José Manzaneda*
La Directora de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Margaret Chan, ha visitado Cuba por tercera vez. Y sobre el sistema de salud de la Isla ha dicho cosas que a los grandes medios internacionales no les ha parecido conveniente publicar.
Por ejemplo, que está “impresionada por los grandes logros de Cuba en materia de salud”, que “Cuba es uno de los pocos países que siguen trabajando para garantizar que la salud y la educación sean un derecho”, y que su lucha apasionada es para que “todos los habitantes del planeta tengan acceso a los servicios médicos de calidad, como en Cuba” (1).
Remarcó que “una de las cosas que más le impacta” en la Isla es la unidad existente entre sistema de salud pública, laboratorios de investigación, industria farmacéutica y biotecnológica, y sistema de formación de los profesionales sanitarios (2).
“Nadie debería morir hoy a causa de enfermedades prevenibles solo porque sean mujeres o pobres –afirmó-. Cuba ha demostrado que es posible tener salud y bienestar para todos”. Y elogió “los sorprendentes resultados” obtenidos por la Isla “en un duro contexto” de “embargo económico”.
Como era de prever, ninguno de estos comentarios ha sido recogido en la gran prensa internacional, que sí publicó información sobre su estancia en Cuba. Margaret Chan, entre muchos otros temas dentro de una extensa conferencia magistral en La Habana, habló –por ejemplo- del problema de salud que representa en todo el mundo la llamada “fast food” o “comida basura”. Esta “comida chatarra se ha convertido en el principal producto alimenticio; y no podemos seguir cometiendo este error en los procesos de modernización de nuestras ciudades”, señaló (3).
Inmediatamente, todas sus reflexiones sobre el ejemplo sanitario de Cuba para el mundo, realizadas ante la prensa internacional, quedaron opacadas por un titular casi único en decenas de medios, con un mensaje supuestamente dirigido al Gobierno cubano: “La OMS pide a Cuba que frene la comida basura en el proceso de reformas” (4), o La “OMS pide a Cuba evitar la comida chatarra” (5) leíamos en diarios y sitios digitales, reproduciendo notas de las agencias AFP y Colpisa.
El único comentario “muy positivo” sobre Cuba de la Directora de la Organización Mundial de la Salud, recogido por estos medios, no fue la existencia de un sólido sistema de salud en un país pobre y bloqueado, sino el hecho de que en la Isla no existan aún “demasiados establecimientos de comida chatarra” (6).
Los grandes medios silencian por sistema los reconocimientos a Cuba por parte de organismos de Naciones Unidas, como UNICEF (7), el PNUD (8), UNIFEM o la FAO (9). Pero parece que algunas agencias de prensa han inventado una nueva forma de interceptarlos: reducir las declaraciones de sus representantes a aspectos absolutamente irrelevantes, absurdos o anecdóticos.
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*Coordinaor de Cubainformación
(2) http://www.ain.cu/salud/2522-organizacion-mundial-de-la-salud-pondera-logros-de-cuba
(4) http://www.diariovasco.com/sociedad/salud/201407/15/pide-cuba-frene-comida-20140715111137-rc.html
(5) http://www.voanoticias.com/content/reformas-economicas-fast-food/1957523.html
Los elogios de la Directora de la OMS al sistema sanitario cubano no deberían sorprender a nadie, ya que reflejan el resultado normal de un sistema sanitario socialista bien gestionado, en que la ganancia o beneficio no cuenta, sino el derecho a la salud de los ciudadanos, incluso en una nación del tercer mundo sometida al más largo y penoso bloqueo de la mayor potencia de la Historia. Por el contrario, bajo el capitalismo, los derechos son versionados por los grandes intereses económicos o convertidos en privilegios de unos pocos, como ocurre con el derecho a la salud, que, en el mejor de los casos, no va más allá de un costosísimo (en términos económicos y humanos) derecho a la enfermedad (a que los ciudadanos adopten hábitos de vida poco saludables y utilicen exclusivamente servicios de medicina reparadora) y, en el peor, al privilegio de los más acaudalados.
Esta hipertrofia de los sistemas sanitarios capitalistas, incluidos los sistemas universales y gratuitos, cuyos gobernantes consienten e incluso facilitan ( por ejemplo, dando licencia y permitiendo la publicidad de las marcas de comida basura o privando a la sociedad de buena parte de las técnicas de prevención de las enfermedades y promoción de la salud, basando sus actuación en la medicina reparadora) no merecen otro calificativo que el de modelos de crimen organizado, destacando entre ellos el norteamericano, que gasta en temas de enfermedad el 18% del PIB (dejando fuera 1/6 de la población) y que ha convertido al sector en el que obtiene más ingresos. Así es como se llega a entender la facilidad con que se abren las puertas en USA y en todo el orbe capitalista a las grandes corporaciones de comida basura, de alimentación basura, de transgénicos o fabricantes de fármacos y el protagonismo que está adquiriendo el sector en un mundo en crisis donde, si hay un negocio con excelentes expectativas de crecimiento, este no puede ser otro que el de la enfermedad (por problemas de salud es por lo único que estaríamos dispuestos a sacrificar nuestro patrimonio o incrementar nuestro endeudamiento con la banca más allá de lo razonable), junto al de la seguridad (fabricación de armas).
Si en Cuba hay problemas con la comida chatarra, este no puede tener otro origen que las importaciones de alimentos, ya que en la isla se practica la agricultura ecológica en su mayor parte, problema que logrará resolverse cuando se alcance la soberanía alimentaria y cuando toda la población comprenda que las famosas marcas capitalistas son un claro ejemplo de decadencia y barbarie, en lugar del ejemplo de desarrollo y eficiencia que intenta vendernos su publicidad. A la hora de buscar explicación a la obsesión de Estados Unidos y otras grandes potencias capitalistas por aplastar el socialismo cubano, el modo en que se gestiona la sanidad (como un derecho que ha de estar centrado en la prevención de las enfermedades y la promoción de la salud) y las posibilidades de negocio que representaría para la isla el levantamiento del bloqueo debe ser destacado.
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Ya estamos tan acostumbrados que nada de esto nos extraña… #manipulación, #falsimedia, #paraperiodismo lo llaman
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