Ni tontos, ni ingenuos. Por Jorge Rodríguez*

 

Directo al grano. 

No conozco personalmente a la periodista Irma Shelton Tasé. Nunca he cruzado una palabra con ella. A raíz de un comentario suyo, ha recibido cualquier cantidad de improperios, insultos y obscenidades. Mentirosa es el calificativo más cortes que le han dedicado.

Los servicios informativos de la televisión cubana no tienen corresponsales en EE.UU., España o Reino Unido. Ella no mintió. Su trabajo se limitó a recoger lo que otros medios televisivos norteamericanos, una ONG como Feeding América y la BBC, han publicado.

La fila para almorzar en Sharing Caring Hands el martes 24 de marzo en Minneapolis. David Joles / Star Tribune / AP

Esta situación no la podemos extraer del actual contexto cuando diariamente asistimos a una bien orquestada propaganda enemiga contra nuestro país que, aprovechando la superioridad tecnológica, intoxica a diario con sus mentiras, calumnias e infamias aprovechándose de nuestras carencias y limitaciones, provocadas en su mayor parte por el bloqueo inmoral, ilegal y genocida impuesto a Cuba desde hace más de 60 años. Lo hacen mediante los llamados “influencers” en las redes sociales, en sus medios y también en los comentarios que introducen en las transmisiones de la televisión cubana por internet.

Buscan y estimulan, obviamente, un supuesto levantamiento popular. No dudo que paguen igualmente para que personas inescrupulosas y mercenarias, provoquen alteraciones al orden en las filas para adquirir determinados productos, como ya lo ensayaron cuando la apertura de centro comercial en Cuatro Caminos.

No podemos ser tontos útiles ni pecar de ingenuos. Hoy, uno de estos personajes, se mostró sin antifaz cuando durante la conferencia matinal del Dr. Durán dijo textualmente: “El mejor comunista, es el comunista muerto”.

En mi opinión y es como lo interpreto, Irma quien además de periodista es patriota en primer lugar, lo que ha hecho es revelar, para nuestro pueblo, que las colas y los problemas de abastecimiento, no son privativos de nuestro país. Nuestros medios y mucho menos el Gobierno, han negado u ocultado los problemas de desabastecimiento. El propio Viceprimer Ministro y Ministro de Economía, alertó desde el inicio que la demanda no podría ser satisfecha totalmente.

Otros, entre ellos uno sobre el que desconfío de sus supuestas buenas intenciones, la “defendió” bajo el argumento de que es buena periodista, pero cualquiera comete un error.

Defender la Patria de sus enemigos, mucho más en las actuales circunstancias de recrudecimiento del bloqueo y la guerra mediática, no es ningún error. No hacerlo sí lo es y además también es un crimen. Es incomprensible que algunos compañeros, en lugar de salir a defender a nuestra hidalga compañera, se presten al jueguito subliminal del adversario.

En última instancia, nuestra periodista, ha ejercido su derecho a la libertad de expresión, pero obviamente no es la que tanto defienden algunos, la nuestra, la que se hace con la verdad en la mano, es como el puñal de plata para los vampiros.

Sin duda alguna, en esto, estoy al lado de nuestra compañera periodista. “Al imperialismo, ni tantico así”. Tampoco a sus marionetas.

 Jorge Rodríguez es embajador de Cuba en Costa Rica

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12 Responses to Ni tontos, ni ingenuos. Por Jorge Rodríguez*

  1. Esto mismo estaba hablando por comentarios de cuba debate.a ver si cogen una noticia,de cualquier índole.y en el extranjero.o cualquier parte del mundo.De que Cuba informa FakeNew.y no le salismo. A combatir.la noticia dada.como.propaganda cubana.no hacemos nada.aunque muchos no lo crean Cuba esta en el ojo del mundo entero.

     
  2. Yo también al lado de Irma Shelton. Ni se equivocó ni cometió error alguno. Hizo lo que le corresponde en el servicio informativo de la TV cubana. Da asco tanto regodeo, tergiversación y agresividad verbal de los que dicen ser defensores de la libertad de prensa, de la libertad, y no menos asco por los apoyos de los que “ingenuamente” o no tanto, se prestan al juego. Ningún cubano honesto puede negar nuestros problemas, deficiencias y dificultades, ni cejar en la justa pelea por acabar con ellos. ¿De dónde viene tanta sensibilidad porque se reflejen en nuestros espacios informativos los serios problemas que la propia prensa de los países ricos informa? Hay un tufito a adoración de aquellas sociedades y un fuerte deseo a que abandonemos nuestros sueños y objetivos.

