Omar Pérez Salomón
Este 26 de octubre se inicia en la ciudad colombiana de Cartagena de Indias, la XII Cumbre de Tuxtla, con la participación de los países de Mesoamérica (Centroamericanos y México) más Colombia y República Dominicana.
Porfirio Lobo, el continuador del golpe de Estado en Honduras, fue el primer “mandatario” en arribar a la sede. Según un despacho de la agencia de noticias EFE, “pidió coherencia entre lo que se hace y se dice en la lucha global antidrogas y abogó por la formación de niños y jóvenes y en las condiciones que los aparten cada vez más de las drogas”. Por su parte el periódico hondureño El Heraldo publicó que “Lobo disertará sobre el fortalecimiento de la institucionalidad democrática en Mesoamérica y espera lograr acercamientos con sus homólogos y fortalecer lazos binacionales con los países vecinos”.
Pura hipocresía, en un país en el que se acrecienta la represión y el asesinato selectivo de miembros del Frente Nacional de Resistencia y de los medios de comunicación opuestos a la farsa que representa el actual gobierno, y que pretende desarticular y desmovilizar al movimiento popular.
Pero lo que más llama la atención es que varios gobernantes que se darán cita en Cartagena de Indias, han olvidado la condena de la mayoría de América Latina al “golpe de Estado preventivo” realizado en Honduras, organizado y dirigido por el imperialismo norteamericano y ejecutado por las Fuerzas Armadas y la oligarquía hondureña, y ahora reciben con todos los honores al representante del golpismo en ese país.
No olvidar que transcurridos 16 meses del golpe de Estado al gobierno constitucional del presidente Manuel Zelaya Rosales, todos los días se divulgan noticias de asesinatos selectivos y persecuciones en Honduras. Nada más parecido a la situación que vivieron varios países del continente en las décadas del 70 y 80 del siglo pasado.
En la cita regional, el presidente Calderón será el encargado de exponer sobre medioambiente, el guatemalteco Álvaro Colom hablará sobre seguridad regional y la costarricense Laura Chinchilla sobre institucionalidad democrática. Lo más acertado sería que se tratara sobre las causas que originan estos problemas y no sobre las consecuencias que provoca el creciente narcotráfico, la violencia, el daño al medio ambiente por transnacionales y la pobreza extrema de millones de habitantes de estos países.
No debemos esperar mucho de esta cumbre dado estos antecedentes. La inseguridad, el narcotráfico, el analfabetismo y la pobreza son fantasmas que pululan en estos países, y no podía faltar la presencia siempre “magnánima” del vecino país del norte, es el caso de Colombia, Honduras y Costa Rica.
El pueblo hondureño no se resigna a que se mancillen sus derechos y lucha por alcanzar una Asamblea Nacional Constituyente, para hacer una nueva Constitución que refunde el Estado con un nuevo orden legislativo.
Ante la farsa que representa a Porfirio Lobo “disertando” sobre el fortalecimiento de la institucionalidad democrática, vale recordar a Francisco Morazán, uno de los hijos más ilustres de Centroamérica, cuando expresó: “Si todas las autoridades faltan a su obligación, la libertad peligra y los que componen la sociedad se hallan en el caso de recobrar la facultad que delegaron en los que han abusado del poder”.