Viaje al Sahara. Por Carlos Bischoff

 

El amigo Carlos Bischoff, habitual forista de este blog, me ha escrito este correo luego de su paso por los campamentos de refugiados saharauis en Argelia. Por su valor testimonial y emotividad, y porque hace dos años hube de comprobar personalmente la gratitud hacia Fidel y hacia Cuba de ese pueblo que aún lucha por ser libre, he decidido compartiurlo con nuestros lectores.

Hola Iroel: recién llegado de tierras africanas, con el cuerpo resentido  porque como dice mi hijo “viejo, ya no estás para estos trotes”, creo que me harán falta varias duchas para acabar de quitarme el polvo de arena recogido tras más de diez días en los campamentos de refugiados saharauis dirigidos por el Frente Polisario.

Lo que nunca podré sacarme (y nada más lejos de mis deseos), es la hermosa –y dolorosa- experiencia de esas diez noches durmiendo en la Jaima familiar donde cuentan de la abuela a las hijas, hijas e hijos de ellas, nietos y bisnietos, llenándote con sus miradas agradecidas por la visita, porque para ellos es que uno conoce que existen, que viven, hablan, piensan, lloran, sufren, se alegran, confían, seres humanos como vos y yo viviendo miserablemente a veces pero viviendo. Y guardando la esperanza.

Uno de los momentos que más me emocionó, la penúltima noche, la abuela me regaló un llavero con los colores del Polisario, y la inscripción “Sahara Vencerá”. Tras cenar, reuní a los cuatro o cinco chicos mayores -9, 10 años, que algo de español hablan-, y les pregunté si ellos creían en eso, que Sahara Vencerá. Rieron, miradas cómplices, cuchicheos en su dialecto hassanía, hasta que el mayor, serio, me espetó: “Usted no? Nosotros sí. Tardaremos, pero Sahara Vencerá” y todavía ahora al recordar lo solemne del niño, se me pone la piel de gallina y la vista borrosa. Puede ser que me quede arena en los ojos, o que me estoy poniendo viejo.

Pero en realidad esto se me ocurrió escribírtelo la mañana que fui a la Escuela Nacional Básica y Preuniversitaria Simón Bolívar, un proyecto cubano exitoso que permite a los jóvenes recibir el título de bachiller cubano que los habilita para entrar en cualquier universidad del mundo. Profesor y profesora me explicaron lo difícil de instalar métodos de evaluación cubanos en un país como Argelia, y como aunque resulten reprobados pueden seguir en cualquier colegio argelino precisamente por ese sistema tan diferente, etc. También, claro, como se extraña mis cervezas y sus bucaneros, y la sorpresa fue que en la parte de atrás del cole crecen, y este año ya han echado las primeras vainas, ¡…plantas de moringa…!

Casi me da un ataque, en esa Wilaya de Smara, una “hammada” antes, creciendo la plantita por la que el Comandante en Jefe tantas veces ha insistido…! Les pregunté si lo sabría y suponen que sí… “y puede seguir diciéndole Comandante en Jefe, aunque ya es Compañero Fidel, para nosotros sigue siendo Comandante en Jefe”.

Cruzando de regreso el campamento, pensé como tantas veces en la enorme visión de este hombre, capaz de ver los problemas y conflictos complejos de la humanidad, o la importancia de una pequeñez así, la moringa, cuyo cultivo y consumo puede ayudar a morigerar azotes como el hambre. Y allá, en medio del desierto del Sahara, con veranos de 50 o 55 grados, crece orgullosa, como para mostrar que sí, que es posible, que se puede, que el esfuerzo y la persistencia, en este caso de maestros cubanos idos a otra cosa, lo hacen realidad.  

En fin, entre los recuerdos que no se me van a borrar de esta excepcional experiencia, estará el de la Moringa Oleífera, la plantita del Comandante.

Un abrazo. 

 Carlos Bischoff

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0 Responses to Viaje al Sahara. Por Carlos Bischoff

  1. Rodolfo Garva says:

    Carlos Bischoff, hiciste que se me erizara la piel de la emoción con tu relato tan humano.
    Gracias a Iroel por compartirlo con sus foristas.

     
  2. Pingback: Viaje al Sahara | Voz del Sahara Occidental en Argentina

  3. Miriam Ruiz García says:

    Gracias Iroel, yo también pienso como la abuela y el niño que más temprano que tarde serán libres y para lograrlo no han dejado de luchar.

    Qué orgullosa me siento de ser cubana, porque en cualquier rincón del mundo estamos para ayudar a los más necesitados y no es extraño que así sea porque tenemos al mejor maestro del mundo a nuestro invicto COMANDANTE EN JEFE.

     
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