En una sociedad que pretende revolucionar la realidad hacia el comunismo, los intereses creados por grupos sociales específicos, ya sean clases o no; ya sean gremiales, profesionales, funcionales; o de jerarquías organizativas, estatales o gubernamentales, empresariales o institucionales, u otro tipo, para el caso, no pueden eregirse como freno a lo que necesita ser revolucionado, el hecho de que esa puja sea constante, habla de las carencias en alcanzar un estado participativo donde prevalezca el poder indisputable de las mayorías. Un ejemplo positivo es cómo se logró aprobar el Código de las Familias.
Algunas verdades directas del marxismo que parecen haberse olvidado, o, peor aún, desechado, deberían estar presentes siempre. Me viene por ejemplo a la mente aquello que se preguntaba Marx en la Critica al programa de Gotha: «¿Y qué es el trabajo “útil”? No puede ser más que uno: el trabajo que consigue el efecto útil propuesto». Claro está, lo que es útil en última instancia, y en primera también, tiene que estar referido a la sociedad, sus relaciones sociales y su reproducción. En una sociedad que pretende superar al capitalismo, sólo la mayoría tiene la legitimitad para proponer lo útil. Pero no lo hemos logrado. Puede ocurrir que lo “útil” sea definido al margen de lo que favorece a la sociedad en su conjunto, para reducirse, en cotos de autoridad, devenidos de poder localizado, o lo que es “util” a los que toman la decisión. Y en esa toma de decisión cotidiana pesan, muchas veces sin el balance correcto, los intereses individuales, colectivos pero locales y los de la sociedad como un todo.
¿Y cuáles son esos intereses individuales o colectivos que se manifiestan desbalanceados en una toma de decisión? Si volvemos a Marx en el prólogo de la Contribución a la crítica de la economía politica, «No es la conciencia del hombre la que determina su ser sino, por el contrario, el ser social lo que determina su conciencia». En la toma de decisión pesan sobre esta, como ella incide en la forma de reproducción material y cultural de los que deciden.
Pero no se trata de individuos malos, el fenómeno es en primer lugar colectivo. Un colectivo de trabajadores o gremial puede asumir y asume decisiones en detrimento del interés de la sociedad, si ve en ellas ventajas para la ampliación de su reproducción material y cultural aún si es consciente de que puede ser perjudicial más allá de su grupo. Mientras no vea en el horizonte que rebasa su inmediatez, un interés social que, a corto o largo plazo, le beneficie y supere la ventaja del individuo o del grupo, se decantará por lo que le es ventajoso a este.
En entornos donde no se logra la prevalecencia de los intereses mayoritarios de la sociedad, los colectivos grupales creados alrededor de intereses comunes, como forma de reproducción, al menos aceptable, de sus condiciones de vida, pueden necesitar, y llegar a alcanzar, la habilidad necesaria para convertir una política de la sociedad en su conjunto, en lema para disfrazar su propia política, aunque esta sea contraria a la primera. En ese sentido, se vuelven en actores contrarios al interés hegemómico de la sociedad socialista. La realidad demuestra que se puede ser freno mientras no se deja de acusar al que se opone a los desatinos desde la Revolución, como reaccionario.
La corrupción, en su acepción mas abarcadora, siempre es un fenómeno social que rebasa los marcos de la manzana podrida. Podemos y debemos descubrir y sancionar al corrupto, pero si no se va a las bases sociales de la corrupción, esta, como fenómeno sistémico, seguirá reproduciéndose. Para el capitalismo, la corrupción es un fenómeno intrínseco a su forma de apropiación crecientemente privado de lo que la sociedad produce socialmente, en términos materiales y culturales. Para el socialismo, a camino medio andado desde el capitalismo y hacia el comunismo, la corrupción es un peligro que no ha dejado de ser sistémico, por razones objetivas, y por tanto debe ser atajado constantemente sabiendo que de no hacerlo de manera efectiva, se reproducirá como la hierba mala. Toda corrupción hala hacia la restauración capitalista, todo combate efectivo a ella empuja hacia la sociedad del imperio social que aspiramos a crear. Luego, la batalla contra ella, es una batalla existencial, y es, por tanto, una batalla revolucionaria.
