El papá de Alejandro el grande

 

Ayer escuché en el noticiero de televisión la noticia de la muerte de Nivaldo Herrera. Nivaldo es el padre de este hombre extraordinario a quien tuve el privelegio de conocer: su hijo Alejandro, sobre el que hace un tiempo escribí esta crónica.  Vaya mi homenaje a ambos.

Alejandro, el grande

Iroel Sánchez
Alejandro, el primero a la izquierda. Foto: Granma

Alejandro, el primero a la izquierda. Foto: Raúl López, Granma

“Alejandro, el grande”, le decía, entre risas, el mayor de mis hijos que aún no se había enterado de la existencia del conquistador macedonio cuando él lo tomaba con sus manos enormes y lo lanzaba hacia arriba desde su fortaleza de campeón de natación, mientras todos en la casa aguantábamos la respiración hasta que los pies del niño volvían a estar sobre el suelo.

Recuerdo exactamente el día que lo conocí. Cuatro años menor que yo, Alejandro Herrera Ajete era el jefe de la brigada en su aula, donde fui a informar los resultados de un Congreso de la Federación Estudiantil Universitaria y lo escuché hablar con tal asco sobre el fraude académico que pensé fingía. Luego, vi en un mural de la facultad su nombre en los resultados de los Juegos Deportivos “13 de Marzo” y leí varias veces porque no podía creer que una sola persona pudiera ganar tantas medallas de oro -practicamente todas las especialidades en todas las distancias de la natación-, gracias a lo cual los de Industrial ocupábamos el primer lugar. Su relación con el deporte era una obsesión por no someterse a los límites que le costaría absurdamente la vida.

Años más tarde, alguien me contó que entrenaba de madrugada para no perder turnos de clase, junto a la anécdota de cuando se tiró en el Malecón para salvar a una muchacha que se ahogaba y la sacó a tierra casi por Jaimanitas porque el oleaje no le permitió hacerlo más acá. Pudiera parecer exageración pero tratándose de él no lo dudo, subimos juntos el Pico Turquino y allí terminó cargando las mochilas de medio grupo y ayudando a las mujeres más atrasadas; al llegar arriba regañó a los primeros por olvidarse de los demás -“el campeoncito”, bautizó con ironía al que reposaba orgulloso de arribar en el número uno- y viró a buscar a Ulises, el periodista que creo todavía andaba por el  Pico Joaquín. Cuando alcanzó la cima otra vez, con Ulises casi a cuestas, y muchos hablaban pestes del “gordito”, Alejandro se deshizo elogiando la voluntad de su rescatado y comenzó a contar cómo era éste el que lo animaba  a seguir en los momentos más difíciles del escarpado ascenso.

Pero eso fue después. Yo practicamente no coincidí con él en la CUJAE, salí casi de allí para Angola y no volví a ver a Alejandro hasta que comenzó a trabajar como “instructor” de la UJC en Marianao. Pero poco a poco me fue llegando su leyenda. Había terminado su Ingeniería en Sistemas Automatizados de Dirección con Título de oro y a pesar de ser de los primeros en el escalafón, pidió lo ubicaran en Antillana en Acero, donde pasaron buscando gente para la zafra y allá se fue. No sé si estuvo allí uno o dos años, incluyendo las campañas de siembra de caña, hasta que Nieto lo fue a reclutar para el trabajo profesional en la Juventud Comunista. Una vez le pedí que me contara sobre la zafra, pensando que me hablaría de los miles de arrobas que cortaba y cómo sobrecumplía, pero me dijo que pasaba mucho trabajo para hacer la norma y se puso a hablarme de unos que “eran fieras en el corte” y él jamás podía alcanzar. No sé si sería verdad, nunca lo vi cortar pero sí recuerdo una vez que fuimos a limpiar caña en unos surcos larguísimos y cuando yo iba todavía por la mitad, apareció -ya concluido el suyo- por el final del campo dándome contracandela con el pulover amarrado cubriéndole la cabeza y gracias a él pude terminar mi meta a tiempo.

