Historiadora de la guerra cultural: "Si un editor no sabe de dónde el dinero viene, él debe preguntarse eso." (video)

 

Este jueves 28 de septiembre nuestro espacio La pupila asombrada transmitió un programa que incluyó buena parte de una entrevista que la televisora OGlobo realizara a la autora del llibro La CIA y la Guerra fría cultural, Frances Stonor Saunders, que tradujimos y transcribimos para esa emisión. Aquí el video traducido y la transcripción íntegros de esa entrevista. 

La confrontación ideológica de la Guerra Fría, incluyó un frente cultural: la disputa de corazones y mentes por el mundo. En el campo de batalla entre capitalismo y comunismo. Los servicios de información y espionaje actuaron con tanto rigor como en la arena política, económica y militar.

La Agencia de inteligencia de los Estados Unidos (CIA) se cuidaba de promover ideales de creación artística sin patrones oficiales de estado.  Financió en secreto publicaciones de izquierda, publicaron artículos de intelectuales europeos como André Malraux y Raymond Aaron. En las artes plásticas la CIA promovió el expresionismo abstracto de Jackson Pollock. En la literatura subsidió la publicación de Doctor Zhivago e intentó boicotear a Pablo Neruda. En el cine consiguió el apoyo John Wayne y John Ford.

La acción cultural de la CIA en la Guerra Fría es el tema de un libro recién lanzado en Brasil “¿Quién pagó el plomero?” de la historiadora cultural Frances Stonor Saunders que Milenio entrevistó en Londres.

-Según su libro las estrategias de Estados Unidos y su propaganda política fueron desarrolladas durante la Segunda Guerra Mundial cuando los Estados Unidos luchaban contra los nazis. ¿Cuál es la diferencia en la lucha contra los comunistas?

-Ninguna, usted tiene razón. Esas estrategias fueron desarrolladas en la Segunda Guerra Mundial. Es interesante que ellas fueron heredadas de un grupo que en los años 30 hacía propaganda para los comunistas. Los americanos durante la Segunda Guerra Mundial y a lo largo de la Guerra Fría reclutaron a muchos excomunistas que se habían “iluminado” y decidido que el marxismo y el comunismo en la teoría y en la práctica eran vacíos y moralmente fallidos.

Ellos habían cambiado no hacia la derecha sino para lo que se llamaba en los Departamentos de Estado durante la post guerra la “izquierda no comunista”.

-¿De qué periodo usted está hablando? La CIA fue creada en 1947.

-Sí, fue creada en ese año, pero heredó muchos de los funcionarios, de la estructura y los métodos de la época de la guerra, la OSS.

La OSS en la época de la guerra era la agencia de inteligencia que se dedicaba a las tareas más atrevidas, como infiltrar espías en las filas enemigas. En la Francia ocupada, en particular, la resistencia era organizada alrededor de las células comunistas. Usted tenía a los americanos tratando de combatir a los nazis en la Francia de Vichy con la ayuda de los comunistas. Y lo que ocurre en la postguerra es la reinvención de esa agencia de inteligencia como CIA, Agencia Central de Inteligencia, proyectada principalmente para evitar otro Pearl Harbor. Eso fue crucial para la CIA. Ella fue instituida con la resistencia del presidente Truman. Infelizmente, poco después de su creación sus principales patrocinadores y defensores, incluido desde el inicio Allan Dulles, famoso jefe de espionaje que se tornó director de la CIA, querían darle a ella un amplio espectro de poderes, muchos de los cuales no tenían registro oficial ni estarían bajo el control de órgano alguno.  Incluso dieron a la CIA plenos poderes para coordinar la inteligencia, mas también para realizar acciones secretas para desestabilizar gobiernos y librarse de líderes democráticamente electos.

Todos esos terribles estereotipos que conocemos de comportamiento de la CIA fueron incorporados desde el inicio y están previstos en su estatuto legal.

-Y su foco en la acción de la CIA en el campo de la cultura en la guerra cultural, en el frente cultural.  Con certeza, en esa área la CIA tuvo un gran alcance.

