Un tesoro en el que nos va la vida

 
Iroel Sánchez

cartel-calixtoCuando era niño y recién había aprendido a leer me detenía ante todo lo que me encontraba por la calle que tuviera letras. En la medida en que crecemos uno va perdiendo esa costumbre, pero desde entonces hay un cartel que no ha dejado de llamarme la atención. Está a la entrada del hospital habanero Calixto García con una frase del Che: “Vale, pero millones de veces más, la vida de un solo ser humano, que todas las propiedades del hombre más rico de la tierra”.

A lo largo de los años, el cartel ha cambiado de formato pero el texto sigue siendo el mismo. En su versión más reciente, las imágenes de Fidel y el Che escoltan las palabras pronunciadas por el Comandante Ernesto Guevara el 20 de agosto de 1960 en la inauguración de un “curso de adoctrinamiento” organizado por el Ministerio de Salud Pública de Cuba. Entiendo aquí “adoctrinamiento”, no en el sentido peyorativo con el que suele utilizarse el término, sino en el de divulgación de una doctrina que —como explica el Che en ese discurso — antepone la solidaridad a la caridad. Reconoce el médico devenido combatiente, dirigente político y ministro que hasta entonces los médicos se han acercado al pueblo “practicando la caridad, y lo que nosotros tenemos que practicar hoy, es la solidaridad”. Decía el Che:

“…la Revolución hoy exige que se aprenda, exige que se comprenda bien que mucho más importante que una retribución buena, es el orgullo de servir al prójimo, que mucho más definitivo, mucho más perenne que todo el oro que se pueda acumular, es la gratitud de un pueblo. Y cada médico, en el círculo de su acción, puede y debe acumular este preciado tesoro, que es el de la gratitud del pueblo”.

A pesar de deficiencias y obstáculos ese tesoro está vivo. Por razones de salud de uno de mis hijos y mi madre he visitado en las últimas semanas cuerpos de guardia de hospitales cubanos en horas incómodas. El médico atento, las pruebas radiológicas y los análisis clínicos rápidos, los medicamentos suministrados con oportunidad, las ambulancias llegando y partiendo en función de salvar vidas fue lo que viví.

Los médicos son un ejemplo de la lealtad de no pocos cubanos a esa concepción solidaria. Aún cuando durante las dos últimas décadas la retribución de su labor no haya sido buena, la mayoría de ellos, como también muchos deportistas, entrenadores, maestros, científicos, han permanecido en sus puestos y rechazado ofertas de abandonar el compromiso con el prójimo. El desarrollo en el tiempo de una concepción que coloca al ser humano en el centro de las decisiones llevó en Cuba a la creación de un tejido que, integrando organizaciones comunitarias como los Comités de Defensa de la Revolución y la Federación de Mujeres Cubanas, instituciones de salud como el Médico de la Familia y el delegado del Poder Popular, convierten a la sociedad cubana en la mejor preparada para evitar fenómenos que inundan las ciudades latinoamericanas y del Tercer Mundo. Allí abunda el trabajo infantil, la pernoctación callejera, la represión policial a lo que suele llamarse “la cultura de la pobreza” que ya se ha vuelto endémica en nuestros países muchas veces con su carga de violencia y drogadicción.

Es también ese tejido social cubano el que ha permitido al liderazgo revolucionario afirmar reiteradamente, desde que comenzaron los cambios socioeconómicos impulsados al calor de la aplicación de los Lineamientos económicos y sociales, que nadie quedará abandonado. Si en el capitalismo los pobres venden su sangre y sus órganos, y ya hasta las mujeres pobres alquilan sus úteros para que los ricos se ahorren esos menesteres, en Cuba aspiramos a que eso no ocurra jamás.

La presencia en algunas zonas céntricas de la capital, y otras del país, de fenómenos que prácticamente desaparecieron del paisaje cubano con la Revolución, como la mendicidad y el “buceo” en los depósitos de basura, no puede ser vista con indiferencia ciudadana e inercia institucional. Y detrás de las condiciones para que ocurran hay algún vacío en la articulación concreta de ese tejido social para con cualquiera de esos cubanos y cubanas que primero que todo son hijos de la Revolución aunque muchas veces sus familias les hayan dado la espalda. Con el mismo empeño que se salva la vida de cualquier hombre o mujer sin preguntar si tiene o no cuenta bancaria, hay que evitar el daño progresivo a la dignidad individual y colectiva que puede suponer que uno solo de los seres humanos que habita en esta isla asegure su existencia desde una situación así.

