Carta abierta, firmada por 124 académicos de todo el mundo (incluidos Noam Chomsky y Greg Grandin) cuestiona posición de WOLA a favor de cambio de régimen en Venezuela.

 
La carta a continuación, firmada por 124 académicos de todo el mundo, se dirige a la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA, por sus siglas en inglés) y expresa su profunda preocupación por el apoyo de esta oficina a varios aspectos de la política del gobierno Trump respecto a Venezuela. Sobre WOLA y Cuba puede leerse en este blog El corrimiento “al centro”, again  y Breve e incompleta cronología de un fracaso.

Escribimos preocupados por la dirección que ha tomado la WOLA respecto a un asunto de vida o muerte, y posiblemente de guerra y paz, en América Latina. Esta carta es un intento de hacer una serie de sugerencias a la WOLA acerca de su apoyo a varios aspectos de los intentos del gobierno Trump de derrocar al gobierno de Venezuela.

Creemos que los intentos por parte del gobierno Trump de llevar a cabo un cambio de régimen en Venezuela son erróneos en todos los sentidos, moral, legal y políticamente. Dado que tanto el propio Trump como sus altos cargos han amenazado abiertamente con la guerra en repetidas ocasiones, estos intentos suponen también un grave riesgo tanto de pérdida de vidas humanas como de otras consecuencias imprevistas de la guerra y la violencia política.

Por estas y otras razones, la WOLA debería oponerse inequívocamente a estos intentos de cambio de régimen, del mismo modo que personas progresistas de todo el mundo se opusieron en 2003 a la guerra de Iraq. Pero no lo ha hecho, sino que ha apoyado casi todos los pasos que se han dado. Se pueden tener diferentes opiniones personales respecto a la política interna de Venezuela o sobre cómo pueden las y los venezolanos resolver mejor sus diferencias. Pero es indudable que la operación ilegal de cambio de régimen del gobierno Trump está empeorando enormemente la situación, por lo que a estos hechos deberían oponerse todas aquellas personas que se preocupan por la vida humana y el derecho internacional.

Lo más peligroso es la oposición de la WOLA a las ofertas de mediación del Papa Francisco y de los gobiernos neutrales de México y Uruguay. La WOLA ha afirmado que estas ofertas (denominadas Mecanismo de Montevideo) no tienen posibilidad alguna de lograr un resultado positivo y en vez de ello ha elegido, como el único espacio legítimo para llevar a cabo las negociaciones, al Grupo de Contacto Europeo, que está dominado por Washington y los gobiernos aliados, con sus sanciones ilegales y su intentos de provocar un cambio de régimen.

Dado que a todas luces el gobierno Trump no desea negociar, y así lo ha declarado abiertamente, la elección de la WOLA implica que no habrá verdaderas negociaciones hasta que los demás gobiernos (europeos y latinoamericanos) del grupo estén dispuestos a romper claramente con Washington. No es algo imposible, aunque es poco probable que ocurra en un futuro próximo. Por consiguiente, la elección por parte de la WOLA de un grupo negociador dominado por Trump sirve para reafirmarle a él y a su equipo de extremistas (John Bolton, Marco Rubio y Elliott Abrams) en su postura de rechazo del diálogo o la negociación.

La WOLA rechaza incluso que la ONU se implique en las negociaciones (que fue una propuesta de su Secretario General Antonio Guterres) afirmando que su papel debería limitarse a supervisar una transición. La ONU es el organismo internacional que ha acumulado más experiencia y conocimientos en la mediación de crisis internacionales e intranacionales y en haber contribuido con éxito al fin de guerras civiles que parecían ser irresolubles, como ocurrió en El Salvador en la década de 1990. Esta experiencia, unida a la autoridad moral que tiene la ONU por ser el organismo internacional más representativo, significa que un proceso de mediación supervisado este organismo tendría mucha más legitimidad que uno dirigido por el gobierno Trump y sus aliados políticos.

