“Nuestro rector de siempre”

 
Gloria M. León Rojas

Logo_de_la_Escuela_Latinoamericana_de_Medicina_(ELAM)Hace 15 años en noviembre de 1999, el Comandante en Jefe Fidel Castro inauguró la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), en el marco de la —Cumbre Iberoamericana.

En el anterior noviembre (21), en su discurso en el Fórum de Ciencia y Técnica Fidel analizaba el desastre provocado por los huracanes George y Mitch que habían azotado a Centroamérica y el Caribe. Revisaba la situación socio económica de los países pobres y la miseria como la causa fundamental de los problemas de salud; de cuánto podría hacerse si una parte de los gastos de las guerras imperialistas se dedicaran a causas más nobles; los efectos del cambio climático y alertaba de la amenaza a la especie humana.

Al análisis sustentado en cifras convocaba a la acción constructiva y demostraba la importancia de la voluntad política para enfrentar los retos de la pobreza, verdadera devoradora de los seres humanos. Cuando las imágenes dantescas del desastre dejaban de ser noticias llegaban a las áreas devastadas las constituidas brigadas médicas cubanas, surgía el Programa Integral de Salud (PIS), para socorrer a los desamparados, sin tener en cuenta si sus gobiernos tenían o no relaciones diplomáticas con Cuba, si votaban a favor o en contra del bloqueo norteamericano a Cuba, si eran amigos o enemigos. Pero estos países necesitaban tener nuevos médicos, hacer sustentable los sistemas de salud. Para contribuir a la formación de esos recursos humanos Fidel anunció el otorgamiento de becas para estudiar medicina, a jóvenes humildes, de lugares apartados y de las etnias o pueblos originarios, -principalmente de los países azolados por los huracanes-, quienes debían formarse con una concepción humanista, médicos de ciencia y conciencia, para quienes la medicina no debía ser una mercancía, ni el paciente un cliente. Médicos que se convirtieran en misioneros, en ángeles, en guardianes de la salud y que regresaran a sus lugares de orígenes.

Parecía una idea quijotesca, utópica, no viable. ¿Cómo Cuba país pobre y bloqueado podría llevar adelante la formación de miles de médicos gratuitamente? ¿Y regresarían a sus países esos médicos y con tales ideas?

Nace una Escuela, una doctrina.

En el Fórum de Ciencia y Técnica el Dr. Juan D. Carrizo recibió una nota de parte de Chomy (Dr. José Miyar Barruecos), entonces Secretario del Consejo de Estado- que debía presentarse en su rectorado e ir a la Academia Naval. Lleno de interrogantes llegó a la cita con Chomy, el director de la Academia Naval, compañero Duque y el oficial de fragata Eladio Valcárcel. El objetivo era evaluar si la instalación podía transformarse en una escuela de medicina. Al regreso al Palacio de las Convenciones el Comandante los esperaba. La respuesta fue afirmativa. El Ministro de las FAR, General de Ejército Raúl Castro cedía la emblemática institución. Los dos hermanos compartían el mismo altruismo, los sueños y la voluntad de contribuir a un mundo mejor.

Hace apenas unos días, el 15 de noviembre 2014, la ELAM cumplió sus quince de inaugurada y en una ceremonia sencilla y emotiva presidida por el Dr. José Ramón Machado Ventura, Segundo Secretario del CCPCC y Vice Presidente de los Consejos de Estado y Ministros; el Ministro de Salud Pública, Dr. Roberto Morales Ojeda y el Rector de la ELAM, Dr. Rafael González Ponce de León, se conmemoraba el histórico acontecimiento. Jorge Risquet Valdés, miembro del CCPCC se encontraba presente como un símbolo del internacionalismo cubano. Reconocimientos especiales fueron otorgados a Fidel, artífice de un proyecto que trascenderá nuestros tiempos; al Presidente Raúl Castro; al Dr. José Miyar Barruecos y al Dr. Juan D. Carrizo, (postmorten), Rector-fundador y se inauguró la Sala de Historia con su nombre.

El rector, Dr. Ponce de León informaba que en estos 15 años “como resultado del proyecto se han graduado hasta la fecha 24 mil 486 profesionales de 83 países, de ellos, más de 3 mil 600 son especialistas en Medicina General Integral y mil 221 realizaron una segunda especialidad. La matrícula actual es de 6075 estudiantes de 117 países, distribuidos en las Universidades y Facultades de Ciencias Médicas del país”.

Añadía que en el curso finalizado “nuestra Escuela obtuvo la calificación de Certificada en la evaluación institucional y en la evaluación de la carrera de Medicina, realizada por la Junta de Acreditación Nacional del Ministerio de Educación Superior, es miembro de la Unión de Universidades de América Latina (UDUAL), y de la Red de Universidades por la Equidad en Salud” .