Por supuesto, esos vacíos son utilizados propagandísticamente para poner en entredicho la voluntad de no permitir el abandono de un solo cubano y cuestionar la efectividad del conjunto de organizaciones e instituciones que el país ha creado desde 1959 para concretar su doctrina solidaria. Como hace el corresponsal extranjero que desde la comodidad que le brindan sus ingresos en euros se erige en voz de los afectados, generaliza la situación descrita arriba como la de “los ancianos” en Cuba y termina diciendo “las campanas que hoy suenan por ellos sonarán, tarde o temprano, por cada uno de nosotros”, luego de citar a un cubanólogo que ha hecho carrera intentando demostrar la inviabilidad de la Revolución. En Cuba existen un millón 700 mil jubilados, cuyas pensiones —en palabras del Presidente Raúl Castro— “son reducidas e insuficientes para enfrentar el costo de la canasta de bienes y servicios” pero si la generalización que hace el corresponsal fuera cierta tendríamos casi dos millones de mendigos. Mucho más cerca de la verdad está la “Carta abierta sobre Cuba” de Pablo González Casanova:

“Es bien sabido. En Cuba todos los niños y jóvenes en edad de aprender tienen escuelas, universidades e institutos, todos los enfermos médicos, medicinas y hospitales, todos los trabajadores empleo, y los ancianos asistencia… Es cierto que uso aquí la palabra “todos” como la definió García Márquez, como el 80% o más de la población, o mucho más, con limitaciones de que se encargarían los cubanos si en la práctica los hubierais dejado cumplir con vuestros buenos deseos”.

Sin embargo, lo doloroso es que oportunismos y manipulaciones puedan encontrar algún asidero y causa en nuestra realidad. Si una empresa ingresa millones de dólares reciclando materia prima y provoca de manera indirecta pero creciente que un grupo de personas —no solo ancianos— arriesgue su salud hurgando en los desechos en busca de aluminio, plástico, cristal y cartón, en el socialismo próspero y sostenible al que aspiramos tal empresa debería ser responsable de organizar la entrega segura de esos desechos a esas personas por los establecimientos gastronómicos y comerciales que los generan antes de que lleguen a los contenedores de basura.

Suministrarles a un precio en relación con sus ingresos medios de protección, ropa e instrumentos de trabajo y transporte, conveniar con las organizaciones de la comunidad lugares para entregarlos, como antes ocurría en las farmacias con los frascos de medicamentos, sería una vía entre muchas posibles.

Se ha explicado, con toda razón, que no podemos elevar salarios y pensiones sin aumentar la productividad y crear riqueza, pero lo que no debería ocurrir en una sociedad como la nuestra es que alguien gane dinero convirtiendo en normal y frecuente que seres humanos hurguen entre lo que otros desechan, mientras ponen en peligro su salud y la de la comunidad, y verlos regresar a los inicios del homo sapiens machucando en plena calle latas de cerveza y refresco con una piedra. Como planteó el Che, la salud y la dignidad de uno solo de ellos vale mucho más que todo lo que pueda recaudarse con eso. Por ese peligroso camino, mañana nos podría parecer normal que entre quienes hagan esa labor haya niños y pasado que esos niños duerman en las calles como ocurre en casi todos los países “normales”.

Otra cosa es el fomento al vandalismo que provoca aceptar cualquier cosa como materia prima, que en ciudades como Santa Clara —según escuché en un reportaje radial— ha llevado a que la búsqueda de aluminio y bronce a cualquier costo deje sin identificación calles y casas. A pesar de lo que declaró un empresario al diario Granma, explicando por qué su entidad estuvo quince años contaminando las aguas del río Cuyaguateje, en el socialismo el mercado no “es quien dice la última palabra”.

