Gustavo Placer Cervera
La posición geográfica de Afganistán, y el peculiar carácter de su gente, confiere al país una importancia política en los asuntos del Asia Central que no puede ser subestimada. El gobierno es una monarquía, pero la autoridad del rey sobre sus fogosos y turbulentos súbditos, es personal y muy insegura. El reino está dividido en provincias, cada una de las cuales es gobernada por un representante del soberano, que colecta los impuestos y los remite a la capital. Los afganos son de una estirpe valiente, vigorosa e independiente; prefieren las ocupaciones agrícolas y pastoriles, rehusando las comerciales que dejan desdeñosamente a los hindúes y otros habitantes de los pueblos y ciudades. Entre ellos, la guerra es un estimulante que les alivia de la monotonía de las ocupaciones laborales. Los afganos están divididos en clanes2 sobre los cuales los jefes ejercen una suerte de supremacía feudal. Su indómito aborrecimiento de las reglas, y su amor por la independencia individual impide que se conviertan en una nación poderosa; pero su irregular e impredecible actuar los convierte entonces en unos vecinos peligrosos, susceptibles de ser llevados por los vientos del capricho, o instigados por intrigantes políticos que, de manera insidiosa, exciten sus pasiones. Las dos principales tribus son las de los duranios y guilguies quienes están siempre enemistadas entre si. La tribu durania es la más poderosa y en virtud de esa supremacía su emir o khan se hizo a si mismo rey de Afganistán. Tiene una renta de unos $10 000 000. Su autoridad es suprema sólo en su tribu. Los contingentes militares afganos son compuestos principalmente por duranios: el resto del ejército es formado bien por los otros clanes, o por aventureros militares que se alistan en el servicio con promesas de pago o saqueo. En los pueblos y aldeas la justicia es administrada por los cadíes (jueces civiles), pero los afganos muy raramente acuden a la ley. Sus khanes tienen el derecho de castigo, inclusive el de perdonar la vida o muerte. La venganza de sangre es un deber familiar. A pesar de ello, se dice que son un pueblo generoso y liberal cuando no se les provoca, y los derechos de hospitalidad son tan sagrados entre ellos que un enemigo mortal que se haya acogido a ella, aunque sea una artimaña, es considerado sagrado y puede inclusive solicitar la protección de su huésped contra todos los demás peligros. La religión predominante es la islámica, principalmente de la secta sunita; pero no son fanáticos intolerantes y no son raras las alianzas entre sunitas y chiitas3.
Afganistán ha sido sometido alternativamente al dominio de los mogoles4 y los persas. Antes de la llegada de los británicos a las costas de la India las invasiones foráneas que barrieron las planicies del Indostán procedieron siempre de Afganistán. El Sultán Mahmoud el Grande; Gengis Khan, Tamerlán, y Nadir Shah, siguieron todos esa ruta. En 1747, después de la muerte de Nadir, Ahmed Shah, quien había aprendido el arte de la guerra bajo el mando de este aventurero militar, determinó sacudir el yugo persa. Bajo su mandato Afganistán alcanzó la cima de su grandeza y prosperidad en tiempos modernos. Pertenecía a la familia de los Sudosis, y su primer acto fue el de apoderarse del botín que su antiguo jefe había capturado en la India. En 1748 logró expulsar al gobernador mogul de Kabul y Peshawar, cruzó el Indo e invadió rápidamente el Punjab. Su reino se extendió desde Khorasan hasta Delhi, y llegó a enfrentarse a las fuerzas de los Maharatta5. No obstante, esas grandes empresas no le impidieron cultivar algunas artes de paz, y fue reconocido como poeta e historiador. Falleció en 1772, y dejó su corona a su hijo Timur, quien, sin embargo, fue incapaz de sostener tan pesado cargo.
