Marcos Roitman Rosenmann
En medio de los preparativos del 15-M para celebrar su primer aniversario, Bankia, el cuarto grupo bancario de España, debió ser rescatado. El gobierno decide seguir inyectando dinero para salvarlo de la bancarrota. Se habla de nacionalización, pero en realidad es una medida de distracción. Sanear, crear un banco malo y luego reprivatizar. Esa es la verdad. La indignación crece. Los recortes en educación, sanidad, los escándalos políticos, la corrupción y el desempleo al alza son el caldo de cultivo que da vitalidad al 15-M, por mucho que la derecha política, social y mediática lo den por muerto.
Sólo en Madrid las asambleas de barrios y pueblos han convocado en 15 plazas del centro de la capital reuniones abiertas donde discutir sobre el desempleo, la cultura, la privatización del agua, la crisis económica, la inmigración, los recortes en sanidad, vivienda, las políticas de género, la desobediencia civil y la elaboración de estrategias. Madrid será durante días un hervidero de propuestas democráticas. La Puerta del Sol y las plazas de Callao, Tirso de Molina, Jacinto Benavente, Santa Ana, El Carmen, Descalzas, Pontejos, Opera y Mayor volverán a llenarse y ser un espacio de participación ciudadana. Es el reto que asume el 15-M en su convocatoria. Pero también el gobierno se apresta a contrarrestar el llamado a la movilización. Se disparan las alarmas y se visualiza a los convocantes como sectores antisistema y alborotadores profesionales. Es la concepción manejada desde los despachos del ministerio de Interior e interiorizada por los cuerpos de seguridad del Estado. Así, en el centro de Madrid se preparan para actuar 20 Unidades de Intervención Policial, nueve de las cuales proceden de Valladolid y La Coruña. Cada una de ellas cuenta con 50 hombres operativos. A lo anterior hay que sumar las fuerzas antidisturbios, los helicópteros, la policía municipal y los agentes de paisano. La criminalización de los movimientos sociales es una realidad. Considerados enemigos públicos y cuasi terroristas se buscará cualquier escusa para actuar y deslegitimar el 15-M.
La situación no puede ser peor. Ni política, ni social ni económicamente se avista una salida democrática a la crisis. El capitalismo más abyecto y excluyente se consolida, haciendo trizas las promesas de trabajo estable, salud universal, educación pública de calidad y empleo juvenil. En su lugar tenemos trabajos precarios, contratos basura, salarios de hambre y sobrexplotación, siendo la juventud el sector más damnificado. En España, seis de cada 10 jóvenes, entre 18 y 30 años, viven con sus padres y el paro alcanza a 50 por ciento de ellos. En un tiempo récord las movilizaciones habidas hace un año fueron merecedoras de atención. Su aparición no dejó indiferente y a sus participantes se les apellidó indignados
. Por su manera de proceder y aglutinar a gran número de la población juvenil, se dijo, el éxito de la convocatoria radicaba en ser hija de las nuevas tecnologías de la comunicación. La revolución de los internautas. Mensajes a móviles, Twitter, correos electrónicos, web. Spanishrevolution
. El 15-M sería adjetivado como un movimiento de rebeldía y protesta asimilable al mayo francés de 1968
.
Pero esta interpretación resulta insuficiente y manipuladora. Sin restar importancia a la participación de la juventud, el 15-M no puede ser descontextualizado. Su originalidad requiere un análisis menos ligado a la sociedad espectáculo. En cuanto producto de la crisis actual del capitalismo, es un nuevo movimiento social ciudadano, heterogéneo, donde confluyen diversas tradiciones políticas articuladas en la lucha por la democracia. Anarquistas, socialistas, comunistas, autogestionarios, progresistas y también apartidistas. En sus comisiones de trabajo no se diferencia por edad, sexo o condición socioeconómica. Cuando se reivindica democracia real ya, y se protesta contra la corrupción de los partidos políticos, el poder omnímodo de los banqueros, los recortes sociales, el paro juvenil, la privatización de la salud, la enseñanza, el calentamiento global o un sistema electoral que distorsiona la voluntad popular, se desnudan regímenes políticos de explotación.