El mercado es en el socialismo, como lo definen los Lineamientos, un instrumento que puede ser muy útil, pero nunca el sustituto de la política ni de la acción social. A mediados de la década de 1960, en su libro Capitalismo y libertad, el fundador del neoliberalismo, Milton Friedman, confesó la relación entre mercado y política:

“Cuanto más amplio sea el uso del mercado, menor será el número de cuestiones en las que se requieren decisiones expresamente políticas y, por tanto, en las que es necesario alcanzar un acuerdo”.

¿Diremos en Cuba adiós a la movilización política para la promoción de una cultura del reciclaje y la salud? ¿No hacen falta ya acuerdos entre los CDR, la Organización de Pioneros y la Empresa de de Recuperación de Materias Primas? ¿Todo lo resolverá el mercado? ¿Dejamos sólo a las Direcciones de Servicios de Comunales el cuidado del ornato público y la higiene colectiva? Basta asomarse al paisaje sucio y enyerbado que ofrecen no pocas esquinas de La Habana para ver lo bien que nos va.

Como afirmó Raúl en un Consejo de Ministros “no es perfecto lo que hacemos, a veces nos falta experiencia en algunos temas y cometemos errores, por eso cada asunto tiene que estar sometido constantemente a las observaciones críticas”. Los mecanismos solos no resuelven los problemas, es necesaria la actuación comprometida de las personas y la regulación que evite a tiempo distorsiones y efectos indeseados. La insistencia de Fidel, durante el proceso de rectificación de errores y tendencias negativas, en que no son los mecanismos los que construirán el socialismo está hoy —a mi juicio— más vigente que nunca. Se necesita una nueva mentalidad, cambiar y crear mecanismos, pero sin abandonar algo que nos ha traído victoriosos hasta aquí: la educación, participación solidaria y acción consciente del pueblo. A eso llamó en aquellos años Raúl con su enérgico “Sí se puede” que permitió atravesar lo más duro del llamado Período Especial con muchas carencias, pero sin que el paisaje urbano se poblara de lo que llamamos indisciplina social y que no es más que la actuación en parte de nuestra cotidianidad de la ley de la selva propia del capitalismo subdesarrollado.

En aquellas sociedades se maneja con represión y a veces con algo de caridad lo que no puede tener solución en los marcos de ese sistema. En el socialismo estamos obligados a solucionarlo con la solidaridad, la participación y la educación, que no excluye en última instancia la coerción basada en la legalidad y el trato humanista, hurgando primero que todo en las causas del problema. Porque como reconoció en el Encuentro Eclesial Cubano la Iglesia Católica, en lo que el reverendo Raúl Suárez califica como su mejor documento desde 1959: “La sociedad socialista nos ha enseñado a dar por justicia lo que antes dábamos por caridad”.

Precisamente, en los días del proceso de rectificación —ante el escepticismo de unos y la duda de otros— andaba Fidel prometiendo que Cuba sería una potencia médica e impulsando en medio de escaseces la biotecnología al servicio de nuestro pueblo. A los que reniegan de Fidel y sus ideas y los presentan a él y al Che como responsables de nuestras carencias económicas, vale recordarles que esa concepción humanista y solidaria de la medicina -que hace a los médicos cubanos ir a donde muy pocos de sus colegas de otros países han puesto un pie y tratar a cualquier persona como un igual- es la que le reporta hoy al país su mayor ingreso por exportaciones, 8 200 millones de dólares este año, según se informó a raíz del aumento salarial a los trabajadores de la salud.

Es también su visión de la formación masiva de profesionales —procedentes de los sectores más humildes del pueblo— en todas las ramas la que permite hoy que Cuba pueda proponerse atraer la inversión extranjera en condiciones más ventajosas que cualquier otro país de nuestro entorno.

Como pidió el Che, la Revolución pintó la Universidad de negro, de mulato, de obrero y de campesino. El hecho de que mediante el fraude, como viene evidenciándose en los últimos años, algunos quieran volver a pintar la Universidad del color del dinero no es un síntoma aislado sino prueba de la emergencia de quienes piensan que todo puede tener un precio, incluyendo la sanidad y la educación. Es el mismo espíritu actuando en realidades distintas el del que vende lo que tiene a mano, ya sea un examen, una gestión pública o alcohol metílico, poniendo en peligro la salud ética y hasta la vida misma de sus conciudadanos, y el de quienes en un lenguaje aparentemente cultivado edulcoran el propósito de arrebatarle a nuestro pueblo sus conquistas por invitación de un poder extranjero.

