¿Las cosas tienen que llegar al extremo para que sean evidentes? Por Ernesto Estévez Rams

 

Nos escandaliza, con razón, un desfile de pésimo gusto y peor factura, pero, ¿acaso no hemos pensado que cuando siembras vientos recoges tormentas?

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Fotografía de la nauguración del Encuentro de Técnicas Comerciales de La Habana que ha generado rechazo en las redes sociales.

El fomento de la cultura del consumo, de los oropeles y las lentejuelas que por años (ya décadas) nos ha ido copando cada vez más espacios públicos. El extremo nos impacta, ¿pero no nos impacta el contínuo kitsch en nuestra television nacional, en nuestra radio? La promocion acrítica del mal gusto, el consumismo, el oropel, la banalidad, el hedonismo en tantos espacios? ¿No nos impacta el mal gusto hecho música vulgar, con intérpretes promovidos promoviendo en sus modos de vestir y actuar lo más degradante del comportamiento humano? Las mesas de 24000 pesos crean huecos más profundos que el del bolsillo del receptor. ¿No nos impacta el humor vulgar y kitsch celebrado en espacios teatrales y actuaciones en vivo y promocionado por nuestras instituciones de cultura?

¿De qué nos asombramos si por años hemos estado permitiendo la deformacion del gusto en nombre de la homogenización estética globalizada? “Seamos modernos”gritan los deformadores de las tradiciones culturales y les hacemos caso. Si por años hemos sustituido la valoración de lo genuino por la medida de éxito en un mercado muengo. ¿De qué nos quejamos, si la medida es el triunfo en Miami como garantía de promocion y popularidad en el patio?

Todas esas aguas han traido estos lodos, pero miramos para el otro lado. Ahora veremos gritando “horror” a muchos de los que son responsables de fondo de todos estos vicios. A muchos promotores del kitsch cotidiano, los veremos escandalizados con el extremo de su propia vara. A muchos adoctrinantes de la deformacion, los leeremos en las redes burlandose de su propia criatura negados a reconocer el egendro de sus prácticas. Por favor, cuando miren el esperpento reconozcan que debajo del maquillaje, de los vestuarios y la tramoya, son sus rostros los que asoman como reflejo en espejo de ilusiones deformantes. Y no faltará aquel presto a castigar y condenar el síntoma, mientras firma el contrato para el próximo espectáculo kitsch en algún medio público, en algún escenario, en algún set televisivo, a la vez que pide como favor que en la próxima fiesta cumpleañera le garanticen música en vivo para que a sus hijos no les falte la oportunidad del perreo.

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10 Responses to ¿Las cosas tienen que llegar al extremo para que sean evidentes? Por Ernesto Estévez Rams

  1. Manuel Gomez says:

    Aun desde la emigración me preocupan el aparente consumerismo y kitsch. Pero este articulo, aunque los denuncia bien y justamente, se debilita por su lenguaje algo intelectualoide y despectivo en cuanto a los responsables de esos errores. Hay que convencer, no insultar ni atacar, y con idioma accesible a todos los lectores,
    Manolo Gomez, desde Washington DC en los EEUU

     
  2. Maño says:

    “La verdad” y su búsqueda dejo de ser unos de los objetivos de la humanidad, nuestro deterioró intelectual es abismal, ya lo dijo un tango famoso del siglo pasado…”…Hoy resulta que es lo mismo, Ser derecho que traidor, Ignorante, sabio, chorro, Generoso o estafador, ¡Todo es igual!, ¡Nada es mejor!, Lo mismo un burro, Que un gran profesor…”
    Utilizar más palabras que 2000 de nuestro diccionario, parece ser una ofensa al pueblo trabajador, la idea de nivelar para arriba un gran pecado. Parecerían confirmarse aquello que dijo el poeta “… la gente es mala y no merece…” Igual sigo pensando que el gran “porque” de aquel Enero fue para destronar la ignorancia.
    Saludos

     
  3. Pingback: ¿Las cosas tienen que llegar al extremo para que sean evidentes? | argencuba

  4. Orestes Sandoval says:

    La mayoría de los comentarios que leí en Cubadebate sobre este asunto son reveladores de que la batalla ideológica en Cuba se está perdiendo (ni no está perdida ya). Demuestran que están dadas las condiciones subjetivas para una sociedad de consumo entre nosotros y la respuesta tiene que ser política, no ideológica. En Cuba ya la gente tiene claro lo que no quiere, pero está lejos de saber lo que quiere (aunque crean que sí). En Cuba, nos guste o no, la mentalidad que predomina es la pequeñoburguesa, no la revolucionaria (lo que sea que signifique eso en estos momentos). Se han acumulado demasiados errores, se ha subordinado demasiado tiempo las leyes objetivas de la economía a consideraciones ideológicas y factores de control político. Lo peor es que no veo una verdadera voluntad de cambio. Se habla de audacia política y que sé yo cuantas cosas más. Pero Malmierca no se esconde para decir que, aunque hay “muchas cosas” que no les gustan a los empresarios extranjeros, no por eso vamos a cambiarlas. No es que complacer a los empresarios extranjeros tiene que ser un valor en sí mismo; de lo que se trata es de echar adelante nuestra economía, cambiando “todo lo que debe ser cambiado”, es decir, dejando a un lado prejuicios que probadamente no han funcionado. Estamos en un momento en que la “muela bizca” ya agotó sus posibilidades. La gente exige hechos concretos que modifiquen sustancialmente sus circunstancias de vida. Ya no queda tiempo para la resistencia indefinida. Si Malmierca & Co. no se han dado cuenta, peor para todos, incluyéndolos a ellos (aunque no lo sepan).

     
  5. Abdel Garcia says:

    Una pregunta,.Nadie con 2 dedos de frente revisa estos eventos antes? Parece obra de un tronco de jodedor !

     
  6. Silvana says:

    Excelente, una vez mas el analisis del autor de este articulo, de esta profunda reflexion…No se trata solo de analizar el problema puntual…del desfile de pesimo gusto, grotesco y mas…se trata de ser conscientes de lo que subyace, primero ser conscientes y luego ponernos todos a trabajar ya (desde nuestros espacios) para revertir cuanto antes la “descultura” que nos invade por todos los medios y con el consentimiento de las autoridades y decisores a todos los niveles. De nada vale que haya una intencion de pais de trabajar a fondo el tema de la cultura (por parte de la UNEAC, de la AHS, etc), si a la hora de realizar eventos o espectaculos se tira todo por la borda para “satisfacer” al “publico” y al bolsillo de unos cuantos.

     
  7. Luis E says:

    Por favor, revisen el comentario bajo la foto. Empaña lo escrito. Gracias.

     

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