Un caballero, jamás lo vi utilizar su evidente superioridad física para imponer nada pero sí interpelar con educada indignación a alguien que no cedía el asiento a una mujer o se expresaba de manera soez. Lo resolvía todo con el ejemplo, siendo ya Secretario de la UJC en San Miguel del Padrón, le pedí me ayudara a organizar una actividad en la Casa de Hemingway en Finca Vigía y el modo que encontró de acercarse a la directora del museo fue hacer un trabajo voluntario para chapear la hierba de gran parte  de la instalación. Lo material para él como que no existía, en el fondo del Período Especial -cuando en Cuba por un dólar daban 150 pesos y su salario era de alrededor de trescientos-  la Juventud Comunista lo envió a un viaje a Nueva Zelanda y Australia y supe por David -su jefe y el mío entonces- que devolvió al regreso 100 dólares, practicamente el total de los viáticos que le habían entregado para sus gastos.

Era el primero en todo; como la vez que pidieron buscar jóvenes para integrar la Policía y se apareció con su nombre encabezando la lista, y disgustó a Monsi – entonces Secretario de la UJC en La Habana- que le dijo que eso era lo más fácil para él, que el problema estaba en convencer a otros. Por cierto, a los policías no les gustaba mucho, casi siempre en pulover blanco mil veces lavado, botas, jean y un viejo maletín colgando sobre el pecho, el mulato de cabeza rapada parece se les hacía sospechoso y aún siendo ya Secretario del Partido en San Miguel -con poco más de 30 años- los infantes que hacían ronda en el Municipio lo seguían parando para pedirle el carnet de identidad y solicitarle les mostrara el interior de su humilde equipaje donde lo único que había eran papeles y algún libro.

Huía de los privilegios, por mínimos que fueran. En una etapa en que algunos en la UJC competían banalmente por portar el último pulover proveniente de alguna campaña nacional, jamás se  puso uno de aquellos coloridos atuendos. “Se los regalan a mi cargo, no a mi”, solía decir quien prefería llevar las imagenes de Mella, Camilo o el Ché bien adentro.

Cuando Fidel lanzó la idea de reparar y construir escuelas en La Habana se dio gusto. Con las habilidades que adquirió cuando era jefe del contigente estudiantil “Ché Guevara” en la construcción de la CUJAE, en el que él era quien más horas de trabajo voluntario acumulaba, llegaba de primero los domingos, a tirar mezcla, cargar vagones  y levantar bloques.

En San Miguel -exactamente en el barrio de La Corea- hay una escuela que lleva su nombre y que él ayudó a construir, estuve allí hace como cinco años con Nieto, Monsi y David. Hubo un acto al que asistieron los padres de Alejandro y llevé unos libros para la biblioteca pero casi no pude hablar por la emoción, creo recordar que sólo atiné a decir que era un buen lector. El día de su entierro me pareció que no fue suficiente lo que se dijo y siempre he querido escribir sobre él, pero nunca me había atrevido.

El primero en llegar y el último en irse, sensible con los problemas de los demás, valiente para poner la verdad por delante; sumamente cortés con las mujeres, colaborador indoblegable con el más débil, implacable con lo injusto. Polemista infatigable, jamás lo vi practicar la adulación; su crítica era demoledora con las malas conductas de cualquier persona, no importa cuál fuera su cargo. Siempre se despedía con dos palabras: “Viva Fidel”.