“¡La Revolución sigue igual, sin compromisos con nadie en absoluto, solo con el pueblo!”, dijo Raúl el 1ro. de enero en Santiago de Cuba. Permitir que por interés empresarial o personal, por desidia burocrática o insensibilidad política, se pongan en entredicho los valores que nos han traído hasta aquí y que un oportunista lucre en base a ello, cuestionando la lealtad al espíritu fundacional de la Revolución que expuso Fidel en La historia me absolverá, al enseñarnos quién es el pueblo, sería traicionar la gloria que se ha vivido y perder un tesoro que va con el orgullo de ser cubanos. (Publicado en CubAhora)

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33 Responses to Un tesoro en el que nos va la vida

  1. La Revolución cubana, con sus errores e imperfecciones, es el tesoro más grande que tienen 11 millones de cubanos que seguirán fieles a ese legado que dignificó a todo un pueblo que está dispuesto a construir un país mejor

     
  2. MARISOL says:

    Muy buen trabajo periodístico,excelente perfil sin perder de vista la esencia que nos une “la perfección del Socialismo”.Un saludo desde Argentina.

     
  3. chilecuba says:

    Iroel: Lo que caracteriza tu texto y es la diferencia con respecto al texto “objetivo” del periodista que se refiere a los “ancianos”, está precisamente en que el tuyo cumple con lo que pedía Martí a la crítica que deben hacerse los pueblos: “Los pueblos han de vivir criticándose, porque la crítica es la salud; pero con un solo pecho y una sola mente.” No se ha repetido bastante que la objetividad periodística no existe: siempre, aunque se diga, supuestamente, la misma verdad, late detrás un “pecho”, y guía a la inteligencia una “mente” que persigue un propósito, que “sirve” a “alguien”, una causa, pero no a “nadie”, como se lo propondría la fría objetividad, y eso se nota en el estilo, el enfoque, ciertos términos en lugar de otros, aunque no sea fácil explicarlo a quien no sea un crítico avezado del idioma. Uno recuerda la Canción en Harapos o aquella cómica y cantinflesca súplica: no me defiendas, compadre. Una vez más, felicidades, porque si no recibes euros de ciertas procedencias, sé que necesitas el reconocimiento de tus semejantes.

     
  4. Dra.Madelín says:

    Me dejaste sin palabras, y con lágrimas en los ojos, Iroel. Nuestra Patria es el tesoro más grande de todo cubano, y el placer de servirla, tiene que ser y es, nuestra mayor retribución.

     
  5. Aunque hay algunas cosas en tu reflexión con las que no coincido (propio pues no todos pensamos igual) estoy básicamente de acuerdo con esta alerta y me alegra mucho encontrarla acá. La indiferencia a mi modo de ver es general y que coloca como culpables desde el mismo Gobierno hasta nosotros mismos, y eso es crítico. No es mentira tampoco que por concepto de reciclaje se han recibido buenos dividendos, pero si creo que en realidad esa ganancia tiene que revertirse en garantizar seguridad para quienes trabajan en ese “sector”.

    Resulta triste y lamentable que sean medios de comunicación no radicados en Cuba quienes se acerquen a profundidad en el tema, aunque sea para contar una historia “mediáticamente éxótica” sobre una exbailarina que terminó viviendo entre la pubredumbre del tiradero de 100 y Boyeros (cosa horrenda y que da vergüenza que cosas así pasen), y la prensa acá no toca el tema. Otra muestra de indiferencia, y esa duele más porque es la prensa de acá quien tiene que acercarse al tema y crear la presión mediática para que se vuelva prioridad.

    Personalmente no creo que la clave sea eliminar el reciclaje, no apostar por ello, aparte de perder una gran oportunidad de ingreso, es arriesgar el medio ambiente, pero la salud de un ser humano no tiene precio es por ello que creo que la solución está en organizar el sistema de forma en que no tengan ni que terminar hurgando en basureros llenos de roedores y enfermedades, pero tampoco en “tiraderos”. Sería sabio preguntarse ¿dónde han quedado los proyectos de tanques de basura de reciclaje?

    Lamentablemente Iroel en este caso, es un problema que bien podemos resolver desde acá y que está más allá de lo ideológico sino en una cuestión de falta de voluntades.