Y concluía afirmando que “tenemos razones para estar alegres y celebrar lo que esta Escuela ha alcanzado en estos años de vida, donde ha sido visitada por más de 54 mil personas de todos los continentes, entre ellos, 72 Jefes de Estado y Gobierno, 63 cancilleres y vicepresidentes, 113 ministros y 54 dirigentes de organizaciones internacionales”.

El 26 de noviembre de 2012, día de su cumpleaños, falleció Carrizo de un trombo embolismo. Dedicó su vida a la formación de médicos y agradeció a Fidel la confianza y el permitirle ser su rector –fundador y contribuir con “un granito de arena” a la concreción de ese gran sueño hecho realidad que es la ELAM.

Si como dijera “el mejor amigo”, Presidente Hugo Chávez y las creencias de la cultura africana fueran ciertas, de que cuando uno muere no se va, sino se queda circundando; y mientras alguien sea llamado por su nombre no muere porque queda en la memoria, Carrizo anda por su Escuela confiado en sus dignos continuadores, anda por el mundo con sus “muchachos”, como un jardinero que cultiva la doctrina de Fidel.

Acabo de recibir un mensaje de recordación y añoranza de la Dra. María Esther Betanco, nicaragüense, a nombre suyo y de sus compañeros. Acaba de finalizar en la Universidad de Ciencias Médicas de Santa Clara su segunda especialidad. Agradece a Fidel, a la Revolución Cubana, a sus profesores y directivos el llegar a ser médico especialista; después de conocer en la niñez el sabor del hambre. Para la memoria de Carrizo, me dice que será “su rector de siempre”. Frase inscrita al lado del busto de quien fuera para Carrizo, su maestro: el Dr. Serafín Ruiz de Zárate, Rector, a quien Carrizo sustituyó en el cargo al enfermarse gravemente. Lo que seguramente no sabe la Dra. Betanco es que esas palabras definitorias las pronunció Carrizo en un discurso de reconocimiento al Dr. Ruiz de Zárate de quien dijo que sería “nuestro rector de siempre”. Honrar honra.

El ejercicio de la solidaridad -ayer los soldados cubanos luchando por la independencia de Angola y otros pueblos, y su contribución a la derrota del apartheid; y también ayer y hoy los médicos y la ELAM son parte de la causa más bonita de la historia de la política exterior cubana, que nadie en el mundo puede cuestionar, afirma el reconocido académico Piero Gleijeses, profesor de la Johns Hopkins University y autor de los irrefutables libros Misiones en Conflicto y Visiones de la libertad, sobre la política exterior cubana hacia África. Ambos premiados por la Asociación de Historiadores de los Estados Unidos, este último seleccionado el mejor libro del 2014 sobre Historia de la política exterior.

Gracias Fidel, gracias Raúl por la terquedad de preservar los sueños de los pobres y que la esperanza no sea crucificada.

25 de noviembre de 2014.

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4 Responses to “Nuestro rector de siempre”

  1. Vicente Carvajal Iglesias says:

    Esta es una de las grandes obras de la revolución, motivo de orgullo para Cuba y todos los que la admiramos. Conozco a más de un joven compatriota, que se ha graduado como médico, en vuestra escuela y me parece que esto es realmente grande…y tan grande es, que hasta los enemigos de la revolución (no todos por supuesto) se ven obligados a callar ante esta obra. Incluso tengo un amigo, que fue hasta partidario de Pinochet y su asquerosa dictadura, que cambió su visión gracias a esta escuela, que acogió a su hijo, hoy en día un brillante profesional médico.

    Saludos desde Chile

     
  2. Alejandro Barroso says:

    ¡Gloria eterna al profe Carrizo! por sus enseñanzas, bondad y sonrisa. Nunca lo olvidaremos. En él, Cuba y Fidel siempre tuvieron a su mejor exponente de la solidaridad médica internacional. Gracias Cuba por permitirnos crecer como personas y profesionales. Gracias doña Gloria por este excelente artículo que nos hace recordar al profe. Un gran abrazo,

     
  3. Liborio Guaso says:

    Yo creo que a los cubanos en general un pueblo culto le falta
    información sobre como es la realidad en el mundo, directa y
    detallada.
    La prensa cubana se llena de asuntos locales, que si bien son
    importantes limitan el horizonte del cubano de a pie.
    Muchas cosas se tratan en medios especializados, pero la
    gente no tiene acceso.
    La prensa provincial ni hablar, en internet veo muchas veces
    tienen la misma noticia durante meses, menos la sección de
    la dedicada a las noticias del dia.
    Proclaman una falta de atención alarmante y se pierde dar a
    la gente lo que necesita o lo buscan en otro lado.