Desde que escuché a Díaz Canel hablar en el Congreso de la Unión de Periodistas de Cuba sobre las características que debe tener quien dirija a cualquier nivel en la Cuba actual me ha vuelto la necesidad insoslayable de escribir sobre Alejandro. Creo que no son pocos los cubanos como él y muchos más los que sin alcanzarlos los admiran pero es necesario que aparezcan más en nuestros medios de comunicación, arrojando luz con su opinión, y con su ejemplo, acerca de los problemas que hoy enfrentamos. Buscar el nombre de Alejandro en la web es una amarga lección, sólo dos despachos de la Agencia de Información Nacional lo mencionan, uno que reporta la Asamblea Municipal del Partido donde fue electo y el otro acerca de su sepelio. Fotos -siempre de grupo- sólo en un artículo de Granma sobre el reconocimiento en un barrio de San Miguel a dos compañeros que se infiltraron en la quinta columna organizada por Estados Unidos en Cuba, una de ellas es la que ilustra este artículo. Creo recordar una entrevista que le hizo la periodista Fabiola López para el entonces Canal CHTV en ocasión de los 35 años del asesinato del Ché, como parte de una serie que realizó de conjunto con el Comité Provincial de la UJC en La Habana.

Pienso que esfuerzos como aquel de Fabiola los deberíamos estimular más.  Hasta en el bodrio de CNN en Español existe o existía un programa llamado “Héroes”. Una tribuna pública -como lo es, por ejemplo, una entrevista de televisión- no debería ser jamás, al menos aquí, -si aspiramos a un futuro diferente de un Miami con más calor y mucha más pobreza- ni un aeropuerto a donde constantemente se llega de viaje, ni una vidriera en la que alguien -generalmente con más fama que talento y más tienda que alma- nos exhiba cualquier cantidad de lugares comunes junto a todo el oro que es capaz de echarse encima. Combatir las carencias cívicas que nos corroen implica movilizar, y también visibilizar, de modo atractivo y creador, lo mejor de nosotros, incluso para criticarnos, más allá de lo artístico literario y deportivo.

Alejandro era grande, con una grandeza que sólo puede nacer de la bondad y la decencia. Aprendió, a decir de Martí, “el gusto de la verdad, y el desdén de la riqueza y la soberbia a que se sacrifica, y lo sacrifica todo, la gente inferior e inútil”. Tal vez hubo quien lo llamó extremista, pero sería el lamento del mediocre ante la virtud que sabe jamás llegará a poseer. Hace poco vi a alguien de aquellos tiempos duramente humanos atorarse con la palabra Revolución, no sé si dudando si le convenía utilizarla, o debido a que le pareció no está muy de moda; a Alejandro nunca le hubiera sucedido, porque más que hablar sobre ella, él la hacía.

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44 Responses to El papá de Alejandro el grande

  1. Genial! En Cuba tenemos muchos Alejandro (no tantos como necesitamos, pero sí unos cuántos) lástima que no siempre se escribe sobre ellos; lástima que a muchos los aplastan para que no hagan sombra; lástima, porque de ellos está necesitado el pueblo…

     
  2. Sandra says:

    Sin saberlo, sin conocerte a ti (más que por tus tweets y tus crónicas) y mucho menos a Alejandro, necesitaba con urgencia estas palabras.
    Regreso de Cuba y vuelvo a casa, a una vieja Europa poco ejemplar, con los ojos llenos de “lugares comunes junto a todo el oro que es capaz de echarse encima” y con el corazón un poquito lastimado. Tu relato me ha devuelto la esperanza.
    Gracias, Iroel. Gracias mil, Alejandro. (Por cierto, allá donde estés: ¡Viva, Fidel!)

     
  3. Raul Ayala says:

    Ya recuerdo, les inculcan a los jovenes la humildad, para que nunca piensen en mejorar y sean conformistas, sin querer ganar mas, ni vivir mejor , “construyendo y aportando sin recibir nada a cambio”por eso muchos A LA LARGA dejan todo y se marchan a cualquier sitio donde puedan vivir mejor y sobre todo dar una vida a sus hijos. Vida solo hay una: LA BUENA;LAS OTRAS NO SON VIDAS!!

