José Luis Rodríguez: “Cuba no se está proponiendo un socialismo de mercado”

 
Rosa Miriam Elizalde
José Luis Rodríguez

José Luis Rodríguez

José Luis Rodríguez, ministro de Economía de Cuba entre 1995 y 2009, es de los pocos expertos de la Isla que mantiene públicamente un análisis sistemático y riguroso, desde posiciones socialistas, sobre las transformaciones que agitan la Isla. En un país que se levanta casi todos los días con un nuevo decreto en la Gaceta Oficial que avanza hacia cambios estructurales del modelo económico, apenas se escuchan a los funcionarios explicando las medidas en lengua de la calle, mientras en el espacio digital -con una altísima capilaridad en la Isla a pesar de la débil infraestructura de Internet- florece todo tipo de análisis especulativo, frecuentemente con la brasa arrimada a propuestas neoliberales.

En cualquier caso, la economía es el tema de los temas en el país. Cuba se enfrenta a un dilema de hierro: o actualiza, revisa y reconstruye su estructura económica o la Revolución corre el riesgo de sucumbir ante la presión combinada de sus propios errores y las agresiones del bloqueo de EEUU, en un momento delicadísimo de reacomodo del consenso de Washington hacia la Isla.

Rodríguez, asesor del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial (CIEM), de La Habana, responde preguntas de La Jornada, en vísperas de la última sesión plenaria del año en el Parlamento cubano, que tiene en agenda el análisis de los resultados del llamado “proceso de actualización” y los planes para el 2015.

Hacia dónde va Cuba

–¿Por qué actualización y no reforma económica?

Puede deberse a dos razones. Por un lado se ha querido enfatizar que todos los cambios que se están proponiendo suponen la actualización de un modelo socialista, que se ha calificado también como socialismo posible. Por otra parte, se ha querido tomar distancia de las reformas -que a nombre de supuestamente perfeccionar el socialismo- llevaron a su desaparición en Europa.

–¿Cuál es exactamente el modelo Económico elegido? ¿Hacia dónde va Cuba?

–El modelo del socialismo cubano elegido supone el perfeccionamiento de la sociedad que se ha construido hasta aquí y tiene varios rasgos fundamentales que reiteran su matriz socialista.

En primer lugar se mantiene la propiedad social sobre los medios de producción fundamentales -es decir- los que resultan determinantes para el desarrollo del país. Se establecen límites al desenvolvimiento de la propiedad no estatal al reducir su capacidad de acumulación y se asegura la prestación de servicios sociales básicos universal y gratuitamente.

Al mismo tiempo, se abren espacios a la pequeña propiedad privada -como autoempleo o trabajo por cuenta propia-, la propiedad cooperativa agropecuaria y no agropecuaria y las empresas mixtas con capital extranjero. Se parte así del concepto que otras formas de propiedad no estatal pueden contribuir al desarrollo del país, sin ser predominantes y si se les encauza adecuadamente, es decir, sin que se conviertan en preponderantes.

Este es un cambio significativo, pero a él se ha llegado partiendo de que -por un lado- una  propiedad estatal únicamente no asegura el éxito del socialismo en la fase de construcción socialista en que nos encontramos; por otro lado, durante años se trató  de seguir ese camino y el balance no ha sido favorable.

Por último hace ya tiempo que la teoría marxista llegó a la conclusión de que la existencia de relaciones de mercado en el socialismo obedece a un determinado grado de desarrollo en el cual no puede socializarse directamente el trabajo individual de los productores, y se requiere de las categorías mercantiles para hacerlo. Por lo que se impone la necesidad de reconocer esa realidad si queremos avanzar a un desarrollo más racional. Eso no significa que la presencia de las relaciones de mercado -en el grado en que las mismas se reconocen- no tengan que ser monitoreadas y sometidas a control social para compensar sus efectos socialmente negativos. Lo dicho anteriormente da una idea de que en nuestras condiciones esto es lo que puede asegurarnos un desarrollo socialista posible de acuerdo a las circunstancias de subdesarrollo en que se desempeña nuestra economía, aunque -desde luego- no es nada sencillo.

¿Socialismo de mercado?

