Miguel Fernández
Entrevista con el diseñador Jorge Martell, autor de la campaña “Obama…Give me five”, auspiciada por el Comité Internacional por la Libertad de los Cinco cubanos prisioneros en EE.UU.
“¡Obama, give me five!” es un sutil juego de palabras en inglés que se refiere al acto amistoso de chocar las manos, pero que esta vez se convierte en una contundente reclamación al presidente norteamericano para que excarcele a los cinco antiterroristas cubanos, quienes permanecen prisioneros en Estados Unidos desde hace 13 años.
El diseñador Jorge Martell unió su voz y su ingenio para clamar justicia por los Cinco Héroes cubanos, y lo hizo de la mejor manera que sabe hacerlo. Por eso dijo categórico que “mi mensaje ya está enviado a través de miles de gritos pegados en la pared. Ahora me falta recibir el mensaje de ellos, para ver si están satisfechos con mi manera de “gritar”.
Martell es un habanero nato, de esos que van por la vida convencidos de que la brisa del Malecón es nutriente indispensable para sobrevivir. Su formación la ganó en la Escuela de Artes Plásticas de San Alejandro, también bebió enseñanzas en Escuela Taller de Diseño de La Habana, y en el Instituto Superior de Diseño, y conoce perfectamente la vida y los resortes sociales de Estados Unidos pues vivió en ese país por casi tres décadas.
Miembro de la UNEAC y fundador del Grupo de Diseño Informacional de la Brigada Hermanos Saíz. Durante el tiempo que vivió en Estados Unidos, fue miembro del Art Directors Club of New York, del American Institute of Graphic Arts (AIGA), del Graphic Artists Guild y de la Federation of Cuban Teachers of Fine Arts.
Cuba, La Isla Infinita habló con Jorge Martell acerca de la nueva campaña a favor de la libertad de Gerardo Hernández, René González, Ramón Labañino, Antonio Guerrero y Fernando González, los cinco antiterroristas cubanos encarcelados injustamente en Estados Unidos desde 1998, comienza a recorrer el mundo.
Miguel Fernández: ¿Cómo surge la idea de esta campaña a favor de la libertad de los Cinco Héroes cubanos?
Jorge Martell: Creo que la motivación más importante fue el orgullo nacional, ligada a mi experiencia profesional, la cual hacía que me molestara el tratamiento que se le estaba dando a la propaganda gráfica sobre el tema, aun más cuando esa campaña era a nivel internacional, y las imágenes que acompañaban el mensaje al exterior no reflejaban el gran nivel gráfico y comunicativo obtenido por los diseñadores cubanos en estos años de Revolución.
Por supuesto que esas primeras imágenes estaban hechas con todo el mejor deseo, pero los colegas que las creaban no sabían sobre la idiosincrasia norteamericana, ni de los códigos estéticos que deben manejarse para llegar al receptor que interesaba. También siempre noté el error de que toda la campaña era en español, cuando debía ser en inglés, porque el “target” más importante era el gran grupo angloparlante (votantes-consumidores), y con lo primero que podíamos cruzar nuestras fronteras para llegar allá era con el idioma.
Luego me di a la tarea de buscar la entidad que quisiera darle un feliz término a este concepto, y fue la UNEAC la que dio ese primer paso decisivo haciéndola conocer.
MF: Eres un diseñador con un largo historial en el mercadeo y en el mundo editorial. ¿Habías estado involucrado antes en campañas de solidaridad?
JM: Como sabes, voy a cumplir 45 años de constante trabajo en mi profesión. Soy de la primera generación de diseñadores formados completamente después de 1959. No he hecho otra cosa profesionalmente que diseñar y 30 de los años de trabajo transcurrieron en los Estados Unidos, donde hice publicidad, básicamente, en importantes agencias y en la mía propia, así como en editoriales de prestigio continental, además, por supuesto, de seguir realizando mi obra personal, pues soy un diseñador que también pinta.
El resto de este tiempo laboré en Cuba en el Consejo Nacional de Cultura, en el Pabellón Cuba y en el Instituto Cubano del Libro. En el Pabellón Cuba hacíamos el interesante trabajo del diseño de exposiciones, en el cual se mezclaba lo bidimensional del diseño gráfico y lo tridimensional del diseño ambiental y arquitectónico, con un 80 por ciento de proyectos de propaganda puramente política.
