“El periodismo debe promover su misión de servicio público”

 
Paula Corroto/Público
David Simon

David Simon

No es fácil llegar a David Simon, estrella del canal HBO y creador de series como The Wire, Generation Kill y, la última, Tremé, sobre la reconstrucción de Nueva Orleans tras el paso del huracán Katrina. “¿Hola? ¿Hola?”, grita una voz al otro lado del teléfono. La línea se corta después de haber marcado algunos números y prefijos internacionales. “¿Hola?”, repite la voz a la tercera llamada, que por fin parece la definitiva. Una vez establecido el contacto, Simon suena como ese hombre de 50 años con demasiadas horas en una redacción y muchos bares detrás. Aparece el periodista que descubrió su profesión en los setenta, que estuvo un año empotrado en una comisaría de policía de la ciudad como reportero de sucesos y, que a mediados de los noventa, cuando vio cómo su periódico, The Baltimore Sun, se vendía al mantra del capital para ganar lo máximo con lo mínimo, se largó a escribir un libro, Homicidio (sobre el día a día de los policías de su ciudad. Simon ama el periodismo y sabe que ese que consiste en rastrear fuentes y estar al filo de la noticia no está pasando por sus mejores momentos. Pero es optimista: “Estoy convencido de que surgirán buenos lugares donde trabajen los periodistas y donde se haga buen periodismo. Porque el periodismo tiene un valor de servicio público y eso no va a desaparecer”.

¿Qué fue de aquella manera de hacer periodismo en los ochenta, cuando usted se pasaba los días en una comisaría de policía?

Es algo en lo que pienso mucho. En los años ochenta y los noventa a mí me pagaban por estar cada día en la comisaría. Podía hacer del periodismo una carrera profesional y podía vivir de eso. Pero resultó que a mediados de los noventa, algunos descubrieron que los periódicos también eran una industria, una empresa con toda su estructura capitalista. Y así empezaron a convencer a la gente de que con muchos periódicos mediocres se podía ganar mucho más dinero que con uno realmente bueno.

Mi periódico se involucró también en esta nueva tendencia e hizo dos ediciones. Antes había una redacción con 120 periodistas que cubrían la ciudad. Eran profesionales que iban a las comisarías, a los colegios, a los ayuntamientos. Pero la gente que hizo el dinero le empezó a importar más que se consiguieran beneficios que el trabajo del periodista y todo esto se acabó. No tuvieron ninguna consideración con los profesionales. Los que dirigían los periódicos traicionaron a sus productos. Pero esta profesión es un servicio público y este es el argumento que debería promoverse y no el hecho de que lo más importante son los beneficios.

Entre las razones de la crisis del periodismo ha confesado en alguna ocasión que uno de los grandes errores fue no comprender el fenómeno de Internet. De hecho, defiende que el cliente debe pagar por los contenidos online.

Sí, para pagar a los profesionales que hacen su trabajo. Los periodistas que van a la comisaría cada día, que hacen allí sus fuentes, que están en las escena del crimen y que se toman sus buenos tragos con los detectives y policías, merecen ser pagados y tener un salario. Y para que ese periodista pueda ser pagado necesitamos que el periódico tenga unos ingresos. Y, precisamente, uno de los grandes errores que la industria cometió en los noventa fue traicionar eso desde el primer día. Como si ese trabajo del periodista no tuviera valor. Cuando Internet llegó se planteó la discusión: ¿Debemos cobrar dinero por tener acceso a esas noticias o traicionamos la profesión? Y, finalmente, se traicionó porque los que decidieron aquellos nunca entendieron el verdadero funcionamiento de internet.

¿Cuál fue el error?