–Desde la llamada cubanología se interpreta que lo que se está produciendo en Cuba es la “transición a una economía socialista de mercado”, que necesariamente debe ir acompañada de cambios estructurales en el sistema político del país. ¿Usted que cree?

–En relación a lo primero, cualquiera que estudie la evolución histórica de las experiencias del llamado socialismo real claramente entenderá que nosotros no nos estamos proponiendo un socialismo de mercado.

Esta fue una apelación para calificar las reformas económicas emprendidas en los años 60 del pasado siglo, que propiciaron una amplia introducción de mecanismos de mercado en países como Yugoslavia, Hungría y también en la URSS con la Perestroika. Esas reformas suponían que el mercado en su actuación no era para nada contradictorio con el socialismo, por lo que  se amplió cada vez más la presencia de esos mecanismos para hacer más “eficiente” la gestión económica, sin tomar en cuenta la connotación social de los mismos y sin monitorear y compensar sus efectos perversos. La historia demostró que del socialismo de mercado quedó solo el mercado sin socialismo.

Las criticas de la cubanología siguen la lógica de que si se introduce el mercado, debe llegarse hasta las últimas consecuencias -es decir al capitalismo- para lograr una eficiencia superior. De ahí que presupongan eufemísticamente cambios políticos para atemperarse a esa tendencia, lo que no es otra cosa que provocar el transito al capitalismo. Por mas vueltas que le quieran dar, eso es lo que está en el fondo de sus “recomendaciones”.

–Abundan los que exigen celeridad a los cambios e incluso quienes se pronuncian por un “shock”. ¿Es posible imponer mayor ritmo a las transformaciones?

–No puede perderse de vista que -luego de muchos años de Período Especial- las expectativas de la población son muchas y en muchos casos muy intensas. Sin embargo, la magnitud de los cambios que se requieren en el funcionamiento de la economía para satisfacer las necesidades de la población son de una gran magnitud y complejidad. Se trata incluso de implementar medidas sobre las cuales no existen experiencias en nuestro medio, por lo que se requiere un periodo de prueba para validarlas e incluso valorar no solo su impacto económico, sino también sociopolítico, habida cuenta de la gran importancia de los factores subjetivos en este proceso.

Una decisión precipitada en este sentido puede comprometer el proceso de actualización. Esto no significa que no se avance en todo lo que sea posible y que no comprometa los objetivos estratégicos a alcanzar. Por ejemplo, se han adoptado decisiones que flexibilizan la venta de viviendas particulares, el acceso a instalaciones turísticas internacionales y se admite la recontratación de jubilados que pueden -además- cobrar un salario sin perder su pensión.

En síntesis, la afirmación del Presidente Raúl Castro de avanzar sin prisas pero sin pausas, pienso que tiene total validez.

Difícil precisar ritmos de cambio en la economía

–¿Dónde no se ha producido el cambio que se esperaba al aprobarse los Lineamientos hace dos años y medio?

En primer lugar es preciso recordar que los Lineamientos tienen un período de implementación de 5 años o más en algunos casos, por lo que muchos impactos esperados en el cronograma de aplicación pueden encontrarse aún en proceso de realización.

Por otro lado, la concreción de resultados en la economía cubana -que tiene un nivel de apertura superior al 47%, por lo que depende mucho de lo que ocurra en la economía internacional- está sometida a un elevado nivel de incertidumbre. Si a esta realidad añadimos la presencia del bloqueo económico de Estados Unidos, es muy difícil lograr una elevada precisión en los ritmos de cambio en la economía.

Adicionalmente hay medidas que originalmente se plasmaron bajo determinadas premisas y a lo largo del tiempo han tenido que ser complementadas con otras decisiones. Un ejemplo está en la entrega de tierras ociosas para la producción agropecuaria, que fue  normada originalmente por el Decreto Ley 259 y después fue complementada con el Decreto Ley 300, así como por otra serie de medidas para facilitar la gestión del sector. También la experimentación de nuevas formas de gestión del poder popular en las provincias de Artemisa y Mayabeque se ha extendido en el tiempo más allá del plazo original, a partir del análisis de las experiencias de su compleja implementación.

–¿Que beneficios se perciben de las transformaciones iniciadas en el 2011?

