He leído con no poco asombro, críticas a gobiernos y partidos latinoamericanos, que son reconocidos internacionalmente por su firme y clara posición revolucionaria y por supuesto, antimperialista, por algunos que consideran que estos mantienen una política errónea apoyando al gobierno sirio.
El gobierno del partido Baas en Siria ha cometido muchos errores, desde el inicio del conflicto en ese país lo señalé con toda claridad en análisis y artículos publicados en diversos medios. Sin embargo, también hemos dicho que corresponde únicamente a su pueblo, actuar para producir cambios o reformas dirigidos a enmendar lo que anduviera mal.
Esos errores fueron los que impulsaron las primeras manifestantes que salieron a las calles en la ciudad de Dara, situada en la misma frontera con Jordania, influenciados seguramente por lo que ocurría en Túnez y Egipto, donde gobiernos mucho más corruptos, antidemocráticos y represivos, que contaban con el apoyo y protección de Estados Unidos, las potencias de la OTAN y la reacción árabe, masacraban a las masas que intentaban derrocarlos. La política inicial de éstos fue protegerlos y solo fue modificándose en la medida que se daban cuenta que ya no era posible salvar a sus títeres, pero si evitar cambios profundos en el sistema político.
El gobierno sirio se equivocó, no valoró justamente la situación y pensó en un primer momento, que podría detener la extensión de las manifestaciones mediante la represión, aunque rápidamente se dio cuenta de que solo haciendo transformaciones importantes, podría mantener el apoyo mayoritario de las masas. Las propuestas que hizo con ese objetivo, bien recibidas internamente, sin embargo fueron rechazadas de inmediato por Occidente y la reacción árabe, quienes ya tenían en acción sus planes para producir un total cambio de régimen.
A diferencia de lo que ocurría con los gobiernos de Túnez y Egipto, los políticos de Damasco, lejos de contar con el apoyo de los EEUU, los países de la OTAN y la reacción árabe, eran objeto desde hacía muchos años, de la hostilidad de estos. Decir que Siria, en su política exterior, regional e internacional, favorecía los intereses imperialistas y sionistas, es confundir lo blanco con lo negro y nos lleva a preguntarnos si quienes argumentan esto lo hacen por simple daltonismo político, por increíble superficialidad e ingenuidad, o por evidente mala fe.
Solo bastaría con revisar las innumerables votaciones en la ONU y en otros organismos internacionales, para obtener una clara muestra de ello. Los representantes sirios siempre han votado en contra de los intereses imperialistas, sionistas y de la reacción. Siempre estuvieron al lado de las causas de los países del Tercer Mundo. El apoyo que brindaron a las fuerzas patrióticas libanesas en el 2006, fue decisivo para que pudieran derrotar la agresión del gobierno sionista y de Condoleezza Rice, quien se involucró directamente en las acciones.
En el Congreso estadounidense vienen aprobándose desde hace muchos años, medidas de represión y bloqueo económico contra el gobierno sirio, cualquiera puede encontrar numerosos documentos elaborados con este propósito, como las llamadas “Accountability and Liberation Acts”, que establecen sanciones y apoyan acciones dirigidas a “promover la transición democrática” en ese país. Éstas se adoptaron muchos años antes de que se inventara la “primavera árabe” y en muchos casos respondieron a iniciativas nada menos que de la sionista-fascista Ileana Ros-Lehtinen, congresista estadounidense agente de Israel, promotora del terrorismo contra Cuba y de conspiraciones para derrocar a gobiernos revolucionarios y progresistas de América Latina.
En octubre del 2011 una delegación de países miembros de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), visitó Damasco para trasladarle al gobierno sirio un mensaje de solidaridad y manifestarle al hermano pueblo árabe el respaldo para recuperar la estabilidad política y evitar que se repitieran casos como el de Libia, ofreciendo también apoyo al proyecto de resolución que Rusia y China presentaban en el Consejo de Seguridad con estos propósitos.
Más recientemente, el pasado 15 de mayo, Catar, “ejemplo de democracia”, que alberga una gran base militar estadounidense donde radica su alto mando para las operaciones en la zona, y quien ha estado financiando y armando bandas de extremistas y terroristas que se infiltran en Siria para cometer todo tipo de crímenes contra ese pueblo árabe, presentó una resolución en la Asamblea General de Naciones Unidas con el objetivo de condenar una vez más al gobierno de Damasco. Entre los que votaron en contra estaban Cuba, Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua. Muchos otros latinoamericanos y caribeños se abstuvieron, pero no apoyaron la propuesta catarí.
¿Estarán equivocados los gobiernos de izquierda latinoamericana al adoptar esta posición?
Quienes considerándose de izquierda coinciden con las posiciones del imperialismo, el sionismo y la reacción, debieran meditar y preocuparse por esto.