Ellos pensaron que internet era un medio publicitario del producto y no, ¡era el propio producto! Con internet te ahorras los costes de cortar el árbol, de la imprenta, de la distribución en camiones…, pero la gente que dirigía los periódicos no entendió el sistema online porque durante muchas generaciones todo el dinero que se ganaba era de la publicidad. No tuvieron coraje ni fe en su producto y lo traicionaron. Sin embargo, hay una cosa muy importante: el coste en internet ha invertido el sistema. Ya no hay árboles que cortar, ni camiones ni imprentas que pagar. Y ellos tampoco entendieron que el acceso a las noticias en internet también necesitaba que hubiera unos ingresos. Pero no entendieron que el sistema de ingresos había cambiado.

¿Cuál es su solución?

Estoy pensando que si en The New York Times, The Whashington Post, la agencia AP, todo el mundo, decidieran que hay que cobrar, porque estos periodistas tienen un coste y por tanto, es un sistema que necesita tener unos ingresos, ellos no morirían. Cuatro, cinco euros al mes. Si hubiera una decisión conjunta se podrían conseguir ingresos y se podría pagar mejor a los periodistas y que viajaran a París, Londres, Madrid, Los Ángeles o Washington.

¿El periódico en papel está en vías de extinción?

Todos nos vamos a ir a la red. Hay dos hechos que lo corroboran. Internet cuesta menos dinero. Cuesta mucho más cortar el árbol y poner el periódico en papel en la calle. Esto obviamente va en aumento. Pero, lo que de verdad está reemplazando al papel es el amateurismo en la red, la aparición de blogueros. A ver, yo no valoro las noticias del papel porque estén impresas. No es el soporte lo que más me importa. Lo que tiene significado es la noticia en sí. Y creo que las noticias online van a ser el futuro sin ninguna duda. De hecho, la mayoría de la gente ya lee The New York Times y The Washington Post en internet.

En España un canal de noticias de 24 horas acaba de desaparecer y se ha sustituido por un programa de telerrealidad. ¿Qué le parece esto? ¿De qué es síntoma?

Eso no está bien. Los gobiernos van a tener manga ancha al no existir una prensa activa. La ausencia de la prensa es mala para las sociedades. En realidad, la prensa independiente es un fenómeno muy reciente, de principios de siglo. Antes había prensa política, de pago, pero la idea de prensa profesional y con estándares éticos es muy reciente. El hecho de que estemos yendo hacia atrás me deja perplejo.

También me impacta que la industria haya sido incapaz de manejar las tecnologías de internet. Y, sin embargo, yo creo que las noticias todavía tienen un valor para la gente, quizá no para todo el mundo, pero sí para un número muy significativo de personas, que quieren estar informadas de la actualidad. Y para eso está la prensa activa.

¿Qué opina de los periodistas de hoy?

Veo a mucha gente joven con un instinto impresionante y que realmente quieren hacer este trabajo. Las escuelas de periodismo de mi país están todavía llenas. Pero yo no creo en las noticias impresas, no es el producto en papel lo que me más importa. Lo que yo creo es en las noticias en sí mismas y sobre todo en la redacción. La redacción es el lugar donde se crea la ética profesional y también donde se construye una memoria institucional de los lugares y las instituciones que los periodistas están cubriendo para transmitir después esa información a los periodistas más jóvenes. Mis mejores reportajes se deben a que en mi periódico había profesionales mayores que yo, gente que comprendía la ciudad mejor que yo, que entendía el trabajo y el funcionamiento de un periódico. Ellos comprendían el mundo mucho mejor que lo que podían hacer periodistas de 23, 24 o 25 años. Y, por eso, lo que más me preocupa es que las redacciones se están quedando vacías.

Exacto, los periodistas jóvenes ahora no tienen referentes.

