786. Por Teresa Melo

 
Hace pocos días, el director de Salud de Santiago de Cuba dijo en televisión algo así como que soñaba con que el personal médico, y todos los demás que participan sin descanso de esta lucha sin cuartel contra la Covid 19, pudieran aplaudir a la población cubana.
Lo comprendí con el corazón apretado de preocupación. Porque a pesar de cualquier deficiencia de las que se han señalado a determinados sitios, lo cierto es que son ellos (muchos) los que siguen en la primera línea, sin descanso, arriesgándose, pasando sobre su agotamiento físico y mental.
Hoy se informa una cifra que marca récord doloroso.
Lamentablemente, estoy segura de que ninguno de los irresponsables, inconscientes, indiferentes (sin descartar intencionalidad, algo que no quisiera tener que pensar y decir) leen nuestros llamados, ni los de las voces autorizadas por el conocimiento, que a diario alertan e insisten en señales de peligro y medidas, repetidas miles de veces desde el 11 de marzo de 2020. No les importa la vida ajena, hasta que peligra la propia. La alta cifra de menores de edad, de lactantes, duele hasta lo indecible, porque habla de mayor descuido aún. La alta cifra general, a la que se añaden contactos y sospechosos, vuelve la realidad un círculo vicioso. Y ello incluye la enorme cantidad de recursos que demanda.
Cada día, cuando leo las noticias de Cuba, y las del resto del mundo (con actos de violencia también) no me siento mejor al constatar que esta indiferencia y negación parece característica de los seres humanos de cualquier parte, porque he esperado mayor responsabilidad en mis coterráneos. Se les protege a pesar de sí mismos.
Sufro como madre, hija, tía, amiga, vecina, incluso como lo que quieran verme los que no me aprecian. Pero me preocupan todos. Porque ahí está la cadena interminable que no merecemos los responsables, los que desvelan sus horas, los que quieren aplaudir a los demás. Los que siguen creyendo que podemos. Los que pidieron o no el cierre de escuelas, pero mantienen a los niños en sus casas. Los que hacen las salidas esenciales, porque saben que en ello va la vida. Los que saben que no es lo mismo hacer una cola con las medidas correctas que estar sentados en un parque o paseando, o asumiendo, después que su centro laboral los enviara a casa como protección, que están de vacaciones para paseos y fiestas y visitas.
Hoy no recuerdo un verso ni una bella canción. No puedo menos que recordar a Mafalda: los buenos empezamos a cansarnos.
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One Response to 786. Por Teresa Melo

  1. marco antonio quiroz torres says:

    Tan mortal dicen pero agua, jabón o alcohol desactivan al virus, que no tiene patas, ni alas y es gordito, por eso no camina, no vuela, ni flota y las únicas puertas por dónde ingresa el virus es por los ojos, nariz y boca, entonces el virus puede estar por millones en donde sea pero no te hará nada. Observar las medidas de higiene y disciplinar las manos

    El mié., 27 de enero de 2021 7:50 a. m., La pupila insomne escribió:

    > La pupila insomne posted: ” Hace pocos días, el director de Salud de > Santiago de Cuba dijo en televisión algo así como que soñaba con que el > personal médico, y todos los demás que participan sin descanso de esta > lucha sin cuartel contra la Covid 19, pudieran aplaudir a la población” >

     

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