Revolución, socialismo, periodismo. Por Julio García Luis (*)

 

Selección de Javier Gómez Sánchez

Uno de los temas donde con mayor fuerza se refleja el consenso de periodistas, ejecutivos, y especialistas es el de la potencialidad de la propiedad social sobre los medios de prensa, en tanto premisa básica para hacer un periodismo no sujeto a intereses mercantiles o particulares, y que pueda realizar una labor de auténtico servicio social (…)

La propiedad social no debe ser identificada -como lo hace el discurso adverso a Cuba- con una estatalización de la prensa, sino , principalmente, como el derecho de toda la sociedad organizada a tener medios, los cuales debieran ser una fuerza de signo político vinculada a la movilización de la opinión pública, a la expresión de intereses y puntos de vista de distintos sectores sociales, y desde otro ángulo, constituir un factor equifinalizado -en el caso nuestro- con los objetivos estatales, pero capaz de cumplir ese papel mediante una función de socialización, orientación, educación, contrapartida y crítica a la gestión administrativa y social (…)

El ideal es el sistema que tenemos. No es malo, si los elementos que lo componen cumplen cada uno de verdad su papel. El Partido orientando la política, la estrategia. El director organizando y dirigiendo lo que le toca. Y el periodista trabajando sin miedo, investigando, y sin que le corten las alas. Es una buena política, pero ella como toda la política, pasa por los seres humanos. No es el sistema en sí el que tiene problemas (…)

En cualquier país del mundo los medios son funcionales como conjunto al sistema político prevaleciente, actúan dentro de sus reglas del juego, lo producen y reproducen, y esa funcionalidad se torna uso instrumental apenas asoma una crisis, una guerra, unas elecciones, o un estado de tensión cualquiera que pone en riesgo intereses vitales de poder.

El problema es que en Cuba ese estado es permanente. Hemos construido una relativa normalidad interna por encima y a despecho de esta situación, vivimos dentro de ella, y por eso a veces dejamos de percibir que estamos sentados sobre un volcán y que sobre nosotros pesa la sentencia a muerte de la superpotencia (…)

La transformación de la prensa cubana es posible. Como todo cambio social, que pasa por la subjetividad de seres humanos, su posibilidad es potencial y no constituye una regularidad férrea. Puede abrirse paso o no. Su realización estará sujeta a varios factores: la voluntad desde el poder, unida a la comprensión de la necesidad y la conveniencia de hacerla; disponer de las fuerzas capaces, prepararlas y conducirlas, lograr el apoyo interno de la sociedad, contar con las premisas materiales, hacerla viable institucional y legalmente, y hallar un contexto externo mínimamente favorable, entre otros (…)

Lo menos importante de los cambios en la prensa -es dramático decirlo- es posiblemente la propia prensa. Lo importante es lo que ella significa como referente político y moral de la Revolución y como fuerza aglutinadora de consenso a nivel nacional y territorial.

No desconocemos que la prensa en un país como Cuba no puede ir más lejos de lo que la situación económica, política y militar le permite ; pero tampoco se podría ignorar que la vida real de nuestro país ha dado un vuelco de escenario: Hay un pluralismo de intereses creciente, hay expectativas no satisfechas, hay una parte de las generaciones jóvenes que se tornan por momentos dolorosamente impermeables al discurso tradicional, hay canales alternativos de información cada vez más socorridos, hay actitudes de cansancio y pérdida de esperanzas, las zonas de pobreza se han expandido con casi tanta fuerza como las desigualdades sociales; la corrupción , entretanto , se ha instalado a lo largo del cuerpo social; y hay, por último, un sistema unipartidista que estratégicamente necesita legitimarse en el diálogo generacional, en la voluntad renovadora y en la apertura al reconocimiento y debate sinceros de las nuevas realidades (…)

Sería una arrogancia tratar de dictar pautas sobre cómo proceder para lograr un reajuste efectivo de la prensa cubana, que transforme lo que debe ser transformado y que, al mismo tiempo, preserve su carácter clasista y revolucionario, la propiedad social de los medios y la dirección del Partido, como sus tres pilares irrenunciables.

