El camino a la pedagogía. Por Maikel Pons Giralt

 

La pregunta a mi amigo fue ¿por qué la Pedagogía en tu vida?, un breve silencio…y comienza lentamente a hilvanar ideas. ¡La pedagogía ha hecho que encuentre el camino!, dijo aquello…y continuó convencido.

Desde pequeño lo rodeó un clima familiar adverso, brusco, de conflictos diversos. Su madre sola y perturbada por las preocupaciones…el padre presente ocasionalmente, casi siempre por intermedio de su madrastra, con algún que otro regalo de fin de semana en su casa, pero con deudas de afecto permanente. La escuela fue ese refugio de intereses y motivaciones que animaban mi vida de niño…me dice. Siempre encontró una maestra(o) que asumiera el afán constante de conocer y también el reto de influir en el desarrollo de un carácter infantil que se mostraba por momentos excesivamente colérico e introvertido.

Me cuenta de la maestra Grisell en 4to grado… aquella mujer sensacional, estar en sus clases era mi pasión. Sus anécdotas históricas, su ejemplo como ser humano, sus regaños pausados pero enérgicos, la paciencia amorosa…son imborrables. Cierto día, Grisell llegó muy triste al aula…dio su clase con la luz de siempre pero tenue; en algún momento se vio rodar una lágrima en su mejilla, pidió disculpas. Con dolor infinito contó la historia tristísima de haber perdido su único hijo en un trágico accidente; regresaba de poner flores en su tumba, pues era aniversario de su pérdida.

Dice que aquel día de su 4to grado, admiró más a su profe Grisell. También entendió que sus maestros(as) eran personas que también sufrían, pero dejaban sus preocupaciones a un lado y se dedicaban por entero a ocuparse y preocuparse por educarlos a ellos para la vida. Habla también del director Narciso y aquella rutina que hizo posible estar cada día después de almuerzo en su oficina, como polilla en su librero, leyendo…leyendo: ¡quiero leer este, profesor! !Llévelo hijo! …y cuando se traslada de escuela le regala el libro de René Guillot “El señor de los elefantes” con una dedicatoria especial y pública, invitándolo a no perder el camino. Cuando no pierde el camino y alcanza estudios preuniversitarios, Narciso invita al niño ya adolescente a su escuela primaria para ponerlo como ejemplo de voluntad y estudio. Me habla de aquel orgullo inmenso del que sabe hacer posible lo que parecía imposible, y del agradecimiento infinito a sus maestras (os).

Dice que no puede olvidar nunca que, en pleno período especial, se quedó sin zapatos para ir a la Secundaria, su madre no tenía cómo comprarlos. Recuerda el dolor inmenso de no poder ir a la escuela, luego de tanto sacrificio parecía que “un par de zapatos” le harían perder el curso. Pero llegó un día Zaldívar, el profe de Historia. ¡Mire hijo usted no puede dejar la escuela, con eso no resolverá nada; le prometo que hablaré con el grupo y veremos cómo ayudarlo…pero usted no me puede dejar la escuela! Pasaron tres días y se aparece una estudiante a la casa: ¡Ricardo, el grupo reunió un dinero convocados por el profe Zaldívar y te pedimos que aceptes este par de zapatillas (las populares chupameao de la época) para que puedas continuar la escuela!

¡La pedagogía y los pedagogos han hecho mucho en mi vida!… hace una pausa mi amigo y continúa. Recuerda entonces a Caridad y Georgina, aquellas joyas negras que decidieron pulirlo en el Pre a fuerza de ternura, motivación y siempre planteándole retos superiores. Cuando su carácter lo hacía explotar y cometer errores allí estaban ellas con el consejo oportuno, la reprimenda correcta, pero ante todo la comprensión, el apoyo y la confianza plena en él y su capacidad de ser un mejor ser humano.

Los ejemplos que muestra mi amigo son difíciles de enumerar en esta crónica finita, porque la vida es mucho más que anécdotas e historias de ocasión. Fue impactante conocer que estando en la universidad estuvo dos meses sin ir a clases, había decidido dejarla para trabajar y ayudar a su hermana y a su madre en la casa. A punto de causar baja, fue nuevamente el apoyo y la comprensión de sus profes y la convicción determinada de no torcer su camino lo que permitió que volviera y concluyera con notas sobresalientes su carrera.