Timur abandonó la ciudad de Kandahar, que había sido fundada por su padre y que se había convertido, en pocos años en un centro rico y populoso y trasladó la sede del gobierno de nuevo a Kabul. Durante su reinado, se revivieron las disensiones tribales internas que habían sido reprimidas con mano firme por Ahmed Shah. En 1793 falleció Timur y fue sucedido por Siman Shah. Este príncipe concibió la idea de consolidar el poder islámico en la India, y este proyecto, que podía constituir un serio peligro para las posesiones británicas, fue considerado tan importante que Sir John Malcolm fue enviado a la frontera para mantener a los afganos bajo observación y contenerlos, en caso de que hicieran cualquier movimiento, y al mismo tiempo, se iniciaron negociaciones con Persia, con cuyo apoyo podía ponerse a los afganos entre dos fuegos. Estas precauciones fueron, sin embargo, innecesarias: Siman Shah estaba más que suficientemente ocupado por conspiraciones y disturbios internos y sus grandes planes, tuvieron que ser olvidados. Un hermano del rey, Mahmud, se aventuró hacia Herat con el propósito de crear allí un principado independiente pero fracasó en el intento y huyó a Persia. Siman Shah había sido apoyado en la obtención del trono por la familia Bairukshee, cuyo jefe era Sheir Afras Khan. El nombramiento por Siman de un vizir impopular excitó el rechazo de sus antiguos aliados quienes organizaron una conspiración que fue descubierta y Sheir Afras resultó muerto. Mahmud fue llamado por los conspiradores, Siman fue tomado prisionero y le sacaron los ojos antes de darle muerte. En oposición a Mahmud, quien fue apoyado por los doranios, Sujá Shah recibió el apoyo de los Ghilgies, y sostuvo el trono por algún tiempo; pero fue derrocado, debido principalmente a la traición de sus propios partidarios, y se vio forzado a buscar refugio entre los sikhs6.
En 1809 Napoleón envió al General Gardane a Persia con la esperanza de inducir al shah a invadir la India, y el gobierno indio envió un representante a la corte de Shah Sujá para crear una oposición a Persia. En esta época, Runject Singh alcanzó poder y fama. Con su genio este jefe sikh logró la independencia de su país de los afganos y erigió un reino en el Punjab, obteniendo para si el título de Maharajá (Rajah jefe), y el respeto del gobierno anglo-indio. El usurpador Mahmud estaba, sin embargo, destinado a no disfrutar su triunfo por largo tiempo. Futteh Khan, su vizir, quien había fluctuado alternativamente entre Mahmud y Shah Sujá, fue capturado por el hijo del rey, Kamran, le sacaron los ojos y se le dio muerte de manera cruel. La poderosa familia del vizir asesinado juró vengar su muerte. El títere Sujá Shah fue empujado de nuevo y Mahmud fue expulsado. Sujá Shah, fue rápidamente depuesto y otro hermano coronado en su lugar. Mahmud huyó a Herat, del cual continuó en posesión y en 1829, cuando murió, su hijo Kamran le sucedió en el gobierno de dicho distrito. La familia Bairukshee que habia alcanzado ahora el poder dividió el territorio entre sus miembros, pero siguiendo la usanza nacional las disputas y riñas eran omitidas sólo en presencia de un común enemigo. Uno de los hermanos, Mohammed Khan, asumió el control de la ciudad de Peshawar, por lo cual pagó tributo a Runject Singh, otro tomó Ghuznee; un tercero, Kandahar, mientras que, en Kabul, asumió el gobierno el más poderos miembro de la familia, Dost Mohammed.
