Con el misterio de su poesía y estos seres enfardelados llega nuevamente el maestro José Luis Fariñas a La pupila insomne.
Comportamiento errático del misterio
El cielo esférico de la infancia se pudre en pleno agosto.
Es obligado tocar fondo cuando la montaña esté embrujada;
las máscaras de piedra comienzan a sangrar
y a la higuera vuelve el maestro sin su manto,
a codiciar tibiezas.
Los perros abrevan en las aguas de lo que imaginamos a salvo.
¿Dónde está la palma volátil de la victoria?
He visto caer más cabezas que cuerpos.
A eso llaman miopía los maestros de escuela,
diagonales blancas cerrándoles el paso al arca.
Fariñas continúa, verdaderamente, prolífico y atinado; me hace la necesidad de buscar nuevas palabras, para no reiterarme en los elogios… y no se me ocurre más, que felicitarle por el vuelo poético, que alcanza en sus poemas y, aunque neófito en las artes plásticas, por el sello propio, que desde mucho, logra su pincel.
Gracias Iroel, por presentárnoslo.
Saludos,
José Valle