Probablemente nadie podría disponer a priori de una fórmula para ello, puesto que el escenario para realizar esos cambios puede ser variable, y dependerá en gran medida de la recuperación económica nacional y de la evolución de la coyuntura externa del país, dominada por el conflicto con los Estados Unidos y sus políticas anticubanas (…)

La economía política de la prensa es un tema que requiere también reflexión. En tanto servicio público de interés social, que no tiene en ocasiones vías propias para sostenerse con sus ingresos, como ocurre sobre todo con el caso de la radio, la televisión, los sitios webs de estos medios y el cine, y en una parte de la prensa impresa y las agencias de noticias, está claro que en estas situaciones ella debe nutrirse del presupuesto del Estado.

Hay otros casos, como el de los diarios con tiradas masivas, y el de otras publicaciones, en los que la prensa puede autofinanciarse y cubrir sus propios gastos.

Hay una realidad. La capacidad económica de la prensa cubana no depende hoy de la calidad y eficiencia de su gestión, sino de otros factores. Sería injusto establecer diferencias sobre la base del mercado y los ingresos, aunque el gobierno pudiera determinar tratamientos casuísticos para órganos de prensa que resulten rentables, y estímulos para aquellos que sin serlo alcancen resultados profesionales sobresalientes.

Lo importante, en cualquier caso, es que la prensa logre sacudirse de la dependencia que, en el orden material, usualmente ha atado a las entidades administrativas, que son a la vez las fuentes hacia las cuales debe ejercer una función de contrapartida, y sea capaz de sostener por sí misma su funcionamiento y las decisiones que correspondan a su política editorial. En ocasiones pasadas ha sido inevitable tal conflicto de intereses. Hacia el futuro, la prensa debería estar libre de compromisos que pudieran influir en su capacidad de gestión y en el ejercicio de la cítrica hacia la actividad productiva y de servicios.

Otra vertiente del problema es la configuración de políticas editoriales en todos lo medios que potencien al máximo las posibilidades para lograr verdadera interacción con los públicos, algo que se convierte en una caricatura, en un sucedáneo mercantilizado, bajo el modelo capitalista de la llamada prensa liberal, y que solo el socialismo podría convertir en verdadera comunicación.

Por otro lado, no solo las organizaciones que forman la sociedad política, como pueden ser destacadamente la escuela y las organizaciones de masas y sociales, sino también las que integran la denominada sociedad civil, todas las entidades que interaccionan con los medios y que intervienen en la formación y orientación de la conciencia ciudadana, debieran contribuir a que los emisores sean cada vez mas responsables, y a que los receptores sean cada vez más activos y críticos (…)

Esa sería la prensa capaz de seguir combatiendo con mayor eficacia a un enemigo que posee capacidad y experiencia para ajustar sus ataques a cualquier perfil que adoptemos (…)

Cuba tiene posibilidades reales, cimentadas en su historia y su cultura, para cumplir ese objetivo. Una vez más, se confirmará la sabia advertencia de Simón Rodríguez, el maestro de Bolívar: o inventamos o fracasamos.

(*) Julio García Luis (1942-2012) Periodista de Granma, Trabajadores, y otros medios de prensa. Fue decano de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana y presidente de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC). Recibió el Premio Nacional de Periodismo José Martí Por la Obra de la Vida. Su libro Revolución, socialismo, periodismo. La prensa y los periodistas cubanos ante el siglo XXI, fue publicado póstumamente en 2013, a él pertenecen estos fragmentos.