La WOLA ha sido ambigua acerca de su apoyo al reconocimiento de Juan Guaidó como “presidente interino”, una medida que automáticamente crea un embargo comercial que se suma al actual embargo financiero debido a que casi todas las divisas del país provienen de las exportaciones de petróleo, de las cuales aproximadamente tres cuartas partes se destinan a países que se han unido al reconocimiento de Trump de un gobierno paralelo y, por lo tanto, no se espera que paguen al actual gobierno de Venezuela por su petróleo (1).

Esto privará a la economía [venezolana] de miles de millones de dólares de divisas, con lo que se acelerará el aumento de la mortalidad (incluida la mortalidad de bebés y niños) debido a la falta de medicamentos y atención sanitaria, y se agravará la escasez de alimentos, un efecto ampliamente reconocido. Esto es algo profundamente inmoral. También viola el derecho internacional, incluidos el Artículo 19 de la Carta de la OEA, la Carta de la ONU y muchos otros tratados internacionales firmados por Estados Unidos.

La WOLA adoptó también una postura ambivalente ante las sanciones de Trump de agosto de 2017, ya que hizo algunas críticas pero también sugerencias para mejorarla. Aquellas sanciones impusieron un embargo financiero ilegal (por las mismas razones antes señaladas) que ha sido devastador al paralizar la producción de petróleo y, por consiguiente, privar a la economía de miles de millones de dólares en divisas extranjeras necesarias para pagar importaciones vitales. También impidió cualquier renegociación de la deuda, así como la mayoría de las demás medidas necesarias para salir de la depresión e hiperinflación en las que se encuentra sumido el país.

La WOLA defend estas sanciones argumentando que “complican las finanzas del gobierno de Maduro de una manera que no tendrá un impacto inmediato sobre la población (aunque es probable que lo tenga a largo plazo), lo cual es falso, como sabe cualquier persona familiarizada con las sanciones y la economía venezolana. La economía venezolana (no sólo el gobierno) depende de las exportaciones de petróleo para casi la totalidad de sus divisas. Es lo que paga las importaciones de medicamentos, alimentos y otras necesidades vitales, tanto del gobierno como del sector privado.

Estas posturas no son defendibles desde un punto de vista humano y tampoco lo es el objetivo aparente del gobierno Trump de un cambio de régimen extralegal. ¿Por qué el equipo de Trump rechaza negociar? Porque no quiere una solución de compromiso necesaria para que coexistan fuerzas políticas opuestas en un país polarizado. No les preocupa el coste humano que pueda tener una solución en la que quien gana se lo lleva todo; de hecho, es posible que personas como Elliott Abrams y John Bolton consideren que la violencia es parte integral de su estrategia para vencer al chavismo y a sus seguidores, o para obtener el control que tanto Trump como Bolton han afirmado querer tener sobre las mayores reservas de petróleo del mundo.

Es positivo que la WOLA se haya diferenciado de estas personas al oponerse a la intervención militar estadounidense y a la manipulación de la ayuda humanitaria con fines políticos. Pero no es suficiente. Debería oponerse inequívocamente a toda la sórdida operación de cambio de régimen, a las violaciones del derecho internacional y a las sanciones ilegales que tanto sufrimiento están provocando.

La WOLA no debería aparentar que esta operación externa de cambio de régimen dirigida por extremistas propensos a la violencia es en realidad un intento legítimo de la “comunidad internacional” para contribuir a resolver la crisis política y económica de Venezuela. Y lo más importante, la WOLA debería abandonar la poco convincente afirmación de que el único proceso de negociación viable es el controlado por el gobierno Trump y sus aliados, es decir, el Grupo de Contacto Europeo. 

Nota:

(1) El gobierno Trump estableció después algunas excepciones temporales para algunas compañías petroleras.