Veinte años después de aquellas “zapatillas salvadoras” de su profe Zaldívar y sus compañeros, mi amigo es citado a una reunión donde están decenas de profesores de todo el territorio. Se habla de valores, de educación y tiempos actuales y allí está, envuelto ya en canas, su profe Zaldívar. Pide la palabra y emocionado hace la historia (que se repite día a día con otros nombres y en otras circunstancias) de su profe de Secundaria y cómo aquella historia cambió su vida…al final, con el público expectante y conmocionado, afirma que ese profe estaba allí y era Zaldívar.

Brotaron las lágrimas, los aplausos, las felicitaciones y los profes agradeciendo su intervención y el respondiendo ¡a mí no, agradezcan a Zaldívar que hizo posible mi presencia aquí hoy! Unos minutos pasan y se paraliza la reunión con un abrazo infinito entre el profesor y el alumno, entre el educador y su educando, que ahora educa y se educa. No olvida que tiene legado el compromiso de alentar sueños…de desbrozar caminos, caminando… de generar confianza, confiando…de formar, formándose… de educar, educándose… de instruir, instruyéndose. En fin, de desarrollar su vida teniendo como esencia hacer realidad que otros desarrollen su vida.

Se cumple entonces el apotegma martiano: “Educar es depositar en cada hombre toda la obra humana que le ha antecedido: es hacer cada hombre resumen del mundo viviente, hasta el día en que vive; es ponerlo a nivel de su tiempo, para que flote sobre él y no dejarlo debajo de su tiempo, con lo que no podrá salir a flote; es preparar al hombre para la vida”.

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9 Responses to El camino a la pedagogía. Por Maikel Pons Giralt

  1. Victor Soler says:

    Ñooooo!!!! no me vergüenza decirlo: se me salieron las lágrimas!!, conmovedora anécdota que hoy conocemos, pero que seguro fueron muchas historias parecidas a los largo de la Isla, porque el cubano, siempre el cubano, es pura solidaridad y por algo sobrevivimos a ese período especial, solo un pueblo especial puede erguirse sobre sus propios esfuerzos. ¿A quien se le podía ocurrir pensar que tanta necesidad era por culpa de la Revolución?. La Educación cubana y el nivel de instrucción política nos salvó de los demonios que aparecieron como salidos de la Caja de Pandora, pero esa mano amiga del vecino, de amigo, del colectivo no nos permitió deshumanizarnos. Gracias Maikel!!!

     
  2. Juan Carlos Corcho Vergara says:

    Maikel sencillamente conmovedor, del periodo especial, algunos, solo recuerdan las penurias, y no las reservas de humanismo y solidaridad que había creado la revolución, y que fue gracias a ellas, las reservas, que pudimos resistir y salir adelante, alguien dijo que nuestras vidas, las de los cubanos en Cuba, estaba cimentada en una cultura cimarrona y solidaria. Gracias al palenque de trabajo, educación, amor colectivo, libre y soberano, que Fidel construyo para Cuba, hemos podido resistir más de cincuenta años de bloqueo, asedio, y de guerras sucias, todos los Cubanos que decidimos echar nuestra suerte en el palenque , en el periodo especial, y en todos los periodos de la revolución, hemos vivido una historia como la que tu narras, las que hoy nos resultan conmovedoras, porque lo son, y hasta lloramos al recordarlas, pero que en su momento nos resultaban cotidianas, era la épica colectiva de un pueblo en construcción, que solo miraba pa lante ,era lo que habíamos aprendido de Fidel, pero la vida es diversa, hay que admitirlo, y siempre hay Cimarrones que no quieren ser libres , y se escapan del palenque para regresar al cepo de los misuamos, o lo que es peor, otros desean que los misuamos vengan a gobernar al palenque, con látigo y cepo incluido. Sigue tirando Maikel que la estas poniendo buena, saludos

     
  3. Juan Carlos Corcho Vergara says:

    El periodo especial no es una creación de la Revolución, el periodo especial fue consecuencia de la desidia de algunos, y los asedios, bloqueos, e intentos criminales por desaparecernos de otros, el periodo especial fue otra gesta heroica de resistencia de nuestro pueblo, y así es como yo lo recordare, allá los indignos y rastacueros que se valieron de el para crear sus fortunas, traficadas con las penurias que tuvo que sufrir el pueblo Cubano, se debían auditar, tu sabes, para saber el origen del capital de alguno de los nuevos emprendedores, y no estoy en contra del trabajo por cuenta propia, es más, lo apoyo, al honesto y transparente , y que no genere exceso de plusvalía que lo convierta en avaro enajenador.