Ante este príncipe, fue enviado como embajador británico, en 1835, el capitán Alexander Burnes, cuando Rusia e Inglaterra intrigaban, cada una contra la otra, en Persia y Asia Central. Burnes ofreció una alianza que Dost Mohammed hubiera aceptado gustoso si no fuera porque el gobierno anglo-indio lo demandaba todo de él y no ofrecía absolutamente nada a cambio. Mientras tanto, en 1838, los persas, con ayuda y asesoramiento ruso, pusieron sitio a Herat, la llave de Afganistán y la India7; un agente persa y otro ruso arribaron a Kabul, y Dost Mohammed, debido a los constantes rechazos de cualquier acuerdo favorable por parte de los británicos, se vio, al final, compelido a escuchar las proposiciones de las otras partes. Burnes se marchó y Lord Auckland, entonces gobernador general de la India, influenciado por su secretario W. Mc Naghten, decidió castigar a Dost Mohammed y resolvió destronarlo y colocar en su lugar a Sujá Shah, ahora un pensionado del gobierno indio. Se concluyó un tratado con Sujá Shah, y con los Sikhs, el shah comenzó a reunir y organizar un ejército, pagado por los británicos y provisto de oficiales y jefes británicos, y una fuerza anglo-india se concentró en Sutlej. McNaghten, secundado por Burnes, acompañó la expedición en calidad de enviado británico en Afganistán. Entretanto, los persas habían levantado el sitio a Herat, con lo que la única razón válida para intervenir en Afganistán había desaparecido, no obstante lo cual, en Diciembre de 1838, el ejército inició su marcha hacia Sinde, cuya región fue forzada a someterse y al pago de una contribución en beneficio de los sikhs y de Sujá Shah8. El 20 de Febrero de 1839, el ejército británico cruzó el río Indo. Consistía de una fuerza de unos 12 000 hombres, con unos 40 000 civiles de aseguramiento, junto a los nuevos reclutas del shah. El Paso de Bolán fue atravesado en Marzo, la falta de provisiones y forraje comenzó a ser sentida: los camellos caían por cientos, y una gran parte del bagaje se perdió. El 7 de Abril, el ejército entró en el Paso de Khojak, lo atravesó sin resistencia y el 25 de Abril entró a Khandajar, la cual fue abandonada por los príncipes afganos, hermanos de Dost Mohammed. Después de un descanso de dos meses, Sir John Keane, el jefe de las fuerzas invasoras, avanzó con el cuerpo principal del ejército hacia el norte, dejando una brigada, al mando de Nott, en Khandajar. Ghuznee, la inexpugnable plaza fuerte de Afganistán, fue tomada en Julio 22. Un desertor proporcionó la información de que la puerta de Kabul era la única que no estaba tapiada; por lo que fue derribada y la plaza fue asaltada. Después del desastre, el ejército que Dost Mohammed había reunido se desbandó y Kabul también abrió sus puertas. El 6 de Agosto, Sujá Shah fue instalado en el trono con todas las formalidades, pero la dirección real del gobierno estaba en manos de Mc Naghten, quien también pagó todos los gastos de Shah Sujá con fondos del tesoro de la India.
La conquista de Afganistán parecía lograda y una considerable parte de las tropas fue enviada de vuelta. Pero los afganos no estaban, de ninguna manera, contentos de ser gobernados por los Feringhee Kaffirs (infieles europeos), y durante todo el año 1840 y el 1841, una insurrección sucedió a otra en todas las partes del país. Las tropas anglo-indias se vieron obligadas a un constante movimiento. Aún así, Mc Naghten declaró que ese era el estado normal de la sociedad afgana e informó a las autoridades británicas que todo iba bien y que el poder de Sujá Shah se estaba consolidando. Las advertencias de los oficiales del ejército y otros agentes políticos fueron en vano. Dost Mohammed se había rendido a los británicos en Octubre de 1840 y fue enviado a la India; todas las insurrecciones del verano de 1841 fueron reprimidas exitosamente y llegando Octubre, Mc Naghten, nombrado gobernador de Bombay, planeaba marcharse hacia la India, llevando consigo otro contingente de tropas. Pero entonces estalló la tormenta. La ocupación de Afganistán costó al tesoro a India ₤ 1 250 000 por año. Más de 16 000 militares anglo-indios y de Shah Sujá tenían que ser pagados en Afganistán; 3 000 más permanecían en Sinde y en el Paso de Bolan, los esplendores reales del Sujá Shah, los salarios de sus funcionarios y todos los gastos de su corte y su gobierno fueron pagados a expensas del tesoro de la India, y finalmente, los jefes afganos eran subsidiados y muchas veces sobornados para evitar sus travesuras, con fondos provenientes de esa misma fuente. McNaghten fue informado de la imposibilidad de continuar con ese ritmo de gastos e intentó disminuirlos drásticamente pero la única manera posible de lograrlo era cortar las concesiones a los jefes. El mismo día en que lo intentó los jefes comenzaron a conspirar para la exterminación de los británicos y del propio McNaghten. De esa manera se alcanzó la concertación de las fuerzas insurreccionales, las cuales, hasta ese momento luchaban aisladamente contra los invasores, sin unidad ni concierto; aunque es también cierto que, para ese instante, el rechazo al dominio británico entre los afganos había alcanzado su punto más alto.