Firmas (la afiliación se utiliza solamente con fines de identificación):

Greg Grandin, Professor of History, New York University

Noam Chomsky, Emeritus Professor, MIT

Sujatha Fernandes, Professor of Political Economy and Sociology, University of Sydney

Daniel Hellinger, Professor Emeritus of International Relations, Webster University

John Womack Jr., Robert Woods Bliss Professor of Latin American History and Economics, emeritus, Harvard University

Steve Ellner, Associate Managing Editor of Latin American Perspectives

Richard Falk, Professor of International Law Emeritus, Princeton University

Marisol de la Cadena, Professor of Anthropology, University of California-Davis

Julio Yao, Professor of Public International Law, Agent of Panama to the International Court of Justice and Foreign Policy Advisor of General Omar Torrijos during Canal Negotiations

Emir Simão Sader, Professor of Sociology, University of the State of Rio de Janeiro

Gerardo Renique, Associate Professor, Department of History, City College of the City University of New York

Mark Weisbrot, Co-Director, Center for Economic and Policy Research

Sinclair S. Thomson, Associate Professor of History, New York University

Brad Simpson, Associate Professor of History, University of Connecticut

Thomas C. Field Jr., Associate Professor, Embry-Riddle College of Security and Intelligence

Marc Becker, Professor of History, Truman State University

Fred Rosen, Retired editor and director, NACLA

Forrest Hylton, Associate Professor of History, Universidad Nacional de Colombia-Medellín

Rosaura Sanchez, Professor of Literature, UCSD

Suyapa Portillo, Associate Professor, Pitzer College

Jocelyn Olcott, Professor, History, International Comparative Studies, Gender, Sexuality & Feminist Studies, Duke University

John Mill Ackerman, Law Professor, National Autonomous University of Mexico (UNAM)

Paul Ortiz, Associate Professor of History, University of Florida

Bret Gustafson, Associate Professor of Anthropology, Washington University in St Louis

Alexander Aviña, PhD, Associate Professor of History, Arizona State University

Julie A. Charlip, Professor of History, Whitman College

Richard Stahler-Sholk, Professor of Political Science, Eastern Michigan University

Alex Dupuy, John E. Andrus Professor of Sociology Emeritus, Wesleyan University

José Antonio Lucero, Associate Professor of International Studies, University of Washington

Francine Masiello, Ancker Professor Emerita, UC Berkeley

Elizabeth Monasterios, Professor of Latin American Literatures and Andean Studies and Co-editor, Bolivian Studies Journal, Department of Hispanic Languages and Literatures, University of Pittsburgh

Roxanne Dunbar-Ortiz, Professor Emerita, California State University

Guadalupe Correa-Cabrera, Associate Professor, George Mason University

Christian Parenti, Associate Professor, Economics, John Jay College CUNY

James Krippner, Professor of Latin American History at Haverford College

William I. Robinson, Professor of Sociology and Global and International Studies, University of California-Santa Barbara

James Cohen, University of Paris 3 Sorbonne Nouvelle

Naomi Schiller, Assistant Professor of Anthropology, Brooklyn College, CUNY

Jeb Sprague, University of Virginia

Victor Silverman, Professor, Department of History, Pomona College

Aviva Chomsky, Professor of History and Coordinator of Latin American Studies, Salem State University

Jorge Majfud, Associate Professor of Spanish, Latin American Literature & International Studies, Jacksonville University

Maryclen Stelling, Directora Ejecutiva del Centro de Estudios Latinoamericano, Celarg, Analista político y de Medios de Comunicación

Jeffrey L. Gould, Rudy Professor of History, Indiana University

Jules Boykoff, Professor of Political Science, Pacific University

Gavin Fridell, Canada Research Chair in International Development Studies, Saint Mary’s University

Margaret Power, Professor of History, Illinois Institute of Technology

Dr. Jerise Fogel, Classics & Humanities Dept, Montclair State University

Clara Irazábal, Professor, University of Missouri— Kansas City

Heather Williams, Associate Professor of Politics, Pomona College

Kevin A. Young, Assistant Professor of History, University of Massachusetts Amherst

Robert Austin, Honorary Associate, Department of History, School of Philosophical & Historical Inquiry , University of Sydney

Bill Bollinger, Latin American Studies, California State University, Los Angeles

Susan Spronk, Associate Professor, University of Ottawa

Gregory S Kealey, CM, FRSC, Professor Emeritus of History, University of New Brunswick

Rosalind Bresnahan, California State University San Bernardino (retired)

Rich Potter, PhD, Assistant Professor, Chair, Department of Media Arts, The American Jewish University

Silvia M. Arrom, Jane’s Professor of Latin American Studies, Emerita, History Dept, Brandeis University