-Muy grande. Cuando comencé a hacer la investigación yo tenía un concepto sobre los agentes de la CIA. La imagen que uno se hacía de un agente de la CIA era la de un tipo bruto, impetuoso, muy osado, carismático, impulsivo, pero nunca la de un intelectual.

Mas, en verdad, la CIA, desde su concepción, parecía un campus universitario. Los agentes usaban traje y fumaban pipa. Parecían profesores en encuentros formales de grandes universidades de Estados Unidos e Inglaterra. Muchas veces ellos también eran eso.

-Usted escribió que la CIA financió la publicación de más de mil libros, incluidos “Doctor Zhivago”, de Boris Pasternak; “La nueva clase” de un autor yugoslavo.

-Traducciones de T.S Elliot y de Chejov. Había una editora que publicaba a  Chejov y era dirigida por la CIA.

-¿Por qué la CIA publicaba eso?

-La CIA intentaba seducir directamente cerebros occidentales, intelectuales que fuesen anticomunistas, pero no necesariamente pro Estados Unidos. La CIA quería desmontar la opinión engañosa de los soviéticos, de que los Estados Unidos no tenían cultura, no eran sofisticados, tenían pocos derechos civiles, y no entendían un arte elevado. La CIA quería desmentir todo eso. Ella quería construir una alianza, digamos, una especie de OTAN cultural, para apoyar la política exterior norteamericana, una Pax Americana, para convencer a las personas de que los Estados Unidos eran óptimos y los soviéticos, pésimos. Mas la CIA era sutil, no intentaba alcanzar un gran público; la CIA buscaba un pequeño público de élite, que lenta y progresivamente, pudiera influenciar lectores, un público más amplio, además de creadores de políticas y personalidades influyentes que pudiesen cambiar la política para asumir la propuesta norteamericana.

-Al mismo tiempo la CIA operó con el cine de Hollywood. ¿Qué hizo allí?

-Operó, pero no tanto. Los productores de Hollywood de la época tenían sus propias operaciones internas de guerra sicológica. Parte de ellas eran organizadas y dirigidas por la CIA. Como era de esperar la CIA escogió “Rebelión en la granja” y “1984” de George Orwell y compró los derechos de ambos libros. Orwell ya había muerto. A pesar de que él ya había iniciado una curiosa colaboración, poco antes de morir, con el equivalente británico del departamento de operaciones de guerra cultural de la CIA. Él ofrecía nombres para la inteligencia británica, de personas de quien él desconfiaba de ser propagandistas culturales. Algunos consideran que es una bendición que Orwell haya muerto en esa época antes de convertirse más a la derecha. Pero él no cedió los derechos del filme a la CIA.

-Fue su viuda.

-Exactamente. En el caso de “Rebelión en la granja” ella los cedió directamente a los agentes de la CIA que fueron enviados a Inglaterra para negociar. Ella dijo que cedería a condición de que fuera presentada por Clark Gable. La CIA organizó y encontró sus detalles íntimos…

-No lo sabemos.

-Los historiadores lo desconocen. La CIA tenía interés en entrar en Hollywood y apoyar un proyecto llamado “Libertad militante”. Hollywood era un fantástico aliado en la Guerra Fría. Esa idea de “lucha por la verdad” y retórica de la verdad, y “guerra por la libertad”, son conceptos paradójicos en cierto sentido. O se instituían orgánicamente como nuestros derechos naturales, la libertad, la independencia y la democracia o eran manipuladas por la CIA.

-Suena muy contemporáneo.

-Así mismo. Hay muchas evocaciones alarmantes de la contemporaneidad.

-Lo que la CIA hacía, por lo que usted describe, los gobiernos siempre lo hicieron. En el caso de América Latina en los años 40, los Estados Unidos crearon la política del buen vecino. Parte de ella fue implementada por Nelson Rockefeller.