Los ingleses en Kabul estaban bajo el mando del general Elphinstone, un anciano gotoso, irresoluto y completamente incapaz, cuyas órdenes se contradecían unas a otras constantemente. Las tropas ocupaban una suerte de campamento fortificado, el cual era tan extenso que la guarnición era escasamente suficiente para cuidar los baluartes y murallas y mucho menos para destacar fuerzas que actuaran en el terreno. Los trabajos de fortificación eran tan imperfectos que las zanjas y parapetos podían ser saltados por un caballo. Y si esto no fuera suficiente, el campamento estaba dentro del alcance de tiro de mosquete desde las alturas dominantes cercanas, y para culminar lo absurdo del dispositivo, todas las provisiones y depósitos de medicinas se encontraban en dos fuertes aislados a cierta distancia del campamento del cual estaban separados, además, por jardines amurallados y otro pequeño fortín no ocupado por los ingleses. La ciudadela de Bala Hisar en Kabul hubiera ofrecido un espléndido y sólido cuartel de invierno para todo el ejército, pero para complacer a Sujá Shah, no fue ocupada.
El 2 de Noviembre de 1841, estalló la insurrección. La casa de Alexander Burns, en la ciudad, fue atacada y el enviado británico fue asesinado. El general Elphinstone no hizo nada, y la insurrección creció con fuerza e impunidad. Elphinstone, totalmente inútil, a la merced de toda suerte de avisos y noticias contradictorias hizo, en tal confusión lo que Napoleón describe con tres palabras: ordre, contreordre, désordre9. Bala Hisar no fue, aún así, ocupada. Unas pocas compañías fueron enviadas contra los miles de insurgentes y, por supuesto, fueron aniquiladas. Esto hizo que los afganos se envalentonaran aún más.
El 3 de noviembre los fuertes cercanos al campamento fueron ocupados por los afganos. El 9, los insurgentes tomaron el fuerte que servía de almacén de provisiones (defendido por sólo 80 hombres) y los británicos fueron así reducidos a la inanición. El día 5, Elphinstone ya había hablado de comprar un paso libre hacia el exterior del país. De hecho, a mediados de Noviembre, su irresolución e incapacidad había desmoralizado tanto a las tropas que ni europeos ni cipayos10 estaban dispuestos a enfrentar a los afganos en campo abierto.
En esas circunstancias, comenzaron las negociaciones. Durante las mismas McNaghten fue asesinado, cuando asistía a una conferencia con jefes afganos. La nieve comenzó a cubrir la tierra, las provisiones eran ya muy escasas. Al fin, el 4 de enero, los ingleses capitularon. Todo el dinero en efectivo que poseían los británicos, unas ₤ 190, 000, fue entregado a los afganos. Otras ₤ 140,000 fueron firmados en pagaré. Toda la artillería, excepto 6 cañones de 6 libras y 3 cañones de montaña, fue entregada. Todo Afganistán debía ser evacuado. Los jefes, por su parte, prometieron un salvoconducto, provisiones y bestias de carga.