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2 Responses to Revolución, socialismo, periodismo. Por Julio García Luis (*)

  1. Preocupado colorado says:

    A ver, todo lo que el artículo dice es cierto.
    El problema está en lo que no dice.
    Por ejemplo: Nos hemos cansado de repetir que existe entre los medios capitalistas y en especisl yanquis la “teoría del donut” donde, sin un organismo coordinador visible, todos adoptan y giran en torno al mismo discurso desde diferentes enfoques, sin salirse del donut ni caer en el centro del agujero o del problema. Y cuando cambian, todos cambian de igual forma. Eso es una realidad.
    En Cuba no hay donuts, lamentablemente.
    Entonces yo esbozaré la “teoría de la raspadura”. De una misteriosa manera, todos los medios de propiedad social se ponen de acuerdo para no tocar determinados temas menos dulces al discurso triunfalista. Si se toca, porque es innegable, es una mordidita muy pequeña para que no empache. Cuando una personalidad los toca, entonces todos los medios cubanos lo analizan, por cuanto el tema ya es “dulce”. Pondré varios ejemplos:
    Cada vez que se hace una campaña o proceso económico, laboral, salarial, sólo se ponen por los medios los criterios a favor. Cuando fracasa, sólo los criterios negativos.
    Pasó con la tarea alvaro reynoso, con el proceso de disponibilidad laboral, con la resolución 17, con la 24, etc. Cuando hay posibilidad democrática de elegir, como con referendo del codigo de las familias, los medios ponen un criterio negativo por cada cien o mil positivos y eso para mostrar que son “objerivos”. Luego los resultados en urna son otros, y aunque se aprobó con el 47%, está claro que el tratamiento mediático fue absolutamente sesgado y compulsador.
    Ese misterioso coordinador, sea el PCC, el MININT, el MINCULT o la UPEC, tuvo el Fórum del periódico Vanguardia, donde los internautas podían poner temas!!! siempre que cumplieran con las reglas de uso y había moderadores voluntarios y profesionales, en una estructura piramidal que terminaba en Chang, el director del periódico. El nivel de debate y participación fue enorme, incomparablement superior al que pueda tener hoy Cubadebate o cualquier otro sitio cubano. Eso era interacción socialista con un medio de propiedad social, y servía a los intereses de la Revolución. Cuando se cerró “por insuficiencias de almacenaje informático” un foro de mensajes de texto, que cabe en un disco duro común, mientras renovaban el parque informático de varios medios, estuvo claro para mí que “alguien” no deseaba que la ciudadanía pusiera temas, sino que tuviera que comentar sobre los artículos de otros, si se lo publican. Yo mismo he hecho comentarios sobre una cifra o dato erróneo o secuencia de hechos invertida o cita incorrecta en un artículo de Cubadebate, poniendo ls fuente original, y no me publican el comentario que haría papilla el artículo, aunque redacte el post con todo respeto. Y hablo de las causas internas de nuestros problemas tanto como de la visión que damos del mundo. Todavía hoy 08.02.2023, el artículo de Ecured sobre la Guerra de Corea no dice que fue el Norte quien invadió al Sur, comienza en la invasión yanqui a Pyongyang. Hace años se lo señalé y seguro otros también. Y como eso, hay una cantidad enorme de medias verdades, cifras absurdas que no resisten análisis (el famoso millón de árboles sembrados en un año por una sola empresa de Trabajadores en un área, que no calculó el área que sería y tiempo que llevaría (imposible), la nota del incendio del servi de Santiago de Granma, desmentida por las imágenes, el reportaje “el retorno de los flamencos” de JR, que no dijo porqué se fueron, la explicación sobre el hotel Manzana de Gómez y los “super albañiles” indios, que no dijo porqué se fueron todos los albañiles cubanos que estaban hasta el momento felices haciendo varios hoteles…), que al final no son consistentes al sistema cubano, pues contribuyen al descrédito de los propios medios cubanos y a hacer los oídos jóvenes impermeables al discurso tradicional, pues no van a los responsables reales y causas objetivas de los problemas, en vez de dar vueltas con los subordinados que interpretan mal y el pueblo que es indisciplinado…