Christopher Helali, Graduate Student, Dartmouth College

Van Gosse, Professor of History, Franklin and Marshall College

Charles Bergquist, Professor Emeritus of History, University of Washington

Bob Buchanan Ph.D., Faculty, Goddard College

Francis Shor, Emeritus Professor, History, Wayne State University

Barbara Weinstein, New York University

Jessica K. Taft, Associate Professor, Latin American and Latino Studies, University of California at Santa Cruz

Renate Bridenthal, emerita Professor of History, Brooklyn College, CUNY

Hannah Gurman, Clinical Associate Professor, Gallatin School, New York University

Pamela S. Murray, Professor, History Department, The University of Alabama at Birmingham

Guillermo Calvo Mahe, Writer and political commentator; former Chair, Political Science, Government and International Relations at the Universidad Autónoma de Manizales

Raymond Craib, Professor of History, Cornell University

Shari Orisich, Ph.D., Assistant Professor, Department of History, Coastal Carolina University

Fernando Leiva, Associate Professor, Department of Latin American and Latino Studies, University of California Santa Cruz

William Smaldone, Professor of History, Willamette University

Robert C. H. Sweeny, Honourary Research Professor, Department of History, Memorial University of Newfoundland

Joan Paluzzi, Ph.D. Medical Anthropologist

Robert Hannigan, Scholar in Residence, History, Suffolk University

Elizabeth Dore, Professor of Latin American Studies, University of Southampton, UK

Sanford Kelson, attorney-at-law and labor arbitrator, past president of Veterans For Peace

Marian Mollin, Ph.D., Associate Professor of History, Virginia Tech

Osamah Khalil, Assoc. Prof., History, Syracuse University, Maxwell School of Citizenship and Public Affairs

Bruce Levine, J.G. Randall Distinguished Professor, Emeritus of History, University of Illinois at Urbana-Champaign

Gabriela F. Arredondo, Associate Professor and Department Chair, Latin American & Latino Studies, University of California at Santa Cruz

Patricia de Santana Pinho, Associate Professor, Department of Latin American & Latino Studies, University of California, Santa Cruz

Lewis Siegelbaum, Jack and Margaret Sweet Professor Emeritus, Department of History, Michigan State University

Sylvanna Falcón, Associate Professor of Latin American & Latino Studies, University of California, Santa Cruz

John Marciano, Professor Emeritus, SUNY Cortland

Shanti Marie Singham, Professor of History and Africana Studies, Williams College

Ronald Grele, Columbia University

Sandi E. Cooper, Professor Emerita, History, City University of New York

Robert Samet, Assistant Professor, Department of Anthropology, Union College

Keith Brooks, UFT, NWU

Enrique Davalos, Chicana/o Studies Professor and Department Chair, San Diego City College

Naoko Shibusawa, Associate Professor of History and American Studies, Brown University

Celia E. Naylor, Associate Professor of Africana Studies and History, Barnard College, Columbia University

Arnold J. Oliver, Ph.D., Emeritus Professor of Political Science, Heidelberg University

Jeff Cooper, Professor of History, Santa Monica College (retired)

John Munro, Associate Professor, St. Mary’s University

Tanalis Padilla, Associate Professor of History, Massachusetts Institute of Technology

Karen Breda, Professor, University of Hartford

Pat Lauderdale, Professor and Honors Faculty, Faculty of Justice and Social Inquiry, SST, Arizona State University

Pennee Bender, Acting Director, American Social History Project/Center for Media and Learning, City University of New York—The Graduate Center

Dale L. Johnson, Professor Emeritus, Sociology, Rutgers University

John Beverley, Emeritus Distinguished Professor of Hispanic Languages and Literatures at the University of Pittsburgh, and a founding member of Democratic Socialists of America

Rachel Elfenbein, Ph.D., author, Engendering Revolution: Women, Unpaid Labor, and Maternalism in Bolivarian Venezuela

Judy Ancel, President, The Cross Border Network

Guy Aronoff, Lecturer at Humboldt State University

Jeffrey Erbig, Assistant Professor of Latin American and Latino Studies, University of California, Santa Cruz