¿Quién de mi generación no recuerda, por solo mencionar algunos de esos proyectos, la exposición del 50 Aniversario de la Revolución de Octubre, cada aniversario de los CDR, La Aeronáutica en Cuba, o cualquiera de los primeros Salones Nacionales de Carteles? Fueron trascendentales eventos con un extenso radio de acción, desde L y 23 hasta el Malecón. Desde ese entonces no había vuelto a incursionar, a un nivel tan serio, en la promoción ideológica.
Antes de continuar, si me lo permites, quisiera aclarar un concepto que quizás todos los receptores no tengan suficientemente definido: la diferencia entre la publicidad y la propaganda. Y es que la publicidad “vende” productos y servicios, y la propaganda “vende” (si me permites este desvarío, al referirme a la ideología) ideas políticas y religiosas.
El Diseñador Informacional, que es la acepción más moderna para nuestra profesión, encara ambas especialidades con las mismas armas científicas y creativas. Ahora, en mi opinión, en la propaganda, el creador puede dar ese paso extra de sí mismo, si coincide ideológicamente con lo que pretende promover, y cuando esto sucede se tiene una satisfacción extra.
MF: Cuando los Cinco Héroes cubanos fueron apresados, tú vivías en Miami, quizás el lugar más hostil con respecto a la causa por la libertad de estos combatientes antiterroristas. ¿Desde cuándo estas al tanto de la campaña internacional que se hace porque los Cinco sean liberados?
JM: Creo que desde su comienzo, viviendo en Miami, es imposible no estar al tanto de este tipo de acontecimiento.
“Give me five”: Un mensaje directo al pueblo norteamericano
MF: “Give me five” es una frase muy común en Estados Unidos, cuando un amigo le pide la mano a otro. ¿Por qué usas este recurso como mensaje al Presidente norteamericano Barack Obama para que libere a los cinco combatientes cubanos?
JM: Mira, cada vez que he hablado en público a través de los medios, o he entablado algún “diálogo creativo” (odio llamarles conferencias), he dejado muy claro, sobre todo a los jóvenes diseñadores y a los estudiantes de diseño, lo bien que hemos sido formados en nuestra profesión, en nuestro país.
Yo he sido un ejemplo de esto, ya que siempre he estado a la vanguardia de cada grupo o colectivo creativo del que he formado parte o que he dirigido en el exterior. En resumen, aprendí solo dos importantes cosas: técnicamente, la perfección tipográfica, que yo creía europea, pero era norteamericana, y, creativamente, el trabajo de mesa para encontrar el concepto.
Con esto quiero decir que esta imagen fue el producto de un largo “trabajo de mesa”, de una incisiva búsqueda en la historia general y gráfica norteamericana, buscando algo, “lo más americano posible”, para llegar con el mensaje a la masa a quien iba dirigido, con un elemento super conocido y que fuera orgánicamente asimilado por un contacto constante por esa masa, que iba a ser la receptora de nuestro mensaje, y así creo que lo logré, con el ¡Give me five!
A continuación, reseño el texto de argumentación que adjunté a los bocetos en su primera presentación. Este primer cartel, podría dar inicio a una extensa campaña, diseñada específicamente para el receptor norteamericano. Su texto en inglés, y aún más su concepto, solo es entendible al nativo anglo o a alguien que haya vivido muchos años en los Estados Unidos y que entienda a fondo su idiosincrasia.
Por todo lo anterior paso a explicarla. Creo que GIVE ME FIVE es un icono norteamericano más conocido por su pueblo que los símbolos patrios, tan importante y reconocible como Micky Mouse, Superman o Coca Cola. Es un saludo que puede tener diferentes intensiones, es lo primero que aprende a decir y a ejecutar con su manita, manipulada por toda la familia, el bebé norteamericano.
Se traduce como DAME ESOS CINCO, refiriéndose a los cinco dedos de la mano, y el que inicia la acción le exige al interlocutor que le dé sus cinco. Eso queremos señalar con la excarcelación de Los Cinco Cubanos.
No existe nadie -quiero sonar muy rotundo-, ¡NADIE!, que en su sano juicio, no conozca lo que queremos decir con la unión de esta imagen y del texto. Se agregan los nombres de los encarcelados, para hacer más obvia aún nuestra intención, aunque conceptualmente no hubiera hecho falta. Es tan claro para el prospecto a quien va dirigido, que por su claridad se me hace difícil explicarlo, pues realmente no hay nada que explicar. La claridad visual del concepto es aplastante.