     
  3. Sin-permiso says:

    Yo diría que Irma Shelton se ha ganado una buena reprimenda por afirmar que las colas no son exclusivas de Cuba. Esta clase de exquisiteces informativas no se pueden lanzar al aire sin más en la moderna aldea global, donde los cerebros no están programados para hacer deducciones, proyecciones, transferencias y todo lo que tiene que ver con un análisis comparado crítico y objetivo, incluida la audiencia cubana, cada día más influenciada por la robótica mediática de falsimedia. Por ello, los buenos periodistas cubanos deberían ser participes del espíritu solidario de la revolución cubana haciendo pedagogía para cerebros que han perdido la capacidad de pensar y de sacar conclusiones por ellos mismos, como cuando la locutora española María Teresa Campos, en un acto de generosidad, imploró a los turistas españoles en Varadero que conectaran con CNN para conocer la verdad oficial cuando estos, en vivo y en directo, desmentían que el balneario cubano fuera presa de un devastador huracán.

    No vamos a negar que las colas en las tiendas, bodegas y agros cubanos son generosos y que esta realidad ha provocado que el ingenio cubano considere al “colonavirus” como el verdadero problema. De ello cabe deducir el buen hacer del sistema sanitario cubano en la prevención y control del coronavirus, con tan solo 70 y pocos fallecidos y menos de 1800 contagiados, a pesar del colonavirus, del criminal bloqueo y de la vulnerabilidad de la isla por el turismo y el particular fenómeno migratorio. Que en Cuba hay escasez de insumos no lo niega ninguna autoridad política o mediática de la isla, como tampoco la parte de responsabilidad del propio sistema. Los únicos negacionistas son los que no quieren ver la gravedad del bloqueo económico y financiero. De esto sólo nos podemos percatar los que venimos de las entrañas del monstruo a vivir entre cubanos y hacer un análisis objetivo de la realidad, que nos permite deducir cómo sería esta si, con el potencial que tiene la isla, pudiera participar en el comercio global.

    Con ser cierto que las colas son un dato objetivo de Cuba en tiempos de coronavirus, no lo es menos que no se corresponden con las colas que había meses atrás en esas mismas tiendas y agros, sin dejar de reconocer que este años han contado con menos mercancías a la venta que años anteriores. Antes de la adopción de medidas, apenas había colas, por lo que cabe deducir que el fenómeno actual tiene otras motivaciones y las anteriores agravadas, como el acaparamiento y la reventa, dos flagelos incompatibles con una sociedad solidaria pero a la que se le inoculó el virus de la escasez para que florecieron los antivalores del egoísmo, la competitividad y el individualismo. De todos modos, el acaparamiento también es un flagelo de la sociedad opulenta capitalista en tiempos de crisis. Una simple huelga de camioneros provocó el pánico en España y dejó vacíos los lineales de los supermercados. Ahora, con el coronavirus, los hay que expiden número en el súper y se van a comer a su casa para hacer tiempo por la mucha cola visible e invisible que hay.

    Pero lo que no pueden deducir los cerebros robotizados por falsimedia es que hay otros tipos de colas en las sociedades opulentas que reflejan graves problemas de escasez y pobreza (e incluso desesperación) y que hay sociedades pobres como Cuba (muchas de ellas ricas en materias primas) que no tienen el problema de las colas porque viven en la precariedad y egoísmo más absolutos. Mientras las colas cubanas están integradas por consumidores en busca de mercancías escasas, las colas de Cáritas en España o las de multitud de asociaciones caritativas en el mundo están integradas por excluidos sociales a los que no se les permite la entrada en los supermercados, como no se les permite en las clínicas privadas si están enfermos. Las colas de los millones de parados en las oficinas de empleo no tienen que ver con el consumo pero reflejan un grave problema de escasez, precariedad, pobreza. Y qué podríamos decir de las invisibles colas de quienes sufrirán el desahucio de sus viviendas por bancos y arrendadores y que serán finalmente desalojados, por muchos parches que se pongan ahora, si no encuentran empleo?

    En Cuba es innegable que hay largas colas, pero yo no he apreciado desesperación en el rostro de los cubanos, por elevado que sea el número de los que marcaron delante y escasos los insumos. Yo, que he visto las tiendas cubanas mucho peor abastecidas antes del coronavirus y con apenas clientes, tengo que pensar en la elevada magnitud del acaparamiento y el acopio para la reventa, además del hecho de que las colas en Cuba permiten a los cubanos relacionarse en la calle con buen clima y escapar de las medidas restrictivas que condenan al confinamiento doméstico en viviendas que en muchos casos no cuentan con comodidades básicas y hay problemas de convivencia. Cuando ves a muchos cubanos acercarse a una larga cola para preguntar “qué han sacado?” y pedir turno tras oír la palabra “café”, tienes que pensar que, tratándose de un artículo subsidiado y garantizado por la libreta, el “colonavirus”, lejos de provocar pánico, es un fenómeno social cubano con mayor poder adictivo que la cafeína. Esto lo digo sin dejar de reconocer las escaseces de insumos.

