Hablando de… ¿pelota? Por Víctor Angel Fernández

 

En Cuba, cuando las conversaciones se acaloran o toman rumbos sobre temas delicados para las partes, muchas veces aparece la frase: ¿por qué no cambiamos el tema y hablamos de pelota? Sin acaloramiento, pero con preocupación, voy a tratar de hablar… en lo posible… de pelota.logo

Ha pasado un mes de que terminara la Serie del Caribe. Las noticias de estos días tienen que ver con el tan publicitado juego entre peloteros de Cuba y los Rays de Tampa, un equipo de Grandes Ligas, el segundo en visitarnos luego de que los Orioles de Baltimore lo hicieran más de quince años atrás. Además, ya conocemos los cuatro semifinalistas de nuestra, una vez más detenida, Serie Nacional y sólo nos falta el orden de los cruces.

Tomar como referencia la Serie del Caribe para empezar este escrito, pudiera ser visto como información atrasada, pero me gusta mirarlo al revés y entonces dar la opinión con 11 meses de antelación para que algunas “cosas” puedan encontrar camino de solución.

Aunque soy seguidor del béisbol cubano, no haré referencias a estadísticas, conformación de equipos, actuación y muchos menos, al show mediático final. Pienso que en este último aspecto, todavía tenemos que aprender a montar nuestro propio “show” y un día, ayudar a abrir los ojos, sobre todos aquellos que no logran el sueño americano y  pasan su último tiempo útil pastando en algún equipo de ínfima categoría fuera de Cuba. Pero eso será tema de otro escrito.

Cuba fue fundadora de la Serie del Caribe y muchas veces ganadora de dicho torneo, hasta que las leyes norteamericanas prohibieron nuestra participación. Es bueno dejar claro algo: esto es política, para que los ingenuos, quienes siempre plantean no mezclar deporte y política, no se les olvide el detalle.

En ese ambiente de política, luego de varios años de negociaciones, al fin nos permitieron regresar, dix que con todos los derechos y ya en 2015, ganamos dicho evento. Hasta ahí todo va bien.

Qué bueno que estamos participando cada día en más eventos. Se han abierto posibilidades para que nuestros deportistas sean contratados en equipos fuera de Cuba, con la característica de que después de haber invertido años de formación y de ponerlos en la vitrina de exposición que son los campeonatos nacionales, no los tengamos para dar lucimiento a las fiestas del patio. Un país, nada socialista, como Japón hace años que se dio cuenta de ese contrasentido, pero un día lo aprenderemos nosotros también.

Aunque, con todo mi derecho, no esté de acuerdo con lo sucedido, me alegra que nos sentemos en las mesas de negociaciones deportivas  y se fluya hacia la normalidad. En esos ambientes, las partes llevan sus planes y, como decía Miguel Alfonso, conocido profesor de este tema, cada cual debe estar preparado a ceder para llegar a un acuerdo. Pero ese mismo profesor, también explicaba que existirían aspectos, los cuales NUNCA formarían parte de las conversaciones y que no se pondrían sobre la mesa. Traducido al buen cubano: tenemos una cantidad de cadena para jugar, pero al mono, por favor, lo dejan quieto.

Y ahí vuelve a estar el detalle. Sucede con Cuba que, como dijera el Apóstol, no anda de mendiga por el mundo, pero su bandera no esta en el logo del evento. Y no me venga nadie a decir que estamos allí sólo como invitados, pues ya ganamos un campeonato, está incluido en las estadísticas y esa condición, no se le da a ningún invitado.

logo

Entonces, ¿por qué aceptar esa discriminación? ¿Ese es el precio que se nos impone pagar por  todos estos años de rebeldía? ¿Participación deportiva y desarrollo deportivo a toda costa y a todo costo? Ojo, que ese camino tiene muy poco tramo de recorrido y la historia dice que los que se incluyen en él no duran mucho para contarlo.

Desde el 17 de diciembre de 2014, hemos comenzado un proceso de acercamiento con el gobierno de los Estados Unidos, se han puesto sobre el tapete distintos aspectos peliagudos para ambas partes, pero por ejemplo, hoy seguimos teniendo bloqueo, el presidente que recibiremos dentro de unos días, sigue ratificando sus ¿principios? y nunca ha aparecido por parte de ellos el tema de la Base de Guantánamo, una flagrante violación de cualquier acuerdo internacional aceptado.

Entonces, ¿por qué nosotros debemos cambiar los nuestros, aunque sea solo en el deporte?

Por eso decía al principio que no es un escrito con un mes de atraso, sino previendo lo que se aproxima con tiempo suficiente de antelación, pues cada año, las partes volverán a sentarse para nuevas negociaciones deportivas.

En esos meses, también existirá tiempo para que nuestros medios de prensa provinciales y nacionales, que tomaron acríticamente el logo de la Serie del Caribe, lo rediseñen sobreimponiéndole texto y gráfica, recuerden ubicarle en alguna variante de nuestra bandera, pues los señores organizadores tendrán sus razones para discriminarnos, pero no hay quién me haga entender que, en nuestro patio, le sigamos el ritmo.

 

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3 Responses to Hablando de… ¿pelota? Por Víctor Angel Fernández

  1. En el mundo de hoy las cosas estan organizadas de forma tal que los paises pobres o en desarrollo solo oiran hablar del logro de sus atletas fuera del pais.
    Asi el orgullo deportivo se sustituye por el negocio y el fanatismo.
    Pero como decia Hugo Chavez …por ahora.

     
  2. camarero says:

    cuba no forma parte de la confederación de beisbol profesional del caribe, por eso nuestra bandera no aparece en el logo… el no ser parte la exime de derechos pero también de deberes, incluso algunos de ellos de tipo financiero… somos invitados como mismo se ha pensado en invitar a un sexto país para que no sea impar el número de participantes -incluso de asia- y ese sexto país tendría las mismas condiciones de cuba al participar… al no ser parte de la confederación profesional, tampoco tenemos derecho a ser sede del evento que se rota entre venezuela, puerto rico, república dominicana y méxico… nuestra liga no es profesional -y ese término implica varias condicionantes que no cumplimos- por lo tanto, no podemos formar parte de la confederación y no podemos exigir derechos que no nos corresponden…

     

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