     
  6. chilecuba says:

    Reblogueó esto en Cree el aldeano vanidoso…y comentado:
    “No hay deleite mayor que el de ver a los hombres batallar con libertad y fe por lo que les parece verdadero. Así como no hay espectáculo más doloroso que el de los hombres sumisos, por la ignorancia o la pasión, o el interés, a la voluntad ajena.” José Martí

     
  7. Carlos Cruz Chaves says:

    En el 2013 estuve en La Habana y pasé por el frente del hospital del cual tengo una foto, ya que me impresionó el pensamiento profundamente humanista expresado de manera tan sencilla.

    Comparto con Iroel su reflexión. Ya que en Costa Rica el acceso a la salud publica con la implementación del Tratado de libre comercio a partir del 2007, está dejando sin el mismo a un mayor número de habitantes. Y la ética médica fue secuestrada por el mercado, los pacientes son clientes. El servicio se deteriora para justificar la privatización y el gran “negocio”. El pueblo está en pie lucha para defender el acceso a la salud pública, al menos, para el sector más empobrecido.

    Gracias por el discurso del Médico revolucionario.

    Saludos,

    Carlos Cruz

     
  8. Magali Garcia Moré says:

    Me uno a tantas voces que se han puesto a la altura de tu comentario. Estos asuntos no pueden quedarse pendientes ni para más tarde.
    Maga

     
  9. Abel says:

    Le reporta mas ingresos la biotecnologia ahora a la economia cubana cumpliendo la vision de Fidel? Claro, despues de desmantelar la industria azucarera, tener paralizada la agricultura gracias a la negativo por mas de medio siglo en dar tierras en usufructo y un largo etc.

     
  10. Ernesto says:

    Por cierto quienes son los responsables de todo que mencionas, de los éxitos ni hablar, pero de las desgracias??.

     
    • Dijo Martí sobre Bolívar, Hidalgo y San Martín: “El sol quema con la misma luz conque alumbra. El sol tiene manchas. Los agradecidos ven la luz. Los desagradecidos ven las manchas”.

       
  11. Xiomaracarla says:

    Lo voy a sugerir a nuestro blog Cuba por Siempre.

     
  12. Xiomaracarla says:

    Ciertamente nuestros médicos tienen una formación humanistica y ética profesional que contrasta significativamente con otros colegas suyos y no por ser estos últimos malas personas, sino porque su formación y profesión es mercantilizada desde la primera tesis que aprende. El médico cubano atiende a cualquier ser humano, sin distinción de credo, estatus económico y posición política, esto lo reconoce el que lo ha palpado, aún enemigos de la revolución que han tenido esa experiencia. El médico cubano va a los lugares mas peligrosos y donde otros no irían e incluso si la suma lo merita, se expone a enfermedades desconocidas en Cuba y con muy pocos recursos pero con pericia profesional y corazón salva vidas como tomar agua, esto no tiene precio monetario ninguno, por ello es acertado que esa frase se mantenga guiando a uno de los logros más importantes de la Revolución Cubana.

     
  13. Gilberto Arias says:

    Excelente artículo Iroel, concuerdo contigo plenamente, ese tesoro al que te refieres y todas las conquistas alcanzadas por la Revolución, a pesar de los pesares, es el legado que estamos en la obligación de entregar a las nuevas generaciones los revolucionarios cubanos.

     
  14. VictorJ says:

    Iroel, yo estoy de acuerdo contigo 100 %.
    Hace solo unos dias comente en SC: … Estuve leyendo una entrevista al Papa y me quede pensando que deberia ser segundocitero, jjj, dijo cosas como esta: “En el centro de todo sistema económico debe estar el hombre, el hombre y la mujer, y todo lo demás debe estar al servicio de este hombre. Pero nosotros hemos puesto al dinero en el centro, al dios dinero. Hemos caído en un pecado de idolatría”
    Y pensé en Cuba, la revolucion, que contra viento y marea trata de mantener su mayor conquista que es precisamente esa: el ser humano en primer lugar.
    Saludos,
    Victor J

     
  15. Sobre este post, Emilio Ichikawa ha escrito un análisis que no comparto pero aporta información de interés http://eichikawa.com/2014/06/el-volunteer-norteamericano-y-el-tesoro-de-iroel-sanchez.html

     
  16. Ernesto says:

    Se me paso anteriormente desearte que tú familia se recupere, es el peor rato que se pasa. Preciosa frase de Marti la que mencionas. Yo como agradecido siempre veo la luz y también veo las manchas que a veces opacan la luz que agradezco, me alegro que de vez en cuando toques temas internos y no haya que leerlos en la prensa alternativa.

