Iroel Sánchez
Tal vez la pegada más fulminante que se ha visto en el boxeo cubano sea la del tunero José Gómez. Coterráneo de Teófilo Stevenson, Gómez se hizo leyenda a finales de los años 70, llegando a ser campeón en las Olimpiadas de Moscú. Un accidente automovilístico acortó su carrera, pero los aficionados recuerdan aún la formidable derecha con la que concluyó numerosos combates antes del tiempo reglamentario.
El rival más constante que tuvo Góméz fue el finlandés Tamuz Usivirta. Su capacidad de asimilación, tenacidad y valentía hicieron época en la arena internacional. Las peleas entre Gómez y Usivirta todavía son recordadas en Cuba, sobre todo porque a pesar de su pegada, para el tunero eramuy difícil noquearlo.
No son muchos los fineses conocidos en Cuba y el rival de Gómez ha quedado entre nosotros como el finlandés por antonomasia. Un hombre tenaz y orgulloso, imposible de noquear hasta por el más fuerte de los pegadores. Han pasado más de treinta años y en la Isla hemos conocido a otro finlandés, el teléfono Nokia. Aún muy cara para la mayoría de sus habitantes, el uso de la telefonía móvil ha venido creciendo en la Isla. Una parte del millón de cubanos que tiene ya acceso a esa tecnología usa los equipos que produce la corporación finlandesa. Son relativamente pocos comparados con otros países y ahora acabamos de conocer una de las causas. La empresa no puede vender directamente sus equipos a la Isla y se ha dirigido al presidente Barack Obama para solicitar le permita hacerlo.
No sólo Nokia ha realizado esa petición. Las empresas de telecomunicaciones AT&T y Verizon también lo han hecho. Por su parte, Obama la única respuesta que ha dado después de la solicitud es firmar el memorándum que prorroga por un año más el bloqueo a Cuba. Los Estados Unidos impiden el acceso de la mayoría de los cubanos a esas tecnologías pero a sus empleados en Cuba se las facilitan gratuitamente con fines subversivos. Precisamente eso es lo que intentaba hacer el ahora célebre “contratista” Alan Gross cuando fue detenido por las autoridades cubanas.
Volviendo a Finlandia, suponemos a Nokia y a sus directivos tan tenaces y voluntariosos como nuestro conocido boxeador. Su historia es admirable. Desde un país de apenas cinco millones de habitantes se han convertido en líderes mundiales en la producción de equipos de telefonía móvil. Asombra que lo que hoy es una entidad dedicada a las tecnologías de punta en las telecomunicaciones, comenzara hace apenas un siglo como productora de pulpa para papel.
El gobierno norteamericano dice en todas partes que el bloqueo es un problema bilateral. Se pregunta uno entonces por qué una organización tan importante, radicada en Europa, tiene que pedir permiso a Estados Unidos para comercializar sus productos en Cuba, y el argumento que difunde la prensa es que la distribuidora para América Latina de los demandados aparaticos se encuentra en Miami; bueno, nadie es perefecto, ni aún los finladeses de Nokia tienen la puntería garantizada al 100% a la hora de colocar sus oficinas.
Resulta que aún en el capitalismo globalizado y neoliberal la autonomía empresarial tiene sus límites. A fin de cuentas, es más fácil aguantarle la derecha a José Gómez que subirse al cuadrilátero con el imperio, algo que los cubanos llevamos haciendo cincuenta años. Tenacidad Usivirta…