Fidel Castro y Lucius Walker: la buena semilla germina en septiembre

 
Dra. Gloria M. León Rojas 
Estudiantes de medicina norteamericanos en Cuba

Estudiantes norteamericanos  en Cuba

Mientras el mundo preocupado y atónito recibe “la crónica de la muerte anunciada” de quién sabe cuántos miles o millones  de seres humanos y  la acción militar contra Siria puede ser el preámbulo de un conflicto impredecible, declarado por el presidente Obama, Premio Nobel de la Paz, a quien se le escapó la paloma

y quiere cazarla, yo quiero hacer la crónica de la vida, de la fertilidad de los sueños de otros hombres.

El 8 de septiembre del 2000, día de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba, Ochún, diosa de las aguas mansas y dulces se entreteje misteriosamente con hilos de la memoria con el 7 de septiembre del 2010, día de la Virgen de Regla, virgen negra, Yemayá y hermana de Ochún en la santería.

El inicio del siglo XXI encontraba a Fidel enfrascado en múltiples tareas, una de ellas era la sensible batalla por el regreso del niño Elián, retenido en Estados Unidos en contra de la  voluntad de su padre; otra la Escuela Latinoamericana de Medicina, creada en noviembre de 1998 para formar médicos para el mundo. Para julio del 2000 terminaban los primeros 1929 estudiantes de 18 países, su primer año, parte del ciclo básico de la carrera de medicina en la ELAM.

El 6 de septiembre del 2000 Fidel participa en La cumbre del milenio celebrada en Naciones Unidas, en Nueva York. En el discurso ante ciento cincuenta jefes de estado en la Cumbre  analiza críticamente el estado de los países pobres y las urgencias que reclaman el nuevo siglo y que deben ser atendidas.

Nada de lo que existe en el orden económico y político sirve a los intereses de la humanidad. No puede sostenerse. Hay que cambiarlo. (…) somos ya más de 6 mil millones de habitantes de los cuales el 80 por ciento es pobre. Enfermedades milenarias de los países del Tercer Mundo como la malaria, la tuberculosis, y otras igualmente mortíferas no han sido vencidas; nuevas epidemias como el SIDA amenazan con extinguir la población de naciones enteras, mientras los países ricos invierten sumas fabulosas en gastos militares y lujos, y una plaga voraz de especuladores intercambian monedas, acciones y otros valores reales o ficticios, por sumas que se elevan a millones de millones de dólares cada día. La naturaleza es destrozada, el clima cambia a ojos vista, las aguas para el consumo humano se contaminan y escasean; los mares ven agotarse las fuentes de alimentos para el hombre; recursos vitales no renovables se derrochan en lujos y vanidades.

(…) el objetivo fundamental de las Naciones Unidas, en el siglo apremiante que comienza, es el de salvar al mundo no sólo de la guerra sino también del subdesarrollo, el hambre, las enfermedades, la pobreza y la destrucción de los medios naturales indispensables para la existencia humana. ¡Y debe hacerlo con premura antes de que sea demasiado tarde!

La memoria de un cronista original, el veterano y sagaz periodista Luis Báez, atrapa la esencia de los acontecimientos, testigo excepcional de la potencialidad comunicativa de Fidel en el exterior. En “cuarenta y cinco salidas desde Cuba” del Comandante, ha sido parte de su delegación. Apunta que más allá de las diferencias culturales, de lenguas, credos, ideologías, Fidel logra con sus interlocutores una comunicación siempre sorpresiva. Pero la asistencia a la Cumbre del Milenio en Nueva York tiene además del  riesgo del país en cuestión, el hecho de que ocurrió en un período de agudas tensiones víspera de las elecciones presidenciales. Báez rememora los principales comentarios de la prensa durante la estancia de Fidel en Estados Unidos. “La Prensa de Nueva York lo describía en la sesión de la Cumbre ‘vestido con traje azul y lentes…pocas palabras y muchos aplausos… Fidel sigue siendo la atracción de la Cumbre.’ La CNN  anunciaba que ‘en la cumbre para salvar el milenio…vaya donde vaya y diga lo que diga lo seguro es que el corpulento barbudo dominará la atención’, lo que corroboró el New York Times: ‘Fidel fue la figura de la cumbre del Milenio’. Los medios prestaron una atención sobre dimensionada al inevitable saludo protocolar entre Fidel y el presidente Clinton.”

