A propósito del muy previsible paso por el Oriente de Cuba del fortísimo huracán Matthew, comparto este reconocido documental de Santiago Álvarez que recoge el impacto del huracán Flora en 1966 en esa región y la actuación junto al pueblo de los dirigentes de la Revolución cubana, encabezados por Fidel, para enfrentar su azote.
Sobre Ciclón ha escrito el crítico Juan Antonio García Borrero:
“Ciclón” pudo haber sido uno de los tantos reportajes realizados en torno a una de las peores catástrofes que ha azotado al país (el paso del huracán Flora en octubre de 1963, hostigando las zonas orientales). No obstante filmarse indistintamente por camarógrafos del ICAIC, del Noticiero de la Televisión y los Estudios de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, la cinta es dueña de una uniformidad de tono que a ratos roza lo pesadillezco, muy en congruencia con el incidente que se intenta retratar.
Santiago parece proponernos un dilema de ribetes éticos, pues en casos cómo estos, ¿es válido que la cámara asuma el rol de un voyeur fílmico de la desgracia humana?. Sin embargo, Ciclón está bien lejos de compartir las intenciones de esos reality show que en la actualidad abundan en tanta televisión adolescente; su mirada se centra en un aspecto de la tragedia humana, pero no es el morbo nacido de la observación distante e insensible del espectador la que determina la eticidad última, sino en todo caso, el compromiso personal de quien se sabe parte de la afectación. El uso inicial de la voz en off del locutor describiendo los logros colectivos del país, y la exposición de esas imágenes pre-ciclón preparan de manera muy inteligente la atmósfera de tragicidad que se irá viviendo in crescendo, y en este sentido es que puede hablarse de Santiago como el artista (no el mero periodista), capaz de descubrir esos hilos íntimos que movilizan al espectador de cualquier parte del mundo ante la grave realidad que se ofrece.
Debe haber sido con “Ciclón” que en Santiago Álvarez comenzó a ganar conciencia la certidumbre de que en un documental no bastan los testimonios (por impactantes que sean) para obtener la relevancia. A partir de entonces, su cine fue todo un alarde de imaginación, una búsqueda sorprendente de soluciones propiamente cinematográficas, que se apartaron de manera premeditada de esa pretensión literaria con que muchas veces el documental intentó ganar estatura ante cierta zona de los críticos: consciente de ello, supo prescindir del sonido a la hora de filmar (“Ciclón”;” Cerro Pelado”/ 1966; “Hanoi Martes 13”/ 1967), o utilizó material gráfico que ya existía para armarnos nuevas y auténticas historias (“L. B. J.”/ 1968). (Fragmento tomado de “Santiago Álvarez” en el blog “Cine cubano, La pupila insomne“)
en italiano http://www.cubainformazione.it/?p=18914
“Ciclón” documental de Santiago Álvarez, no trata de recoger relevancia en los informativos del mundo en horas de máxima audiencia, ni opiniones en Google, Twitter, Facebook, ni ese voyerismo social donde todos son fotógrafos, Iroel lo escribe con magnifico sentido y da cobertura a ese gran cine cubano, el de sin estereotipos, ni gran producción hollywoodiense de efectos especiales y artificiales como los prototipos de héroes “americanos”. Este documental ni siquiera es interrumpido por voces distorsionadas, solo un rumor que nos hace comprender las imágenes, eran momentos más éticos en el cine, en el periodismo, ahora desde la gran red todo es un realty show espeluznante, pero en Cuba no han existido reality shows, sino todo muy real, desde el sufrimiento compartido, hasta el valor y la audacia que lo une todo y como Alejandro dice respondiendo a un comentarista, ¿conoce usted cómo se prepara nuestro pueblo ante el inminente paso de un meteoro por nuestro territorio? ¿sabía usted de los desvelos y empeños de los efectivos de nuestra FAR que con antelación a la llegada del huracán se emplazan en las zonas que éste atravesaría para ser los primeros en socorrer y responder ante las necesidades de la población?, esto vale mucho más que cualquier cantidad de empresas capitalistas que únicamente harían su agosto con la tragedia y el desamparo de los damnificados. En Cuba no se consulta a wikipedia para saber lo que es un ciclón, porque como dijo Fidel: “Nuestro pueblo es más fuerte que los huracanes”.
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GRACIAS!!!!
Desde la triste experiencia del Flora , cuando Fidel estaba al frente , junto a otros dirigentes , acompanando a los dannificados y dando las orientaciones a seguir , la Defensa Civil en Cuba es un ejemplo digno de encomios , donde lo fundamental es salvaguardar la vida de los ciudadanos .En estos dificiles momentos , cuando la zona oriental vueve a estar seriamente amenazada por un fortisimo huracan y la mayoria de los cuabanos fuera de Cuba oramos por nuestros hermanos , es indignante como algunos , por suerte los menos , cegados por su odio irracional quieren empanar estas verdades , pero ahi esta la Defensa Civil y los dirigentes haciendo el maximo por evitar perdidas de vidas y minimizar los danos !!Que Dios los proteja y podamos salir adelante!!
No vamos a culpar a la naturaleza por convertirse en un azote de la revolución. Los ciclones seguramente ya eran un fenómeno recurrente cuando los primeros humanos llegaron a la isla. Bajo el socialismo, la prevención de los daños es la única respuesta posible. ¿Se podría decir lo mismo de los grandes intereses que gobiernan el capitalismo monopolista? Los daños ocasionados por el Katrina en Nueva Orleans, el mayor desastre de la ingeniería civil en la historia de Estados Unidos, tuvieron un elevado coste económico y en vidas humanas, pero los errores y negligencias cometidos en la prevención de este tipo de catástrofes, en una zona de elevada afectación, convirtieron este fenómeno en una extraordinaria oportunidad de negocio como los incendios, las burbujas inmobiliarias, las guerras o las enfermedades de diseño (el sida, el ébola, la hepatitis C). En el capitalismo ni siquiera es una aberración destruir mediante la guerra o el fracking si a continuación la reconstrucción lubrica los engranajes de tan infernal maquinaria de hacer dinero, que es lo que importa y con lo que seguirán soñando sectores tan estratégicos y poderosos como el de la construcción, que llegó a convertirse en la medicina (a través de la ingeniería de las burbujas) con la que se intentó reanimar al infartado capitalismo, del mismo modo que lo podría ser la guerra en futuras oportunidades.
Hoy Cuba tiene que defenderse de un doble ciclón, el telúrico y el que lleva más de 50 años soportando por culpa del imperialismo económico de las grandes potencias. Del segundo, algunos cubanos parecen ignorar que sólo puede ser obra de un sistema profundamente deshumanizado en el que sólo importa la ganancia de unos pocos. Incluso el rostro amable del capitalismo, como la cobertura informativa que están prestando los foráneos y nuevos medios digitales en el seguimiento del huracán, es parte fundamental de la maquinaria de guerra, ante la que hay que estar alerta sin hacer la menor concesión a medios creados por la clase dominante como parte esencial de su hegemonía y que cerrarían de forma inmediata si algún día las clases oprimidas comprendieran que es un imperativo de clase impostergable la creación de medios de clase propios.