Rescato entre los comentarios al texto “Ética y periodismo ¿ser o no ser?“ de Daima Caballero, este de un habitual y agudo forista de nuestro blog.
El buen periodista debe ser irreverente con todo lo que ponga en entredicho el compromiso con la verdad y la ética. Ahora la pregunta es: ¿cuántos periodistas fueron formados bajo estos principios y cuántos de ellos tienen la oportunidad de ejercer la profesión de acuerdo con su conciencia? En la Galaxia Goebbels, son una rareza los que comparten tan alto concepto de la profesión y obtienen una remuneración económica por ello.
Gregorio Morán es uno de los pocos intelectuales españoles que escriben en la prensa convencional y el mundo editorial con plena libertad e independencia del imaginario colectivo construido tras la dictadura franquista y de los intereses económicos de las grandes corporaciones mediáticas. Cuando el poderoso grupo Planeta le pidió que modificara el borrador de su libro El Cura y los Mandarines, donde se cuestionaba la honestidad de Victor García de la Concha, expresidente de la Real Academia de la Lengua, optó por no hacerlo, a sabiendas de que iba a truncar sus expectativas de publicación por tan influyente grupo mediático. Al final, fue una modesta y comprometida editorial (Akal) la que nos ha brindado a los españoles la oportunidad de conocer una verdad incómoda y a contracorriente sobre las últimas décadas de la sociedad española.
A diferencia de Gregorio Morán, una inmensa mayoría de trabajadores de los medios de comunicación españoles son sicarios de la pluma, seres profundamente despreciables que redactan sus artículos conforme a lo que esperan oir los dueños de las empresas donde trabajan, ya que de su capacidad de empatía con ellos va a depender las probabilidades de publicación y su visibilidad en el medio, lo que equivale a decir el montante de sus honorarios y su reputación. Si un periodista que trabaje en algún medio español desea suicidarse profesionalmente, no tiene más que afirmar por ejemplo que Venezuela dispone de una democracia de, al menos, tan alta calidad como cualquier otro país de su entorno y, sin duda, bastante superior a la que existía en tiempos de políticos socialdemócratas como Carlos Andrés Pérez.
Que un medio de alta y merecida reputación, como la BBC, prohiba a sus trabajadores colaborar con otros medios debería interpretarse también como una forma de luchar contra el abominable compadreo de medios de comunicación que, de acuerdo con la lógica del mercado, deberían ser independientes entre sí y competir entre ellos para incrementar su audiencia. Sin embargo, esto no es lo que ocurre en un sistema profundamente oligopólico y goebbelsiano como el español. En los informativos y programas de debate de TVE y de algunas cadenas privadas es habitual la presencia de los mismos nauseabundos mercenarios que escriben en los medios escritos. Acostumbrados los periódicos a tiradas cada día inferiores, como consecuencia de su falta de credibilidad, parece que la burguesía busca su amortización enviándolos a los platós de televisión (importando poco que sean de la competencia), donde resulta más fácil que la baba ponzoñosa cause algún efecto en la audiencia. Ya ni siquiera guardan las formas a la hora de aparentar que existe pluralismo, competencia y confrontación de ideas en el mundo de la comunicación. Habrá quien lo vea como una forma de colaboración al servicio del interés público, pero es el más espantoso compadreo al servicio del pensamiento único.
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tambien en italiano http://www.cubainformazione.it/?p=17433
Iroel: gracias por darle mayor visibilidad a mi comentario y por tu dignísima labor al frente de la Pupila.