Dos días más tarde,  el viernes 8 de septiembre, Fidel realizaba su última actividad en la Iglesia Riverside donde casi 3 mil personas –activistas, religiosos, sindicalistas, latinos, negros, inmigrantes, estudiantes, maestros, artistas—así como, el reverendo Lucius Walker, director de Pastores por la Paz, uno de los principales organizadores del encuentro, el actor Danny Glover y la humanista Joan Brown Campbell, ex secretaria general del Consejo Nacional de Iglesias y figura central en el apoyo para el regreso a la Isla del niño Elián González, ofrecieron la bienvenida a Fidel Castro. Según los corresponsales Jim Cason y David Brooks: “Todo lo que no le cupo en su intervención de siete minutos ante el pleno de la Cumbre lo desarrolló durante cuatro horas y 16 minutos –seguramente el segundo discurso más largo del lí­der cubano en Estados Unidos, ante un público que ondeaba banderitas cubanas y coreaba ‘Cuba sí­, bloqueo no’, desde las 10 de la noche hasta poco después de las dos de la madrugada.  El discurso del presidente cubano concluyó con un ‘buenos días’”.

Este cálido y multitudinario acto expresaba la voluntad y el esfuerzo de sectores populares para  crear una nueva relación con Cuba. Relación que con ese público se había iniciado cuarenta años atrás  en Harlem y donde Fidel dijo encontraba “a sus mejores amigos” rememorando su encuentro con Malcom X un 19 de septiembre de 1960. Fidel había  viajado a Nueva York para hablar ante la XV Asamblea General de la ONU y sufrió la hostilidad de la administración del entonces presidente Dwight Eisenhower (1953-1961). Debido a la falta de garantías para su seguridad, la delegación de la Isla se trasladó al barrio negro de Harlem, donde se instaló en el hotel Theresa, agasajado con sincera amistad y hospitalidad por  la comunidad afronorteamericana liderada por Malcolm X que acogió a la delegación y se reunió con Fidel. Este recordaba:

Debo decir que, cuando venía hacia acá, recordaba mis cuatro visitas a las Naciones Unidas. En la primera ocasión me expulsaron del hotel en las inmediaciones de las Naciones Unidas. Yo tenía que escoger entre dos opciones: montar una casa de campaña en el patio de las Naciones Unidas —y como guerrillero recién salido de las montañas no me parecía una cosa muy difícil (Aplausos)—, o marchar hacia Harlem, uno de cuyos hoteles me había invitado (Aplausos). Y yo decidí de inmediato: “Me voy a Harlem, porque allí están mis mejores amigos” (Aplausos y exclamaciones). (Discurso de Fidel Castro, en la Iglesia Riverside, 8 septiembre 2000)

La cálida y popular bienvenida ofrecida por el pueblo de Harlem y las autoridades del hotel marcó para siempre el desarrollo de los vínculos de los revolucionarios cubanos y los progresistas afro norteamericanos. La sentencia de Fidel en la Asamblea conservaba cuarenta años después toda su vigencia: “Desaparezca la filosofía del despojo y desaparecerá la filosofía de la guerra”.

En el discurso de la Iglesia Riverside Fidel analizó con datos y cifras escalofriantes, la catastrófica situación social  y de salud de los países pobres y exhortó a la sensibilidad y solidaridad. “La especie humana-dijo-  alcanzará su grado más alto de conciencia cuando cada pueblo sea capaz de sufrir como propio el dolor de los demás pueblos del mundo.” Y confesaba que:

Descubrí hace poco algo que me dejó admirado: nos visitaron varios representantes del Caucus Negro —hablo de esto porque ellos hablaron del tema a la prensa es la primera vez que yo menciono esto públicamente—, y un legislador de Mississippi —por un distrito de ese estado— al que yo le hablaba de estos programas me dijo: ´Óigame, yo tengo muchos lugares en mi distrito que no tienen un solo médico.’ Le digo: ¡Cómo! Ah, ahora me doy cuenta de que ustedes son el Tercer Mundo de Estados Unidos. (Aplausos y exclamaciones). Y le dije: Estamos dispuestos a enviarles algunos médicos gratuitamente, igual que lo hacemos con otros países del Tercer Mundo.