–El ordenamiento del modelo económico cubano ha tenido que necesariamente comenzar por las grandes decisiones que modifican la estructura de gestión en la macroeconomía, por lo que -lógicamente- es en esa esfera donde podemos apreciar algunos resultados de importancia.

Si nos remitimos a los problemas más significativos que recogen los Lineamientos de la Política Económica y Social observaremos que estos son el desbalance financiero externo y la baja productividad presentes en el país.

En el primer aspecto se observa cómo de un saldo comercial negativo en relación al PIB que era -5% en el 2008, se ha pasado a un saldo positivo de +1,6% en el 2013 gracias a la expansión de las exportaciones y a la sustitución de las importaciones y el ahorro.

En otras palabras, el saldo positivo del comercio exterior, aporta recursos que permiten iniciar un proceso gradual de renegociación y pago de la deuda externa. En este último aspecto se aprecia cómo se obtuvo recientemente la condonación del 90% de la deuda de la antigua URSS con Rusia -deuda inscripta en el Club de París- y también se logró la condonación del 70% de la deuda con México, al tiempo que se ha dedicado un volumen sustancial de recursos a liquidar los adeudos externos a partir del año 2009.

Todo esto es de importancia estratégica, pues permite crear mejores condiciones para ampliar la inversión extranjera, elevar la tasa de inversión del país y aumentar los ritmos de crecimiento hasta alcanzar en pocos años  cifras del orden del 6 al 8%.

En relación con la productividad del trabajo, esta ha crecido un 7,8% en los últimos 5 años, ritmo que si bien no resulta muy elevado, ha permitido en la última etapa que este indicador crezca más rápido que el salario medio para evitar presiones inflacionarias.

No obstante, queda mucho por hacer para lograr un crecimiento equilibrado y autosostenible, pero esto también requiere tiempo y recursos.

Fin de la doble moneda, ajuste cauteloso

–La mayoría de la población no percibe aún mejoras en la microeconomía ¿cómo mantener el consenso en tales circunstancias?

–Todo proceso de ajuste económico -aun cuando se haga con criterios esenciales para preservar lo alcanzado por nuestra sociedad- enfrenta desafíos  inevitables a corto plazo.

Probablemente uno de los mayores desafíos radica en cómo realizar los cambios estructurales indispensables para que el país se desarrolle y, al mismo tiempo, lograr mejoras en el nivel de satisfacción de las necesidades de la población, que -como ya se apuntó- acumulan carencias propias del Período Especial.

Algunas decisiones adoptadas apuntan en esa dirección. Por ejemplo, el proceso de reestructuración de las empresas estatales permite que las mismas ajusten el pago de salarios a los resultados productivos, lo cual -donde se han aplicado las medidas propuestas- ha posibilitado incrementar sustancialmente los salarios sin provocar presiones inflacionarias, lo que potencialmente abre nuevas alternativas al 49% de los ocupados en el sector estatal que laboran en empresas.

La situación es más compleja en el sector presupuestado, pero también -sin afectar el equilibrio fiscal  indispensable- se han elevado los salarios en el sector de la salud y  a los deportistas. De igual modo,  en el sector no estatal de la economía -donde labora alrededor del 26% de los ocupados- se obtienen ingresos más elevados.

No obstante, a pesar de estos avances y las potencialidades que se perciben, el deterioro del salario real y las restricciones para expandir servicios como el transporte y la construcción de viviendas, constituyen factores a tomar en cuenta en la lucha por el indispensable equilibrio que debe irse alcanzando entre la satisfacción de las expectativas y la creación de condiciones para lograrla.

Junto a ese avance, necesariamente gradual, debe lograrse un mayor nivel de información y participación de los trabajadores en todo este proceso, lo que constituye -en mi opinión- un elemento esencial para mantener el consenso indispensable.

–¿Cuánto pesa la unificación monetaria para el éxito global de la transformación de la economía en Cuba?

–La dualidad monetaria que llevó a la circulación paralela del peso cubano (CUP) y el peso convertible (CUP), que se implementó en 1993, permitió evitar una devaluación de la tasa de cambio oficial que -de haberse efectuado- hubiera llevado a una situación muy difícil de controlar. Igualmente en el sector empresarial permitió implementar en paralelo un proceso de descentralización en la toma de decisiones, que hoy podemos evaluar positivamente desde la distancia que nos separa de los años 90.

