Wikileaks y las injurias de “El Nuevo Herald”

 
Omar Pérez Salomón
Médicos cubanos en Haití

Médicos cubanos en Haití

Incómodo con algunas de las revelaciones de Wikileaks de las que no quiere hablar, El Nuevo Herald de Miami ha intentado denigrar uno de los símbolos del socialismo cubano, la salud pública, utilizando la mentira y la manipulación. Se trata de una noticia publicada el pasado 29 de diciembre, con el título “Cables revelan dramático estado de hospitales en Cuba.

Utilizan un despacho diplomático con observaciones de una enfermera estadounidense “no identificada”, asignada a la misión diplomática en La Habana, incluidas en un cable enviado en enero del 2008 y publicado por Wikileaks.

Se dice que la valoración es un conjunto de anécdotas tomadas por la enfermera de manicuristas, masajistas, peluqueros, choferes, músicos, artistas, maestros de yoga, sastres, así como pacientes de VIH/SIDA y de cáncer, médicos y estudiantes de medicina extranjeros.

Son un insulto para los cubanos algunas de las infamias escritas por los diplomáticos norteamericanos y publicadas por el periódico miamense: “Un niño de 6 años con cáncer de los huesos sólo podía ser visitado en el hospital por sus padres, y eso sólo por horas limitadas. No tiene un televisor, ni juegos ni juguetes [. . .]. Los padres no parecen informados sobre el caso de su hijo. Cuando se les preguntó [. . .] lo que sabían sobre el manejo del caso, se encogieron de hombros”.

“Muchos jóvenes pacientes de cáncer también han sido infestados, según se informa, con hepatitis C después de sus operaciones quirúrgicas” debido a “la falta de una apropiada verificación de la sangre antes de administrarles transfusiones”.

“Los pacientes de cáncer que son tratados con quimioterapia o radiaciones reciben poco en cuanto a atención de síntomas o de efectos secundarios [. . .].

Sin embargo, el mismo periódico no hace referencia a otros documentos revelados por Wikileaks que muestran el intento del Departamento de Estado yanqui de desacreditar la red de hospitales públicos cubanos.

En 2006, mientras el cineasta Michael Moore filmaba en Cuba el epílogo de su documental Sicko, muy crítico del sistema de salud norteamericano, la sección estadounidense de intereses en La Habana escribió que los diplomáticos habían comenzado a recoger historias de mala praxis del sistema sanitario cubano, para desacreditar al cineasta y utilizarlo como un arma contra la “propaganda” del gobierno cubano.

Un texto del 5 de junio de 2006 plantea, “Buscamos siempre historias y otras noticias que puedan destruir el mito de la superioridad médica cubana, que se convirtió en uno de los puntos fuertes de ese país”.

Con nuestra salud pública somos muy exigentes. Como dijo recientemente Fidel, al elogiar la valentía de un  periódico británico para hablar de los  resultados de la salud cubana, incluyendo críticas, “en ocasiones somos, incluso, más severos que The Independent”.  Pero la misma Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana, reconoce que buscan e inventan historias para ultrajar los logros de Cuba en la salud que su bloqueo económico no ha podido impedir. A los funcionarios de esa sede diplomática y a los periodistas de El Nuevo Herald los invito a que visiten algunos hospitales y policlínicos en cualquier lugar de Cuba, vean el documental Sicko, se actualicen de la proeza de los médicos cubanos en Haití y hagan -como hizo el cotidiano londinense- una valoración objetiva, aunque sea una vez en su vida.

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