Radiación
A Pedro de Oraá
Sin importar si quedan o no ciruelos
donde hubo honores y cabezas,
se abren en tres las cámaras del juego.
Hay hogueras en el hielo
y marabú y cizaña donde hubo aliento.
Dicen que se nos debe un tapiz muy combustible,
y una bramadera insomne
que imita la culpa y el perdón.
Pero al final de la ceremonia,
nos quedamos multitudinariamente solos
completando con extraño acento cantonés
el blando pasto de las auras.