Luego, no queda otra que imponer una realidad social donde la amenaza más directa al ser social individualista sea la que resulte de no transformarse en un actor revolucionario, donde la conciencia social que induzca ese estado objetivo de la sociedad sea conciencia revolucionaria. No hay espacio para hacer un recuento de cómo la Revolución cubana navegó exitosamente en ese proceso de creación de conciencia revolucionaria por décadas, pero señalemos que lo hizo precisamente buscando los mecanismos sociales que implicaban esa conciencia revolucionaria como respuesta al ser social que la realidad objetiva en construcción imponía. Mientras la expansión de la reproducción material de la sociedad socialista era un hecho real o una promesa creible, la conciencia colectiva que se reproducía era conciencia revolucionaria, porque esta apuntaba al avance material y cultural de la sociedad.
El burocratismo genera especialistas en formas, absolutizando como lo útil lo que pretenden que emane de los procedimientos o regulaciones, en detrimento de especialistas en maximizar lo útil, como aquello que contribuye directa o indirectamente a la reproducción material y cultural ampliada de la sociedad, en definitiva lo que el propio Marx definía como tal.
El burocratismo, en su acepción mas abarcadora, siempre es un fenómeno social que rebasa los marcos de la manzana podrida. Toda forma injustificada de burocracia hala hacia la restauración capitalista, todo combate efectivo contra ella empuja hacia la sociedad que aspiramos a crear. Luego, la batalla contra ella, es una batalla existencial, y en consecuencia, una batalla revolucionaria.
Vender como lo “útil” a instancias superiores la idea que germina de lo conveniente para los que la proponen, es una perversa forma de arte que ha sido refinada a niveles excelsos en no pocos espacios de la sociedad. Quizás el antídoto técnico contra la enfermedad se halla en las formas de proceder de las ciencias exactas, donde toda proposición ha de tener su oponencia, y su revisión por pares. Mas aún, toda propuesta es sometida al escrutinio público permanente y de esa exposición termina siendo legitimada o descartada por su valor intrínseco y no por la maña del autor. Pero erraríamos si creemos que la solución al problema se reduce a lo técnico, siempre hay formas de pasar gato por liebre.
La falta de transparencia en el ejercicio (público) de gobernar, ya sea a nivel de estado, económico, institucional, organizacional, o administrativo, no es esencialmente un problema de cultura, tanto como no lo es el ejercicio no demócratico de la burguesía en el capitalismo. La falta de transparencia es un mecanismo de protección de los que ejercen esa función de decidir o con capacidad importante en influir en las decisiones, cuando son conscientes que en ese ejercicio no están haciendo prevalecer lo útil como lo que define la mayoría de la sociedad. Por tanto, la opacidad tiene raíces objetivas y debe abordarse en sus causas, que es decir, más allá de un llamado a la conciencia.
Hay otra perversidad en monopolizar la condición de experto en los fórum creados para el debate público y desde allí denostar como forma de anular la oposición a las ideas propias. Una práctica que viene acompañada de “haz lo que digo pero no lo que hago”. Hay censuras explícitas que no resultan de seguir «orientaciones», sino del interés propio del individuo o el colectivo al que se le ha dado la facultad de decidir sobre lo que es de interés público.
Todo combate a la prevalencia de los intereses grupales sobre los de la sociedad como un todo, solo lo lograremos, por un lado, con la mayor participación colectiva posible en cada toma de decisión cotidiana, y por otro, en la mayor absolutización posible de la transparencia, para que cada paso en una toma de decisión quede expuesta al escrutinio público.
Hay que destrozar los mecanismos objetivos que protegen la reproducción de toda forma de amparo al egoísmo individual o colectivo. Tenemos que asumir como premisa del accionar revolucionario, que lo que es errado para la sociedad como un todo debe ser cambiado, no importa cuánto aparentemente afecte a un colectivo en particular, el que sea.
Cada vez que veo presentar una popuesta como santo grial o piedra filosofal, dada como perfecta mientras precisamente se proclama su imperfección como truco retórico, me recuerdo de Oriestíada. La imagen del lago y de la ciudad de Kastoria de noche, siempre me la presentan paradisíaca. Pero yo nunca he estado allí, en las márgenes del lago. Mi visión de ella es lo que me cuentan otros que tampoco la han visto pero la narran como reflejo de sus propias aspiraciones. Cuando digo que existe la posibilidad de que sea de otra manera, me acusan de retrógrado, de freno. ¿Acaso yo me niego a que lleguemos al lugar idílico? Pero educado como suspicaz, me pregunto, incómodo, quiénes serán los dueños del todo en aquel lugar que no puede haber escapado de la lógica hegemónica. Confieso que por difícil que sea, prefiero el árido ejercicio de construir el futuro propio, que el engaño de pensar que podemos acceder al que otros nos ofrecen como destino perfecto.