Es más fácil todavía enviar a los estudiantes de medicina. Ellos están en esa tarea, y desde aquí puedo afirmar que estamos dispuestos a recibir a 250 estudiantes por año procedentes del Tercer Mundo norteamericano. (Aplausos) Aprenderán, además, español, y se relacionarán con jóvenes de todo el hemisferio, a los que trasmitirán lo que conocen sobre Estados Unidos y la cultura norteamericana. Ellos les mostrarán la cultura de todos sus países.

Y ya que mencioné una cifra, se trata de 250 becas por año pero en el primer curso de premédica, que comienza en marzo, podemos ofrecerles 500 para incluir otras minorías. La selección no correría por parte nuestra; correría por parte de los representantes que deseen ayudar a jóvenes humildes de sus distritos a estudiar medicina, con el compromiso de regresar a sus lugares de origen cuando se gradúen como médicos. (Discurso de Fidel en la Iglesia Riverside, 8 de septiembre 2000)

Al presentar a Fidel, el reverendo James Forbes, de la iglesia Riverside, señaló “que oraría porque lo que aquí­ estamos haciendo lleve a que ese apretón de manos entre Castro y el presidente Bill Clinton en la Cumbre del Milenio,  pase a ser un abrazo.” Este hecho acaparó la atención de la prensa y no el ofrecimiento de becas para estudiar medicina a los jóvenes humildes del pueblo norteamericano,  además de silenciadas las becas  se vieron obstaculizadas por la permanencia del bloqueo.

Fidel  analizó la situación mundial, los desafíos del nuevo milenio, las guerras, la pobreza, las enfermedades y la destrucción del planeta y exhortó a los países ricos y a los hombres de buena voluntad a cambiar el rumbo hacia la destrucción de la raza humana. Explicó la política exterior cubana, el internacionalismo  en África y el apoyo a la lucha contra el apartheid, derrotando a los sudafricanos en Angola,  y la solidaridad con los pueblos afectados por los huracanes George y Mitch a donde se enviaron miles de médicos organizados en un programa Integral de Salud y se creaba una Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) para ofrecer miles de becas a jóvenes humildes y de zonas apartadas para estudiar medicina, el cual lo hacía extensivo al pueblo norteamericano también de forma gratuita. En la diplomacia de los “gestos” Estados Unidos nunca lo ha tenido en cuenta.

José Serrano, congresista  por Nueva York y uno de los presentadores, y  Maxine Waters, congresista por California, que había visitado a Cuba en febrero de 1999 y  en enero del 2000, declararon que continuarían los esfuerzos para dar fin al bloqueo y se abrazaron con Fidel.

Báez en su crónica de entonces describió la pantalla grande en el altar de la iglesia, exhibiendo documentales cubanos, la tardanza de una hora para comenzar el acto, la entrada de Fidel como un gigante, la impresionante concentración de público en las calles adyacentes con televisores lleno de colorido que se resistían a despedirlo, el discurso emotivo de la emigración cubana patriótica , la alegría de los feligreses para él “la ceremonia tuvo de rito magia” y escribió que el legendario “el viejo guerrillero que comanda los destinos de Cuba deseaba regresar a la patria para liderar nuevas batallas ” como el Quijote que es y será. (Conversación con Luis Báez)

Rafael Dausá, joven e inteligente diplomático, era el segundo Jefe de la Misión Cubana en la ONU y recuerda con emoción esos días de tensión, gran preocupación y también felicidad. En la sesión de la Cumbre del Milenio reinaba las expectativas sobre la participación de Fidel y antes y después de su discurso los jefes de estado y representantes de los diferentes países querían saludarlo e intercambiar con él. En las afueras de la Iglesia Riverside desde horas temprano en la mañana se iban concentrando los aspirantes a un asiento en la Iglesia. Todos querían ver a Fidel. Muchos quedaron en una sala aledaña y en los alrededores, era una multitud, pero era impresionante el silencio, solo quebrado por los aplausos y los vítores a Cuba y volvía ese silencio profundo que el eco de la Iglesia y las verdades irrefutables y el contenido ético de sus palabras asequibles a todos con diferentes niveles culturales e ideologías,  agigantaban su estatura moral. Fidel estaba feliz, con deseos de conversar.

