Paquita Armas y Oni Acosta me han enviado dos críticos y útiles textos sobre la televisión cubana en fin de año que se relacionan mucho con un post titulado Hurgar en las causas que publicamos en el verano pasado.
Jerarquizar, jerarquizar y jerarquizar
Todavía con los efluvios del Congreso de la Asociación Hermanos Saiz y en espera del Octavo Congreso de LA UNEAC, sueño con que el concepto jerarquizar (organizar jerárquicamente algo) se aplique en la televisión cubana.
Aplaudo la intención de promover lo mejor del día y de cada fin de semana, pero no siempre lo que se promueve es lo mejor e incluso siendo bueno, la forma en la que se hace a veces deja que desear.
Creo que mientras las jerarquías no se establezcan en la pequeña pantalla, estamos mal. Voy a ceñirme a la programación musical de fin de año.
Una vez más los dos espectáculos de la clausura de Lucas, vinieron a salvar una propuesta general que pudo ser mejor sin gastar un centavo más. En el caso de Lucas no estuvo a la altura de años anteriores, aunque como siempre fue superior a otras entregas, ahora ¿Por qué demoraron tanto en transmitir esos programas?.
En Cubavisión se insertó Espacio compartido que tuvo en el dedicado al jazz un feliz momento; se difundió el concierto grabado en Cuba de Álvaro Torres, que tiene sus seguidores, pero ¿por qué no se grabó, por ejemplo, a Teresa Parodi, una trovadora argentina , que ofreció descargas en distintos lugares, para un público juvenil, amante de la canción inteligente?
Hablando de canción que hace pensar, estuvieron Joan Manuel Serrat y Joaquin Sabina, en días que el primero llegaba a ¡setenta años! y parece que fue ayer cuando llegó a Cuba con la frescura de la juventud, y un bolso lleno de canciones que se quedaron para siempre. Hubo un espectacular con Barbra Streisand que se agradece por la calidad de la judía pero sobre todo por una puesta en escena delirante.
Ahora, no quiero seguir apuntando aquí o allá, prefiero dejar las cebollas y los ajíes y meterle mano al pollo del arroz: el programa del 31 de diciembre.
A puro corazón es el espacio musical variado que intenta diferenciarse del resto de propuestas y lo logra. Tiene una iluminación que parece “de afuera” y juega dramatúrgicamente con lo que sucede en escena, protagonizada muy bien por Lieter Ledezma. Este joven toca instrumentos musicales, baila, hace chistes y sabe escuchar a sus entrevistados. Manolito Simonet logra acompañar a los intérpretes con múltiples propuestas melódicas.
Es como dice mi vecina Gladys, “un programa para disfrutar”. Yo sabía que esa sería el plato especial de fin de año. Entre trago y trago sonreí con las ocurrencias de Ulises Toirac, un invitado de lujo y yo me dije, “esto es hasta las dos o tres de la mañana”. Para mi asombro terminó antes de las doce y mi desencanto fue total cuando llegó No tengo sueño, con músicos de lujo (Pupy y los que son, son, Adalberto Alvarez…) pero con Robertico de conductor, con sus chistes soeces y tontos.
Después de un Ulises Toirac si usted jerarquiza la cultura sólo podría usar a Osvaldo Doimeadios, Luis Silva o Kike Quiñones. ¿Por qué ir de la calidad profesional a la banalidad total? ¿Qué Robertico gusta?. Sí, lo sé, lo he visto en cabarets, pero de ahí te paras y te vas, en tu casa la televisión está obligada a jerarquizar porque forma parte del sistema de la cultura en este país. Y no me digan que se transmitió para los seguidores de Robertico, eso es un camino peligroso que entra en lo mercantil. Ese humorista es uno de los más contratados para espectáculos nocturnos y es muy bien remunerado, según me han dicho. Ahhh no estoy en contra de que a alguien que trabaja le paguen bien, pero de ahí a que esté en un estelar de la televisión ¡Por Dios!
¿Era muy difícil seguir con A puro corazón, con un intermedio a las doce de la noche, y luego continuar con ese programa que ha mostrado que se pueden presentar cosas dignas sin tantos recursos?.
Pienso que el ICRT realizó un gran esfuerzo para ofrecer variedad en música, películas y otros programas durante el fin de año, pero si un día había que jerarquizar era el 31 de diciembre.