Siempre me he preguntado, creo que con buena intensión, aunque a esta altura todo es cuestionable, ¿Dónde esta eso que llamamos mayoría?, ¿Cómo se forma ese concepto?, 51% contra 49%, es mayoría, pero no creo que decisiones con estos porcentajes resistan el tiempo, el implacable, siempre habrá intentos de restauración de esa “minoría” del 49%, y si todo, por obvias razones, no se somete a votaciones finales, ¿Quiénes deciden desde el punto de vista practico lo que es “útil” para el conjunto de la sociedad?.
Ernesto plantea …”Todo combate a la prevalencia de los intereses grupales sobre los de la sociedad como un todo, solo lo lograremos, por un lado, con la mayor participación colectiva posible en cada toma de decisión cotidiana, y por otro, en la mayor absolutización posible de la transparencia, para que cada paso en una toma de decisión queda expuesta al escrutinio público”, el primer punto puede ser deseable, pero finalmente “la sociedad como un todo”, siempre será cuestionable, porque no se sabe bien quien le pone el mote. Sin embargo el segundo punto si hace posible que en esa “lucha” de intereses grupales transparentados a la sociedad se obtenga la mejor solución. No veo una mejor forma de construir una sociedad socialista, como antesala “NI” ( inacabada y muy imperfecta), que poniendo en disputa constante intereses grupales, con transparencia y sin hipocresías baratas.
La historia reciente ha demostrado que se necesita de una conciencia superior (conciencia que la sociedad socialista tarda en formar, porque su realidad material y su base económica va cambiando) para ver mas allá de intereses individuales a largo plazo, además porque la cotidianidad de no realización personal en el tiempo poda las esperanzas, sin embargo los intereses acotados de un colectivo, pueden ser poderosos para despertar la lucha por una sociedad mejor. Con lo anterior en mano concibo una sociedad socialista realizable en términos prácticos, como la lucha de intereses COLECTIVOS expuestos transparentemente ante esa sociedad.
Un abrazo, gracias, Saludos
Admirado Ernesto Estévez Rams: lo felicito.
Si esto lo escribiera yo (que no tengo su capacidad, pero si la tuviera) en Cubadebate o Granma, no se publicaría.
Como tantas verdades “que no es el momento” , “que es puntual”,”no es tan así”… hasta que lo dice un alto dirigente o un técnico extranjero y entonces está “bendecida” la verdad de Perogrullo que muchos sabíamos, pero no era “verdad”.
Concuerdo literalmente con cada palabra de este artículo, expresa mucho mejor que yo lo que siento y he intentado decir muchas veces, en muchos temas. “La partió”. Gracias a la Pupila por publicarlo.
Yo quiero el éxito de la Revolución Cubana.
Y la destrucción del imperialismo yanqui.
Ambas cosas, si es posible. No se engañe nadie. Si en ocasiones critico, discrepo, voto en contra (no estuve de acuerdo con el Código, aunque reconozco su necesidad y aportes, por la propia forma real en que se condujo la manipulación de masas para su aprobación, en cambio, aunque tenía discrepancias fuertes con el art. 5 y otros, sí voté por la Constitución) es porque veo, como dirían magistralmente en Fresa y Chocolate “la parte de la Revolución que no es la Revolución” y que es la que empuja a las personas a delinquir, emigrar, romper, hacer catarsis, ruido, etc. Los no-valores o pseudovalores disfrazados de lo que sea, y expresados en afirmaciones oficiales, políticas oficiales escritas o discrecionales, incluso ilegales (ahora mismo el decreto 46 dice que las mipymes tienen el objeto social que digan sus socios, en realidad el MEP no las aprueba ni deniega, sino paraliza, si no ponen determinados conjuntos de actividades y no otros, elegidos por quién sabe quién, y no puede vender café mientras lava o repara los autos, o si vende café tiene que hacer dulces, etc…) pero que en realidad definen nuestra realidad más que los nobles espíritus de las ambiguas leyes que se aprueban en nuestra ANPP, muy justas pero que siempre van delegando su aplicación real en estamentos más bajos hasta que Pepe en su buró las interpreta cual cometa Halley de Carlos Ruiz de la Tejera.
