Trincheras de Ideas valen más que Trincheras de Piedras. Parte II. Por Fabián Esalante Font

 

En artículo anterior dedicado al tema, citaba varios conceptos expresados por César Escalante sobre la propaganda revolucionaria y la conciencia política hace más de 50 años, que adquieren una actualidad meridiana en el escenario político ideológico actual de nuestro país. De manera, que decidí glosar varios de los conceptos expresados y aportar mis ideas al respecto, con la esperanza de que los mismos puedan ser de utilidad, precisamente en el marco del VIII Congreso del PCC.

Interiorizar y divulgar por qué y para qué fue la Revolución; sus objetivos en sus diferentes etapas; los peligros enfrentados, los errores cometidos y sus causas; las agresiones del Imperio más poderoso del planeta por destruir el proceso revolucionario, con sus ofensivas armadas, terroristas, culturales, mediáticas, biológicas y financieras; las peculiaridades de la construcción económica en un país subdesarrollado; los efectos de la traición de Gorbachov y los dirigentes del PCUS en 1991, al romper los vínculos comerciales y políticos existentes; los sacrificios del “periodo especial” fruto de lo anterior, la heroica resistencia de nuestro pueblo frente a todas aquellas adversidades, resulta una necesidad fundamental para la realización con éxito de la propaganda revolucionaria en las actuales condiciones, en las cuales, la internet y las redes sociales han masificado el tránsito libre de cualquier tipo de información.

Es imposible hoy defender la Revolución sin esos conocimientos, al igual que hacerlo con los mismos métodos de hace medio siglo. El dogma y las consignas vacías deberán ser desterrados, la capacidad del debate, recuperada; entender que en las condiciones actuales, la diversidad del pensamiento que la Revolución misma ha creado con su explosión cultural, nos obliga y condiciona a saber escuchar, analizar y discutir con pasión, pero serenamente, los criterios adversos a los nuestros.

De ahí que la propaganda revolucionaria, una palanca fundamental en la formación de la conciencia política, deberá sustentarse sobre estos conceptos, para enfrentar con éxito la permanente y bien articulada acometida ideológica enemiga.

En ese sentido y alertando al pueblo ante la agresión mediática que el Imperio realiza sistemáticamente contra la obra revolucionaria, Fidel durante el acto, en la plaza de la Revolución, el 1ero. de mayo de 1980, expresaba: “si no se está dispuesto a desafiar los riesgos de cualquier tipo, los riesgos de agresión, como los riesgos de su propaganda, y nos intimidamos frente a la propaganda, e intimidarse frente a la propaganda es como intimidarse frente a los fusiles enemigos, es lo mismo, no hay que tener ningún miedo, en absoluto!”

Nos plantea Fidel dos ideas esenciales: una, hacer propaganda revolucionaria para elevar la conciencia política, y la otra, no temer a la propaganda enemiga, enfrentarla con sabiduría, astucia y cultura, en las trincheras que sean necesarias, pues si así no fuera, sería igual que amedrentarse ante los fusiles empuñados por el Imperio y sus cipayos locales, en otras palabras, rendirse.

La propaganda revolucionaria es la esencia misma del trabajo de las organizaciones del partido, sociales y de masas, a partir de las condiciones específicas de cada lugar y los retos y escenario en el cual deberá desenvolverse. Hacer propaganda revolucionaria no es repetir una idea machaconamente. No!. Es conocer la política del Partido, cuales son los objetivos propuestos y cómo ellos se deberán acondicionar al entorno en el cual se realiza la actividad política. No se trata de generalidades, sino de asuntos concretos, tangibles, que pueden ser demostrados.

En este sentido, deseo ilustrar lo expresado con algunos resultados del núcleo del Partido de Escritores de la UNEAC, compuesto por destacados intelectuales y cientistas sociales. Ellos, particularmente en esta dura etapa de pandemia, han producido infinidad de comentarios, artículos, ensayos, importantes trabajos teóricos, sobre política, economía, transformación del poder en Cuba, la lucha contra la discriminación racial y de género, los movimientos políticos y sociales en América Latina, etc., aprovechando el internet y las redes sociales para difundirlos. No es necesario estar de acuerdo con todos los conceptos expresados, pero posibilitan el DEBATE, esencial en la sociedad que deseamos construir.

Ello, sin dudas, es un ejercicio de propaganda revolucionaria, que se difunde por los medios asequibles y que posibilita unir ideas y conceptos para consolidar la conciencia política y revolucionaria.

Utilizar los medios digitales, sin olvidar el debate cara a cara; apropiarnos del sencillo e inmediato “tuit” , sin abandonar el discurso profundo y detallado; consolidar nuestras tradicionales consignas, y aportar símbolos novedosos; abrirnos a nuevas ideas, y desempolvar el pensamiento marxista; escuchar a los jóvenes y aprender de ellos y de los más viejos; mirar hacia el futuro, orgullosos del pasado: todo es válido y necesario, en este momento de forzoso reordenamiento –no solo económico- sino de ideas y conceptos, de imprescindible unidad, y de profundización de nuestra historia, la de los mambises y patriotas del siglo XIX, la de los incansables luchadores por la república soberana y antimperialista, la de los combatientes del Moncada, del Llano, de la Sierra, de los alfabetizadores y sus alfabetizados, la de los combatientes internacionalistas, la de tanto hombre y mujer “sin nombre” que han dado su vida y la de sus hijos por hacer una Patria más grande, más culta, más próspera, más igualitaria, como la soñaron Martí y Fidel

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One Response to Trincheras de Ideas valen más que Trincheras de Piedras. Parte II. Por Fabián Esalante Font

  1. Raúl Roberto says:

    Estoy de acuerdo, no solo hay que cultivar y desarrollar nuestros conocimientos filosóficos, sino aprender a trasmitirlos a las nuevas generaciones con audacia, valentía y despojados de todo dogma, la verdad nos pondrá la toga viril.

     

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