Recientemente Omar Pérez Salomón recordaba en La pupila insomne que ya sobrepasa los 600 millones de dólares del contribuyente norteamericano, el dinero despilfarrado por el gobierno de Estados Unidos en las emisiones de Radio y TV Martí que sin éxito se dirigen a Cuba. Comentaba nuestro colaborador cómo durante la administración de Barack Obama se habían incrementado las horas de transmisión radial hacia la Isla, alcanzando la cifra récord de 2243 horas semanales.
Ahora, el sitio Cubamoneyproject, del periodista Tracey Eaton, publica que la Junta de Gobernadores de Radiodifusión (BBG por sus siglas en inglés) ha contratado a la empresa Washington Software Inc -por un valor que puede superar los 464 mil dólares- un servicio para enviar a usuarios en Cuba mensajes de texto vía teléfonos celulares.
Eaton reproduce el intercambio entre la agencia federal y un posible contratista con dudas sobre la legalidad de “enviar este tipo de mensajes a personas en otro país”. Pregunta el presunto contratista: “¿El gobierno de EE.UU. asume toda la responsabilidad legal de estos mensajes? ¿Existen consideraciones legales de las que un proveedor tiene que ser consciente en este tipo de emisiones?”, a lo que la BBG respondió: “La Agencia asume la responsabilidad por el contenido de los mensajes”.
El contrato exige la distribución de 24 000 mensajes por semana, una cantidad que “puede aumentar, dependiendo de los acontecimientos en Cuba”. Reveladoras palabras, luego de que el presidente Obama anunciara esta semana que ““ya es hora de que algo cambie en Cuba”y de que uno de sus asesores proclamara el “nuevo método” de intervención inspirado en Libia.
“…creemos que es mucho más legítimo y eficaz para el cambio de régimen que sea perseguido por un movimiento político nativo más que por los Estados Unidos o las potencias extranjeras”, dijo el asesor de Barack Obama, Ben Rhodes, al comentar el éxito con que las bombas de la OTAN respaldaron al llamado Consejo Nacional de Transición libio.
Más claro, ni el agua. En Cuba, con el dinero también norteamericano, se reclutan personas para un “movimiento político nativo” cuya misión es fomentar “acontecimentos”, pero los mensajes y contenidos vienen de Washington. El objetivo, lograr artificialmente el pretexto para una intervención.
La única novedad es el cambio tecnológico. La BBG es la misma que opera la Oficina de Transmisiones hacia Cuba (OCB, por sus siglas en inglés), responsable del despilfarro ocasionado por Radio Martí. De Ronald Reagan -creador de Radio Martí- a Barack Obama poco ha cambiado.
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