A puro corazón felicito a las decenas de profesionales que trabajaron en la televisión, mientras nosotros descansábamos. Pero como decía Raúl el primero de enero en Santiago de Cuba “En las presentes circunstancias, el desafío se hace mayor y estamos seguros de que con el concurso de las fuerzas de que dispone la Revolución saldremos victoriosos en este decisivo campo de batalla, haciendo realidad los objetivos que en la esfera ideológica aprobó la Primera Conferencia Nacional del Partido hace dos años, dirección en la que no se ha avanzado lo necesario” y quienes trabajamos con las ideas –desde escribir una nota, dirigir un programa o tirar una foto- tenemos el deber de transmitir cultura, y nunca afianzar los gustos que se abren paso, gracias al mercantilismo, por razones muy largas de explicar y que en algún momento abordaré en este espacio.
Mismo de lo más… (Publicado en Cubarte)
Oni Acosta Llerena
Estoy sentado en el contén del barrio, como hace un siglo atrás…
Carlos Varela (cada día más profético)
Es difícil hablar sobre el tema que esbozaré aquí; pero es más difícil hacerlo cuando yo puedo (y aclaro que quiero) ser uno de los criticados. Y como siempre me gusta aclarar al inicio de mis crónicas, para que quede por escrito y con constancia total, hago esto por la falta de debates y estrategias que sobre el tema existen, al menos en la mayoría de los espacios masivos, siendo muchos los cómplices del brutal cerco cultural que nos asedia.
Descarto aquí a grandes críticos, pensadores y amigos excelentes con grandes ideas, a veces contrarias a las mías pero que respeto mucho, pero que para colmo de males, no escriben para los medios, no hacen radio y mucho menos TV. Ellos saben que los admiro, y que nuestras ideas cabalgan juntas…
Esta crítica empezó a gestarse cuando la dirección de programación del Canal Educativo nos pidió a mí y al director Sebastián Miló * dos programas especiales: uno para despedir el año y otro para darle la bienvenida al 2014. Comenzó el corre corre, el ajetreo, él llama que llama…nos reunimos con nuestra asesora y llegamos a un acuerdo total: no renunciaríamos a nuestra esencia ni a nuestra razón de ser. Y eso amigos míos, en estos días, cuesta caro.
Pasaron los días, grabamos los programas en cuestión y yo, lo confieso ya en público, me sometí a una delicada cirugía de cordales que me tuvo en casa más del tiempo estimado, factor que agradecí (y aproveché) para ver nuestra TV desde la óptica de la necesaria calma recuperativa, pues la dinámica diaria me impide disfrutar de la misma en muchas ocasiones.
Por supuesto, mi rumbo como un buen timonel, fue guiado hacia la programación musical, eso que nadie lo dude. También aclaro que leer fue mi otro pasatiempo, más del tiempo pensado ya que, como todos los cubanos sabemos y creemos firmemente, nuestra TV sigue careciendo de originalidad.
Me topé con programas sonsos, presentadores y presentadoras excelsos de ignorancia, oropel a toda costa, peinados de moda, pujos a más no poder, luces más inteligentes que las preguntas hechas a los músicos, caras bonitas y vacías de sinceridad televisiva, descomunales lagunas en cuanto a autores, géneros, intérpretes… Me tomé en serio las propuestas de fin de año, y volví a caer en la trampa. Y vuelvo a preguntar, ¿qué nos falta?
No creo que tenga yo la respuesta, para nada. Comparto una opinión vertida por la periodista Paquita de Armas en un artículo suyo sobre la proliferación de las opciones caseras (DVDs, VCDs etc.) en muchos hogares cubanos, a faltas concretas de realidades televisivas: basta navegar por la red para consensuar un criterio de miles de cubanos, y es que nuestra TV sigue estando mal, muy mal. Y eso nos duele, o al menos me duele a mí.
¿Por qué?
La TV ha sido, y es mi escuela. Sin ella, no hubiera podido lograr nada de lo poco que he cosechado hasta hoy….pero eso no me hace callar o mirar a otro lado cuando unos pocos, maltrechan y ensombrecen lo ganado por otros. Por ello pienso que nuestra programación musical televisiva necesita más que oxígeno, necesita un nuevo corazón, un antes y un después, un llamado a los mejores hacedores para que, olvidando y enterrando propios feudos, puedan brindarle al público una opción creíble, cercana, cubana, actual.
En mi opinión, caras bonitas o de moda no resuelven el problema. Ser convocados es buena idea, coincido, pero se impone un riguroso trabajo previo, de mesa, por si esos “convocados” tienen dudas o carencias de algún tipo les sean solventadas entonces por un equipo capaz. Eso no existe, no funciona en nuestra programación musical, así de simple. ¿Es acaso el chiste el salvador de una situación embarazosa? Para quienes se escudan en la TV enlatada que compramos a los merolicos que nos asedian día a día en nuestras calles, mi respuesta es NO.