Lo duro es que es un problema de legitimidad y democracia real. Lo más duro es que, aunque yo no me tiraría frente a un tanque Abrams (literal o en metáfora) por obesos y acomodados cuadros (con perdón de Iroel que es gordito, hablo del raro fenómeno de “obesidad mórbida súbita” que viene con ciertos puestos) con hijos y nietos ostentosos y burgueses, tampoco puedo admitir que fracase la Revolución ( quién los aguanta de oligarcas y con los yanquis detrás, ya hay mipymes instantáneas que replican estructuras y medios básicos enteros de la UNECA o UCM, sin que a nadie le preocupe de dónde sale todo, mientras Dofleini, Plinio o Bormey para llegar ahí tuvieron que sudar mucho) ni hay terceras vías (no les convienen a los cuadros y el imperio las usaría para dividir)
Ahora vienen las elecciones en Marzo. Por qué votaremos realmente? Cuándo se anuncian los intercambios con electores, en vez de “filtrar” un público escogido y hacer un acto donde dan más y más orientaciones? Esto es complejo, muy.
Me alegro mucho de que un artículo como éste se publique, y tenía que ser la Pupila.
Yo pensé que tras el 11J se iba a promover un mayor debate, y fue lo contrario. Hay problemas esenciales de principios y moral no resueltos ni en la Constitución ni en ninguno de los eventos políticos anteriores o posteriores, y son los que nos destruyen y paralizan la formación del excedente y el principio de retribución socialista “de cada cual según su capacidad, a cada cual según su aporte”. No es así porque no se quiere así. No hay liderazgo porque no se quieren líderes sino correas de transmisión. De hecho, como en el Principito, Ud. puede decir algo por diez años, y lo ignoran, luego viene un técnico francés contratado en euros y lo repite y lo aplauden, y el mismo que lo ignoró a Ud. viene a “alfabetizarlo” según el francés, a “civilizarlo.” Hay muchas cosas técnicas, sociales, morales (insisto en el término MORAL una y otra vez, no es por gusto) que se ignoran repetidamente, pasando a nuevos escalones de lo mismo. Si no atienden en físico a la población, quién dice que responderán por el gobierno electrónico? De hecho, muchos sitios oficiales y correos para opinar sobre leyes no fubcionan, rebotan, no guardan el post… Si se corrompen en los trámites, quién dice que la aplicación Ticket lo resolverá? Hay un factor humano siempre. Enumero algunas campañas sucesivas;
-Unidad del pueblo y para el pueblo
-Colectivo abanderado siglo XXI
-Unidad Modelo
-Colectivo Moral
-Colectivo Vanguardia
-Contabilidad Certificada
-Unidad con inocuidad alimentaria
Pero el pan con croqueta siempre viene falto de peso y en un plato sucio.
Y la solución mágica es: Arrendarlo a un privado y vivir de las rentas, o cerrarla. Todo menos enfrentar la verdad (no le dan a la unidad ni platos, los traen los trabajadores) o dejar que los propios trabajadores prosperen sin dejar de ser propiedad estatal. O sea, todo menos afilar la punta de la pirámide. Nuevamente, un problema de democracia y socialismo real, de moral.
Ahora mismo con la energía, porqué no se previeron patanas turcas para el Oriente?
Antes, no ahora corriendo por las fallas. Porqué han habido provincias con 18 horas de apagón, en la Habana 4 a veces, y luego oímos a un cuadro sobre la “solidaridad”?
Porqué no se aplican las normas cubanas sobre eficiencia energética en la vivienda, aunque aparecen en todos los expedientes, y luego nos quejamos del alto costo de la electricidad residencial, y de los problemas de salud? Acado esperamos a que venga un francés pago en euros, a “descubrirnos” el área mínima de ventana, longitud de alero o puntal de un cuarto, que conocían nuestros padres desde la colonia y seudorrepublica? Y sin protestar, eh, que a Choy le costó salir de la Comisión de Arquitectura y Ciudad de la UNEAC…
Antes de que se construyeran los hoteles en Cayo Santa María, ya estaban en la TV programas explicando que se inundarian. Pues nada, se hicieron y con Ike o Paloma o Ian, ya no recuerdo, se inundaron. Entonces el reportaje de la hombrada de la recuperación, y la deuda sin pagar del GAE a los artesanos que contrataron entonces.