     
    • Enano, no puedes comprender la grandeza porque no le alcanzas a los tobillos a gente como Alejandro.
      La vida no puede ser buena cuando se erige sobre la humillación y el expolio de los demás.

       
    • domezzzz says:

      “Las grandes obras las sueñan los genios locos, las ejecutan los luchadores natos, las disfrutan los felices cuerdos, y las critican los inútiles crónicos”.

      Vivo en el Uruguay, algo lejos, y obviamente, no conocí a Alejandro, pero sí, aquí, también tuvimos y tenemos, muchos Alejandros. Esos tipos que otros, tachan de medio locos, luchadores como el que mas y cuando recién se ven los logros, nadie duda de su cordura….
      Pero jamas de los jamases, estos tres aspectos, se toman en sorna o burla, si no, con gran respeto, admiración y digno de que también, luzca un poco en cuero propio.

      Por otro lado, los Ayala, son los que al mostrarse se ven tal cual son: desnudos de mostrar digna verguenza, desnudos de respeto y desnudos de sí mismos….

      ¡¡ Vivan los Alejandro y los Fidel !!!

       
  4. pochi says:

    Iroel: Yo me impacté cuando conocí que Alejandro murió. Hacía años que no lo veía. No fue un cercano amigo mío, pero sí una referencia para muchos. Hay una etapa de su vida que no conociste o evitaste reflejar: cuando fue nadador de alto rendimiento (en malas palabras se diría que nadador “profesional”). Por su modestia, no cambiaba de ropas en la Escuela Nacional de Natación Marcelo Salado donde gozaba de la misma reputación que ahora recuerdas. Era el mejor de su categoría en los eventos de libres. Sólo emulaba con mi primo, Guillermito Martínez, en compentencias que había que seguir porque nadaban todo el evento juntos y sólo en el toque, en el último metro, se definía el ganador que era uno de ellos dos. Nadie pudo vencerlos durante su tiempo. Yo era una par de años más joven que él. Nunca tuve la calidad deportiva que Alejandro mostraba, por lo que mi reto en esa área, se lo debo; pero pude enfrentarlo intelectualmente varias veces y disfruté ser su contraparte. Cuando estudiaba en la Universidad al igual que yo, me presenté a competencias de natación en 100 metros libres por el equipo de mi facultad que era el Instituto Superior de Relaciones Internacionales. Nadé a su lado. Increiblemente pasé los primeros 50 metros delante de Alejandro. Pensé que lo derrotaba. Y su estrategia fue desbaratarnos en los últimos 50 y lo logró. Quedamos humillados, pero con una lección. Agradezco que lo recuerdes.

     
  5. Arístides Lima Castillo says:

    Iroel, disfruto todo lo que escribes. He leído todo lo que encuentro de ti, y a veces he visitado este, tu blog, pero esta vez me has dejado más que emocionado con la semblanza que haces de Alejandro, alguien al que ni conocía, pero que ya, con lo que nos has contado de él, lo tendré como uno más de los cubanos que han dejado su vida por la Revolución, luchando con una humildad y una valentía como muchos debíamos tener en el día a día.
    Te cuento que este escrito tuyo lo leí en CUBADEBATE, pero como ya me han vetado, y hasta borrado después de publicado, muchos comentarios, me vine para tu blog para escribir esto.
    Te felicito por el buen trabajo que haces y la forma tan admirable con que escribes.
    Un abrazo virtual.
    .