Para quienes trabajábamos en la Misión fue reconfortante. El hostigamiento a los funcionarios cubanos es permanente, unas veces sutil y otras no. Los hijos van de un piso a otro, de la escuelita al apartamento, en el mismo edificio. La suegra de un funcionario una tarde pretendía sacar a sus dos nietos pequeños al parque cercano, pero olvidó que era jueves, día en el que algunos pagados concurren con carteles  a piquetear contra Cuba. Enfurecidos le gritaron ‘vieja asesina’, sin tener en cuenta los estragos de las palabras en la mente de los niños.

Entonces en la noche con gran cautela y muy bajito para que no los oyeran la mamá y la abuela, le preguntaron a su padre si era verdad que su abuela era mala. “Qué difícil explicar a los niños las razones de tal comportamiento”. Unos días después llegó Fidel y al final de la estancia se reunió con todos los miembros de la Misión y afectivamente saludó a cada uno, los niños recitaron, le regalaron dibujos, Fidel le firmó autógrafos y  todos estaban orgullosos y felices, principalmente los dos niños porque “si Fidel quería a su abuela ella no podía ser mala.”

Fidel también se despidió de los funcionarios de la ONU y de quienes habían estado oficialmente dándole  protección, miembros de la Policía de Nueva York y del FBI. Más de una foto recogió para la memoria a Fidel intercambiando su gorra y poniéndose la del Policía neoyorquino.  (Conversación con Rafael Dausá)

Rememora el Dr. Luis Estruch Rancaño , cuánto regocijo sentía Lucius por el encuentro de Fidel con el pueblo afro descendiente y le contaba que Fidel esa noche en la Riverside se interesó mucho por su experiencia personal como trabajador social en los barrios marginales, en su batalla contra la discriminación racial.  “Necesitamos que Fidel viaje muchas veces a los Estados Unidos para que el pueblo conozca la verdad de Cuba y del mundo” le afirmó Lucius. (Conversación con el  Dr. Luis Estruch Rancaño)

El Caucus Negro Congresional (CBC) fue fundado en enero de 1969 por los doce congresistas afro norteamericanos que integraban el Congreso de Estados Unidos en aquel momento. En los primeros 50 años del siglo XX solamente cuatro afronorteamericanos fueron electos al Congreso. En el 2000  el CBC contaba  con 42 miembros. En mayo del 2000 otra delegación del Caucus visitó Cuba.

Varios de los representantes de ese grupo congresional han mantenido posiciones constructivas respecto a Cuba, influyentes miembros realizaron acciones positivas durante la batalla por el regreso de Elián.

Estos congresistas fueron los primeros en recibir de parte Fidel la disposición de Cuba para asignar un número de becas a jóvenes de bajos ingresos con el propósito de estudiar Medicina en Cuba, seleccionados por el Caucus Negro Congresional. Igual proposición le hizo  a la ONG Pastores por la Paz, presidida por el Reverendo Lucius Walker, quien envió los primeros estudiantes a la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM). (Fidel Castro, Reflexiones “Los 7 congresistas que nos visitan”, Cubadebate, 6 de abril 2009)

En noviembre del 2000 el Dr. Juan D. Carrizo Estévez, como Rector de la ELAM  y el Dr. Luis Estruch Rancaño, funcionario del Consejo de Estado viajaron a Estados Unidos para reunirse con congresistas del Caucus y autoridades académicas para explicar las características de la ELAM y el Plan de Estudio de Medicina.

