De westerns y otras películas tragicómicas

 
Vivian Martínez Tabares*

Mi vecina P parece haber enloquecido de súbito. Hastiada de su apartamento de tantos años, en el que con la ausencia de sus hijos le sobra espacio y le ocupa mucho esfuerzo limpiar, quiere mudarse a otro menor pero, en lugar de plantearse una permuta razonable, promueve su venta a cien mil cuc y añade que deja la placa y el tanque –¿será que la placa y el tanque, traducidos en valor de cambio, podrían trasladarse?–. Con ese dinero se comprará otro apartamento menor y asegurará los años que le quedan. Esa es solo una de las infinitas elucubraciones hiperbólicas que he escuchado en estos días, como resultado de tratar de averiguar cómo se puede cambiar un apartamento de dos cuartos en buen estado por uno de una habitación más, en similares condiciones, lo que a todas luces parece ser hoy una quimera.

La liberación de la compra y venta de casas tan añorada por todos en Cuba, a fuerza de demorada, ha dislocado el juicio a muchos. Y ha desatado una suerte de fiebre del oro alucinante, sueño de especulación inmobiliaria sin proporciones, que amenaza con desterrar la posibilidad armónicamente pactada de cambiar de casa, a que nos hemos acostumbrado en Cuba y que, con relativa equidad –incluidos los justos “vueltos” cuando corresponda, ¡no faltaba más!– podía facilitar una parte de las necesidades de cambio.

Pero esta fiebre nuestra no es del oro sino del billete. La “migración” domiciliaria no se plantea precisamente, como en la California de mediados del siglo XIX, el propósito de trasladarse hacia zonas más rústicas en busca del valioso metal. No hay recios John Wayne ni Lee Marvin, en todo caso pobres remedos de Charlot pero sin ternura: unos Pura, Fefa o Arturo a quienes les crecen los colmillos de modo desmesurado. En realidad, aquí hay más fiebre –y delirio incluido– que billetes en realidad y habrá que esperar un tiempo de calma en el que la cordura retorne a su lugar, porque ¿cuántos cubanos podemos disponer de miles de cuc para mejorar nuestras condiciones de hábitat? No tengo datos estadísticos ni información confiable que me permitan calcularlo pero, a simple vista, en mi círculo de amigos, colegas y vecinos no conozco a ninguno por quienes pudiera pensar en esa como en una opción plausible para el beneficio común. ¿O será que los afiebrados están apostando por otro tipo de compras, solo venidas de otros lares, que nos desplacen y limiten de los espacios finitos disponibles, movidas por un sentido de “todo vale”?

Bravo por el Decreto-Ley 288 que elimina prohibiciones sin sentido, nos libera de estúpidas ataduras y facilita el acomodo a gusto de cada familia, pero seamos sensatos y pongamos los pies sobre esta tierra. No quisiera mirar atrás y ver con nostálgica conmiseración a Gloria, la modesta costurera que imaginó Titón –¡ay Rosita! e Isabel y Mario– con sus ínfulas de grandeza queriendo mejorar su estatus social a través de una permuta, ni mucho menos verme en el pellejo de una suerte de Daniel Olbrychski al duro y sin guante –o lo que es lo mismo, sin Wajda y sus artilugios con el lenguaje–, comprobando como todo se vende.

*Vivian Martínez Tabares es crítica e investigadora teatral, editora y profesora. Dirige la revista Conjunto y el Departamento de Teatro de la Casa de las Américas.
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4 Responses to De westerns y otras películas tragicómicas

  1. gilberto says:

    en el caso concreto de la senora de la placa y el tanque creo que si, enloquecio, y hay que avisarle corriendo que en el mercado inmobiliario no existe el valor de un apartamento o casa visto como echo aislado de su entorno, como modulo de alunizaje independiente a cualquier sistema de referencia.

    senora, asegurese antes de fijar 100 000 CUCs por el apartamento o casa, si el entorno que le rodea revalua o devalua su propiedad, y a que precios se cotizan las propiedades en su area.

    y tambien investigue los precios del real state y las propiedades en la region del caribe. ud, esta pidiendo la cantidad de dinero con que se compra un apartamento en Punta Cana o Cancun (con vista al mar y un Mall cercano, con todos los servicios habidos, por haber y por imaginar)

     
  2. Caribe says:

    esa lo que quiere es desaparecer de la insula, como la mayoria, deja que venda pa que tu vea que la tengo de vecina en cualquier momento

     
  3. abel says:

    de otros lares tampoco vendra’n, solo hay que mirar co’mo esta’ la economi’a mundial para darse cuenta que los de alla’ tambie’n esta’n arunnando.
    los precios de hoy di’a son locos y habra’ q esperar
    dejen que esos suennen

     

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