Miguel Fernández*
Fue casualmente en los Estados Unidos, donde el presidente Abraham Lincoln aseguró que “puedes engañar a todo el mundo algún tiempo, puedes engañar a algunos todo el tiempo, pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo.” Y digo casualmente, porque en estos momentos de mentiras y campañas mediáticas contra Cuba, fraguadas desde las “trincheras” anticastristas de Miami, acaba de desinflarse un embuste donde también se utilizó como estandarte a un preso que murió en huelga de hambre.
Reina Luisa Tamayo, la madre del finado recluso Orlando Zapata Tamayo, compareció en la noche de este lunes, ante las cámaras y micrófonos del programa televisivo “A Fondo con Sevcec”, del canal local América Tevé-41, y sin tapujos dijo sentirse traicionada, engañada y decepcionada con todos los que la llenaron de luces y ofrecimientos.
“Los que nos prometieron ayuda nos han traicionado”, dijo la anciana a una pregunta del moderador del programa, y contó las vicisitudes que tiene que enfrentar para sobrevivir en Miami, siete meses después de su llegada.
La madre de Zapata llegó a los Estados Unidos cargando las cenizas de su hijo el pasado 9 de junio. Entre vítores y abrazos, los mismos que empujaron al suicidio a Zapata, la recibieron en el aeropuerto. Políticos, cabilderos, disidentes y hasta algún que otro terrorista, se congregaron en el Miami International Airport, para darle una bienvenida cargada de promesas.
La señora Tamayo, ataviada con sus acostumbrados collares yorubas, dijo estar viviendo un momento desesperado, y con una mezcla de rabia y tristeza, afirmó que “el espíritu de mi hijo estará sufriendo lo que está pasando su madre”.
La madre de Zapata Tamayo explicó a la teleaudiencia de Miami que fue engañada por sus patrocinadores y dijo sentirse manipulada por los mismos que prometieron ayudarla. Contó, además, cómo se gana la vida como sirvienta, limpiando casas, cuidando ancianos, y junto a su esposo, arreglando la hierba de los patios.
Vivimos nueve personas en una sola casa, pero no nos alcanza el dinero para pagar la renta de 2,300 dólares mensuales, más el resto de las cuentas (agua, luz, teléfono, y comida, entre otras), declaró con dolor, mientras narraba sus esfuerzos por conseguir que la comunidad cubana exiliada les diera algo de ayuda económica.
Reina Luisa decidió tomar el camino del exilio junto a doce familiares. Durante la campaña difamatoria que se orquestó desde Miami contra Cuba, después de la muerte de Zapata Tamayo, grupos de exiliados y organizaciones de refugiados ofrecieron brindar ayuda a la familia Tamayo.
“Vamos a ayudar a la familia a iniciar un nuevo capítulo en sus vidas. Hemos dispuesto cuatro apartamentos en el suroeste de Miami y también será asistida con alimentos, ropa, muebles, clases de inglés, trabajo y otros asuntos esenciales”, afirmó en aquel momento Suzy Cop del Comité Internacional de Rescate (IRC), organización que supervisa los programas de reubicación para los refugiados que llegan a Miami, en el estado de Florida, según una nota publicada en el sitio digital Cuba en Miami el 8 de junio 2011. Reina Luisa Tamayo dejó bien claro que todo era mentira.
También Janissette Rivero, del Directorio Democrático Cubano, se ofreció ante las autoridades consulares norteamericanas como la patrocinadora de esta familia cubana. Evidentemente, por las declaraciones de Reina Luisa, todos le dieron la espalda e hicieron mutis por el foro.
Lo triste de toda esta historia, es ver como manipulan sin piedad, aunque para conseguir propósitos haya que pasar sobre las cenizas de un muerto. Ahora, Reina Luisa no cuenta. Mientras estaba en Cuba, era protagonista de la manipulación y eso genera dinero. Ahora, en la triste realidad del exilio, no deja de ser más que una vieja memoria, casi olvidada.
Ya tienen un nuevo “producto” de propaganda que da más resultado, y como decía un popular vendedor de muebles en Miami, “aquí lo que vale es el cash”. Solo habrá que esperar un poco, para ver si a Maritza Pelegrino, la viuda de Wilmar Villar, el recluso común recién fallecido, le toca pasar por la triste historia de Reina Luisa Tamayo.
Vale la pena reiterar lo que afirmó el presidente norteamericano Abraham Lincoln: “puedes engañar a todo el mundo algún tiempo, puedes engañar a algunos todo el tiempo, pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo.”
*Periodista cubano residente en Miami
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