     
    • Gracias. Al fin reuní las fuerzas y el tiempo para decir lo que quería sobre él y he visto en Cubadebate varios comentarios de compañeros que conocieron a Alejandro y me ha dado mucha alegría.
      Abrazos

       
  6. Testimonios como este no pueden leerse sin un nudo en la garganta… Tal vez algún día, como tu, me anime a hablar de un héroe un poco más anónimo… un hombre de pueblo que simplemente dejó de marcar tarjeta porque eran demasiadas las horas de trabajo voluntario y total, siempre era de los primeros en llegar y de los últimos en irse de Cubana de Acero, aquella fábrica a la que entregó su vida entera… aquél que con la voz apretada, me contaba de las “perseguidoras” arrojando jóvenes para “componer”, en el portal de aquella casa de socorros donde limpiaba pisos… el mismo que paraba a los “chamas” del barrio para aceitar sus chivichanas para que pudieran montar sin molestar a los vecinos… el que fue miliciano, y fundador de los Poderes Populares… el que nunca calló su voz en las Asambleas, ni nunca faltó a su guardia cederista… ni dejaba a nadie “soltar la gotica de veneno” hablando mal de la Revolución… el que nunca tuvo un carnet porque siempre dijo que el rojo lo llevaba en el corazón para luchar por esta Revolución que le dio oficio y escuelas a sus hijos… algún día tal vez, mi hermano Iroel, me decida a contar de mi padre… Popi, el de Cubana de Acero…

     
  7. No decía Berthold Brecht en su poema que inmortalizara Silvio en su canción “Sueño con serpientes” “…hay hombres que luchan toda su vida….., esos son los imprescindibles”. Estamos frente a uno de ellos. Ayer discutía con una cra. por el chat de tu artículo publicado en Cubadebate, el de la semana pasada, sobre la pérdida de valores, y que tiene mucho que ver con la intervención de Raúl. Que para mí, está en abierta relación a aquel famoso discurso de Fidel en la Universidad, allá en el 2005.

    Hoy es el tiempo justo y necesario. Debemos cortar de raíz esa “alianza” contra revolucionaria, entre el poder del dinero de la chusma que está usufructuando de los ajustes, justos y necesarios que hoy vienen implementándose en el modelo de socialismo cubano, con la corrupción que gangrena los estamentos de dirección del país.

    Los revolucionarios en Cuba son mayoritarios, no será aquella minoría bulliciosa, mezquina, corrupta, y de talante efímero…., los Johnny la mula de Miami, ni los nuevos de La Habana, que harán cambiar el curso de la historia revolucionaria cubana. Los Alejandros deben despertar y hacerse sentir donde quiera que sea, sin claudicaciones ni compromiso alguno, salvo el de honrar a la patria y a Fidel. Como lo hizo este cro. al cual tu dedicas este escrito.

    Un saludo para ti Iroel, de parte de Rodrigo (ya no hemos cruzado dos veces en los talleres de los medios alternativos), dentro de unos días estaré por La Habana, quizás tengas tiempo para que nos echemos unos “lagers”.

    Saludos y como decía Alejandro y lo decimos todos los revolucionarios de verdad, “Que viva, FIDEL”

     
  8. sergio says:

    Iroel:
    Qué bonita y ejemplar vida la de este joven Alejandro.
    Mas que “Alejandro, el grande”, el título de esta humana y verídica historia debería se “Alejandro, el bueno” o “Alejandro , el hombre de bien”, como Martí quiere seamos todos.
    Ser bueno o un hombre de bien, es la mayor virtud, por encima de cualquiera otra que pudiera tener una persona y esta de Alejandro es así.
    Tu relato puede ser un verdadero guion para el cine o la televisión. A veces me pregunto Por qué nuestros realizadores llevan al cine y la televisión solo historias feas, o de personas con problemas económicos, problemas de viviendas, división de la familia porque alguno de sus miembros han decidido residir en otros países, etc., etc.?
    En momentos en que se nos convoca a rescatar virtudes que tenían nuestros padres o abuelos, aunque tuvieran las mayores carencias materiales , vidas como las de Alejandro mucho nos ayudarían a ser un tilín mejores y menos egoístas, como nos dice un poeta.
    Historias como las de Alejandro hay muchas en Cuba, corresponde a nuestros medios y profesionales de la prensa buscarlas y difundirlas más, aunque tengan alguno de esos problemas que como sociedad tenemos y que no deben dejarse de reflejar.

