Ángel Guerra Cabrera
La noticia cimbró como un rayo las mentes y los corazones de millones que admiran y quieren a Hugo Chávez, uno de los pilares en el planeta de la lucha antiimperialista y anticapitalista. El cáncer, anunció el presidente venezolano, había aparecido de nuevo en el mismo lugar donde ha sido intervenido quirúrgicamente en tres ocasiones desde 2011 y los médicos cubanos recomendaban una nueva operación con urgencia. Tanto, que fue realizada el martes 11, al día siguiente de su regreso a La Habana, y el presidente ya se encuentra en fase postoperatoria.
El líder venezolano realizó una emotiva y trasparente reflexión dirigida a su pueblo y a los amigos del mundo sobre el nuevo giro de la enfermedad, los riesgos que de ella podrían derivar para su vida y las previsiones que era necesario tomar en el orden político(http://www.cubadebate.cu/especiales/2012/12/09/hugo-chavez-unidad-unidad-y-mas-unidad-esa-debe-ser-nuestra-divisa/).
Explicó que nadie sabe cuál puede ser el desenlace en una situación como esta y que el móvil principal de posponer la operación indicada en La Habana y de regresar a Caracas en viaje relámpago, consistía sobre todo en la necesidad de plantear al país su deseo de que en caso de incapacidad o ausencia definitiva sea el vicepresidente Nicolás Maduro quien lo sustituya y se convierta en el candidato presidencial de todas las fuerzas revolucionarias y patrióticas en las elecciones que habría que convocar por mandato constitucional.
La nobleza excepcional de este hombre, su entrega sin límites a Venezuela y los resultados de su gobierno han perforado los continuos muros de infamias levantados contra él por Washington y sus hienas mediáticas. Cada vez más personas aprecian su protagonismo señero en la conquista de la libertad, el bienestar y la felicidad no sólo de los venezolanos y latinoamericanos en general, sino de toda la humanidad. Sus audaces y efectivas acciones para el rescate del sueño de unidad e independencia de América Latina y el Caribe, trenzando para ello alianzas con una sabiduría y flexibilidad admirables, le han granjeado un gran prestigio y respeto internacional, como también las que ha tejido con tesón para transitar de la unipolaridad a la multipolaridad.
No he tenido el honor de conocerlo personalmente pero desde hace años devino un personaje tan entrañable a mis convicciones políticas y mi labor periodística que comencé a sentirlo como un amigo y un compañero cercano. Viví intensamente su primera visita a Cuba en 1994, el recibimiento que fuera de protocolo le dispensó Fidel en el aeropuerto José Martí y su memorable discurso en el Aula Magna de la Universidad de la Habana. Junto al pueblo venezolano sentí alegría por su primera elección a la presidencia en diciembre de 1998. En su compañía asistí a la toma de posesión en la que juró “sobre esta Constitución moribunda” porque de inmediato inició la más grande gesta democrática protagonizada hasta entonces por los venezolanos y por muy pocos pueblos, cuyo primer y ejemplar hito fue el proceso constituyente de masas culminado con el referendo aprobatorio de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
Aprecié su exitoso rescate y relanzamiento de la Opep, confirmé la profundidad de su voluntad política trasformadora con la firma del decreto sobre las Leyes Habilitantes, que comenzaron a desbrozar el camino a la soberanía, la justicia social y el hermanamiento de Venezuela con América Latina. Sufrí aquellos tres días dramáticos y tensos del golpe de Estado fascista de 2002 y como cuando Playa Girón en Cuba, me llenó de orgullo y regocijo la aplastante derrota de la asonada por el pueblo venezolano y los militares patriotas.
He acompañado a Chávez desde estas páginas con pasión porque he comprobado su dedicación y talento para poner en práctica las ideas de Bolívar, Martí y Fidel sobre nuestra América. Desde que en 2005 derrotara al Alca junto a Néstor Kirchner y Lula da Silva la integración de América Latina tomó cuerpo en la Alba, la Unasur y la Celac, acontecimientos políticos cruciales y sin precedente en la región. Vibré ante la épica victoria electoral del 7/O y sé que asistiremos a su prolongación el 16/D.
Chávez insistió en la imprescindible unidad de los revolucionarios y los patriotas venezolanos pues la división es la causa principal de la derrota de las revoluciones. El chavismo es Bolívar redivivo y está sembrado en Venezuela como la plata en las raíces de los Andes.
@aguerraguerra
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