El 5 de Enero, los británicos iniciaron su retirada, 4 500 combatientes y 12 000 civiles de apoyo. Un solo día de marcha bastó para disolver los últimos remanentes de orden, y mezclar a los soldados y civiles en una desesperada confusión, haciendo imposible cualquier resistencia. El frío y la nieve y la falta de provisiones actuaron como en la retirada de Napoleón de Moscú. Pero si en aquella situación los cosacos mantuvieron una respetuosa distancia, en esta los británicos fueron hostigados por enfurecidos francotiradores afganos, armados con mosquetes de largo alcance, que ocupaban cada altura. Los jefes que firmaron la capitulación no pudieron ni quisieron contener a las tribus montañesas. El paso de Kord – Kabul se convirtió en la tumba de casi todo el ejército, y sólo un pequeño remanente de menos de 200 europeos, logró llegar al Paso Jugduluk. Solamente un hombre, el Dr. Brydon, logró llegar a Jalalabad para contar la historia. Sin embargo, muchos oficiales habían sido capturados por los afganos y mantenidos en cautividad. Jalalabad estaba ocupada por la brigada de Sale. La capitulación demandaba su abandono pero este jefe se negó a evacuar la ciudad hasta que no lo hiciera Nott en Kandahar. Ghuznee había caído, allí no había un solo hombre de la guarnición que entendiera algo de artillería, y los cipayos de la guarnición habían sucumbido a causa del clima.
Entretanto, las autoridades británicas en la frontera, al tener noticias sobre el desastre de Kabul, habían concentrado en Peshawar las tropas destinadas a la ayuda de los regimientos de Afganistán pero no había transportes y gran número de los cipayos cayó enfermo. En Febrero, el general Pollock tomó el mando y a finales de Marzo de 1842, recibió refuerzos adicionales. Forzó entonces el Paso de Khyber y avanzó para ayudar a Sale en Jalalabad; aquí Sale había logrado derrotar completamente, varios días antes, al ejército afgano que lo sitiaba.
El nuevo gobernador general de la India, Lord Ellenboroug, ordenó el regreso de las tropas pero tanto Nott como Pollock se excusaron en el argumento de la carencia de transportes. Al final, a comienzos de Julio, la opinión pública de la India forzó a Lord Ellenborough a hacer algo para recuperar el honor nacional y el prestigio del ejército británico. En consecuencia, el gobernador autorizó el avance sobre Kabul tanto desde Kandahar como desde Jalalabad. A mediados de Agosto, Pollock y Nott llegaron a un acuerdo respecto a sus movimientos, y el 20 de Agosto, Pollock inició su movimiento en dirección a Kabul, alcanzó Gundamuck, y el 23 batió un cuerpo de tropas afganas alcanzando el Paso de Jugduluk el 8 de Septiembre. El 13 de Septiembre derrotó a una agrupación de tropas enemigas en Tezeen y acampó el 15 bajo las murallas de Kabul. Mientras esto ocurría, Nott había evacuado Kandahar el 7 de Agosto, y marchado con todas sus fuerzas hacia Ghuznee. Después de varios encuentros menores, derrotó una fuerte agrupación afgana, y el 30 de Agosto, tomó posesión de Ghuznee, la cual había sido abandonada por el enemigo. El 6 de Septiembre, destruyó las obras y la ciudad en Alydan y en Septiembre 17 llegó cerca de Kabul, donde Pollock había establecido comunicación con él. Sujá Shah había sido asesinado, mucho antes, por algunos de los jefes, y desde entonces no existía un gobierno regular en Afganistán. Nominalmente, el hijo de Sujá Shah, Futch Jung, era el rey.