    No merece Ana Fidelia Quiroz, esa grande deportista cubana, que se le hubiera hecho un serial para la televisión o el cine, señalando las luces y sombras que toda persona pudiera tener, en su caso son mas luces que sombras, o el propio Sotomayor, Teófilo, Juantorena u otros de nuestros grandes deportistas, que sin ser perfectos , fueron y siguen siendo ejemplos , o la de un extraordinario músico como Frank Fernández y otros como él.
    O contar la historia de amor de jóvenes universitarios que se preparan como buenos profesionales y que aun con todas las cosas que los jóvenes de hoy desean ( me refiero a cosas materiales, unas necesarias y otras no tanto) llevan una vida en familias normales y en un ambiente amoroso y de respeto y de sentido de patriotismo, estén donde estén.
    O la historia de médicos y otros profesionales, o técnicos que se entregan de lleno al bien de los demás y disfrutan , se divierten, bailan, se enamoran y se desenamoran , sin que tampoco sean perfectos, pero así somos los humanos.
    Por eso leyendo y pensando en Alejandro me he pregunto : cuantos ejemplos buenos a seguir hay en nuestro país, que están escondidos u olvidados ?
    Muchos nos ayudarían esas historias para tratar de ser eso : un hombre de bien, o un hombre bueno, como Alejandro.
    Saludos
    Sergio

     
  9. Gonzalo Parra Enríquez says:

    Iroel, por medio de tu artículo recibimos la triste noticia del fallecimiento de nuestro querido amigo. Alejandro Herrera Ajete, quien tuvimos la honra de acoger durante su gira como joven dirigente cubano por Australia, Nueva Zelandia y Filipinas en 1995.
    Después de leer el artículo e indagar más detalles, nos enteramos que había fallecido repentinamente hace 10 años atrás, el 18 Abril 2003. En Cuba una escuela secundaria básica lleva su nombre. Al morir tenía 35 años y era primer secretario del partido en el municipio de San Miguel del Padrón. Entre las decenas de ofrendas florales en su honor estaba la del Comandante en Jefe Fidel Castro.
    Alejandro había dejado en nuestra impresión una altísima congruencia de acción, pensamiento, capacidad y entrega por la revolución, cualidades pocas veces observadas e insólitas para nosotros. Haberlo conocido nos inspiró a todos a creer más en la causa y en las nuevas generaciones de líderes cubanos.
    Abrazos
    Gonzalo y Darío

     
  10. Rafael says:

    ¿Como murio con 35 años? Saludos, Iroel, es que le pasé el artículos a los muchachos de la juventud de mi instituto y ahora me preguntan esto, ya les pasé la cuartilla de la AIN donde se informa de su deceso. Saludos y muchas gracias por estos trabajos..

     
    • Muy absurdo. Murió ahogado. En una piscina, hacían un reconocimiento a los compañeros que se habían destacado en la reparación y construcción de escuelas, nadie se percató de que Alejandro se había lanzado a nadar -parece por debajo del agua- y lo encontraron muerto, un infarto.

       
      • Rafael says:

        C….., compadre, increíble……..Así es la vida, pa que veas. Gracias por el detalle de responderme tan rápido, les paso nota de todos los comentarios del post a los muchachos, gracias por tu trabajo, seguimos en la trinchera y en combate. Un abrazo,
        rafael

         
  11. Ivonne says:

    Iroel:

    Hoy en la mañana, he abierto mi correo y por fortuna recibí, como habitualmente, el Boletín Por Cuba y ahorita precisamente que analizaremos el discurso de Raúl por el 26 de Julio, fue realmente una casual “inyección en vena” haber leído este maravilloso y casi de ficción artículo suyo en estos tiempos. Hoy no solo jóvenes, sino de muchos de nosotros los cubanos, nos falta mucho de ese Alejandro que me ha sacado hasta las lágrimas, ese Alejandro que con su ejemplo combatió, como bien dices, las carencias cívicas que nos corroen. Me gustaría que su artículo fuera publicado en el periódico Juventud Rebelde. A muchos que no reciben este boletín digital, creo les agradaría en grado sumo alimentar el alma con este precioso artículo de Alejandro el grande y tal vez así contribuyamos a que su semilla se continúe multiplicando…

    Gracias y un abrazo,

    Ivonne.

