Etiquetas. Por Teresa Melo

 

Si una ¿persona? fue capaz de dejarse caer en la calle, APARENTAR que estaba muerta, para la foto que dirá que así mueren por el virus en la isla, ¿creerá en su ingenuidad y gratuidad?

Si un ¿joven? alienta a otros al ABANDONO de las pesquisas, de efectividad reconocida por expertos, como si no existiera un plan de lo que es necesario hacer en cada etapa de esta situación extraordinaria, ¿creerá en su humanismo?

Si unos ¿ciudadanos? FOMENTAN indisciplinas en las inevitables colas o trámites por las necesidades cotidianas, contra su organización, contra las fuerzas del orden, contra los que sí tratan de minimizar los riesgos de salir del aislamiento, ¿creerá que son “infelices necesitados”?

Desde perfiles reales o falsos, sitios-basura anticubanos, “prensa libre” cautiva, leemos por minuto: ataques personales de descrédito con la más baja hechura a cualquiera que emita un criterio favorable a nuestro país; testimonios que repiten testimonios como si fueran propios; análisis sobre Cuba donde falta Cuba; fracesitas pomposas de quienes siempre nos criticaron por “pobres” y ahora nos exigen como “ricos”…

Es posible que quieran apuntarse en la lista de unos que viven lejitos, y se creen los cargos de dirección de este país que ya se han repartido allá en los papeles…

Nada dirán contra la compra de las dos compañías que estuvieron dispuestas a vendernos respiradores, para que no pudieran hacerlo; nada dirán de que en decisión insólita e imperdonable se haya suspendido la ayuda financiera a la Organización Mundial de la Salud; ni de que en gesto de emperador los cheques de ayuda lleven un nombre propio: el mismo que paga los millones para la subversión en Cuba. Si pudieran, votarían por su reelección, porque si no es reelecto: ¿de qué vivirían estos y otros parásitos?
Así que, esos: ni ingenuos, ni gratuitos, ni humanistas, ni infelices necesitados…

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7 Responses to Etiquetas. Por Teresa Melo

  1. Alejandro Fdez Costa says:

    Basta de mano blanda con esos ingenuos,gratuitos,humanistas e infelices necesitados.

     
  2. Es más que infodemia, es guerra sucia y vulgar.

     
  3. Tocororo says:

    Teresa, leerte es un privilegio, es beber de un manantial a manos abiertas, es bañarse de Cubita, sentirla, seguir adelante..

    Contra Cuba todo sirve, la mentira es la primera víctima en una guerra y aquí estamos en guerra virtual, porque nunca pondrán los pies en la tierra de Maceo, de Martí, de Fidel y de cada uno y tod@s que aman esta revolución, así que solo les queda la calumnia, el embuste adefesio, los estrafalarios, los montajes, los “pagaitos” de la mediocridad, los mercenarios con pluma y sin pluma, (de otra manera no tienen coj…), en redes, en blogs, en colas, en almacenes, sin salir del closet y fuera de él, adoradores de humo, pajeros mentales y el circo mayamero ese no falta … ninguno de ellos como bien dices Teresa son, ni ingenuos, ni gratuitos, ni humanistas, ni infelices necesitados…son unos HDP (esto lo digo yo) y sin contemplaciones…

     
  4. Sin-permiso says:

    Si un cubano se hace el muerto en la calle en tiempos de coronavirus, será portada en todos los periódicos e informativos del orbe capitalista. La prueba irrefutable de que en Cuba hay una “dictadura” que deja morir a la gente en el más absoluto abandono. En cambio, las fosas comunes en el corazón de la ciudad que nunca duerme seguro que no están siendo portada, y no lo serán mientras no exista un enemigo exterior al que responsabilizar de lo ocurrido, como el 11S (aunque se trate de un falso positivo o no se cuente toda la verdad).

    Tampoco será portada la muerte cada año de cientos de miles de norteamericanos como resultado de enfermedades evitables. Por el contrario, este magnicidio forma parte de la “normalidad” de los mercados y no descartemos que, en el improbable supuesto de que algún día se pretendiera crear en USA un sistema público sanitario, no descartemos una tormenta de demandas por parte de las clínicas y aseguradoras privadas, que acusarían al gobierno de competencia desleal y lo respondabilizarian del lucro cesante. Si hay algo que el neoliberalismo ha dejado claro es que el sector público no puede interferir en la buena marcha de los negocios, aunque ello implique graves daños a derechos como la salud, el medio ambiente o la educación. Pero tampoco deben estar muy preocupados: Sanders ya ha terminado su papel de telonero, cuando su rival (el más arropado por la industria de la enfermedad de los demócratas) estaba contra las cuerdas por el coronavirus, su incapacidad intelectual y las acusaciones de violación.

    A la hora de citar la buena praxis en el abordaje de la pandemia el manual de estilo de falsimedia ordena que se cité a Corea del Sur, Taiwán y, de forma excepcional, a China. Jamás a Cuba o Venezuela a la hora de hablar del pesquisaje activo, el aislamiento de los contagiados, contactos y grupos de riesgo o uso obligatorio de las mascarillas. Ante tan clamoroso doble rasero con el peor de los propósitos, es importante que se castiguen las indisciplinas al servicio de quienes sólo son ejemplo de lo que nunca se debió permitir en la más reaccionaria de las revoluciones: la neoliberal.

     
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