Pollock envió un cuerpo de caballería en pos de los prisioneros de Kabul pero estos habían logrado sobornar a sus guardias y lo encontraron en el camino. Como señal de venganza, fue destruido el bazar de Kabul, los soldados saquearon parte de la ciudad y masacraron a numerosos de sus habitantes. El 12 de Octubre, los británicos abandonaron Kabul y marcharon por Jalalabad y Peshawar hacia la India. Futeh Jung, desesperado en su posición, les siguió. Dost Mohamed fue liberado de su cautiverio y retornó a su reino. Así terminó el intento Británico de colocar un príncipe de su propia hechura en el trono de Afganistán.
Notas:
1 Escrito en Julio y la primera decena de Agosto de 1857; publicado por primera vez en The American Cyclopaedia, Vol. I, 1858. Tomado de, Karl Marx, Frederick Engels, Collected Works, Progress Publishers, Moscow, 1981, Vol. 18, pp. 40- 48; traducción al español y notas de Gustavo Placer Cervera, 21.12.2009.
2 Engels utiliza el término “clan”, difundido en la Europa Occidental , para designar los heli (grupos tribales en los que estaban divididos las tribus afganas)
3 Sunitas y Chiitas – miembros de las dos principales sectas islámicas. Estas surgieron en el siglo VII como resultado de conflictos entre los sucesores de Mahoma, fundador del Islam.
4Mogoles: invasores que llegaron a la India desde el este del Asia Central a comienzos del siglo XVI y en 1526 fundaron el Imperio del Gran Mogol en el Norte de la India. Sus contemporáneos les recordaban como descendientes directos del los guerreros mongoles de Gengis Khan, de ahí el nombre “Mogoles”. A mediados del siglo XVII el Imperio Mogol incluía la mayor parte de la India y parte de Afganistán. Más tarde, sin embargo, el Imperio comenzó a declinar debido a rebeliones campesinas, el crecimiento de la resistencia del pueblo indio contra los conquistadores islámicos y el incremento de las tendencias separatistas. En la primera mitad del siglo XVIII el Imperio del Gran Mogol dejó virtualmente de existir.
5Mahrattas: Grupo étnico que vivía en el Noroeste de Deccan. A mediados del siglo XVII comenzaron la lucha armada contra el Imperio del Gran Mogol contribuyendo así a su declinación. En el curso de la lucha, los mahrattas formaron un estado independiente, cuyos dirigentes pronto emprendieron guerras de conquista. A fines del siglo XVII su estado se debilitó como consecuencia de rivalidades feudales internas, pero a comienzos del siglo XVIII se formó una poderosa confederación de principados mahrattas bajo el mando de un gobernador supremo, el peshwa. En 1761 sufrieron una aplastante derrota a manos de los afganos en la lucha por la supremacía en la India. Debilitados por esa lucha y por rivalidades feudales internas, los príncipes mahrattas fueron presa de la East India Company británica y fueron subyugados por esta como resultado de la guerra anglo-mahratta de 1803-1805.
6 Sikhs: Secta religiosa que apareció en el Punjab (Noroeste de la India). Su creencia en la igualdad se convirtió en la ideología de los campesinos y los estratos bajos urbanos en su lucha contra el Imperio del Gran Mogol y los invasores afganos a fines del siglo XVII. Subsecuentemente, entre los sikhs fue emergiendo una aristocracia local y sus representantes encabezados por los principados sikhs. A comienzos del siglo XIX estos principados se unieron bajo Ranjit Singh cuyo estado Sikh incluía el Punjab y algunas otras regiones adyacentes. Las autoridades británicas de la India provocaron un conflicto armado con los sikhs en 1845 y en 1846 lograron convertir al estado sikh en vasallo. Los sikhs se rebelaron en 1848, pero fueron subyugados en 1849.