-Rockefeller estaba personalmente involucrado con la CIA en operaciones similares especialmente en la América Latina de la postguerra. La CIA tenía un sistema óptimo de subcontratar sus agentes por particulares e instituciones. Hay una cosa que me ayudó a destapar esta historia y va a ayudar a futuros investigadores, principalmente en América Latina: la CIA se resiste mucho a divulgar pruebas directas, en forma de documentación. Mi lucha por informaciones, como la de muchas personas no obtuvo éxito. Lo bueno de que la CIA haya actuado en el sector privado es la posibilidad de encontrar mucho material directamente relacionado con la CIA, a sus organizaciones y sus métodos en el sector privado. Investigando archivos, el de Nelson Rockefeller es un ejemplo, conseguimos ver claramente cuáles fueron las incursiones y como fueron gestionadas para promover digamos una “aceptación amigable” de las ideas norteamericanas en América Latina.

-De hecho, su libro menciona que Rockefeller además de dirigir la inteligencia y el espionaje en América Latina durante la guerra, tenía un agente en América Latina, un tal coronel J. C. King de quien nunca oí hablar, que se convirtió en jefe de operaciones clandestinas de la CIA.

-Por eso usted no lo conoce. ¿Por qué lo conocería?

-Él salió de Brasil como espía, para desestabilizar países y derribar gobiernos.

-Lo crucial es recordar que son las mismas personas –no nos olvidemos- que planearon individualmente, no únicamente como grupo, el derribo de gobiernos democráticamente electos, la operación de Bahía de Cochinos, los programas de control mental usando LSD. Conocemos la lista de pecados de la CIA y sus acciones ilegales.

-En sus casas ellos tenían…

-En casa ellos tenían cuadros del expresionismo abstracto y leían a T.S. Elliot. James Jesús Angleton, famoso jefe de operaciones sucias de la CIA, era al mismo tiempo el editor de la revista “Furioso”, una revista literaria de alto nivel intelectual, que tenía a Ezra Pound y T.S. Elliot en los créditos de casi todas las ediciones.

-¿En cuanto al uso de las agencias de propaganda del gobierno la KGB hacía lo mismo?

-Con certeza. Una de las ironías es, de cierta forma, uno de los lados ridículos de eso, es que la CIA y la KGB estaban en una situación de ataque y contra ataque. Para cada frente cultural que la KGB tenía, la CIA establecía un equivalente. La CIA muchas veces imitaba directamente a los soviéticos. Irónicamente era sabido desde el inicio que el principal frente cultural de la CIA o el núcleo en torno al cual giraban los programas, y para el cual toda la inteligencia convergía, era el Congreso por la Libertad de la Cultura. Fue lanzado en Berlín en 1950, pero tenía sede en París. Había filiales en cada continente. Tenía muchos funcionarios, publicaba revistas, organizaba conciertos y exposiciones… Era una organización muy importante, sin paralelo en la época ni desde entonces. Los soviéticos sabían eso desde el inicio.

-Ellos publicaban las revistas “Der Monat” en Alemania, “Encounter” en Gran Bretaña, tal vez la famosa de todas; “Preuves” en Francia; “Tempo presente” en Italia y “Cuadernos” en América Latina.

-“Cuadernos” y también “Mundo Nuevo”, una revista un poco menos conocida.

Había un servicio de impresión, un servicio de distribución para todas esas revistas. Principalmente para aquellas concentradas en América Latina.

Paralelamente a esas había revistas como “Combate”, “Visión”, “El Mundo en Español”… eran revistas complementarias a las revistas financiadas y dirigidas directamente por la CIA.

-Los grandes nombres de intelectuales de la post guerra en Francia Jean-Paul Sartre, Simone de Beauvoir, Albert Camus, Raymond Aron y André Malraux… ¿participaron de eso?

-Sartre y Beauvoir eran “los enemigos”, por así decir. Todo el foco…

-Pero intentaron conquistarlos…

-Ya me han dicho que el enemigo no era Moscú, era Paris. Para los norteamericanos, eran Sartre y Beauvoir.

La CIA estaba obsesionada con su anti americanismo y con los estereotipos negativos que ellos representaban. Eso los atormentaba.

-Pero atrajeron a Malraux.

-Sedujeron a Malraux…

-Raymond Aron.

-Y a Camus, bien tardíamente, cuando él abjuró. La CIA consiguió, con mucha eficiencia, dividir a la izquierda francesa. Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir no eran publicados en esas revistas, eran atacados siempre.