     
  4. Emotivo, hermoso artículo. Vocación es esencial en esta bella profesión de ser maestro, no importa el nivel que impartas. Los que ejercemos la docencia debemos tener siempre presente una frase de José de la Luz y Caballero: “Educar no es dar carrera para vivir, sino templar el alma para la vida”. Felicitaciones para Maikel Pons Giralt.

     
  5. Juan Carlos Corcho Vergara says:

    Las penurias pasan ,o se les da el pecho, pero la ignominia, esa, esa te persigue toda tu vida y te condena a las calderas del infierno, aclaro nadie esta inmunizado totalmente contra ella, la ignominia, pero el que no quiera padecerla, debe aseptizarse el espíritu día a día, aprendiendo a respetar , cuidar y disfrutar de las pequeñas cosas que nos ofrece la vida, como la colecta del profe Zaldívar y los compañeros de estudios para comprarle las “zapatillas salvadoras” que no permitieron que el amigo de Maikel perdiera el camino de la redención.

     
  6. Juan Carlos Corcho Vergara says:

    Alejandro y tocororo, esta conmovedora historia que nos narra Maikel tiene varias aristas, y están muy a tono con los debates cubanos de hoy, ´´giros gravitacionales,reconsideraciones políticas, reposicionamientos ideológicos´´, nada, aflojadera de patas en cuba siempre hubo, desde los inicios de nuestras gestas revolucionarias, pero como la del periodo especial que resistimos la mayoría de los cubanos, uhu, esa ha sido especialmente especial como el periodo, y no por la cantidad, sino por la ´´cualidad´´ de los aflojados.

     
  7. Juan Carlos Corcho Vergara says:

    Cualidad( modo, carácter, manera, forma, condición)de los aflojados

     
  8. Tocororo says:

    Juan Carlos, el periodo especial en su año uno, 1992, parecía marcado con el fin de la Revolución cubana, así lo auguraban muchos deseosos del mundo “libre” como se dice, no le daban dos guayabitos, pero se equivocaron, no contaban con el espíritu de los cubanos y cubanas, a mi personalmente me parece el hecho más impresionante que pueblo alguno haya realizado en este sentido cada cubano y cubana es un anécdota en vivo. El post de Maikel rememora una de ellas, emocionante y pedagógica como señala el titulo, se aprendió a ser solidario en extremo y compartirlo todo, sobre todo la penuria, y aquí es donde yo quiero ir por lo que señalas Juan Carlos, en algunos de tus comentarios, determinada gente ganó mucho dinero cobrando muy caro con lo que ganaban por cuenta propia, multiplicaban por 1000 lo que cualquiera podía ganar en aquella época, se creó una partida de nuevos ricos a costa del sacrificio de todos los demás, la corrupción ,el robo y el despilfarro se tutelaban muchos que fueron descubiertos, en fin, sobre esto ha hablado mucho el comandante en jefe, cuando habla de la amargura que significó las tiendas en divisas, para poder recoger las divisas de quienes las recibían del exterior para comprar productos que no había en otros lugares y de este modo con esas tiendas se podían invertir en necesidades básicas para los que no tenían la suerte de recibir nada del exterior, en fin, aquella época creó carácter y creó esos flojos que señalas que se reprodujeron también más tarde, marcó mucho aquella época y sigue en la mente de todos.

     
  9. Juan Carlos Corcho Vergara says:

    Fue un periodo de reafirmación para muchos, la mayoría, pero también significo el inicio de una despigmentación ideológica, que no me atrevo afirmar si patológicamente provocada por la falta de firmeza y resistencia inmunológica y catalizada por la seducción, o auto programada y auto calculada oportunistamente por los despigmentados. Este suceso, el de la despigmentación ideológica en Cuba, del periodo de los noventa hasta la fecha, todavía lleva estudio.

     

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