblo pueda disfrutarlo. Nosotros esperamos que sí.
-EG: ¿Cómo fue el momento de la despedida entre tú y Ramón? ¿Pudieron despedirse?
-SP: No, no pudimos despedirnos porque a mí me cambian de unidad, me cambian como 15 días antes de que lo sacaran a él, pero por una puerta nos pudimos despedir. Hay una puerta del gimnasio que da a la unidad de él y por ahí uno toca, y nos despedimos, fue una despedida agridulce. Estaba contento ya porque él saliera de ahí, para otra prisión donde tienen más “libertades”, entre comillas, y se iba a sentir mejor, pero ya no iba a estar ahí y entonces nos pudimos despedir así, por una puerta: “Oye, cómo estás, cuídate, nunca me voy a olvidar de esta amistad, surgió aquí pero no quiero que termine”; me decía, “Médico, tú eres una persona de mucho valor y eso es algo que nosotros necesitamos, nosotros como persona y los cubanos.” Y fue una despedida así, y a veces hasta me alegro de que haya sido así.
-EG: ¿Qué edad tú tienes?
-SP: Yo tengo 44 años.
-EG: Y estamos hablando del 2009; o sea conoces a Ramón teniendo tú 40 o 39 años.
-SP: Sí, más o menos.
-EG: ¿Tú puedes decir que te influyó convivir con Ramón, después de pasado un tiempo de esta vivencia tú has sacado un saldo de lo que significó para ti?
-SP: Sí, yo he analizado y he sacado las conclusiones y digo, bueno, fue una bendición, por muchas cosas; y una de las cosas que entendí es que las personas podemos tener dificultades en esta vida, cometer errores, pero hay una cosa que uno tiene que tener en mente, que uno no puede vivir toda la vida en la mentira, y eso me lo enseñó Ramón a mí. Cuando tú vives en la mentira no vives tu vida, porque es una mentira; la verdad, aunque duela, aunque con la verdad te vayan a sancionar, te vayan a privar de ciertas cosas y entre ellas de la libertad, pero la verdad es la vida, lo que te va a hacer vivir a ti, y ese era Ramón. Eso él te lo transmitía, te lo daba a entender. Por eso te digo, uno puede cometer errores en la vida pero no puede vivir en la mentira, porque cuando ya tú vives en la verdad no tienes miedo, ese era Ramón.
-EG: ¿Lo recuerdas?
-SP: Sí, yo lo recuerdo a diario, y yo le doy gracias a Dios por haberlo conocido y por tener la amistad con él.
-EG: Tú sabes que esta entrevista va a ser transmitida, y va a ser transcrita, y Ramón va a leer esta conversación.
-SP: Es un placer para mí, y la verdad que me siento orgulloso que él pueda leer esto o que pueda oírlo, para que sepa que la amistad no terminó ahí, que la amistad mía va a seguir con él mientras vivamos, y que en mí tiene un amigo, un hermano, y que yo como le dije cuando estaba allí: “Yo voy a salir primero que tú y aquí estoy para lo que tú me necesites”.
-EG: Hay algo más que me quieras contar de Ramón, algo que te quede por dentro.
-SP: Que de verdad que somos muchos los que lo queremos, y que siga fuerte que el pueblo de Cuba lo quiere mucho a él.
-EG: Muchas gracias Secundino Pérez por haber compartido estas vivencias que tuvo durante los 7 meses del proceso de apelación, en que estuvieron tanto Ramón Labañino, como Antonio Guerrero y Fernando González; estuvieron aquí, yo estaba, mientras tú lo veíais en la prisión, yo lo veía en la corte y hay cosas que personalmente nunca olvidaré; ellos son cinco y se comportan como una estructura de una sola unidad, pero cada uno tiene sus características. Yo personalmente, y esto te lo cuento a ti, creo que se lo he contado algunas veces a los oyentes, a mí me llamó la atención que Ramón, a quien le dicen cariñosamente sus amigos “El Oso” por la estatura, por el peso, entrara al tribunal con las manos en alto, encadenado, mirar hacia el lugar donde estábamos las personas que él sabe que estamos comprometidos y que defendemos el derecho a la libertad de Los Cinco por esas razones que tú explicabas, levantar las manos con las cadenas, en símbolo de victoria, eso para mí fue muy emocionante; en ese mismo momento, cuando él salió de esa sala donde lo veíamos nosotros, pues tú lo veías.
-SP: Yo lo veía…
-EG: Muchas gracias de nuevo a Secundido Pérez por este testimonio sobre la humanidad de Ramón Labañino, que es la misma humanidad de Los Cinco, porque es precisamente esa de la fibra de que están hechos. Muchísimas gracias.