En todas las reivindicaciones del 15-M hay, tras de sí, una historia, un camino recorrido por los diversos movimientos sociales de clase, genero, étnicos, ecologistas o culturales que llevan actuando hace siglos. La memoria colectiva, los triunfos y derrotas, los avances y retrocesos, facilitan comprender movimientos tan desiguales y contradictorios como el mal llamados de indignados
. No son espontáneos ni generacionales. Forman parte de un intento de rescate de la política, secuestrada por los mercados. En su interior confluyen parados de larga duración, trabajadores, mujeres, estudiantes, profesionales, jubilados, intelectuales, amas de casa, gays, lesbianas y jóvenes. Su consolidación expresa un momento constituyente, donde las nuevas formas del pensar y del actuar construyen ciudadanía política, al tiempo que demandan democracia real ya, justicia social y dignidad. Su presencia despierta conciencias. Sin embargo, no es el todo, es parte de la solución, pero no es la solución. Su cauce transcurre en el interior de las luchas democráticas que tratan de sobrevivir a un capitalismo salvaje adscrito a un acentuado proceso de involución política. Hoy, su futuro depende de contrarrestar un poder que ha decidido criminalizar todas las reivindicaciones democráticas provenientes de los movimientos sociales, cerrando espacios de participación ciudadana y democrática. Esta decisión, sin parangón en la historia contemporánea de la España del postfranquismo, puede tener consecuencias impensables, entre otras la emergencia de un régimen totalitario, siendo la destrucción del 15M un objetivo prioritario. Las cartas están sobre la mesa. El futuro entra en una dinámica de lo impensado. (Tomado de La Jornada)
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Frente a la magnífica movilización de anoche, quedan algunas cosas en evidencia sobre las que convendría pensar.
1) Frente a los analistas -de todos los colores, justo es decir- que señalaban el “agotamiento” del Movimiento Indignado, la realidad les ha dado en las narices. Suele suceder. Anoche decía un compañero en Plaza Catalunya que cuando se logra reunir una “masa crítica” suficiente, resultaría muy difícil deshacerla al estilo tradicional a la vista de prácticamente todo el mundo. Es decir, “reprimiendo” a las 10 de la noche, hora tope en Madrid. El desalojo de Sol se produjo a las cinco de la mañana, cuando quedaban quinientas personas. Hoy seguramente y hasta el martes, la cantidad de gente disminuirá, pero continuará. Y más allá de lo que se produzca, que puede ser de distinto calibre, el hecho incontestable es que la respuesta a las “muertes anunciadas” está dada.
2) Como bien señala el cro. Roitman, el “muerto” no fenecido ni con mucho, alberga en su seno a gentes de izquierda, anarquistas, socialistas, antisistema, progresistas, etc., también “apolíticos” (en el sentido de a-partidistas), jovenes y no tanto. Cierto es que nace y se desarrolla como un movimiento contestatario más que de propuesta. No es menos cierto, no lo es, que en el pueblo español -y de casi todo el mundo-, hoy está instalado desde la Plaza de Sol hasta el más humilde barrio, comercio, bar, etc., temas que exceden el fútbol, el botellón o los programas del corazón de la telebasura. Además de estos y muchas veces por encima de éstos, se discute de las diferencias cada vez más abismales entre ricos y pobres, impuestos y escandalos bancarios, salidas estilo Merkel u Hollande-Obama, pérdida de trabajo o deuda externa. En el “movimiento social”, que excede a Indignados y se extiende por educadores y médicos, enfermeras y trabajadores industriales, universidades y bares de la esquina, hay una acumulación de hartazgos y teorías -muchas sin pie ni cabeza, cierto es- , impensables hace más de un año atrás. Esto no es “fruto de Indignados”, pero también es fruto de Indignados.
3) Hace meses, no recuerdo si en este blog o en Cubadebate, alguien afirmaba también la inevitable “decadencia” -seguramente con posterior entierro- del Movimiento, al no dotarse de un programa y objetivos claros. Bien, también la realidad dice lo suyo. Y no es que no crea que hay que arribar -y siempre será mejor más temprano que tarde- a programas y objetivos claros, pero la no comprensión del movimiento de Indignados como parte del movimiento social, es no comprender la dinámica que adquiere el movimiento social fruto de la descomposición del sistema, y también, y también, de la incapacidad de los “programadores” y “objetivadores” que siempre tiene programas y objetivos a los que el movimiento social no les dá un cuarto de pelota. A veces, porque su práctica y muchas partes de su historia los inhabilitan. Y sobre todo, sobre todo, porque “hay que estar”. Pontificadores, sobran. La humildad de “estar al servicio del pueblo” debe expresarse prácticamente. Una durísima tarea de un año, gris y muchas veces confusa, da como resultado que “los muertos que vos matais, gocen de buena salud”.
4) Como dice el cro. Roitman, un artículo excelente, el futuro -y el presente, y un poco más atras del presente-, adquiere -ya ha adquirido- la “dinámica de lo impensado”. En la dinámica de los que anunciaban “muertes” cuando en realidad querían matarlo, el enemigo histórico del movimiento popular,apareceran nuevas formas, o combinaciones. Va siendo hora de que los amigos históricos comiencen -comencemos- a pensar lo impensado, esa dinámica y como ayudar en ella. Porque, mal que pese, esa dinámica ha acumulado. Y los saltos de calidad solo se producen con las acumulaciones de cantidad.
Chau