José Luis Fariñas
Vuelve el maestro Fariñas a La pupila insomne con este poema de resonancias homéricas y su óleo “Introducción la nada”.
Aquiles
He regresado del infierno
y las flechas no me matan
aunque vayan todas a mi talón enemigo.
Algo dulce que perdura
se me retuerce detrás de los ojos,
pero no queda nadie que sepa
contener mis lágrimas,
ni Héctor ni Patroclo,
ni Odiseo ni Troya,
y no tengo ni el infierno
ni auras ni palomas
para recuperar el abrazo
de las cúpulas rectilíneas
o la geometría larval
de otra montaña sagrada
con sus raíces amargas,
sus pequeños desastres
y sus visos de llanto arsenical.
Solo consigo inclinarme
como un niño serio
junto a la orilla enconada
de ríos sin nombre
a meditar contra esta noche
que no me perdona,
y que tampoco me dejará dormir,
ni perecer ni retirarme.
Continúa, para suerte nuestra, la atinada producción poética de Fariñas.
Maravilla lo prolífico con lo atinado (que no es lo común), denotando el buen oficio alcanzado por el poeta-pintor (el orden lo dispongo al arbitrio de mi gusto.
A Fariñas, felicitaciones; por este poema, intimista y algo desgarrador, que tan a bien nos regala (acompañándolo con, su siempre sugerente, pintura -en que nos refleja de un mundo interior, que se dilata a una realidad, maravillosamente fantaseada, que como buen arte, surgiere más que dice; me atrevo a decir yo, neófito de las visuales artes.
Gracias, Iroel, por compartírnoslo.
Afectuoso abrazo,
José Valle