     
  12. Margarita Elorza, Consejo Nacional de Patrimonio says:

    Estimado Iroel,
    Me emocionó tu valoración sobre Alejandro, realmente fue así.
    Nos relacionamos con él y su familia desde que era niño, pues éramos veciinos; sentimos mucho su pérdida, todos en mi casa y en el edificio.
    Su madre fue ejemplar, como persona y revolucionaria íntegra, falleció hace poco tiempo.
    Felicidades por tan justo escrito.

    Saludos afectuosos.

     
  13. Natacha says:

    Formidable artìculo. Muy actual y veraz. Natacha

     
  14. Mariano says:

    Querido Iroel,
    todavía tirita la piel ante esta historia. Mientras parte del mundo se hunde en mezquindades, siempre Cuba trae a esos hombres y mujeres que solo surgen de aquellos lugares donde pasó algo y vaya si pasó algo hermoso. Cuba sigue siendo faro, ejemplo y utopías. Gracias infinitas, tuve el placer de conocerte en la cita de blogueros de Foz de Iguazú.
    Abrazo fraterno.
    Mariano (un argentino viviendo en Bolivia)

     
  15. Rodrigo says:

    Iroel, desde Brasil emocionado estoy con su texto. Con mi hijo de 17 años, hablaba ayer mismo sobre el vacio que siente la juventud en esta sociedad (como la brasileña) donde todos tienen la falsa impressión de libertad, por escribir lo que quieran en el “facebook” pero – decia mi hijo – “que hacemos nosotros en el colectivo, como construir algo si estamos aislados, cada vez mas aislados”. La juventud quiere construir algo en el colectivo, pero mira para el lado y solo lo que vee son personas de 30, 40 o 50 anos embrutecidos intentando ganar la plata para tener la “buena vida” – como dice ese Ayala ahi arriba. Eso me hace lembrar “La dolce vita” – pelicula belissima de Felini: el vacio del periodista vivido por Marcelo Matroiani (viste la pelicula?) – individualismo absoluto. Contra eso, hay los grandes Alejandros. Gracias y un abrazo. Rodrigo.

     
    • Rodrigo. Qué alegría verte por acá y que te haya sido útil mi texto. Hace mucho tiempo vi la película, trataré de verla nuevamente a la luz de tu comentario.
      Un gran abrazo

       
      • Rodrigo says:

        Yo vi la pelicula de nuevo hace dos semañas. Lo interessante es que no se trata, claro, de una pelicula “comunista”. Pero, hace la critica del vacio de la sociedad de consumo y de aparencia. Una critica sutil, subjetiva, sin esquematismos… Hay un personage (Steiner es el nombre en la pelicula) que – contra la locura y la futilidad prefiere quedarse cerrado con la familia, con la arte, en el refugio del hogar. Pero, eso tambien no es un refugio, porque Steiner no termina bien. Esta tan aislado como los otros aristocratas – perdidos en la futilidad romana…. No voy hablar mas. Es una pelicula para mirar no para hablarse sobre ella… Ah, si: y hay la rubia ekberg en la fontana – que toma! De Alejandro a Felini – que viaje!!! Abrazos desde Brasil (donde vivimos dias muy confusos; pero la confusion puede seer creativa….)