La CIA apadrinaba a intelectuales franceses de izquierda que no odiasen a los Estados Unidos.

- ¿Y esos intelectuales sabían que estaban siendo financiados por la CIA?

-Quién sabía y quien no sabía es una incógnita. Muchos de ellos ni tenían idea porque la CIA estaba detrás de instituciones, revistas, periódicos, y críticas de arte en las que ellos estaban trabajando.

-Usted cita a Richard Crossman, un agente británico de inteligencia, según él la manera de la hacer una buena propaganda es parecer no estarla haciendo.

-Hay una diferencia entre los niveles filosófico y práctico. El problema de asociación a la CIA, era reconocido por la propia CIA. La CIA no daba aprobación abiertamente, pues sabía que sería rechazada si fuese claramente. Entonces la CIA se escondía por detrás de fundaciones y organizaciones en Francia. Ella disfrazaba su vestimenta.

-La CIA sabía de su mala fama.

-Por supuesto. Cuando la asociación era revelada, se detectaban los problemas en la parte comercial o de financiamientos, era más sencillo. Al descubrirlo se podía ver a dónde llevaban las conexiones. Una vez revelada la asociación la operación entera estaba comprometida.

-¿Cómo usted explica el apoyo al expresionismo abstracto? ¿Por qué financiarían a Jackson Pollock, que pintaba cuadros arrojando tinta por el suelo… o Mark Rothko… y otros? ¿Qué esperaban con eso?

-Era brillante. Fue eso lo me llevó a este tema. Que pintores alcohólicos, desempleados, inteligentes, izquierdistas, ¿estaban siendo envueltos por la CIA? Yo no afirmaría que el propio arte ppueda ser reducido a historias o circunstancias de su relación con la CIA. Una pintura expresionista abstracta, todavía expresa lo que el arte es, era, y podría ser, y habla directamente a otros artistas sobre qué ha expresado y lo que una estética puede hacer. No tiene solo un contexto estético, tiene, un contexto político también.

No hay dudas de que un cártel político que incluía a Arturo y Nelson Rockefeller el Museo de Arte Moderno y la CIA creó un ambiente financiero propicio y poderoso en torno al expresionismo abstracto para afirmar sus méritos cuando ese estilo era rebatido por los soviéticos y cuando en los propios Estados Unidos ese estilo era acusado de pro comunista.

En la segunda mitad de los años 50, cuando comienza a surgir el expresionismo abstracto, la CIA lo consideró un medio útil para propagandizar la libertad de expresión.

-Libertad

-Libertad ¿Qué es más libre que una maraña casual de líneas tiradas por el suelo? Libertad de escuela.

-No impuesta por el gobierno

- Nelson Rockefeller llamaba a eso “pintura de libre iniciativa”. Pintura de libre iniciativa, es fantástico.

-Tiene sentido que la CIA apoyara a personas de derecha, como Irving Crystal o el filósofo Isaiah Berlin. Por otro lado, ¿por qué la CIA apoyaría a Mary McCarthy?

-Porque es la izquierda no comunista. Era una esfera perfecta, y a pesar de todo muy importante para predicar el valor dede  la democracia norteamericana y su política exterior. ¿Por qué los Estados Unidos querrían a Orwell para utilizar su  “1984” y “Rebelión en la granja”, dos textos bien polémicos contra todas formas de control del Estado, todos los estados que intentan controlar a los ciudadanos? Ellos tomaron y modificaron las obras hacia un viejo socialista. Al final ellos eliminan las distinciones que Orwell hace, las comparaciones que él hace, la equivalencia entre un comunismo degenerado un  capitalismo extremo y corrupto. Esas diferencias o similitudes son apagadas.  Lo que queda es un tratado contra el imperio soviético del mal. Por tanto, esas obras son levemente modificadas, de modo convincente, con altas calidades. Modifican el argumento original hacia su objetivo, para establecer la distancia entre valores norteamericanos y soviéticos.

-Cambian el final de la historia.

-Tanto de “Rebelión en la granja” como de “1984” para eliminar la equivalencia moral existente en el texto original, entre las dos formas de opresión, de totalitarismo, o de control del Estado. Todo para mostrar de manera peculiar y distinta, el tipo de control comunista.