Habrá que esperar por diez doctorados de lo ya archi-inventado? Que lo diga la UE, la ONU o sus similares apéndices BLANCOS, CRISTIANOS, CAPITALISTAS, LIBERALES, GLOBALISTAS Y MÁS para creerlo a pie juntillas y aplicar sus recetas? Es algo moral, que se entrelaza con aspectos socioeconómicos, conocimiento para hacer próspera a Cuba sobra, personas dispuestas también. Buenaventura Durruti tenía mucha razón, igual que Trotsky.
Iroel, tal vez no me supe expresar. Determinadas decisiones “técnicas”, “tecnocraticas”, “obligadas”, “es el mercado” etc. son en realidad la expresión de intereses grupales, sean de vendedores de carne de cerdo en el agro, o funcionarios de entidades intermediarias parásitas. Y en el fondo tienen condicionantes morales. Y se hace un batido mediático donde los datos de partida para realizar análisis ya están comprometidos y cualquier análisis dará lo que ese grupo quiere que dé como resultado. Pondré otro ejemplo objetivo: Hace años, se estaban produciendo subdeclaraciones del valor real de compraventa de viviendas. Se estableció una ley que sumaba un coeficiente general y por cada metro de jardín, construcción, etc. para acercarlo más a la realidad. Todo muy científico, “técnico”, pero por las piscinas no había que pagar nada… Y quién tiene casa con piscina legal en este país fonde está prohibido construirlas por el problema del agua? Bueno, al triunfo de la Rev. muchos burgueses abandonaron sus casas con piscinas, que fueron otorgadas a los más destacados héroes, cuadros y personalidades. Por un factor generacional, hoy las poseen sus hijos. Podemos ver GOOGLE MAPS. Entonces, que al hacer una ley tan detallada, se obvie algo tan lúdico, rentable y costoso como una piscina, y quienes hacen la ley y quienes poseen la mayoría de las piscinas son del mismo grupo social, es cuando menos extraño…
Y le invito a ver la citada Ley de Vivienda. Entonces cuando se hacen análisis filosóficos o socioeconómicos, además del capital simbólico heredado (prestigio familiar, relaciones, acceso previo a información de tendencias legislativas…) están las condiciones preferenciales de desarrollo grupal autogeneradas. Es un hecho. Cuando luego vienen a hablarme de ilegalidades y ordenamiento urbano, pues…
Y la solución no puede ser el capitalismo.
Hay una frase de Bertolt Brecht, no me la sé textual, pero reza más o menos así:
“El pueblo es incapaz de entendernos. Deberíamos destituirlo y elegir otro”.
Oigame, somos heroicos como pueblo. Y cada uno de nosotros es heroico en sí mismo, incluidos esos mismos funcionarios. Estamos en guerra contra el dueño del mundo. Pero nuestros problemas SÍ son sistémicos. Y no se resuelven con tecnología, como el robot arrocero del otro día en el NTV. Luego llevará recambios… Llevan un pensamiento como el de Estevez Rams, una redefinición no de principios sino de practicas, y luego el robotcito. El rol del ejemplo moral, como lo hace Diaz Canel, y luego el valor de exigir o destituir o sancionar a quien no lo haga, más allá de sus vínculos o méritos anteriores. A todos los ministros liberados se les felicita por el trabajo y esfuerzos, aunque haya dejado una bola de fuego, y van de embajadores, directivos, gerentes…
Entonces dónde radica la responsabilidad? Si no es de nadie, es del sistema. Y el que sufre descrédito es el sistema. O me dicen que la responsabilidad es de todos, pero nadie me consultó para el Ordenamiento…
Iroel, Ud. mismo es un ejemplo positivo. Como lo es el viejo Chang u otros tantos.
Ud. mismo es respetuoso, transparente, ético y defiende sus convicciones. No tiene que coincidir conmigo em detalles, pero al menos debería comprender mi preocupación. Yo le puedo asegurar que trabajo mucho, y no solo para mí o mi sector social. Y choco con todas estas cosas.