El Dr. Estruch viajó por segunda vez  en el 2003 y dictó conferencias en varias universidades explicando el proyecto ELAM y el desarrollo de la Biotecnología en Cuba.

Pero fue el  8 de septiembre  del 2000 en la Iglesia Riverside donde  Fidel dio la “buena nueva” y hacía público el ofrecimiento de becas a jóvenes norteamericanos para estudiar medicina en Cuba. Era un gran gesto y también un gran reto. Para Lucius Walker y su equipo constituía un desafío. La hostilidad hacia Cuba en los medios informativos había creado un estereotipo sobre la sociedad cubana y conformaban una determinada percepción que no favorecía el aspirar a estudiar durante seis años en el país enemigo. Sin embargo se presentaron los candidatos. El proceso de selección, legalización de documentos, permiso para viajar a Cuba, transportación, implicaba la búsqueda de financiamiento y de apoyo. El Caucus negro jugó un papel muy importante.

Para la Escuela de medicina cubana era también un desafío, una prueba de fuego. Era un experimento del cual mucho tendría que ver el prestigio futuro de la ELAM, se trataba de la pertinencia del graduado, de su nivel profesional, si los egresados norteamericanos vencían exitosamente o no los requerimientos para la reválida. Con ellos las exigencias serían mayores por el pecado de haber estudiado en la Isla con becas del gobierno cubano.

El 11 de  septiembre del 2001 cundió el pánico en Estados Unidos y marcó un viraje en las relaciones internacionales. El derribo de las Torres Gemelas en New York evidenciaba la vulnerabilidad del gigante y servía de pretexto para una histeria antiterrorista que impulsaría el presupuesto militar y el intervencionismo norteamericano en cualquier rincón “oscuro” del mundo. Las presiones y acciones anticubanas de la administración George Bush contra los viajes y la presencia en Cuba de personas bajo la jurisdicción de Estados Unidos, arreciaron.

En la ELAM se encontraban estudiando más de veinte norteamericanos. La orden del Departamento de Estado fue categórica: regresar a los Estados Unidos. El gobierno cubano habilitó una línea telefónica internacional abierta, gratuita, para que los estudiantes trataran de contactar a sus familiares en New York. Carrizo se reunió con ellos para conocer su decisión. Fidel había orientado a Chomy que respetaran la decisión de los estudiantes, si querían regresar y no tenían dinero para el pasaje, Cuba cubriría los gastos. Si decidían quedarse tendrían todo el apoyo de la Escuela y el estado cubano.  Excepto tres, la mayoría decidió quedarse y enviaron cartas pidiendo ayuda a los congresistas negros. Lucius Walker y la congresista demócrata por California Bárbara Lee, quien dirigió el proceso y se entrevistó con el Secretario de Estado, Collin Powell; catorce congresistas  con su firma avalaban la  solicitud y tuvieron éxito.  Les fue autorizada la licencia y permanencia legal a los jóvenes norteamericanos estudiantes de Medicina en Cuba. Hasta ese momento los estudiantes viajaban amparados en los acuerdos de intercambio académico con la Universidad de La Habana.

Fue el primer y único reconocimiento oficial del gobierno de Estados Unidos, de la administración de Bush, a un proyecto académico para estudiar medicina en Cuba. Los estudiantes norteamericanos de la ELAM constituyeron el único puente de amistad que sobrevivió después del derribo de las Torres Gemelas. (Conversación con Estruch)

Un pequeño y gran éxito del Caucus Negro que posibilitó que jóvenes humildes de Estados Unidos se hicieran médicos y que la bandera de las cincuenta estrellas siguiera –sin menoscabo- ondeando en el pabellón de las naciones junto a todas las otras de  los rincones “oscuros” de la tierra, en una Escuela de Medicina en Cuba. Pese a todo,  los egresados norteamericanos no han podido sanar el alma enferma de las relaciones malditas que impone el bloqueo y el imperio se empeña en que la generosidad cubana no es más que  un amor subversivo.