Excepcional testimonio. Nos confirma quienes son nuestros hermanos aun presos en ese pais. No nos cansaremos de apelar a la conciencia de los hombres de buena voluntad para ganar la liberacion de ellos.
Ramón está preso, pero tiene el alma libre. Esa nunca se la podrán encerrar a los Cinco. Y es que la diginidad no se encierra.
Son CINCO HOMBRES inmensos. En su alegato Ramón expresó: “¡Llevaré el uniforme de recluso con el mismo honor y orgullo con que un soldado lleva sus más preciadas insignias!” Su posición digna los hace merecedores de la admiración y el respeto de todos.
La lucha ha sido dura y aún lo será, pero la victoria tiene que llegar. Serán liberados cuando seamos capaces de hacer que los millones que no conocen el caso lo hagan, para que integren el tribunal del que habló Gerardo.
No podemos cejar en el empeño de divulgar la verdadera historia sobre LOS CINCO tanto como nos sea posible, porque como dijo Ramón: “… ella será quien nos haga verdadera justicia!”
Mi respeto hacia estos hombres, mi mas sentida eterna gratitud a lo que ellos han echo por el bien de la nacion Cubana, son luchadores dignos en contra del terrorismo, son seres humanos de altisima calidad, y mi compromiso desde aca (Miami) en apoyar su libertad incondicional para los 5!!! el trabajo de Edmundo es admirable, pues desde aca de esta cloaca, llena de odio, y mononeurales terroristas ,creanme es admirable el trabajo de Edmundo.
Crece entre los hombres encerrados una especie de cofradía cuando te sabes igual, ni mejor ni peor q nadie,que entre los hombres lo inexcusable debe ser el respeto, aflora en el cautiverio de los cinco compas la fuerza, la templanza..hay malos ratos, pero saben que en muchas partes del mundo la gente no se olvida de ellos,sobre todo el amor de Cuba los hace fuertes, los sostiene,la conciencia y la claridad los sostienen…llegador el artículo, en medio de mi cotidianidad,con las comodidades q dá el hogar, he sentido el peso culpable de ello y me ha conmovido profundamente, sé q ésto no contribuye en nada a su libertad, que ésta depende de una multiplicidad de factores,que son por donde no hay q dejar de intentar la libertad de nuestros cinco,porque no hay que desperdiciar nada de lo que nos pueda permitir ser solidarios,magnífico Iroel que siempre menciones ésto q debe estar en la agenda de todo buen americano, la libertad de los cinco, la libertad de nuestros compañeros, cinco cubanos compañeros,cinco cubanos hermanos, cinco cubanos hijos queridos de la adolorida Cuba por vuestra ausencia,.. que no se arrodilla,.. q lleva su dolor y su bloqueo con dignidad heroica con seño severo y altiva la mirada, pues sus cinco hijos dignos son.La Patria os extrañan,el límpido cielo Cubano os extrañan,los campos verdes, las calles, el mar nuestro os extrañan.LA AMERICA OS EXTRAÑA..amigos ,compañeros,hermanos, quieran las condiciones que pronto disfrutéis de la libertad por la q tanto lucharon,por la q estais en cautiverio, la libertad de reencontraros con el cielo, los campos verdes, las plazas, las calles y el inmenso mar y podais abrazaros con los vuestros. Un fuerte abrazo desde Ecuador.
Ramón es uno de esos hombres de los que Bertolt Brecht dijo “… esos son los imprescindibles.”
LIBERTAD PARA LOS 5 HEROES.
Miguel A.
La integridad ètica y moral de los hombres cubanos como Ramòn, debe servirnos de ejemplo a muchos latioamericanos que dizque somos de pensamiento revolucionario, pero somos muy cobardes a la hora de la acciòn, es urgente denuunciar por todos los medios a nuestro alcance los atropellos cometidos por el imperialismo yanki. Còmo es posible que a estos hèroes de su patria, les den trato de criminales, es increìble la capacidad de cinismo que los cobardes norteamericanos tienen, siguen tercos en convencer al mundo que son los portadores del gen de la democracia, lo ùnico que creemos es que los imperialistas son unos cobardes y abusivos, jamàs escuchan las razones, solo abusan del poder econòmico y militar que poseen, pero como hemos dicho en otras ocasiones; el fin del imperialismo Yanki se acerca, la historia los pondrà en el lugar que les corresponde, los basureros de la historia, y no escribo màs porque me vomito al hablar de esos desgraciados norteamericanos hijos del tio Sam.