También la dualidad monetaria permitió -mediante la creación de las Casas de Cambio (CADECA)- drenar una parte significativa del exceso de liquidez que se acumuló en manos de la población en esos años y llegó al 73% del PIB. Al mismo tiempo  se abría un consumo en divisas -también gravado por un impuesto sobre la venta- para al menos la parte de la población que tenía acceso a la misma, que llegó aproximadamente a estimarse en el 60% de la población a finales de la pasada década.

Todos estos impactos positivos se fueron perdiendo en la misma medida en que la doble circulación monetaria y la doble tasa de cambio asociada a esta fue haciendo cada vez más complejo el manejo de la contabilidad en dos monedas, lo  que hacía muy difícil conocer la situación económica real en el país.

Por tanto, un proceso de cambios como el actual tiene como requisito indispensable  ordenar nuestra contabilidad y las estadísticas retornando a un sistema monetario único con el peso cubano como centro.

No obstante, se trata de un proceso de elevada complejidad que llevará necesariamente un periodo de tiempo, ya que se trata de devaluar la tasa de cambio oficial que se mantiene hoy en 1 CUP=1 CUC o peso convertible (equivalente a un USD) y hacer converger la tasa de cambio entre el Estado y la población donde se cambia 1 CUC = 25 CUP. Es sin dudas una operación  en la que se requiere avanzar cautelosamente para que resulte exitosa.

En la actualidad se trabaja en el grupo de transformaciones de mayor complejidad en medio de una coyuntura externa no favorable. No obstante, la hoja de ruta que se trazó con los Lineamientos aprobados en el 2011, asegura los cambios indispensables para avanzar estratégicamente en la creación de condiciones para un desarrollo sostenible a mediano plazo. (Tomado de La Jornada)

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16 Responses to José Luis Rodríguez: “Cuba no se está proponiendo un socialismo de mercado”

  1. luis zenteno says:

    Cuba tiene todas las condiciones sociales para subir de nivel en su desarrollo. Buenos y muchos profesionales, buenos niveles en su calidad de vida (aunque con algunos bolsones superables), una población sana y culta, etc. Y un gran continente que le desea lo mejor a ese faro de rebeldía y dignidad a toda prueba

     
  2. Jose Garcia Parrales says:

    Buen comentario Camarada. Desde Ecuador conozco que el pueblo revolucionario cubano entiende política e ideológicamente los cambios económicos . El imperio cree que la perekroiska en conjunto con la glasnok de la ex URSS surtirán efecto en la tierra y pueblo de Fidel , Raúl y el Che, sueñan en convertir a la Cuba socialista de América en su isla del placer, pues que se muden no podrán , el pueblo cubano los detendrá a los yanquis sus gusanos acólitos.

     
  3. Froilan says:

    Socialismo próspero y sostenible, esa es la esencia de la actualización del modelo económico de Cuba. Quienes abogan por la introducción del mercado y sus leyes en la economía socialista cubana parten de dos posiciones: ingenuos que piensan que el mercado será la solución de los problemas que enfrenta la economía cubana hoy de productividad, comercialización y precios; y nada ingenuos, los llamados “cubanólogos”, que persiguen el desmontaje de la sociedad socialista y el retroceso (no existe otro calificativo) al Capitalismo, pero no al capitalismo desarrollado, sino al peor experimento neoliberal colonial, con la destrucción de toda la estructura económica y social de la Revolución, con la desaparición de los servicios básicos gratuitos como la salud pública y la educación.
    Nadie espere en Cuba postsocialista una floreciente economía de mercado, con un elevado PIB, empleo altamente remunerado y bienestar social. Nada de eso. Para Cuba, el plan Bush lo dejó claro y esa es la agenda imperialista, no se puede ser ni tonto ni ciego, lo que tienen preparado es la peor receta neoliberal: eliminación de servicios gratuitos e “insostenibles”, como salud y educacion, así como el “obsoleto e insostenible sistema de seguridad y asistencia social” revolucionario, son argumentos de la agenda imperial.
    De ahí que Cuba transforma lo que debe transformar, con planificación, pero también apegado al impacto social, “sin prisas, pero sin pausas” como afirmó el presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Raúl Castro Ruz.
    La tarea es ardua, compleja y larga. Nadie espere cambios sustanciales en poco tiempo, la economía de un país no se hace en un día. Ni mercado socialista ni capitalista. Socialismo, porque defendemos la igualdad social, el hombre antes que la mercancía, próspero, porque cada sociedad debe aspirar a elevar las riquezas para incrementar la calidad de vida de su pueblo, sostenible, porque la trascendencia del Socialismo en el tiempo depende de su sostenibilidad ecológica, económica, política y social.