-La CIA dio apoyo a un anticomunista declarado, Arthur Koestler, que escribiera un libro bastante anticomunista “El cero y el infinito”. La CIA lo financió comprando 50 mil ejemplares, pero aparentemente los soviéticos se metieron en eso.

-Es una historia clásica. Eso era común para la CIA. La CIA compraba ejemplares de revistas y libros y los revendía. 50 mil copias es una cantidad inmensa, hasta hoy en día. Ideal para Koestler que recibía royalties. Al mismo tiempo, extrañamente, el Partido Comunista Francés por órdenes de Moscú, compró todos los ejemplares del libro en Francia, para sacarlos de las estanterías. Koestler fue enriquecido enormemente.

-Es extraordinario

-Gracias a la CIA y la Unión Soviética.

-Usted también mencionó que, en América Latina, la CIA detestaba en particular al poeta chileno Pablo Neruda. Existe una curiosidad histórica. La CIA intentó desacreditarlo; y entró en pánico cuando supo que le concederían, en 1964, el Premio Nobel de Literatura.

-La CIA tenía problemas serios con Neruda. Él era el equivalente latinoamericano de Sartre. La CIA, simplemente, no lo soportaba. La CIA alegaba que no daba para separar política y poesía en la obra de Neruda. Hay documentos sobre una campaña extraordinaria para influenciar directamente los votos, en Estocolmo, para que Neruda no ganara el premio. Funcionó, pero, irónicamente…fue Sartre quien ganó el premio; fue un gran golpe en la cara de la CIA. Eso me recuerda una anécdota sobre Carlos Fuentes y un embajador norteamericano…

-El escritor mexicano.

-Exactamente.  Él y ese embajador se encontraron en los años 60. Fuentes le preguntó al embajador por qué le fue negado su pedido de visa para los Estados Unidos, si había sido invitado a ese país. El embajador le dijo: “Porque usted es comunista”. Fuentes dijo que no lo era. Y el embajador le dijo: “Yo sé que usted lo es”.  Fuentes dijo que no lo era, pero que gracias al embajador podía acabar siéndolo. Eso es usado como ejemplo de lo que se detestaba a la CIA. Había un Estados Unidos oficial con un anticomunismo oficial que era muy contraproducente.

-Los comunistas no son más amenaza, pero la CIA aún existe. ¿Podemos concluir que ese tipo de actividad de un frente cultural aún existe, a pesar del fin del comunismo?

-Sabemos que los Estados Unidos, porque eso sale a la superficie y  después es olvidado, han estado activamente comprometidos en programas de guerra sicológica, de conquistar corazones y mentes, no solo en campos de operaciones convencionales, como Irak y Afganistán, sino en otros países y continentes donde ellos necesitan ganar un consenso intelectual y cultural a favor de la actual política exterior norteamericana. Entonces, existe, sí. No hay dudas de que instituciones con las cuales la CIA trabajaba y trabaja, como la Fundación Ford, todavía son muy activas. Todavía usan los mismos programas de convencimiento y las mismas herramientas desarrolladas durante la Guerra Fría.

-¿La llave para descubrirlo es la investigación financiera?

-Es el lado financiero siempre. Normalmente es lo más frágil. Es posible investigar las finanzas de una revista hasta llegar a alguien. Si un editor no sabe de dónde el dinero viene, él debe preguntarse eso. Es ridículo, pero eso ocurría. Algunas revistas eran financiadas por la CIA, a través de mecanismos tan complejos que los propios editores no sabían. Usted está obligado a saber cómo es financiado.

-Como la principal amenaza –los comunistas- ya no son relevantes, ¿podemos concluir que el gran fantasma es el islamismo o los países árabes?