Este cartel inicial podría ser el primero de una extensa campaña, donde solamente cambiaríamos la mano, utilizando otras que representen todos los grupos humanos que gritan porque esta injusticia se detenga. Por ejemplo, una mano muy callosa de un obrero, la mano de un niño, una mujer, de razas diferentes, incluso, si quisiéramos ir más allá, le podemos incorporar el puño del vestuario, y así podemos enseñar a religiosos, militares. En fin, de ser esta posibilidad real, crearíamos el guión para hacer sumamente efectiva la campaña. El pedido directo al presidente norteamericano, Barack Obama, es obvio, porque tiene la solución en sus manos.
Ya a estas alturas he diseñado tres carteles y sus correspondientes piezas colaterales, como volantes, piezas para enviar por correo, y otros medios. El que inició la campaña fue la mano de un hombre, el segundo fue la mano de un niño, porque en ese momento estuve diseñando también el cartel de “La Colmenita”, en su gira a los Estados Unidos, y quise aprovechar el efecto ya causado por el primer cartel en ambos, ya que la principal puesta del grupo teatral fue Abracadabra, pieza que planteaba el mismo tema. El tercer cartel tiene la mano de una mujer negra, y estoy trabajando en el cuarto, que será la mano de un obrero de la tercera edad, mostrando el patrimonio humano de hombres dedicados por entero a duras faenas, y que se unen al mensaje de esta campaña.
MF: ¿Cómo se siente un diseñador cubano, que conoce la vida en las dos orillas del conflicto cubano, participando en la campaña internacional a favor de la libertad de Los Cinco?
JM: Bueno, primero, me siento que despejé una gran interrogante que ha sido motivo de pensamiento de muchos creadores, por mucho tiempo: Si la obra de un artista, por el hecho de haberla creado fuera de su tierra natal, era o no autóctona del país de su nacimiento. Sin dudas, para mí el movimiento geográfico, aunque sea por generaciones, no borra ese hilo conductor con el lugar de nacimiento; mi obra es tan cubana como si la hubiera realizado toda en Cuba.
No se deja nunca de ser un ente socio-consciente de la realidad de tu país por vivir en otro. Esta campaña internacional viene a ser como el ideal de todo artista de mi profesión, que muy pocas veces se logra obtener, de ver su trabajo reproducido por millones, y llenando la necesidad de comunicación de esa masa para la que fue creada. En el plano totalmente personal viene a ser la culminación de mi carrera, el resultado de mi madurez profesional, lo cual me llena del más agradable orgullo y de la más tierna sensación de haber cumplido con mi deber.
MF: Fuera de la mesa de dibujo, lejos de la computadora, y como un simple cubano de a pie ¿qué mensaje le enviarías a Ramón Labañino, Gerardo Hernández, Fernando González, Antonio Guerrero y René González?
JM: Bueno, mi mensaje ya está enviado a través de “miles de gritos pegados en la pared” (como fue la definición sobre el cartel de un gran afichista polaco). Ahora me falta recibir el mensaje de ellos, para ver si están satisfechos con mi manera de “gritar”.
MF: ¿Cómo ha sido tu relación de trabajo con el Comité Internacional por la Libertad de los Cinco Cubanos?
JF: Mira, hay dos situaciones en las que me he sentido muy orgulloso, la primera y más importante, fue que después de trabajar directamente con el “Comité Internacional por la Libertad de los Cinco Cubanos”, con las compañeras Graciela Ramírez y Alicia Jrapko, el Comité decidió que la campaña Obama… Give me five! será la única campaña con que se manejará este evento.
La otra situación, fue cuando el actor Danny Glover, me dejó saber de una manera muy agradable y llena de emoción, cuanto le gustaba mi trabajo, felicitándome por haber creado una imagen y un texto tan directo e impactante como pocas veces el había visto.
En general, he recibido felicitaciones de colegas profesionales de mi país y de los Estados Unidos que han quedado también muy impactados por mi trabajo, y no solamente diseñadores, si no, desde intelectuales, hasta obreros, que han sabido tener el detalle de dejarme saber lo que les había gustado mi trabajo, cosa que quiero agradecer a todos públicamente y a Cuba, La Isla Infinita, en especial, por darme la oportunidad de tener este diálogo con sus numerosos lectores.
El placer ha sido nuestro Jorge, que junto contigo seguiremos gritando “Obama…Give me Five”.
Una entrevista del periodista cubano residente en Miami Miguel Fernández, en su blog Cuba, La Isla Infinita
A INUNDAR LAS REDES CON EL AFICHE!