     
  4. Luis says:

    Excelente entrevista, tanto por parte de quien entrevistó como del entrevistado. Me esclarece mucho su explicación sobre la dinámica de los cambios; cito: “Si nos remitimos a los problemas más significativos que recogen los Lineamientos de la Política Económica y Social, observaremos que estos son el desbalance financiero externo y la baja productividad presentes en el país”. Pero me asalta una duda: ¿Se previó que en esta primera etapa crecería la especulación en el mercado interno y, con esto, el deterioro del salario real de los trabajadores (la mayor parte de la población) y el enriquecimiento de particulares en algunos sectores de la producción (fundamentalmente agropecuario) y los servicios (fundamentalmente intermediarios), de una pequeña parte de la población? Y lo más importante, una concentración de capital en manos de los que menos conviene para la sociedad.

     
    • Luis Echeverria says:

      Gracias por su comentario, al menos vemos personas en Cuba preocupadas por el naciente capitalismo que surge. Porque Luis (tocayo por cierto) no se ve hablar en Cuba a ningún funcionario de alto y medio rango que esta floreciendo un sector capitalista como nunca antes en la historia de Cuba desde 1959 a la fecha. ¿qué van a hacer con ese sector? ¿que siga proliferando? ¿o es que todo se debe a que no hay más remedio? ¿no había otra alternativa, al menos un poco más “socialista” que las actuales reformas?. A veces se ve al cubano de a pie, al revolucionario me refiero impotente, es una pena.

       
      • Luis mañana publicaré un texto que da respuesta a tus interrogantes y explica por qué Cuba, con grandes desafíos y contraficciones, aún puede seguir siendo una alternativa.

         
        • Luis says:

          Compañero Iroel, muchas gracias por su atención. Hoy tuve acceso al artículo que refiere y comparto su opinión sobre el mismo, pero refuerzan las dudas que anteriormente expresé, lo cual se sintetiza en que, según la Dra. Morris, cito: “Aunque los dos son muy distintos (supongo que se refiere a los modelos, esto es mío), la estrategia tiene comparación con el sistema de China de la ‘doble vía’, en el que se mantiene el camino “planeado”, mientras que el camino del “mercado” se desarrolla a la vez, proporcionando oportunidades para la experimentación y el aprendizaje. Para tener todas sus ineficiencias y confusiones, la ‘bifurcación’ de Cuba y su ‘segunda economía’ jugaron un papel en la adaptación a las nuevas condiciones.” Si aceptamos esta idea, estamos reproduciendo un “socialismo de mercado” y no un “mercado socialista” que, desde mi punto de vista, es el que debemos promover, en el que debe tener preponderancia la actividad cooperativa y no la individual, o ver a esta última como transitoria y con un futuro a la extinción; y este tema tiene un carácter estratégico por su incidencia en la conformación de una conciencia pequeño burguesa o no tan pequeña en nuestra población, lo que para mí es ya una realidad.

           
  5. Ivan says:

    Se equivocan los que asocian capitalismo y eficiencia económica. Desde que las grandes corporaciones controlan la opinión pública a través de la publicidad y los grandes medios de comunicación, la eficiencia sólo está relacionada con la maximización de beneficios, de ahí que buena parte de la economía productiva no tenga otra justificación que la de atender necesidades creadas y que la mayor parte de los recursos económicos se dediquen a la especulación financiera (con una relación de 1 a 10). Por tanto, la economía capitalista moderna (conocida como neoliberalismo), en lugar de estar especializada en atender las necesidades humanas de un modo eficiente, lo que hace es comprometer los recursos del planeta y la vida de los seres humanos en el proyecto más ambicioso de maximización de beneficios.