    Ahora mismo “nos desayunamos” con un juicio mercantil en Londres que sabe medio mundo hace meses. Los hechos graves y extraordinarios que anuncian una gran investigación que nunca publican (Saratoga, supertanqueros de Cárdenas (porqué fallaron los sistemas de protección y contra incendios), asesinatos pasionales por dos miembros PNR en Guantánamo en dos momentos…) Por suerte publicaron lo de los bebés habaneros. Es que ya era mucho.
    Y las personas tienen muchas preguntas, muchas dudas, que nadie responde. En Cuba no hay programas de micrófono abierto, o comentarios en tiempo real, no hay un Aló Presidente, ni mañaneras de AMLO, hay una Mesa Redonda donde todos los panelistas dicen lo mismo y coinciden 100%. Existe, también en Villa Clara, el programa Alta tensión, que igual que el asesinado foro de Vanguardia sí pone a las autoridades frente al público, pero para problemas municipales específicos. Yo desearía conversar y debatir del Ordenamiento, el GAE, los videos en redes sociales que suben nietos de líderes históricos donde ostentan lujos, con alguien. Que los medios trataran estos temas. Porque hay una frase que no puede negarse:
    “La verdad es siempre revolucionaria”. Y además no tiene remedio (eso lo pongo yo) En un momento puede no ser estratégico decir algo, pero el problema es que nunca se dice , o se dice cuando explota en la cara, o cuando los responsables ya no están vivos o en sus puestos, o no se dice para no manchar la imagen de los responsables, y el resultado de todo es que se informa lento, poco y mal. Politizamos hasta el cansancio la falta de oxígeno durante la Covid en varios países, las muertes, como el capitalismo inhumano no podia atenderlos, y luego llegó nuestra hora. Entonces era el bloqueo, la indisciplina, la casualidad de roturas…
    Cuando veas las bardas de tu vecino arder…
    Entendemos que huyan y emigren de Guatemala, México, Perú, Haití, que haya violencia allí, pero no sabemos explicar bien porqué no sólo se van los cubanos de Cuba, sino que emigran también a Guatemala, México, Perú y hasta Haití, a esos lugares de donde los nativos se van, pero no para Cuba. Hablamos de la politiquería capitalista al servicio del capital, asquerosa, corrupta, es cierto, pero Alemania tiene muchos menos autos oficiales que Cuba, y además allá son de piquera, no asignados a cada cuadro. Los chinos reducen cada año los papeles, trámites y gastos administrativos y lo informan en público. Aquí en autos flamantes, alimentados en ezceso, van miembroe del nivel central a industrias viejas con transportes en ruinas a exigir más esfuerzo a trabajadores flacos y mal vestidos. Mire el NTV a ver si exagero.Y la lista sigue y sigue… No hay forma real de intercambiar sobre estos puntos ni de incidir en ellos, sin “hacerle el juego al imperialismo” o hablar con personas de sordera selectiva, porque es difícil entender algo si tu estatus depende de que no lo entiendas. La Pupila es un sitio bastante serio, especializado en temas políticos, bien conducido, y donde cuando no coinciden conmigo me contestan con argumentos, pero la mayoría de medios simplemente censura el post. Muchas veces han dado links para opinar sobre las leyes (patrimonio, expropiación, comunicación) y el link no funciona. Te quejas en la página de atención a la población de la entidad y tampoco carga el mensaje o funciona.
    Es como la aplicación ticket o el gobierno electrónico, te ignoran y ya. Si usas otro medio alternativo, quedas como un contra. Entonces, nada de lo anterior es propiedad social o socialismo, es si acaso clientelismo político, simulación y “prensa potemkin”.
    Eso alimenta la impunidad y la desconfianza.
    Disculpen pero es mi experiencia personal.

     

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