         
  16. Peti says:

    Iroel, muy lindo y sentido escrito, conmovedor.
    Me hubiera encantado conocer a ese Alejandro el grande.
    Un hesito,
    Peti

     
  17. Iroel Sánchez says:

    Quiero agradecer a todos los amigos, conocidos o no, que tanto acá como en Cubadebate (http://www.cubadebate.cu/opinion/2013/07/30/alejandro-el-grande/) expresaron su admiración hacia nuestro hermano Alejandro y especialmente a aquellos que aportaron testimonios que nos confirman su grandeza y prsencia entre nosotros. Gracias también a los compañeros de Cubarte, que circularon este texto en su boletín Por Cuba y en particular a Carlos Benet que me hizo llegar los comentarios de Peti, Ivonne, Natacha y Margarita.
    Abrazos a todos!

     
    • Dr. Crespo says:

      Iroel:
      Cuantos trabajos como el suyo nos hacen falta, en verdad muchos, para que nos alegremos de las glorias que se han vivido.
      Yo creo haber conocido a un hermano de Alejandro como dependiente de un bar y en él también había buena madera, estoy seguro que dentro de ese sector ha seguido subiendo o es lo que quisiera.
      El padre de esos muchachos tiene también una significativa historia de vida.
      Es muy complicado en una Revolución como la nuestra actuar sin cometer pequeños o grandes errores pero los “inquisidores” no perdonan porque ellos no se han equivocado ni se van a equivocar nunca, les llamo inferiosuperiores.
      Hemos recibido una magnífica señal en el discurso de nuestro Presidente el 26 de Julio..
      Los que quieren cambiarlo todo y rápido haciendo leña de nuestro pasado reciente para llevarnos a no sé donde, no lo van a lograr porque no fueron, ni serán como Alejandro El Grande…
      Vivan Fidel y Raul que nos sumaron a todos en este proyecto grandioso de hacer de Cuba un país hecho para querer
      Viva Díaz Canel, Viva Lázaro Expósito, Vivan Polo y Alvaro.

       
  18. Alejando says:

    Tuve el privilegio de conocer a Alejandro Herrera y trabajar cerca de él, cuando era el primer secretario de la juventud comunista en San Miguel del Padrón y posteriormente, cuando se desempeñó como primer secretario del PCC en ese mismo municipio de La Habana. Era, como se escribe, una persona ejemplar que a mí me hacía pensar -por su forma de ser- que su paradigam había sido Mella. Como humano podría haberse equivocado, peros sus virtudes sobreparon con creces sus defectos.

    Una de las enseñanzas del blog de Iroel: En Cuba hay muchos Camilos, hay muchos Chés y tambiién muchos Alejandros. Son los héroes anónimos de este pueblo que lo han sacrificado todo: sus sueños personales y muchos hasta su salud y su vida, por esta Revolución que muchos no saben cómo ha resistido y que al leer esta historia lo tienen un poco más claro. Y ni siquiera encuentras una referencia a ellos en la Internet. Ni falta que hace, porque el mejor homenaje es presisamente nuestra resistencia.

     
  19. liskabe says:

    Gracias Iroel por este hermoso y sentido homenaje a un joven gigante que debe ser ejemplo para todos nosotros.
    A propósito de héroes locales, recuerdo que hace unos años la CNN nominó “Heroina anónima” a la ingeniera guantanamera Irania Martinez, quien ha convertido un extenso basurero en huerto y jardin; ella fue propuesta por un grupo norteamericano de amistad con Cuba, era tal la contundencia de su trabajo que tuvieron que reconocerla (la votación era pública), pero el Bloqueo impidió que Idania participara en la premiación, CNN alegó que hubo poco tiempo para tramitar el permiso, se disculpó y luego silenció el asunto. Creo que nunca más han nominado a un cubano…
    http://www.ecured.cu/index.php/CEPRU
    http://tu.tv/videos/entrevista-con-irania-martinez-garcia-f

     
  20. Manuel David Orrio says:

    Mundo chiquito;Habana,cáscara de nuez.Le conocí personalmente.Y fue exactamente como cuentas

     

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