La obligación moral de la esperanza. Por Michel Torres Corona

 
Miles de cubanos han emigrado en 2022, ya sea en embarcaciones que suelen zozobrar o por la muy peligrosa “ruta centroamericana”, esa que el humor popular ha metabolizado como “tour de los volcanes”. Todos conocemos a alguien que se fue.
Los hay que lo avisaron con tiempo, de forma pública y notoria. Viajaron para una beca y nos hicieron saber que nunca regresarían, o consiguieron una visa y lo vendieron todo. Otros planearon y ejecutaron su salida en secreto: nos enteramos ya una vez estaban “allá”. Hay quienes desertaron de sus misiones médicas, deportivas o diplomáticas. Hubo locutores que un día estaban haciendo spots muy revolucionarios y a la jornada siguiente estaban pidiendo asilo político.
Una amiga se pasó semanas varada en Guyana, esperando por el visado que la Embajada de Estados Unidos en La Habana se negaba a tramitar. Un conocido cruzó el río Bravo a nado, dejando los zapatos en la orilla, y estuvo dando tumbos por “the land of the free” descalzo, tres días, sin apenas comer, sin bañarse, hasta que llegó de alguna manera a Miami. Un DJ que le “producía temas” a muchos “artistas opositores”, que hoy están fuera del país o presos, trató de hacer pasar su miedo como “creíble” pero no resultó y lo deportaron, como también deportaron a varios polizontes.
Todos conocemos a alguien que se fue o que se quiere ir. Cuando me lo comentan, solo puedo atinar a responderles: “No te vayas en una balsa, espera la visa. Haz los trámites, los americanos van a normalizar eso en la embajada.” Convencerlos de que no se vayan es un despropósito: son decisiones ya tomadas. Algunos se hartaron de “pasar trabajo”, o se decepcionaron, perdieron la esperanza; otros nunca han sufrido de precariedad pero tienen entre ceja y ceja el símbolo de Estados Unidos como avance, como prosperidad, aunque aquí tengan más comodidades.
Los miro, en el muro de Facebook, con una bandera de muchas estrellas y rayas, celebrando en el aeropuerto de Miami; o haciendo el post de que ya son ciudadanos estadounidenses (“God bless America”), con una foto en alguna ciudad europea o compartiendo noticias sobre Cuba que solo puede compartir alguien que no está aquí. Hay quienes deciden alejarse de la “comunidad en el exilio”, y se adentran más al norte, hacia New York o New Jersey; o cruzan el Atlántico y van a parar a Madrid o a Barcelona… O a cualquier otra parte. Hay cubanos por doquier.
Entristece tener compatriotas que no hayan encontrado, por cualquier motivo, un proyecto de vida en Cuba. Sí, hay muchos emigrados que no se dejan seducir por la narrativa preponderante, que defienden a su país desde el extranjero, que se fueron por amor o por una oportunidad laboral; pero uno no deja de echar en falta, sobre todo, a esa gente valiosa que tanto bien le harían a la nación.
Y tampoco puede uno dejar de pensar en las familias, menos hoy, que es Nochebuena, y en los hogares cubanos nos reunimos para comer, beber y sentirnos un poco más juntos, en otro diciembre que ojalá sea el último en una sucesión de inviernos un tanto más amargos que dulces. Rara avis el pavo, tan raro (y encarecido) como el cerdo, pero se hará la comida, frugal y modesta, con lo que haya. Los manjares son sustituibles, prescindibles; lo doloroso es la ausencia en una silla a la mesa, una risa que no estallará, un abrazo en suspenso.
A todos nos duele alguien que se fue, a todos nos falta alguien en esta Nochebuena, de una forma u otra. Ojalá regresen, ojalá la situación mejore, ojalá puedan ir y venir, ojalá no nos olviden ni se olviden ellos mismos, lo que alguna vez fueron. Y que en la Nochebuena del próximo año nos podamos volver a ver, juntos, para partir el pan y celebrarnos, si no todos al menos más que hoy.
Coda: una amiga siempre pertinente, al leerme, me recordó la obligación moral de la esperanza que todo revolucionario coherente debe preservar. Y para esa esperanza tozuda me recordó que no estoy solo, que hay muchos jóvenes que han decidido hacer del socialismo en Cuba su sentido para la vida, que hay mucha gente que sigue formando parte de ese sentir colectivo por la justicia social y la soberanía popular. En ellos, en nosotros, pienso y por ellos, por nosotros, continúo.
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13 Responses to La obligación moral de la esperanza. Por Michel Torres Corona

  1. Excelente, Michel, con filo, contrafilo y punta. Lo mejor que he leído para este 24 de diciembre, con nuevas esperanzas. Seguimos siendo los más, y a los que se van tampoco los damos de baja. La emigración es parte de la nación, y no precisamente una debilidad, la vida va demostrando que puede ser una fortaleza, y lo será.