-Yo tuve la extraña experiencia de encontrarme a Gordon Brown, el primer ministro británico. Él dice haber leído mi libro. Y que lo más interesante que encontró del libro fue la explicación de cómo crear un programa de guerra cultural para atraer a las mejores mentes de una generación y hacerlas apoyar una idea democrática de libertad. Existe un paralelo. Antes, había una Guerra Fría entre los soviéticos y las democracias occidentales. Ahora, las democracias occidentales contra el Islam. En verdad contra el fundamentalismo islámico. Lo que me preocupa mucho es que ese programa no funcionó. El programa de la Guerra Fría se desmoronó porque fue descubierto, y creó mucha mucha disidencia y amargura entre los intelectuales, artistas e historiadores envueltos. Unos sabían, otros no. Hubo críticas y censuras. Esas discusiones aún no han acabado. Se corrompe la institución del mercado libre y abierto de las ideas con diversas consecuencias. Lo que importa es que la Unión Soviética era una vastísima estructura que tenía armamentos y un gobierno centralizado. ¿Cómo eso puede eso ser comparado con una tendencia, un espíritu, una ideología, que se difundió por varias sociedades islámicas con muchas formas diversas de expresión o grados de violencia y moderación? La idea de que eso puede ser combatido con cultura, como fue en la Guerra Fría, a mi me suena totalmente equivocada.

-Pero Estados Unidos lo va a intentar

-Lo está intentando. Gordon Brown me dijo categóricamente que es una perfecta idea reclutar personas para que los ayuden a lanzar y promover los valores británicos y occidentales como parte de la propaganda para combatir la ideología del islamismo, del fundamentalismo islámico. Cierto.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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2 Responses to Historiadora de la guerra cultural: "Si un editor no sabe de dónde el dinero viene, él debe preguntarse eso." (video)

  1. “Lo que importa es que la Unión Soviética era una vastísima estructura que tenía armamentos y un gobierno centralizado. ¿Cómo eso puede eso ser comparado con una tendencia, un espíritu, una ideología, que se difundió por varias sociedades islámicas con muchas formas diversas de expresión o grados de violencia y moderación? La idea de que eso puede ser combatido con cultura, como fue en la Guerra Fría, a mi me suena totalmente equivocada.

    “-Pero Estados Unidos lo va a intentar

    “-Lo está intentando. Gordon Brown me dijo categóricamente que es una perfecta idea reclutar personas para que los ayuden a lanzar y promover los valores británicos y occidentales como parte de la propaganda para combatir la ideología del islamismo, del fundamentalismo islámico. Cierto”.
    “Lo está intentando” pero no solo contra la ideología del islamismo sino contra todo el mundo. Se han perfeccionado tanto, que han articulado diversos procedimientos y han logrado la Guerra No Convencional, una guerra multilateral, multidimensional y multidireccional. “…el mecanismo de destrucción masivo más sofisticado de este nuevo siglo”, como anotó el sociólogo José Luis Vásquez Doménech, miembro del colectivo internacional Ojos para la Paz.

     
  2. Tocororo says:

    Muy a tono este post sobre el programa transmitido por la pupila asombrada y la autora del libro: La CIA y la Guerra fría cultural, Frances Stonor Saunders, con los tiempos que corrieron y que actualmente “corren” en nuestro planeta y cómo no, en esta pequeña isla irreductible y rebelde a 90 millas, donde más de uno, es “Posible” que no necesite ni siquiera preguntarse de donde le viene el dinero, quien paga al plomero ??, que dice, Frances Stonor, en Cuba quien paga? lo saben perfectamente, solo los cada vez menos incautos peregrinos todavía lo quieren ignorar.

    Es muy interesante la lectura el libro de Frances Stonor Saunders porque describe como la CIA, en su delirio anticomunista, incluso financió algunas de las “primeras exposiciones de pintura expresionista abstracta fuera de EEUU para contrarrestar las obras del Realismo Socialista de Moscú”.

    Cuando habla de Hollywood es más que evidente que es realmente la otra cara de la CIA” o, más bien, habría que decir que es una de sus múltiples caras. No hay que olvidar que desde el fin de la guerra fría la visión yanqui del mundo sigue siendo imperialista y manipuladora, pero ahora es Rusia y Putin, los chinos, los norcoreanos, los iraníes y los árabes del EI, del que son promotores con Israel. Ahora es la propia CIA la que supervisa las producciones cinematográficas que pueden ser más afines a los intereses y la propaganda del imperio.

    Asi que después de leer todo esto donde pondríamos las armas sónicas? Tú si que suenas….

     

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