     
  17. Grisel says:

    Iroel, me gusto mucho el artículo y comparto todas tus ideas. Lo que más valor tiene, a mi juicio, es que no solo señalas el mal o lo mal hecho, sino que aportas ideas sencillas que debían surgir de aquellos que están más cerca del problema y a cargo de evitarlo o resolverlo. Esa es la tarea que nos toca a los que decidimos y optamos por una sociedad mejor y más justa. Nada, debería limitarnos para emprender tales soluciones, aunque sea siempre más fácil diseñarlas que implementarlas. Como dijera Martí “haga cada uno su parte de deber, y nada podrá vencernos”. Aquellos que solo ven manchas y critican, sin proponer soluciones o alternativas originales, sino que defienden y reproducen modelos que se sustentan encima de la dignidad del hombre, solo inspiran pena, de tanta mediocridad.

     
  18. Fernanda says:

    Lo que más me gusta de esta entrada es la visión crítica de nuestros problemas, que nadie duda que son muchos. Es necesario reivindicar la crítica honda y descarnada, no dejársela en exclusiva a los resentidos, a los odiadores, a los cobardes, a los desagradecidos. En la medida que la ejerzamos nosotros, los dejamos a ellos sin argumentos y nos convertimos en los líderes que necesita nuesta sociedad. Lo otro es entender cuáles son las causas que reproducen una y otra vez los mismos problemas, discúlpame, pero no creo que la causa radique en la ideología, hay problemas estructurales y mucha ignorancia, inercia e inmovilismo, falta de creatividad e insensibilidad. Puede que en algunos casos haya un tema ideológico, pero no es la ideología lo que resolverá nuestros problemas, de lo que se trata es de ser efectivos en nuestra gestión, son los resultados los que deben importar, no los esfuerzos ni las intenciones, por mucha ideología que ostenten los que fracasan en el cumplimiento de las tareas.

     
    • La ideología no es ni poca ni mucha si no de una orientación u otra. Con una ideología neoliberal se argumenta a favor de explotar a las personas sin hacer nada por ellas como sucede con los que buscan en la basura.

       
  19. Fernanda says:

    Por cierto, espero, esperamos todos, que tanto tu hijito como tu mamá se recuperen bien y pronto. Si necesitas cualquier cosa, no dudes en decirlo. Nunca estás solo, siempre te acompañamos. Un fuerte abrazo.

     
  20. marcelo says:

    la disjuntiva es entre mercado y planificacion democratica. Las palabras pueden embellecer el mercado, pero no cambiar su naturaleza

     
  21. gallo says:

    Que teclas estas tocando hijo: El Che, ese hombre que debe vivir eternamente en cada ser humano y el amor que nos dejo por los desposeídos de este mundo con su ejemplo.
    Sobre los desechos puede que se descubra algo mas, pero, como clasificarlos desde casa no hay hasta ahora nada mejor….. y si es costoso.. pues a aplicarle lo que corresponde sobre lo valioso que es la vida de un solo ser humano.
    Sobre la salud eso es ya mas complicado, empezando porque el concepto de salud entraña una especie de equilibrio con el medio y ahora mismo estoy oyendo por Radio Reloj en su revista semanal que ya hay creo que 17 gérmenes inmunes a los antibióticos… Francamente no se que habrá que hacer para llegar a ese equilibrio sin violentar el concepto.
    Que decir de tu articulo: te felicito, llegas con el y ojala muchos lo puedan leer.

     
  22. Elpidio says:

    Iroel, ojalá que tanto tu mamá como tu hijo estén mejor ya. Tu artículo es un excelente ejemplo de lo que debe ser la crítica de un revolucionario. No se si lo han publicado también otros medios, pero deberían hacerlo si no es así. Un abrazo.

     

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