    Frente a tan aberrante realidad, el socialismo cubano debe perseguir la maximización de utilidad social de la economía, dedicando los recursos del modo más eficiente posible a satisfacer las necesidades de todos los cubanos y a garantizar máximo bienestar. Ello significa que actividades estratégicas como la salud, la educación, la vivienda, la banca o el transporte deberán seguir en manos públicas. Si se dejara el sector de la salud en manos privadas, el resultado sería (como ocurre en Estados Unidos y resto de naciones donde la sanidad es privada) el incremento de las tasas de morbilidad y el encarecimiento de la medicina reparadora, por la sencilla razón de que la maximización de beneficios la proporciona la enfermedad y no la protección de la salud. Así se explica que en Estados Unidos se dedique casi el 20% del PIB a sanidad y, sin embargo, la población norteamericana tenga muy malos indicadores de salud o que 1/6 de la población no tenga seguro médico.

    Tampoco se podría permitir un protagonismo elevado del transporte privado o la especulación financiera. Por otra parte, no se puede ser optimista respecto de Cuba pudiera formar parte de la sociedad de consumo del primer mundo dentro del orden económico capitalista. Más bien, se la condenaría a lo peor del traspatio capitalista, como otras naciones caribeñas o centroamericanas. Es desde el socialismo y en colaboración con las naciones del Alba, la CELAC, UNASUR que podría tener un elevado protagonismo como sociedad de servicios, inclusive para el mercado norteamericano en sectores como la sanidad y el turismo.

