Adolfo Pérez Esquivel
El Premio Nobel de la Paz analiza la relación entre el manejo de la información y los cambios económicos y sociales.
La vida de los pueblos está sometida a los impactos ambientales, a la contaminación auditiva y visual de la palabra y las ideas, es imponer el monocultivo de las mentes. Los avances tecnológicos se utilizan muchas veces para el control de los medios de comunicación y así condicionar y manipular a los pueblos. Ningún medio informativo es aséptico, pero deben basarse en la ética y valores al servicio de los pueblos y no servirse de los mismos.
Una de las grandes conquistas de las luchas sociales fue la libertad de prensa, el derecho a informar y ser informado, pero los grandes monopolios económicos, ideológicos y políticos que controlan los medios de información han matado la libertad de prensa y quieren confundirla y reducirla a la libertad de empresa, y no son sinónimos.
La contaminación de la palabra y la propaganda mediática han llegado a tal extremo que no permite ver con claridad dónde está la veracidad informativa. La ética y búsqueda de la verdad están ausentes y prevalece la distorsión de la realidad. La CNN es el ejemplo de esa contaminación que sufren los pueblos. Su accionar en Iraq es y fue para justificar la guerra y difundir que ese país poseía armas de destrucción masiva. Algo semejante están armando actualmente contra Irán y otros países; y por otra parte ocultan las masacres y asesinatos de niños y población en Iraq y Afganistán, donde los que dicen defender la “democracia” se dedican al saqueo del patrimonio del pueblo iraquí e implantan centros de torturas llevando a esa región destrucción y muerte. Se los acusa de “terrorismo islámico”, cuando los verdaderos terroristas son los torturadores y asesinos que invadieron esos países, violando los derechos humanos y derechos de los pueblos y todas las convenciones internacionales.
Los grandes monopolios informativos de Europa, EEUU y América Latina están en una fuerte campaña internacional para atacar y desprestigiar a gobiernos como el de Hugo Chávez, en Venezuela, acusándolo de tirano y de todos los males; ignorando en sus olvidos intencionados que Chávez es de los pocos presidentes que se presenta a elecciones y el pueblo lo reelige, por sus políticas sociales y trabajo en bien de los sectores más postergados.
Otro blanco mediático de esa campaña de desprestigio es el presidente Evo Morales, de Bolivia, quien debe soportar la campaña y acción de los medios concentrados de comunicación contra un gobierno que ha buscado la integración y vida de los pueblos en un país pluricultural y nacional y ha tocado los intereses económicos y políticos que siempre dominaron en Bolivia.
Las campañas mediáticas de los grandes monopolios informativos están dirigidas a la contaminación mental que debilite a los gobiernos progresistas. A través del tiempo vemos que lo mismo ocurre con Fidel Castro y el gobierno cubano; 50 años de resistencia y asombro en el mundo sobre los avances y capacidad de su pueblo, sus programas de salud, educación y lucha contra el analfabetismo y la pobreza.
Lo evidente es que Cuba es un pueblo solidario con otros pueblos más necesitados y los hechos hablan por si mismos. Desde hace mucho tiempo, antes del terremoto que asoló a Haití, Cuba envió médicos, educadores, técnicos para apoyar y trabajar solidariamente junto al pueblo haitiano, víctima de la pobreza, marginalidad, violencia social y estructural y de los desastres naturales.
Estados Unidos, como respuesta a las necesidades del pueblo haitiano, envió 20.000 soldados para controlar y someter al pueblo. Pero de esto no se habla, la intencionalidad de las campañas periodísticas es estar al servicio de los intereses económicos y políticos de los poderosos para someter a los pueblos.
Muchas acciones solidarias y hechos positivos son ocultados por los medios informativos. La presidenta Cristina Fernández Kirchner, en su viaje a Europa, señaló la crisis vivida por esos países y sugirió no aceptar la receta del FMI y del BM, advirtiéndoles de las graves consecuencias sobre la vida del pueblo argentino y la crisis financiera.
La soberbia de los grandes medios de comunicación europeos se refirieron en forma despectiva y hablan de “esa señora que nos quiere enseñar qué debemos hacer”. Sería bueno y saludable que presten atención a los consejos de la presidenta quien solidariamente les ha tendido la mano.
He hecho público y sostengo que la Ley de Medios Audiovisuales sancionada por el Parlamento es necesaria, ya que permite romper el control de los monopolios informativos y generar el pluralismo periodístico, y recuperar la libertad de prensa. La reacción de las corporaciones, como el Grupo Clarín, ha desatado una campaña virulenta contra el gobierno acompañada por la voracidad de una oposición sin ideas, que busca únicamente golpear al gobierno y que tienen todos los medios a su disposición, como la pitonisa que anuncia toda clase de catástrofes, sin diferenciar los aportes y avances del gobierno, y señalando solamente sus errores y magnificados. Es preocupante para la vigencia democrática del país.
Con el tema Papel Prensa, empresa monopólica, se hace necesario investigar el accionar de la dictadura militar y a quiénes ha favorecido. La familia Graiver fue sometida a secuestros, torturas, cárcel y muerte, y le fueron robados sus bienes. El gobierno argentino ha iniciado una investigación para determinar responsabilidades. Maniobras similares a Papel Prensa utilizó la dictadura militar para apropiarse de las empresas y recursos de los hermanos Laccarino, víctimas de la violencia y la impunidad de esos años.
Al mismo tiempo, el gobierno, y lo he señalado en reiteradas oportunidades, no sabe y no quiere dialogar; es un gobierno de confrontación y agudización de los conflictos, se mueve con mucha soberbia y poco sentido político para resolver los problemas del país, a eso se suman las políticas provinciales de los señores feudales, que hacen lo que quieren y no lo que deben, y están llevando a las provincias a su desintegración, social, cultural, política y económica. Una cosa es el federalismo que comparte la integración y un proyecto de país y otra el feudalismo que lleva la desintegración nacional.
La política neoliberal que impulsa el gobierno no se ha modificado desde el menemismo que tanto daño hizo al país. Por el contrario se ha profundizado porque una cosa son los discursos progresistas y otra la realidad. El problema político y económico del gobierno y la Sociedad Rural Argentina no son muy diferentes, simplemente la disputa está en quien se queda con la parte mayor de la torta. Basta tener presente que el gobierno no hace nada para frenar los daños ambientales y los agro-tóxicos, ni la explotación de la megaminería con su desastres y daños para la salud de las poblaciones y sus economías regionales y familiares.
Por otra parte debemos tener presente que el gobierno, en sus contradicciones, ha avanzado en diversos campos sociales. Sería importante para el país que las fuerzas progresistas opositoras al gobierno presenten alternativas al modelo imperante, en lugar de desgañitarse con críticas que no van a ningún lado.
Los desafíos son enormes y se necesita repensar el país, generar un nuevo contrato social que permita avanzar en la construcción democrática y la vigencia de los derechos humanos en su integridad.
La libertad de prensa permitirá mayor conciencia crítica y el fortalecimiento de valores éticos, sociales, culturales y políticos. Superará la contaminación informativa y así poder repensar el país que queremos.
Fuente: http://alainet.org/active/40567