    Por lo visto en ciudades como Guayaquil y tantas otras del patio trasero capitalistas el fenómeno de las colas no existe. Allí si no puedes trabajar en la economía informal, la única opción que tienes es morirte de hambre, en el supuesto de que la “divina providencia” te permite escapar del coronavirus. Pero estos sencillos análisis comparativos son exquisiteces imperceptibles e inaccesibles para mentes cuadriculadas y robotizadas, que muestran desdén y desprecio cuando escuchan que en Cuba, un país bloqueado, hay que hacer cola para adquirir insumos pero son incapaces de darse cuenta de los derechos que tienen garantizados y de que el socialismo no los dejará tirados ni en las peores circunstancias, frente a lo que representan ellos mismos para sus gobernantes y la oligarquía: ganado que tiene que esforzarse diariamente en la producción y el consumo para merecer su derecho a existir y hacia el que no se tiene la menor contemplación si deja de interesar al sistema como fuerza de trabajo y lo pierde todo, convirtiéndose en excluidos sociales: los intocables de las sociedades opulentas.

     
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  6. Maño says:

    “Ellos” pueden decir como debemos hacer las cosas, cuando las hacen mal no vale la critica, vaya “democratizacion de la palabra”. Por estos lares los neocolonialistas de la prensa ” independiente” moderna le han caído encima al presidente argentino por osar criticar a Suecia con la manera en que ha encarado la pandemia, oh! por Dios, como te atreves a semejante “impoluta” afirmacion, vos que todo lo haces mal, tipo tercermundista, Yo soy la luz…A “ELLOS” los tenemos que entender, son “maneras” distintas de “encarar” la situación, nosotros no podemos tener opiniones divergentes con “ELLOS”…
    Los 500 años que estuvieron “Ellos”, dejaron marcas, estuvieron porque en todas las épocas hubieron “ellos” disfrazados de “nosotros”.
    Saludos

     
  7. ZOE says:

    “La Verdad necesita de nosotros”, como dijera otro de nuestros destacados periodistas y esa verdad duele cuando se les muestra, pero esa es la lucha que tenemos que lograr, para desenmascarar y para ganar la guerra de pensamientos que se nos hace.

     
  8. Carlos Rial Naranjo says:

    Nada sorprendente,es la reacción habitual. Cuando les dan donde les duele ponen el grito en el cielo y destilan “democracia”por todos los poros,una gran farsa.La periodista hizo su trabajo y de inmediato es masacrada sin contemplaciones en nombre de la libertad,amparándose en su inmenso poderío.,hay demasiadas almas en venta.

     
  9. Neray conde says:

    Es sencillo, es mas fácil hablar mierda y criticar sin conocer de donde viene la información, la inmensa mayoría de los cubanos sabemos que parte esa información extranjera es tomada de los propios medios de prensa de esos paises, sin embargo su ceguera funcional no les permite ver esa realidad, mis respetos para la periodista Irma Shelton.

     
  10. Vicente Feliú says:

    ¡OVACIÓN!

     
  11. Luiso says:

    Coincido completamente pero OJO… en ocasiones se informan noticias dlos EUA con “cierta alegría” si la noticia es “mala” … sin darnos cuenta que muchas veces esa afectación es al pueblo de los EUA.

     
  12. Roberto Molina says:

    Realmente asombra, por decirlo de alguna manera, la ignorancia y las cortas miras de tantas personas que ofendieron a la periodista sin siquiera mirar al lado y ver la realidad de los países mencionados por ella. Y sí, es verdad, hay miles, decenas de miles, centenares de miles, millones de personas padeciendo hambre en países que se vanaglorian de sus abundancias, como si con tenerlas se resolviera todo. Hubo uno a quien se le ocurrió mandarle a sus familiares en Cuba una foto de una vitrina de un supermercado en Barcelona repleta de carnes para “demostrar” que allí no se pasa hambre y “todos pùeden ir a comprar y comer”. Precisamente ahí está la clave: el super estaba vacío, casi sin clientes y nadie delante de esa vitrina. Sin comentarios.
    Criticaron a Cuba y los cubanos por las colas para comprar alimentos, en un país bloqueado donde los suministros casi siempre son pocos y escasos, además de negársele las capacidades de adquisición en el mercado mundial. Pero ví por la tv privada, monopólica de Serbia las enormes colas en Florida y otros estados no para adquiriri comida, sino para anotarse en la lista de desempleados. España es el país con más alto nivel de desempleo en la Unión Europea después de Grecia. Y eso en marzo, cuando estaba comenzando la expansión de la pandemia. Esos también serán los que acudirán a buscar comida.
    Pero , ¿cómo es posible, si los supermercados están llenos,? Seguirán preguntándose los detractores y agresores de Irma Shelton.

     

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