Paul Alexander, English Professor, San Diego City College

Liisa L. North, Professor Emeritus, York University, Toronto

Daniel Kovalik, Adjunct Professor of Law, University of Pittsburgh

Frederick B. Mills, Professor of Philosophy, Bowie State University

Brooke Larson, Professor, Department of History, Affiliated Faculty, Center for Latin American and Caribbean Studies and Associated Faculty, Department of Women, Gender, and Sexuality Studies, Stony Brook University

Howard Brick, Louis Evans Professor of History, University of Michigan

Viviana Ramírez, BA (Hons), Dip. Ed., Senior Teacher of Spanish (retired) Queensland Dept. of Education (1994-2016), Australia

Amy Chazkel, Columbia University

Teishan Latner, Assistant Professor Thomas Jefferson University

Richard Grossman, Instructor, Department of History, Northeastern Illinois University

Chris Carlsson, author, co-director, Shaping San Francisco

Tina Braxton, PhD Candidate in History, Georgetown University

Emilie Vardaman, ESL Instructor, Retired

Rupa Shah MD, FACC

Jodie Evans, CODEPINK

Roger Leisner, Radio Free Maine

Frank Brodhead, Peace activist

Miguel Ramirez, Professor of Economics, Trinity College

Fuente: https://www.commondreams.org/views/2019/03/05/open-letter-washington-office-latin-america-about-its-stance-us-effort-overthrow 

Traducido del inglés por Beatriz Morales Bastos y Sinfo Fernández para el sitio Rebelión

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15 Responses to Carta abierta, firmada por 124 académicos de todo el mundo (incluidos Noam Chomsky y Greg Grandin) cuestiona posición de WOLA a favor de cambio de régimen en Venezuela.

  1. luquecasiopea says:

    Pues bien: alguien recuerda los vínculos de WOLA y Cuba (Im)Posible?

     
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  7. Sin-permiso says:

    Se agradece la postura crítica de los 124 académicos, pero convertir a WOLA en agencia de calificación y deliberación de un asunto que deberia resolver la sociedad venezolana por los cauces democráticos establecidos o, en el peor de los casos, la ONU, significa que buscamos la solución en el imaginario colectivo de quienes no respetan el derecho internacional ni la soberanía de los pueblos.

    Vivimos en un mundo demasiado paquetero, para que esta Wola o cualquier otro falso positivo ( tan necesarios cuando se pretende sustituir el terrorismo militar por el más sutil de la posverdad) puedan erigirse en árbitros de una realidad que cumple de forma más que satisfactoria las exigencias de la democracia, si no fuera por la guerra económica, mediática y guarimbera de quienes no tienen nada que hacer cuando las mayorías encuentran a sus legítimos representantes.

    En cuantas naciones de América Latina las mayorías humildes cuentan con un partido en el poder en abierta competición con los partidos turnistas de la oligarquía? En cuantas las mayorías disponen de medios de comunicación comprometidos en abierta competición con el oligopolio mediático de la oligarquía? En cuantas se garantizan tantos derechos universales? Las pocas naciones que cumplen estos requisitos son víctimas de la guerra económica, mediática y terrorista de la oligarquía y el imperio. Se les cayó la máscara. El 5% solo puede jugar a la democracia si las reglas son pura retórica. Nunca más las democracias burguesas pueden ser ejemplo válido para las mayorías sociales.

    No solamente tenemos que desconfiar de organizaciones paquetetas como WOLA sino incluso de las que deberían jugar limpio en nombre del derecho internacional, como el Consejo de Seguridad o la Comisión de Derechos Humanos. Hace unos dias vimos cómo se violaban artículos en la resolución planteada por USA en aquel organismo.

    Pero más indignante todavía es el informe de la Comisión de Derechos Humanos, presidida por Michelle Bachelet, en el que se habla de persecución política y actos de violencia, pero no a cargo de los guarimberos de la Asamblea Nacional, sino del ejecutivo. En la mente de una socialdemócrata y resto de peones de la burguesía, por violencia se debe interpretar la llegada al poder de un partido al servicio de las mayorías humildes y la adopción de medidas al servicio de sus derechos, que necesariamente debe ser a costa de los privilegios y abusos de la minoría, lo que es visto en la mente de estos lacayos como un actitud de persecución política

    . A la burguesía no se le puede molestar ni con los pétalos de una rosa, cueste lo que cueste y caiga quien caiga. La Bachelet es una golfa despreciable que antepone los intereses lucrativos de la falsa izquierda a la vida y aspiraciones del pueblo venezolano.