Absolutamente. Son esos periodistas con experiencia los que, cuando el periodista joven ve algo que le parece estúpido, simple o superficial, ellos le preguntan: “¿Examinaste bien el gancho?” Y después le dicen: “¿Sabes lo que ocurrió en ese lugar en 1979?”. Para elaborar bien una noticia lo que necesitas es conocer el background de lo que ha ocurrido. Y ese es el staff que consigue explicar el porqué de las noticias. Porque el quién, cómo, qué, eso es fácil de saber. Lo difícil es llegar a saber por qué ocurrió eso, por qué se tomó esa decisión, por qué se resolvió de esa manera ese problema. Y la única manera de dar con ese dato es a través de la experiencia. Y hay que compartir la experiencia a los otros reporteros para ayudarles. Esto es lo que tienen las redacciones y esto es lo que se está perdiendo.

¿Qué tienen que tener los periodistas de hoy? ¿Lo más importante es adaptarse a las nuevas tecnologías?

No todas las habilidades son necesarias, pero la actitud crítica sí debe ser la misma de siempre. No debes tener una visión idealizada, ni siquiera de tu propio rol como periodista. Necesitas ser curioso y a la vez no estar dispuesto a aceptar cualquier respuesta a menos que sean demostradas por datos empíricos básicos. En general, si a la gente le dices algo, se lo cree. Un periodista debe decir “puede que sí, puede que no”. Su actitud debe ser la de: “Demuéstramelo”.

La cuestión es que el mundo es cada vez es más complejo.

Sí. Cuando yo empecé en el periodismo todo era más simple. El mundo se dividía entre Occidente y el mundo comunista. Y las guerras no afectaban a los civiles del modo que les afectan ahora. Un ejemplo de todo esto es el tema del cambio climático, que ahora parece casi irresoluble. Desde los noventa, los países estuvieron discutiendo si era real o no. Y el periodismo falló a la hora de parar esta discusión. Tampoco se dio cuenta de que, a finales de los noventa, el sistema económico americano estaba vendiendo mierda, acciones basadas en nada que luego afectaron a la economía mundial. Nadie lo entendió. Por tanto lo que se necesita ahora en el periodismo es a gente mucho más inteligente que antes. Y, claro, la gente con esas capacidades son demasiado caras y ahora estamos en una situación en la que las empresas lo que piensan es: “Vamos a hacer más dinero sacando basura que un periódico serio”.

¿Es la crisis económica la causa de la crisis del periodismo o sólo es una excusa?

En 1995 la compañía dueña del Baltimore Sun obtuvo un 37,5% de beneficios. Fueron los mayores beneficios que el periódico había tenido en su historia. Y a pesar de eso se empezaron a hacer muchas menos noticias, se despidió a gente y empezaron a contratar a periodistas muy jóvenes. Ellos hicieron mucho dinero, pero la profesión se acabó. Es decir, mi periódico empezó este mismo proceso cuando había tenido unos beneficios enormes. Así que no es causa de la crisis económica.

Y ahí fue cuando usted decidió escribir Homicidio’, una crónica con muchos parecidos con las novelas negras de sus colegas Dennis Lehane o Richard Price. ¿Es esta literatura un nuevo periodismo?

Es cierto porque hay mucho hiperrealismo en esas novelas que escriben Richard, Dennis o George Pelecanos. Y eso fue lo que me convenció para que trabajaran en The Wire. Pero sus novelas no es periodismo. No es la intención. Otra cosa es que su forma de escribir, de retratar una sociedad y sus cambios sí pueda semejarse a la labor del periodismo.

Usted está trabajando en la serie Tremé’, sobre las consecuencias del Katrina’. ¿No tiene pensado volver al periodismo?

¡No sé a dónde puedo volver! Lo que yo no quiero volver es para ser columnista. Tengo ahora 50 años. Y lo más importante para un reportero son las piernas. Tienes que correr a todas partes. Y eso es lo que pueden hacer gente más joven. Y yo realmente no me puedo imaginar a mi mismo como columnista.

¿Es pesimista sobre el futuro del periodismo?

No, porque yo todavía creo que el periodismo tiene un valor. Y tiene una misión de servicio público. Y estoy convencido de que todavía habrá buenos lugares donde trabajen los periodistas y se haga buen periodismo. (Tomado de Público)

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