Néstor García Iturbe
De acuerdo con la aplicación de los últimos adelantos científicos a la robótica militar, no resulta un disparate decir que los robot tendrán un papel muy importante en las guerras del futuro.
Hasta cierto punto, pudiera resultar más humano que los robots se destruyan unos a los otros y que gane la guerra aquel que tenga el mayor número de robots en funcionamiento.
Sin embargo el asunto no será tan sencillo, pues los propios robots pudieran servir de carceleros de los vencidos y queda la posibilidad de que después que destruyan todos los robots del contrario, continúen matando a los que dirigían los robots enemigos.
Algunos robots han sido diseñados específicamente para matar. Estados Unidos cuenta entre otros con los llamados “drones” , Vehículos Aéreos sin Tripulación (UAV), que están habilitados con cohetería y que todos los días los utilizan en Afganistán y Pakistán para matar “sospechosos”, que muchas veces resultan ser civiles no involucrados en actividades bélicas
El propio adelanto de la ciencia va marcando la necesidad de revisar y modernizar toda una serie de Convenciones y Tratados que regulan y establecen parámetros en cuanto a cómo debe conducirse la guerra para hacer esta lo menos dolorosa posible, sobre todo a la población civil, heridos, prisioneros y aquellos que sin quererlo se ven atrapados en la misma.
En cierta medida el problema de la utilización masiva de los robots puede considerarse del futuro, sin embargo, en la actualidad ya están utilizándose en menor escala, pero los mismos están probando su efectividad y conveniencia. En las guerras que Estados Unidos está desarrollando contra distintos pueblos del Medio Oriente, utiliza un poco más de 6,000 robots aéreos, y cerca de 15,000 terrestres, lo cual es una cifra considerable.
Acorde con los estrategas militares estadounidenses, su objetivo es tener simultáneamente miles de robots en el campo de batalla, lo que disminuiría ostensiblemente las bajas del personal humano de sus fuerzas armadas y permitiría realizar acciones que una persona no es capaz de efectuar, aún poniendo su vida en peligro.
En estos momentos más de 45 países se encuentran involucrados en programas de robótica militar. Estados Unidos trabaja en función de que para el año 2015 (dentro de cuatro años) más del 50 por ciento de sus actores en una guerra sean robots. Dentro de los proyectos que desarrolla el Pentágono relacionados con la robótica aplicada a la guerra, existen cuatro de ellos en los que se pretende construir robots totalmente autónomos, que posean inteligencia artificial y esta pueda aplicarse a las acciones bélicas que se les asignen.
En las acciones bélicas utilizando robots, como sucede hoy en día con los “drones”, el operador del equipo está en el Estado de Nevada, ejecuta la misión que le fue asignada eliminando objetivos y matando personas. Termina su turno de trabajo, recoge al hijo en la escuela, lo lleva a comerse un Mac Donald, de ahí para la casa y reanuda su vida familiar hasta el día siguiente, en que después de dejar a su hijo en la escuela, regresa a su labor de muerte y destrucción, todo desde un confortable puesto de mando con aire acondicionado.
El más utilizado de los robots aéreos es el llamado “drone” (zángano”) pues el ruido del motor asemeja el que emite el zángano de la colmena. Inicialmente este tipo de vehículo fue desarrollado por Israel. El mismo se usó en labores de espionaje visual, utilizando la cámara de televisión con que cuenta. Posteriormente Estados Unidos inició la producción y continuó su desarrollo agregándole los elementos de artillería, convirtiéndolo en una temible arma que puede penetrar en el espacio aéreo de cualquier país, casi indetectable por su tamaño, y ejecutar acciones bélicas o de ajusticiamiento.
En la actualidad existen más de 500 tipos de “drones” que se diferencian no solo por el fabricante, sino también por los medios técnicos que son capaces de portar, el tipo de tarea que pueden realizar, tamaño, alcance y velocidad en que puede moverse el equipo.
Una de las empresas que se destaca en la fabricación de robots del tipo terrestre es la Boston Dynamic que ha fabricado varios por encargo del Pentágono. En estos momentos tiene en funcionamiento el robot Petman, vinculado a la guerra química. Ahora la empresa está trabajando en un prototipo de robot más avanzado que debe sustituir al Petman, este ha sido denominado Terminator Atlas.
El robot Terminator Atlas tendrá torso, dos brazos, dos piernas pero no cabeza y será capaz de andar sobre terreno difícil, pasar a través de huecos pequeños y arrastrarse sobre rodillas y manos si fuese necesario. Puede llevar una carga que pese hasta diez libras, que si fueran de explosivo plástico pudiera acabar fácilmente con cualquier refugio.
Actualmente, el Ejército utiliza otro robot de Boston Dynamics, el Big Dog, capaz de cargar hasta cuatro mochilas que pesen en total unos 150 kg. Este robot puede moverse sobre terreno montañoso y una superficie desigual por el que no pueden desplazarse vehículos de ruedas. Puede servir para suministrar municiones y explosivos a un grupo que se encuentre aislado, o para dejar una gran carga explosiva de consideración en algún objetivo difícil de alcanzar.
Otra de las invenciones de la Boston Dynamics es el robot “Cheetah” (leopardo), con cuatro patas, tendrá una columna flexible, cabeza articulada y será capaz de acelerar, pararse en seco, girar en esquinas, zigzaguear y alcanzar velocidades de 32 a 48 km/h (20 a 30 mph), e incluso alcanzar los 110 km/h (70 millas/hora). La propia velocidad con que se mueve es parte de su inmunidad, lo cual le permitiría entrar en el campo enemigo con un mínimo de peligro de ser desactivado y destruir un objetivo.
Existen robots terrestres que pueden realizar la misma función de los “drones”, detectar un enemigo y lanzarle un misil, de ahí lo que se plantea de que “Cuanto más cerca estás de recibir un disparo, más entiendes el valor de tener la capacidad de usar armas a distancia”.
Se plantea la importancia de que los robots armados sólo funcionen bajo el control de los soldados y nunca de forma independiente. Peter Singer, autor del libro Wired for War pone como ejemplo el sistema automatizado de artillería desplegado por Estados Unidos en Afganistán.
“Este sistema reacciona y dispara. Podemos apagar el sistema, podemos activarlo, pero nuestro poder no es realmente de decisión. Es poder de veto”. Si el sistema automatizado tiene tal independencia que después de accionado selecciona los blancos, cómo se puede estar seguro que esté atacando los blancos correctos y obedeciendo las leyes de la guerra.
La robótica aplicada a la guerra continúa desarrollándose y el grave peligro de esto es que desafortunadamente quienes están a cargo de dirigir dicho desarrollo son los que ponen el interés de la victoria por encima de los intereses humanos, los que dicen que en la guerra el factor humano es el más débil, cuando en realidad es y debe ser el más fuerte.
Mientras que el ejercito este compuesto por personas, hijos del pueblo, podemos tener la esperanza de que llegado el momento, puedan revelarse contra el poder y ponerse de parte de su pueblo. ¿Pero que ocurriría si las élites se rodeasen de un ejercito de soldados robot? ¿Quien podrá revelarse contra la tiranía? No es ciencia ficción, esta ocurriendo ya: http://www.youtube.com/watch?v=cHJJQ0zNNOM
Desde Argentina, podemos esperar la Independencia de Latinoamérica, con las políticas contracíclicas de los gobiernos nuestros.
La Independencia soñada desde 1810, está realizandose.
Hasta la Viktoria Siempre!