     
  6. Rodolfo Crespo says:

    No se si usted publicará mi comentario, pero se lo envío:
    Dice Rodríguez en su entrevista “Cuba no se está proponiendo un socialismo de mercado”. ¡Por favor!, si no lo se lo propone y no los construye ¿qué había antes entonces en Cuba?, al menos se aprecia una diferencia tácita entre la realidad antes de las reformas y las de ahora; antes, siempre que se introdujo en algún momento atisbos de mercado, éstos fueron tímidos, pusilánimes (recuerde cuantas veces el llamado mercado libre campesino se introdujo y después como todo mercado es pudridor pues se cerraba), pero la introducción actual es más descarnada, y con intención estructural, para quedarse, ya obtener plusvalía en Cuba no es un sacrilegio marxista.
    Y pregunto (creo que al menos, tanto que se nos acusa que los que no somos cubanos apostamos porque las reformas actuales no triunfen, podemos preguntar): ¿fuera de la educación y la salud, y algunos restos quedan de la antigua canasta básica, qué otra cosa recibe el cubano que no sea a través del mercado (carne de res, de cerdo, pescados, leche, equipos electrodomésticos esenciales, tres cuartas partes del arroz que consumen, grasas y aceites etc) por no mencionar sí desea asistir a un centro turístico, tomar alguna cerveza o bebida alcohólica?. Por favor, creo que la aseveración no convence a casi nadie.
    Luis Zenteno dice “Cuba tiene todas las condiciones sociales para subir de nivel en su desarrollo”. Sólo responder a tamaña ingenuidad que es el sistema-mundo y no las “sociedades” separadas, lo que ha estado “en desarrollo”, es inútil analizar los procesos de desarrollo social de nuestras múltiples “sociedades” (nacionales) como si fuesen estructuras autónomas, de evolución interna, pues fueron y son de hecho en primer lugar estructuras creadas por procesos de escala mundial y moldeadas como reacción a ellos.
    El hecho de que en 1950 muchos lugares geográficos parecieran haberse “desarrollado” en comparación con 1750, por ejemplo, no es debido a que una o dos decenas de estados hubieran “desarrollado” su economía “nacional” sino a que una o dos decenas llegaron a abarcar los frutos principales de la expansión y el desarrollo de la economía-mundo capitalista en su conjunto. Los estados de la OCDE no “alcanzaron” su “desarrollo nacional”, se les “impuso”. Lo que se desarrolló fue la economía-mundo capitalista; fue como si hubiera una mancha creciente de tinta de plusvalor acumulado que se extendiera a las partes cercanas del secante. Que esto se registrara en las cuentas nacionales de un país en vez de otro no necesaria o principalmente se debe a las políticas de dicho país.
    La situación de verdad ha cambiado en la actualidad. La geografía de todo el sistema ya no puede expandirse, por lo tanto el alcance geográfico del centro tampoco puede extenderse. Un cambio notable en el cual las áreas geográficas se asemejen a las zonas centrales requerirá más que nunca un juego donde nadie gane o de suma cero. Si entra una nueva zona (Cuba por ejemplo), una zona antigua debe salir. Esto siempre fue cierto en parte, pero sólo en parte, debido a la expansión general del sistema. Ahora es completamente cierto. Si en los próximos años China, la India o Brasil de verdad se “nivelaran”, un gran segmento del resto de la población de este sistema-mundo tendría que decaer como lugar de acumulación de capital, y ya se ve en algunos casos. Esto se cumplirá sin importar si China, la India o Brasil “se nivela” mediante la desvinculación, la orientación a las exportaciones o cualquier otro método; se cumplirá siempre y cuando los estados, a manera individual, busquen maneras de desarrollarse. Nivelarse implica competencia y ésta significa que el desarrollo de un país en última instancia será a expensas de otro.
    Desarrollo: ¿algo posible o ilusión? Espero que para este momento mi respuesta sea obvia. El desarrollo nacional es hoy por hoy una ilusión, sin importar qué método se defienda y utilice.
    Y Froilan dice “Socialismo próspero y sostenible”, entonces el que había antes que era.
    Por favor, la izquierda siempre que ha llegado al poder (y no refiero a la cubana sino a toda la izquierda) ha desplegado la bandera de la esperanza, porque usted ya sabe si aquellos a los que se le pide el sacrificio saben que el mismo tendrá al final un resultado feliz, se sacrificarán a gusto; o en otras palabras: si la abnegación y las privaciones no son de por vida, si las mismas se hacen en post de alcanzar un objetivo muy concreto y cuantificable, una sociedad nueva más justa y próspera, menos desigual y polarizada, como parece ser el caso de lo que dice Froilan, el martirio y el padecimiento se soportarán estoicamente. Pero precisamente esto, es lo que la izquierda viene pidiendo a las masas, desde que prácticamente se constituyó como tal ideología en el siglo XIX (serenidad, resignación, paciencia) y sobre todo desde que llegó al poder, lo cual en la mayoría de los estados del sistema-mundo moderno alcanzó entre 1945 y 1970, sin haber podido darle merecido cumplido en la mayoría de los casos, porque repito se desarrolla la economía-mundo capitalista no los países por separado.
    Y mire los precios en vuestro país, ¿suben o bajan?, lea el artículo que Cubadebate publicó el 21 de noviembre 2014 que es para asombrarse “Los precios del mercado agropecuario siguen subiendo: Granma investiga las causas”, ¿usted cree todavía en que aumentará la producción y por ello los precios bajarán?. Mire cuando la producción empiece a subir, los precios intentarán bajar, pero no lo harán porque los productores que producen para el mercado se verán inmotivados a producir por lo menos ese producto que puede bajar y con él las ganancias no lo olvide. La economía de mercado quien entre a ella no se sale si no es con una revolución comunista como las que vieron ustedes en los años 60, 70 del siglo pasado, pero si no es con una revolución de ese tipo, la dinámica dice que traerá más mercado.
    Ya lo veremos de aquí a unos años.
    Un saludo

     
  7. Bravo para los comentarios de luis zenteno y José García.

     
  8. Luis says:

    Estimado Iroel, pienso que no tenemos discrepancias sino diferentes puntos de vista; esto es lo más común en la vida y muy bueno que así sea. La contradicción es la fuente de estas diferencias y del desarrollo, más nos unen los principios, fundamentalmente el amor a la patria; esto es lo que me motiva a opinar en su sitio, valoro muy alto su labor como periodista, muchas gracias.

     
  9. Gracias, me refería a lo que dije sobre el texto de Emily Morris: “Se trata de un artículo que más allá de cualquier imprecisión, o discrepancia que se pueda tener con él…”
    http://lapupilainsomne.wordpress.com/2014/11/24/lo-mejor-que-he-leido-sobre-la-economia-cubana-de-los-ultimos-25-anos-pdfs-en-ingles-y-espanol/

     

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