    Hace unas horas, los escuadrones de la muerte han provocado un grave sabotaje eléctrico em Venezuela y en Argentina se ha iniciado el procesamiento de Cristina Kistner. Qué fácil está resultando volver a las políticas neoliberales en América Latina y tomar las medidas necesarias para que no haya alternativa (única forma de que pueda perpetuarse tanto horror y sufrimiento). La democracia y la justicia social solo serán posibles en otro imaginario colectivo, al que debemos dirigirnos a toda velocidad. Para ello, es fundamental que el socialismo bolivariano nos allane e ilumine el camino.

     
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  9. Antonio Gonzalez says:

    Debe servir de poco la carta de los academicos porque es casi seguro que ni sera leida dentro del ambiente de fanatismo ” democratico” que adorna el odio que se enfrenta a la voluntad del pueblo venezolano de construir un mundo mejor.
    Hoy se exhibe contra Venezuela en todo su esplendor la naturaleza humana, sea a favor de la solidaridad o del odio, nadie conoce el posible final, pero si quedara como el punto que esta marcando el final de la gran farsa democratica.
    Las jugadas politicas sucias se ven por todas partes, sea en Colombia, Argentina, Brazil, Mexico y otros paises y se imponen a los pueblos sin recato alguno con el racismo y el fanatismo religioso como inspiracion y guia.
    Todo esto se debe ver como parte de un gran juego en la lucha por construir un mundo mejor, no que no, solo hay que mirar hacia Washington, analizar lo que sucede en el ambiente politico que no es que el forcejeo por asegurar un futuro mas incierto cada dia.

     
  10. Sin-permiso says:

    Basta con entrar en la Wikipedia para darse cuenta de que Wola forma parte del imaginario colectivo e instrumentos de dominio de USA. Si conviertes a la parte mayoritaria de un continente en tu patio trasero y lo sometes a las más sanguinarias dictaduras y falsas democracias con gobiernos títeres, saqueo de recursos y violación sistemática de los derechos humanos, lo mejor que puedes hacer es crear un falso positivo en la defensa de la democracia y de los derechos humanos que, a modo de flautista de Hamelin, sea el gran referente de las victimas para que, con pequeñas reformas, todo siga igual, nunca se salga de ese escenario.

    La transición hacia la democracia que siempre plantea WOLA tiene como modelo ideal el sistema de dictadura de doble partido de USA y control absoluto de la opinión publica por el oligopolio privado de la oligarquía, siendo irrelevante las criticas y soluciones que puedan hacer en materia de derechos civiles, en que nunca se culpabiliza a un sistema diseñado para asegurar los privilegios y abusos de una minoría dispuesta a sacrificarlo todo por la acumulación de dinero y poder sin límite.

    Para WOLA, la transición en Venezuela tiene que poner fin al chavismo y garantizar de nuevo la “paz” y “estabilidad” que existía en los tiempos del puntofijismo, en que se turnaban los partidos de la oligarquía, importando poco si millones de venezolanos vuelven a ser invisibles y equiparados en derechos a la fauna silvestre.

    Censuró WOLA la transición a la plutocracia tradicional en Honduras, Paraguay, Argentina, Brasil o Ecuador a través de métodos tan obscenos y espurios como sacar al presidente del país, hacer juicios políticos y encarcelar a presidentes y candidatos mejor posicionados, incumplir los compromisos electorales o que un impostor se autoproclame presidente en medio de la calle para allanar el camino a la invasión militar?

    Nacer para criticar las dictaduras militares y las violaciones graves de los derechos civiles es una estafa si el modelo son las plutocracias tipo USA en que se pretende tutelar la transición hacia u modelo falso y ser un complaciente referente en derechos humanos.

     
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