En cada verano e invierno a partir del 2002 -para comenzar el Pre Médico y/o estudiar Español, llegaba Lucius y su equipo y también padres de los alumnos a entregar formalmente a Carrizo y la dirección de la Escuela los candidatos a galenos, las más preciadas joyas del futuro que siguiendo el evangelio debían “amar al prójimo como a sí mismos”.

“La ELAM se convirtió en una puerta abierta a la esperanza de los pobres” y era visitada por un sinnúmero de  personalidades religiosas, académicas y políticas,  entre ellas el ex presidente demócrata James Carter en mayo del 2002,  sitio donde coincidió con Lucius y Fidel los presentó.

En el 2005 el huracán Katrina azotó el sur de los Estados Unidos, Nueva Orleans estaba destruida. Fidel concibió la creación de la Brigada Henry Reeve, organizada y equipada  en la ELAM,  integrada por médicos cubanos de alto nivel y diferentes especialidades con experiencia en ese tipo de evento, para socorrer a los miles de afectados por el huracán. Fidel reiteró el ofrecimiento de ayuda médica al pueblo de Estados Unidos en el programa televisivo Mesa Redonda, el 2 de septiembre de 2005.

El silencio se tornó en negativa y esa fue la triste respuesta del gobierno norteamericano a un verdadero gesto humanitario que podía salvar vidas a los más desfavorecidos, los afro descendientes del sur de los Estados.

En el 2006 se graduó el primer estudiante norteamericano-Raúl Cedric quien había estudiado medicina durante tres años en Estados Unidos, pero su situación económica le impedía continuar. La ELAM le permitió culminar gratuitamente su carrera.

En el 2007  se graduaron siete estudiantes norteamericanos, incluyendo una de El Bronx.

Lucius y su equipo se ocuparían de buscar el financiamiento para el regreso de los egresados, la legalización de los documentos,  las coordinaciones con las instituciones académicas norteamericanas para los steps, exámenes de revalidación del título de médicos, etc.

En abril del 2009 otra delegación del Caucus Negro visita a Cuba,  presidida por Barbara Lee, representante por el Estado de California, quien en cinco ocasiones anteriores había visitado Cuba y mantenía con Lucius una estrecha relación y un fuerte apoyo para los estudiantes norteamericanos en la Escuela.  Reiteró pronunciamientos públicos previos y expresó su intención de realizar gestiones con la administración de Barack Obama para propiciar un cambio de política hacia Cuba, y la reactivación de los intercambios entre iglesias de ambos países. De ella, dijo Fidel, admiraba “su espíritu combativo y capacidad de lucha”. Se opuso abiertamente a la guerra contra Irak en el Congreso.

En enero del 2010 un terremoto devasta Haití, los egresados de la ELAM constituyen la Brigada Internacional Henry Reeve de la ELAM y marchan a prestar servicio junto a la Brigada Médica Cubana. Siete de los primeros egresados norteamericanos fueron directamente desde Estados Unidos el 3 de febrero. “Estos dedicados y talentosos médicos están listos para servir: recibieron sus títulos en Cuba y están preparados de manera única para los múltiples desafíos de esta misión urgente”, dijo el reverendo Lucius Walker.

Lucius Walker fue el alma del proyecto ELAM en Estados Unidos. Otorgó becas a casi 200 jóvenes norteamericanos. A los graduados los apoyó en la inserción en los servicios de salud pública en Estados Unidos. Y también fue Quijote de la solidaridad con Cuba, defensor de la verdad, batallador contra las calumnias y amigo franco, sincero y  entrañable de Fidel y la Revolución. Cada visita de Lucius  a las provincias cubanas era un acontecimiento lleno de amor recíproco.

El reverendo nació en Roselle, New Jersey en agosto de 1930. Se graduó de la Universidad Shaw en Raleigh, Carolina del Norte en 1954. Cuatro años más tarde recibió su Maestría en Divinidad de la Escuela Teológica Andover Newton, y en 1963 obtuvo una Maestría en Trabajo Social de la Universidad de Wisconsin.

En ese año 1963 el reverendo Martin Luther King lideraba la lucha por los derechos civiles y movilizaba a miles de hombres y mujeres. El discurso del 28 de agosto fue su testamento político convocando a luchar por lograr el “Sueño” de la igualdad racial, de los derechos civiles y sociales. Legado que cultivó Lucius.