     
  2. Esperanzado says:

    Michel. Yo soy de esos cubanos que nunca quise irme. Visité decenas de veces países de varios continentes, tanto por misión oficial como por la vía particular, y ya usted ve, mi familia notó mi ausencia durante seis años porque gente con poder, no la justicia imparcial, decidió, que yo debía cumplir sanción de privación de libertad por 15 años, cuando la defensa proponía absolución por no haber cometido delito alguno. No creo que el sistema sea el culpable, aún sigo comulgando con el socialismo, pero la mentalidad no acaba de cambiar en muchos. Mientras no ocurra ese cambio la esperanza estará ausente para muchos en Cuba.

     
  3. Miguel A says:

    A todos los que estén pensando irse al norte, les dedico esta canción de la venezolana Cecilia Todd. “El norte es una quimera” (la pueden buscar en YouTube).
    Dice la letra:
    “Me fui para Nueva York
    En busca de unos centavos
    Y he regresado a Caracas como fuete de arrear pavos
    El Norte es una quimera
    Qué atrocidad
    Y dicen que allá se vive
    Como un pachá
    Me fui para Nueva York
    En busca de unos centavos
    Y he regresado a Caracas como fuete de arrear pavos
    El Norte es una quimera
    Qué atrocidad
    Y dicen que allá se vive
    Como un pachá
    Ay, Nueva York, no me halagas con el oro
    Tu ley seca la rechazo, no me agrada y la deploro
    A Nueva York, yo más, no voy
    Allá no hay berro, no hay vino y no hay amor
    Ay, Nueva York, no me halagas con el oro
    Tu ley seca la rechazo, no me agrada y la deploro
    A Nueva York, yo más, no voy
    Allá no hay berro, no hay vino y no hay amor
    Todo el que va a Nueva York
    Se vuelve tan embustero
    Que, si allá lavaba platos, dice aquí que era platero
    Y el Norte es una quimera
    Qué atrocidad
    Y dicen que allá se vive
    Como un pachá

    No vuelvo pa’ Nueva York
    Lo juro por San Andrés
    No me gusta hablar inglés ni montar en ascensor

     
  4. Pingback: The Moral Obligation of Hope | Resumen LatinoAmericano English

  5. artysmuse says:

    Muy bueno el comentario.
    Ahora cuando dices: «pero uno no deja de echar en falta, sobre todo, a esa gente valiosa que tanto bien le harían a la nación»…
    Habría que preguntarse tantas cosas, entre ellas, si fueron tildados de contrarrevolucionarios como suele ser el caso, cuando lo que quisieron fue mejoras para el país desde otra perspectiva alejada de la retórica sin resultados. Habría que preguntarse también si por ser tildados de eso perdieron las esperanzas y no vieron otra posibilidad a su desarrollo al tener todas las puertas cerradas. De todas formas felicidades.

     
  6. Juan Zurita Hodges says:

    La obligación moral de preservar lo conquistado con el sacrificio de vidas y la esperanza de millones de pobres y desventurados debe ser ineludiblemente preservada, protegida y defendida, es un mandato de nuestros pueblos, no podemos desmayar ni aún de no estar más en esta vida.

     
  7. Orestes Sandoval says:

    Bueno, Michel, si fueran solo miles en un solo año no sería tan trágico. El problema es que ya se debe cuantificar en centenares de miles. Eso sí es terrible y deja un herida muy profunda en la esperanza.

     
  8. Maño says:

    GRACIAS por este escrito. Créanme cuesta ser un emigrante. Todo el tiempo añoramos algo… como dijo el poeta “…Detrás de los que no se fueron, Detrás de los que ya no están, Hay una foto de familia, Donde lloramos al final…”
    Algo escribí hace un tiempo…

    UN BIG GRITO
    Quiero regresar allí
    con el fondo, abajo,
    sentir el arriba, la cima, extrañado, encantado
    como Dios con su primer grito
    rehacer todo
    poder ser mejores
    sin hambre
    sin frio
    sin bombas
    caminando descalzo
    en la acera de mi Lawton
    volver a la luz primera

    Gracias, Saludos

     
  9. Xiomara says:

    Yo tambien creo en mi pais, mi vida y futuro esta aqui. Ojala q todos los q quiero y decidieron irse no sean de los q eligen para nuestro pueblo la violencia.

     
  10. Juan José Reina Rios says:

    La emigración forzada es una necesidad de los países pobres económicamente, y Cuba no puede ser una excepción porque además la.necesidad es forzada por el bloqueo.
    Lo realmente diferente en la emigración cubana es su gran preparación, no sólo académica y profesional, si no también la humana que ha posibilitado la revolución.
    Cuba sin bloqueo sería un país de referencia. Por eso no permiten que desarrolle todas sus capacidades.

     
  11. Javier el otro says:

    “Loyalty to country ALWAYS. Loyalty to government, when it deserves it”
    (Lealtad a tu pais, SIEMPRE. Lealtad a tu gobierno, cuando se lo merezca”).
    – Mark Twain -

     
  12. John W Terrazas says:

    Sentida reflexión sobre la tragedia social que significa la emigración cubana, una realidad que golpea muy duro a millones de familias azotadas por las estructuras socioeconómicas neoliberales alrededor del planeta.

     

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