     
  4. melisachavez says:

    Nuestro rector de siempre, palabras emotivas, profundas, en cada una siento que esta representada la voz, las esperanzas, los sueños de los hasta ahora 24.486 médicos que ha graduado la Escuela Latinoamericana de Medicina. De los 24.486 jóvenes, los primeros llegaron a inicios del año 1999 cuando recién las instalaciones navales estaban en proceso de transformación en una escuela de medicina, dentro de ellos estaba la Dra Betanco, una de las más jóvenes que llego, si mal no recuerdo tenía 16 o 17 años. Los que tuvimos el privilegio y el honor de estudiar en la ELAM, pusimos nuestros piececitos por primera vez en una isla del Caribe llamada Cuba, pequeña franja de tierra que muchos conocíamos por referencia, otros por lo que difunden los medios de comunicación (siempre desacreditando a la Revolución Cubana), y que nos llenaba de interrogantes, deseos de interactuar con su gente y de conocer su historia, su revolución, que nos llevaría al porque un país tan pequeño, pobre, aislado política y económicamente del mundo por los gobiernos de los EEUU había creado una escuela de medicina para ayudar a los pueblos de nuestro planeta formando médicos de diferentes latitudes para formar un gran ejército de batas blancas que luchen por la vida y en contra de las enfermedades.
    A los pocos días pudimos ya hacernos una idea de las razones de Cuba, de la razones de Fidel para crear la ELAM, y no fue necesario hablar con muchas personas, no fue necesario investigar, no fue necesario grandes explicaciones, las razones afloraban en cada abrazo que recibíamos, en cada palabra de bienvenida, de acogida, en hechos más que en palabras. Y las razones se pueden enumerarse como solidaridad, humanismo, altruismo, amor a la vida y al ser humano; eso es el pueblo de Cuba, único lugar de la tierra donde estas palabras tienen valor real y donde ella son las razones más importantes para hacer, construir.
    Como se llega a ser “nuestro rector de siempre”, con acciones, con ejemplo, con amor. Nuestro rector Dr. Juan Domingo Carrizo, fue un maestro, un hombre que vivió hasta sus últimos días trabajando por la tarea encomendada por Fidel, pensando en cada uno de nosotros, en como ayudarnos a que nuestros títulos fueran reconocidos en nuestros países, en como hacer de la ELAM cada día una mejor escuela de donde egresaran médicos y médicas con una formación sólida ética y profesional, en crear un red internacional de seguimientos y apoyo a los egresados. Nos apoyo en crear una gran organización internacional de medicos que poco a poco esta creciendo y se fortalece en cada uno de nuestros países.
    Nuestro rector de siempre, fue ese compañero que estuvo a la par con nosotros en los trabajos voluntarios, en las labores de limpieza y hornamiento de la escuela, no fue el tradicional rector de cuello y corbata que conocíamos en nuestros países, estuvo bajo la lluvia y el sol, entre el fango y la polvareda, construyendo junto a los profesores, trabajadores y estudiantes de la escuela lo que hoy es la ELAM.
    Nuestro rector de siempre, fue ese hombre humano que no toleraba las injusticias, de una gran corazón, de abrazos cálido, paternales preocupado de cada uno de sus hijos, de sus tristezas y alegrías. Cuantos no tuvimos a nuestro rector como confidente, cuando estábamos triste por la distancia geográfica con nuestras familias, cuando sufríamos por pérdida de nuestros seres queridos y no poder estar junto a nuestra familia, cuando sufríamos por las injusticias que se cometían en nuestros países y nos sentíamos impotentes por no poder hacer nada. El estaba siempre dispuesto a escuchar, aconsejarnos, darnos el sostén que necesitábamos.
    Nuestro rector de siempre, fue el médico, el hombre que juntó a su compañera la Dra. Gloria León y los egresados de la ELAM conformaron el ejército de batas blancas que partió a Haití para el terremoto que azoto ese país el 2010. Estuvo en cada rincón donde había un médico ELAM, estuvo en la construcción de los campamentos, de los hospitales de campaña, en las salidas a terreno, y estuvo con acciones trabajando bajo el sol y la lluvia con cada uno de nosotros, los brigadistas de la Henry Reeve ELAM.
    Podría continuar enumerando razones porque tengo muchas, viví 13 años en Cuba, los años más hermosos de mi vida y que añoro minuto a minuto, soy lo que soy gracias a Cuba, la ELAM, Fidel, y a hombre y mujeres cubanas como Nuestro rector de siempre.

     

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