A partir de mayo de 1964, Walker fue un patrocinador de la Comisión Nacional para Abolir la Casa de Actividades Antiamericanas. En 1967 fundó la Fundación Interreligiosa para la Organización Comunitaria (IFCO). Dos años más tarde recibió un grado honorario de Doctor en Humanidades en el Malcolm X College de Chicago.

Walker se desempeñó como Secretario General Adjunto del Consejo Nacional de Iglesias desde 1973 hasta 1978, momento en el que volvió a IFCO como su director ejecutivo. En 1984 se convirtió en pastor de la Iglesia Bautista de la Salvación (en Brooklyn, Nueva York), dedicado a la predicación del evangelio social. En 1988 Walker fue herido en un ataque de la Contra en Nicaragüa, en el que fallecieron varios civiles. El pastor acusó al presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan de asesinato y concibió el proyecto Pastores por la Paz, con el objetivo de brindar ayuda humanitaria a los pueblos que la necesitaran, y de acuerdo con IFCO, organizó:

“Caravanas de ayuda humanitaria como una manera de ayudar a las víctimas de la política exterior de EE.UU. … [en] Nicaragua, El Salvador, Guatemala, Chiapas, y Cuba”.

Lucius Walker impulsó 21 Caravanas de Amistad desde 1992 hasta su muerte en septiembre de 2010, para llevar a Cuba asistencia humanitaria y medicinas en camiones escolares amarillos, sin pedir autorización ni licencia a las autoridades. El objetivo de tal iniciativa fue romper el cerco estadounidense contra la nación antillana, el cual consideró inmoral.

Lucius Walker Jr fue el Pastor, el activista social y defensor de los Derechos Humanos quien durante toda su vida fue un crítico de la política imperialista de su país y de las consecuencias de ésta en los pueblos del Tercer Mundo. (Tomado de Cubadebate, “Síntesis biográfica de Lucius Walker”, 12 septiembre  2010;    Iris de Armas Padrino “Reverendo Lucius Walker”,  Cubadebate,  Miércoles, 08 de Septiembre de 2010)

Narciso Ortiz, uno de los catorce egresados de la ELAM en el 2010, norteamericano de origen dominicano, llegó en el segundo grupo de egresados estadounidenses  a Haití.

Siempre tenía el deseo de hacerme médico pero se hizo difícil y hasta pensé que no tenía capacidad para ello. El mismo sistema te hace dudar de ti. Cuando conocí al Reverendo Lucius Walker, todo cambió, ya que él puso en mi camino la luz para ver  todo lo que yo era y mi posible destino. Fue el compañero y líder que me puso en contacto con Cuba, y las ideas de Fidel  y la gran revolución cubana, y con  su gente que tanto se ha sacrificado y luchado.  Es interesante que la persona que me introduce a esta gran revolución y pueblo sea un Afro Americano.  Lucius siempre nos decía ‘sean los mejores estudiantes que puedan ser, deben ser médicos revolucionarios, servir al más sufrido, sean el puente necesario y sano entre Cuba y Estados Unidos,  la mejor manera de medir a un hombre es por sus hechos’. Y  nosotros somos los hechos de Lucius Walker.

Lo primero que me impactó al llegar a Haití fue ver a la  salida del aeropuerto,  en medio de las ruinas de la capital,  pasar un tanque de la ONU. Y de verdad me  llamó la atención, me sorprendió. Me preguntaba qué hacía un tanque entre tanta gente desvalida que necesitaban ayuda médica y material para sobrevivir. También me pregunté cuánto costaría y cuánto se podría hacer con el costo de un tanque de la ONU.

Éramos 5 de los EEUU, representando  los estados de California, Pennsylvania, Illinois, y mi persona New Jersey. Todos coincidíamos en este punto. Nos tocó el Departamento de Arte Bonite.

