Miguel Jorge
Podríamos hacer todo un libro de atrocidades acometidas por las sociedades de derechos de autor en el mundo en este comienzo del 2012. La mayoría de los casos reflejan el poco sentido común que tienen y queda claro que su lucha no atiende a la evolución sino al dinero por encima de la innovación. La última fechoría nos llega desde Bélgica y es que SABAM, sociedad de copyright en el país, pide royalties a los voluntarios de una biblioteca pública con problemas de liquidez. Derechos de autor por la lectura voluntaria de libros a grupos de niños.
Suena terrible pero es cierto. La historia surge a raíz de una investigación que llevó a cabo Robin Wauters en The Next Web al enterarse de la noticia. El reportero se había enterado de que SABAM, la sociedad de gestión belga, estaba exigiendo a una biblioteca pública a pagar los derechos de autor por la lectura de voluntarios a grupos de decenas de niños pequeños.
El caso se anunció a través de la biblioteca Dilbeek, quienes reciben diariamente a grupos de niños de hasta 10 años para introducirlos en el mundo de los libros. Un representante de la biblioteca se puso en contacto con un medio del país para denunciar que el pequeño presupuesto del que disponían no daba para pagar los derechos de autor. El hombre explicaba que se trata de acercar a los niños a la cultura y abogaba por un cambio voluntario de SABAM en sus políticas.
Así que se pusieron en contacto con SABAM para saber si se trataba de una broma o efectivamente estaban actuando así. La respuesta de la sociedad no dejó lugar a dudas:
Las bibliotecas públicas también tienen que pagar por el derecho de leer libros a los niños.
Increíble pero cierto. Un caso más que nos viene a indicar la ignorancia de estos vampiros que cortan cualquier posibilidad de avance que no tenga que ver con su negocio. En este caso es aún peor ya que les acabará afectando a ellos mismos. Si una biblioteca se dedica a promover la cultura y la propia lectura en los más jóvenes debería ser beneficioso para ellos. Los niños aprenden a leer y en el futuro serán grandes lectores y por tanto consumidores de libros… quizá eso les de igual. (Tomado de Alt1040)
La SGAE, la sociedad de autores española también tiene su historial de atropellos. Algunos como, reclamar con carácter previo a un grupo de asociaciones culturales de Cataluña la cantidad de 243 euros, por los derechos de autor de una ‘verbena solidaria’ cuya recaudación iba destinada íntegramente a las víctimas del terremoto que asoló Haití.
También se les ha exigido el pago de canon a actos culturales, como escenificación de obras teatrales de clásicos españoles por parte de alumnos de colegios públicos.
Los abusos de estos buitres les ha llevado a cobrar a clubes de futbol de 2ª y 3ª por cantar sus himnos o cobrar a las peluquerías un canon mensual por escuchar música ambiental (que de paso cobran a las emisoras).
La avaricia de estos señores les llevó a que el director de un centro de investigación financiado por la SGAE haya registrado a su nombre varias zarzuelas del siglo XIX de Barbieri o Chapí y estar cobrando derechos de autor por unas obras que ya deberían estar en el dominio público.
Como no podía ser de otra forma, “la avaricia rompió el saco” y desde el pasado mes de julio, se investiga a los directivos de empresas del conglomerado que compone la SGAE si cometieron delitos societarios, contra el patrimonio y de apropiación indebida. La ‘operación se salda con nueve arrestados, la mayoría directivos de la entidad y empresas del grupo. Se les acusa de crear una trama para ocultar sus ganancias ilícitas. La primera estimación de dinero distraído asciende a alrededor de 20 millones de euros.
De último, por aquello de que “dios los cria y el diablo los junta”: está la relación entre la SGAE y la entidad “sin fines de lucro”: el instituto Noos creada por el yerno del Rey, I. Urdangarín, hoy investigado por la justicia, por desvíos de fondos a sus cuentas privadas en paraisos fiscales.
Del informe de Hacienda sobre la trama Nóos , también esa entidad participó en el reparto de cobros procedentes de la SGAE. Entre 2005 y 2010, se realizaron al Instituto Nóos, tres pagos: 232.000 euros, 30.000 y 296.501. La fundación Noos, no declaró ninguno de esos ingresos , con el que cada empresa suministra a Hacienda información sobre sus pagos y cobros anuales. Pero la SGAE sí lo hizo.
Esta es la verdadera cara del capitalismo.
Saludos
Miguel A.
esa es la esencia del capitalismo… el lucro, el enriquecimiento a costa de lo que sea… no les interesa la cultura, no les interesa la sanidad, solo el negocio que pueden hacer, aunque sea a costa de unos niños…