Pedro Pablo Gómez
Después del 17 de diciembre del año 2014, cuando los presidentes de Cuba y los Estados Unidos de América anunciaron la liberación de los tres héroes que permanecían en las cárceles norteamericanas y la reanudación de las relaciones diplomáticas entre nuestros países, aparecieron múltiples interpretaciones y conjeturas.
Muchas veces, los intereses de los “analistas” primaron sobre los hechos. Los anexionistas de siempre clamaron con expresiones estentóreas contra los acuerdos logrados y de inmediato optaron por denigrar al gobierno del norte que había sido capaz de romper una cadena de escarnio y prepotencia de más de 50 años de ineficaz política. Así se alzaron las voces de los congresistas cubanoamericanos, como Bob Menéndez, Marco Rubio y la más conocida Ileana Ros, que trataban de impedir el desarrollo del proceso.
También los llamados disidentes de nuestro patio mostraron su desacuerdo con el resultado de las negociaciones realizadas, con posiciones encontradas, siendo su máximo exponente el ‘’coco’’ Fariñas que llegó a mentarle la madre al presidente Obama. Otros mejor pagados, como Yoani Sánchez, tuvieron opiniones acordes con la conducta de su gobierno actual.
El problema planteado fuera de las disquisiciones de estos intérpretes estaba expresamente claro en la intervención del presidente Raúl Castro en su anuncio del día 17 y su posterior intervención en la Asamblea Nacional: Actuaremos con cuidado y prudencia, pero sin renunciar a ninguno de nuestros principios y sin aceptar imposiciones de nadie.
Múltiples informaciones pululan por el mundo, muchas tratando de confundir y crear problemas en el desarrollo de las conversaciones entre ambos gobiernos, incluso en el uso de términos que podrían generar diferencias de entendimiento entre los participantes. Es probable que los deseos de unos no coincidan con las realidades de los otros, el problema es avanzar lo máximo posible para hacer realidad los temas a canalizar en beneficio de nuestro gobierno y de la Revolución, que está muy lejos de ser vencida por los deseos del imperio . Allá los que se crean los cantos de sirenas, y también las diatribas, realizados para tratar de confundir y seguir tomando el dinero de los presupuestos otorgados a la contarrevolución.
Es real que el tiempo que nos acompaña está cargado de pagmatismo. Hay una necesidad de apartar diferencias y asumir coincidencias, sino no avanzará ninguna de las negociaciociones. No se trata de alimentar las diferencias ni encontrar puntos discordantes, sino de encontrar aquellos puntos en que podamos avanzar juntos a soluciones prácticas de convivencia de una nación con la otra dentro de los cánones que facilita el respeto sujeto a las convenciones internacionales y al derecho internacional sin dejar de tener en cuentas que Cuba nunca negociará su soberanía ni admitirá Se se sacarán cuentas de cuanto se puede aportar de pueblo a pueblo y de nación a nación, se llegará a la conclusión de que se puede trabajar interminablemente en los puntos coincidentes y resolver múltiples problemas que traerán ventajas para ambas naciones, para el entorno latinoamericano y mundial y será una contribución enorme a la paz y el equilibrio mundial. Con la mejora de las relaciones de EE.UU. con Cuba a la vez xse está en presencia de las mejoras de relaciones de EE.UU. con América Latina y muchos países que en el mundo han clamado por la suspención del bloqueo y por la normalización de relaciones entre las dos naciones. Hay un ambiente de respeto, de colaboración sin dejar de tener en cuenta las profundas diferencias que traen consigo un sistema político y las apreciaciones de la ideología de ambas naciones.
Así pienso.