El pueblo norteamericano está muy mal informado. ¿Por qué Estados Unidos que hasta ha ocupado militarmente a Haití y ahora también a través de las tropas de la ONU no contribuye de una manera eficiente a la reconstrucción de este pueblo?  Son preguntas sin respuestas.

No podré por ahora seguirle escribiendo desde L`Estere. Se ha desatado una epidemia de cólera y trabajamos día y noche para salvar cuántas vidas sea posible. Mucha gente comenta que la introdujo la MINUSTHA. Pelearemos por la victoria de la vida sobre la muerte. Somos la semilla  del ejemplo de Lucius y Fidel. 24 de diciembre 2010.      (Gloria León, Haití en la memoria, La Habana Editorial Ciencias Sociales, 2012 pp85-88)

Un sacerdote episcopal, Profesor del John Jay College of Criminal Justice, de la Ciudad Universitaria de Nueva York planteaba.

Un punto importantísimo en la formación médica de estos jóvenes  -norteamericanos en la ELAM- lo es el que no fueron entrenados para comercializar con la medicina.

A diferencia de lo que hacemos en las escuelas de medicinas en Estados Unidos, aprendieron que la medicina social tiene como meta principal el salvar vidas y que es inmoral, deshonesto y profano el utilizar esta carrera para producir o acumular dinero.

Estos jóvenes tienen claro que la salud es un derecho no un privilegio.

Esto por supuesto, tal y como la revolución cubana, les hace más   espirituales y los acerca más a Dios.

De aquí el que constantemente me pregunte; ¿cómo una persona religiosa como Bush tiene tanta maldad y crueldad para la imagen de Dios y como una persona no religiosa como Fidel tiene tanto respeto y amor por esa imagen de Dios? Ya lo dice la Biblia, por sus frutos le conocerán.

El “E l 24 de julio del 2010  el reverendo Lucius Walker en la graduación de la Facultad de CieCiencias Médicas Salvador Allende, donde egresaron jóvenes de 18 países, de ellos 14 nornorteamericanos agradeció al Comandante en Jefe Fidel Castro, la formación gratuita de mémédicos de Estados Unidos en Cuba. Visiblemente emocionado,  elogió el genio de DieFidel , quien con una visión universal -dijo- ha llevado esperanza y vida al mundo  eroentero, incluido Estados Unidos. Era la  última visita a la Isla del gran amigo de Cuba y de  Fidel. Él no se ha ido fue un momentico a la misa.”

El 7 de septiembre del 2010 murió Lucius Walker con un corazón que no cabía en su pecho enjuto para albergar tantos dolores del ser humano, con la esperanza quemándole las manos, heredero del pensamiento de Luther King, tenía también el sueño de lograr un  mundo de hermandad, una sociedad norteamericana  justa,  con  pleno respeto a los derechos civiles, libre de discriminación racial y con  justicia social,  con una política exterior de respeto a la soberanía de los pueblos. Tenía el sueño  que compartió con Fidel  y que  realizó en parte, abrir las puertas de la solidaridad, construir un puente de amor entre el pueblo humilde norteamericano y cubano y formar médicos de ciencia y conciencia para las comunidades pobres y afro norteamericanas.

Murió porque la buena semilla se planta en septiembre.

Con la graduación del 2013, el proyecto ELAM alcanzó la cifra de 20,786 egresados de 74 países. De ellos 92 norteamericanos, mientras 103 cursan distintos niveles.

Como el tronco frondoso del árbol de la libertad de Toussaint Louverture, las ideas de Martin Luther King, Lucius Walker y  Hugo Chávez  echarán raíces profundas y volverán siendo millones,  y aunque los tiempos estén preñados de tormenta la aurora es indetenible y las buenas semillas germinarán todo el año. Fidel seguirá siendo labriego y guardián de las cosechas de sueños y persistirá luchando por un mundo mejor.

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One Response to Fidel Castro y Lucius Walker: la buena semilla germina en septiembre

  1. maria columbié says:

    Muy interesante y emocionante. Es bueno cuidar la memoria de los grandes hombres . Te felicito comandante por tus nobles ideas para los pobres.Bonito homenaje también al profe Carrizo. Dra Columbié

     

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