Esos equipos funcionales son los que producen una exitosa puesta en escena, y los que logran que presentadores y presentadoras, luzcan como convincentes conocedores de la materia musical. Moda, look de hoy y marketing tienen que converger en coherencia con conocimiento y estudio en la materia en cuestión, ya sean en radio o TV. Baste decir, como ejemplo personal, que en meses pasados en mi programa En Descarga*, cuando conversaba con la cantante Milada Milhet y el productor español Roberto Miranda, un sondeo de opinión por parte de especialistas que analizó dicho programa de radio, me señaló que cometí el “grave error” de decir que Piloto y Vera fueron los autores del conocido tema “Duele”. No sabía que la canción había cambiado de autores…. ¿Creen Uds. que esos especialistas pueden y tienen fuerza moral para dirigir y/o encabezar estudios de tele o radioaudiencia? Por supuesto que no. Y no confieso aquí anécdotas televisivas similares para dejarle algo a mis nietos y para poder contarles historias increíbles en el futuro.
¿Los programas musicales especiales de fin de año? Para mí fueron más de lo mismo, sólo que peores que el pasado año…y así, y así…. Y claro, sólo se promocionan los que “supuestamente” van a satisfacer al público. Una vez más usando la misma fórmula arcaica de siempre: vestuarios tal cual increíbles mamelucos o muñecones de carnavales, risas fingidas y sobre todo, mucho culto a la labor redentora de sus protagonistas, aquellos que hacen tanto por la música cubana. ¿Quién dice que hay que agradecerle (y soportar nosotros como televidentes) a un presentador por la invitación al programa? A la hora en punto que nos enfrentamos a este trabajo de radio o TV nos convertimos en facilitadores de información, y hasta donde sé (al menos en mi caso) no tienen nada que agradecer los artistas invitados, pues ni las cámaras, ni el estudio, ni la electricidad ni el equipo técnico-artístico va por cuenta nuestra, sino de un ente colectivo llamado TV Cubana. Parece ser que esos programas o presentadores le hacen un “favor” a aquellos que son invitados a esos espacios, o que son como esbocé antes, pequeños feudos dentro del reino prohibido.
Confieso que me llegan a diario miles de criterios sobre mi proyecto televisivo, y más de una vez me critican el por qué permanezco aún en el Canal Educativo, como si el mismo fuera el foso o cadalso destinado a los desdichados de esta tierra. Con orgullo, y también con carencias, les respondo que pertenezco a un grupo de especialistas y profesionales que sin apenas condiciones materiales, aportan más que mucho a la TV Cubana, con propuestas de cine, música, teatro, danza, ballet…. ¿o es que aquel paraíso o Tierra Prometida destinada a ser la TV Cubana está solamente reservado a Cubavisión?
Lo más triste e insensato, es que nuestra gran prensa calla, o antepone pasiones personales al hecho artístico. El gran debate cultural se teje hoy en redes virtuales, donde destacadísimos profesionales (Paquita, Guillermo Rodríguez Rivera, Guille Vilar, Joaquín Borges Triana, Tony Pinelli, Arleen y otros donde quizás hasta esté yo) encienden antorchas de sabiduría y ética, sin temor a quemar sus naves, o lo que queda de ellas.
¿Hay buenos programas musicales? Claro que sí, y me deleito escuchando y viendo a conocedores como Ángel Vázquez Millares, Alberto Faya, Jorge Gómez y unos pocos más…porque como sentencia una joven canción, este mundo es de los Más, aunque los Pocos sean más de lo mismo….(esto último lo agregué yo)
La Habana, 3 de enero/2014
*Programa de TV Música y Más, Canal Educativo, viernes 8:30 pm. Dirección Sebastián Miló/ Guión y conducción: Oni Acosta Llerena
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Yo difinitivamente, me levanté y vine a la PC cuando se acabó A puro corazón, para mí el unico programa musical “mirable”…
Mi pareja, con mucho más tiempo para ver TV que yo, me dice siempre que la TV Cubana la dirije un alto oficial de la CÍA… Entre las historias de Zuricatos, los programas qe se superponen con el mismo tema (ejemplo Contra el olvido, 6o y + y otro que creo que se llama o llamaba “Volver a verlo” o algo así) y las películas que se escojen para difundir, sin balance alguno (de pronto, en una semana ponen la inclinación hacia la ciencia ficción, la otra en los oestes, la repeticion incansable de LAS MISMAS peliculas cubanas) en fin, bien difícil coger un descanso de la PC para sentarse en la TV…