Agitado fin de año en la Casa Blanca

 
Lillian Lechuga

White-House-Christmas-Tree-OrnamentSegún un Centro de Investigaciones de la universidad norteamericana de Emory, “los chimpancés no solo se ponen muy cerca del sentido humano de la justicia, sino que los animales pueden tener exactamente las mismas preferencias que nuestra propia especie”. Así reza en un trabajo de Huffington Post.

 A finales del año pasado, el inquilino de la Casa Blanca en la avenida Pensilvania, dio la batalla en el Congreso para aumentarle los impuestos solo a los que se embolsan casi medio millón de dólares al año. Enfrentó a detractores entre los más reaccionarios, pero logró que, al menos por el momento, no se tocaran los tributos de quienes ganan de tal cifra para abajo.

Por otra parte, hace varios días Barack Obama propuso veintitrés acciones ejecutivas separadas destinadas a frenar lo que llamó “una epidemia de violencia armada en este país”. Y dijo que ninguna ley puede evitar todas las tragedias, pero que “si hay por lo menos una cosa que podemos hacer para reducir esta violencia y si hay por lo menos una vida que puede ser salvada, entonces tenemos la obligación de intentarlo”. Por supuesto que la tristemente célebre Asociación Nacional del Rifle (NRA) se rehusa a aceptar cualquier medida que se oponga a su “sagrado” principio de que mientras más armas, mejor, no importa en manos de quien estén y abogan por ubicar policías en las escuelas y armar a los maestros. Trabajo le va a costar al presidente la aprobación en el Congreso de sus propuestas, debido al tremendo poder que tiene el lobby de los miembros del NRA y sus simpatizantes.

Con esas dos acciones, se podría pensar que compartía el sentido de justicia que posee el mencionado mono antropomorfo, del cual descendemos, según Darwin.

Pero, no todo lo que brilla es oro. Según leí en un trabajo del 5 de enero de Alexander Main, de Common Dreams, mientras los poderosos medios de comunicación gringos formaban gran alharaca en torno a la batalla en el Congreso por evitar el “precipicio” fiscal, congresistas aprobaban muy discretamente en ambas cámaras un proyecto de ley que requiere que el Departamento de Estado desarrolle una estrategia para abordar el tema de “amenaza” regional que, según ellos y sin prueba alguna, constituye un grupo terrorista iraní para América Latina. Y ¡ah!, que sorpresa, tal chanchullo fue firmado y hecho ley por el “magnánimo” presidente Obama.

 Noam Chomsky, en entrevista concedida a Al Jazeera, cuando se refiere a la política del presidente dice que es un hombre sin un “pivote moral”. Que tiene una dosis de amable retórica aquí y allá –subraya– pero “cuando echas un vistazo a lo que son realmente sus políticas […] la campaña de asesinatos con aviones robots, es un ejemplo perfecto o sea se trata de una campaña general de asesinatos”. Dice, asimismo que existe entre algunos sectores de Estados Unidos algo que el llama “paranoia patológica” debido al incremento de la popularidad del Tea Party y la oposición fanática al presidente Barack Obama. Subraya también, que Estados Unidos es un país con mucho miedo y que siempre ha sido así.

El mismo miedo a que se refiere Moncho Tamames en su libro La cultura del mal cuando afirma que los estadounidenses saben muy bien lo que es el pánico y la paranoia. Cita que han estado sometidos a la amenaza del comunismo, la nipona, la nuclear, la de los negros, la de los asesinos en serie y así sucesivamente.

Después del 11 de septiembre aprovecharon para alimentar el miedo al terrorismo que les dio pretexto para ponerlo de moda y tal como está sucediendo ahora tras la masacre de Newtown, a partir de esa fecha del 2001, la venta de armas aumentó en un setenta por ciento y un ciento cuarenta por ciento la venta de municiones.

En resumen, de Barack Obama se puede esperar cualquier cosa, como cuando, en el primer período de su mandato no hizo más que continuar y reforzar la política belicista de George W.Bush. Así y todo, no faltan los optimistas que esperan algo mejor en su segundo período en la poltrona. Pero la mayoría piensa que como ha sucedido con los presidentes que le precedieron, los hechos son determinados por las grandes fortunas que dominan los mercados.

En su libro The Audacity of hope: Thoughts on reclaiming the American Dream (2006) segundo libro escrito por Obama, a las puertas de su postulación para presidente. En un fragmento de su libro consigna que “para la mitad de la población mundial, aproximadamente tres millones de personas, alrededor del mundo viven con menos de dos dólares al día, una elección es cuando menos un medio, no un fin; un punto de partida no una decisión. Esta gente buscan menos una electocracia que los elementos básicos que para la mayoría de nosotros define una vida decente –alimentos, vivienda, electricidad, cuidados básicos de salud, ecuación para sus hijos y la habilidad para hacer su vida sin corrupción, violencia o un poder arbitrario”. Esas palabras, viéndolas teleológicamente no parecen pertenecer a sus acciones posteriores una vez instalado en la Casa Blanca cuando ha desatado guerras y muertes a miles de niños y adultos.

 ¿No pertenecen a esa mitad del mundo del que hablaba cuando aspiraba a la presidencia?

 Dicen que el papel lo aguanta todo. Haz lo que yo digo y no lo que yo hago.

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