7 El sitio de Herat por los persas duró desde Noviembre de 1837 a Agosto de 1838. Con el propósito de incrementar la influencia británica en Afganistán y disminuir la de Rusia en Persia, el gobierno británico declaró que las acciones del Shah persa eran hostiles a Gran Bretaña y demandó que el sitio contra Herat debía ser levantado. Para amenazarlo, el gobierno británico envió una escuadra naval al Golfo Pérsico en 1838. El Shah fue forzado a someterse y aceptar un tratado unilateral de comercio con Gran Bretaña. Karl Marx describió el sitio de Herat en su artículo “La Guerra contra Persia” que se publicó, por primera vez, en el periódico New York Daily Tribune el 14 de Febrero de 1857.
8 Durante la guerra anglo-afgana la East India Company acudió a amenazas y la violencia para obtener el consentimiento de los señores feudales de Sind, una región del noroeste de la India (ahora en Pakistán) fronteriza con Afganistán para el paso de tropas británicas por su territorio. Tomando ventaja de esto, los británicos demandaron en 1843 que los príncipes feudales locales se proclamaran vasallos de la Compañía y después de aplastar la rebelión de las tribus baluchi, nativas del Sind, declararon la anexión de toda la región a la India Británica.
9 Orden, contraorden, desorden (en francés en el original)
10 Cipayos: Soldados mercenarios del ejército anglo-indio reclutados entre la población india y mandados por oficiales británicos. Fueron utilizados por los colonialistas británicos para subyugar a la India y pelear en sus gurerras de conquista contra Afganistán, Birmania y otros estados vecinos. Sin embargo, compartían el descontento general de la población india con el régimen colonial y tomaron parte en la insurrección de liberación nacional de la India en 1857-1859.
Reblogueó esto en Blog de Ana María Palos.
Religión y procreación sin restricciones jalonan nuestro deplorable pasado de especie. Afganistán es un ejemplo superlativo. Al fanatismo religioso habría que sumar o multiplicar la relegación de la mujer a la función procreadora del modo más explosivo e irreverente hacia la vida: el matrimonio polígamo y el concubinato.
Como explica tan acertadamente el materialismo cultural, es la mujer la que determina el potencial de crecimiento demográfico de una sociedad. Una mujer con matrimonio poliandrico difícilmente tendrá más de 15 descendientes, pero un hombre con 4 mujeres, que ha permitido siempre la legislación afgana, más la descendencia del toleradado concubinato, forman un batallón de carne de cañón lista para el combate en menos que canta un gallo.
Ello representa una presión sobre los recursos tan grande que ninguna sociedad tradicional, por rica que sea su agricultura y ganadería, puede asimilar. La guerra con otras tribus o comunidades, convenientemente diferenciadas por elementos culturales de tipo religioso y otros condicionantes etnográficos de tipo simbólico, se convirtió en una necesidad para compensar por la vía de una abrumadora tasa de mortalidad los excesos pavorosos de una procreación sin restricciones. Aquí está el origen del pasado siniestro de Afganistán: el peor cóctel imaginable entre religión y procreación sin restricciones.
Sumemos a ello la odisea de los imperios occidentales, donde la clase dominante siempre dispuso de brazos ociosos y argumentos religiosos para que la lucha contra el infiel y su salvación eterna sirvieran de coartada a su desmedida ambición. Los problemas de Afganistán son pues tan viejos como la historia de las sociedades complejas, aunque en grado superlativo, y nos deben servir de reflexión para tomar distancia crítica de la religión y de la procreación irresponsable.
Intersante. Compartido!
Il Sab 28 Ago 2021, 00:14 La pupila insomne ha scritto:
> La pupila insomne posted: ” En estos momentos en que los sucesos de > Afganistán son objeto de la atención mundial he pensado que pudiera ser de > interés el artículo AFGANISTÁN (1) escrito en inglés por Federico Engels > en 1857 para la The New American Cyclopaedia en el cual hace ” >