En días recientes tuve la oportunidad de hablar extensamente con varios dirigentes de izquierda árabes, entre ellos algunos libaneses marxistas, quienes en determinados momentos han sido críticos del gobierno sirio y siguen muy de cerca los actuales acontecimientos en el vecino país, pues afectan sensiblemente también la situación política del suyo y cuyo desenlace será vital para ellos. Uno me afirmaba: “Siria lleva más de dos años resistiendo la guerra que le hace una coalición internacional que cuenta con enormes recursos, ello habría sido imposible si el gobierno no contara con el apoyo de la mayoría de su pueblo”.
No nos preocupan las críticas a los errores que ha cometido el gobierno sirio, esto puede ayudar a fortalecer las filas de la izquierda siria, árabe e internacional. Lo que nos preocupa es que se tome partido al lado del plan imperialista, sionista y reaccionario, que solo persigue imponer en Damasco un gobierno títere. O tal vez, si continúan actuando con tanta insensatez e irresponsabilidad, faciliten el establecimiento allí de un régimen de extremistas y salafistas, quienes ya constituyen la vanguardia de las bandas armadas que con el dinero del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), han demostrado ser capaces, en nombre de la religión, de cometer los más horrendos crímenes, incluido el canibalismo.
Estas posiciones ayudan además a desmovilizar la necesaria condena internacional a los planes imperialistas-sionistas-reacción árabe.
Si el gobierno que todavía cuenta con ese apoyo mayoritario del pueblo sirio, fuera depuesto por la coalición que ahora le hace la guerra, no llegará a Damasco ninguna izquierda ni nada parecido. Hay que ser muy ingenuo para creerse esto. Convivimos varios años con el noble y patriota pueblo sirio, lo conocemos y sabemos que no son pocos los que lucharán hasta las últimas consecuencias para evitar que su país se convierta en un estado títere del imperio y de los sionistas.
Lo que está en juego en Siria, es un posible retroceso político de incalculables consecuencias. Después la acometerían contra las fuerzas patrióticas libanesas, para convertir al Líbano en un emirato en manos de la OTAN y del CCG. Irán, país al que le pueden señalar también defectos desde las posiciones de alguna izquierda, pero que mantiene una línea antimperialista, será el próximo objetivo a destruir. Y la guerra ensangrentará aún más toda la región, tratando de dividirla cuando no pueda ser controlada para explotar sus ricos recursos energéticos.
Israel lucrará con este escenario y los palestinos, aunque estén dispuestos a luchar eternamente por sus derechos, verán reducirse cada vez más sus posibilidades.
Ante el avance militar sirio, después de su victoria en Al Qusair y tomando nota que la situación en Turquía se deteriora, (país que le ha servido como base fundamental para su guerra sucia), los imperialistas y sus aliados se desesperan, levantan de nuevo el ya probado falso argumento de que el ejército sirio utiliza armas químicas, y Obama anuncia el otorgamiento de ayuda militar directa y una implicación mayor en el conflicto, que puede conducir a una intervención aérea tipo Libia. Por ello también sabotean la posibilidad de buscar una solución negociada en Ginebra, tal como ha propuesto Rusia y aceptado el gobierno de Damasco.
No se puede descalificar a los que piensan diferente, pero es hora de ver las cosas como son. En Cuba y otros lugares de América Latina, tal vez por estar más cerca del Imperio, tenemos mucha experiencia en identificar sus planes y su política de cambios de regímenes. Algunos en otras partes del mundo podrían necesitar los beneficios de la “Operación Milagro”, que patrocinada por los gobiernos de Caracas y La Habana, ha devuelto la vista, de forma gratuita, a cientos de miles de personas que no disfrutaban de este fundamental sentido.
Esto podría ayudarlos a ver cómo debe comportarse la izquierda, si es verdaderamente antimperialista.
*Ernesto Gómez Abascal, es escritor y periodista. Fue embajador en varios países del Cercano Oriente y durante muchos años atendió las relaciones con partidos, organizaciones y movimientos de liberación de la región.
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Me avergüenzo de mi Patria, Uruguay. que no se haya acompañado enfáticamente esto en las Naciones Unidas, siendo que “nuestro presidente” con quién compartí 13 años de cárcel defendiendo valores autentica mente Latinoamericanos y Revolucionarios, anda por el mundo con el “CARTEL DE EX-GUERRILLERO”
¡OJO CUBA QUE VIAJA PARA AHI POR JULIO! Llega con la línea de Obama.
Un abrazo para todos los Cubanos desde Uruguay
Yo creo que no se equivoca, para nada. Lo que el imperio elogia, es malo y viceversa. Es muy difícil equivocarse, con este método, en extremo sencillo.
Estas posiciones de imperialismo e izquierda internacional, me hace acordar lo sucedido en octubre noviembre de 1956 en Hungria y del 68 en Checoslovaquia, lo único que uno puede hacer es condenar cualquier injerencia en los asuntos Sirios por cualquier país y que sean el pueblo y su gobierno quien decida cómo resolver sus asuntos internos…ni apoyar al gobierno, ni apoyar a los que protestan, y mucho menos levantar banderas de un lado no del otro cuando se comenten crímenes internos que sólo lo entienden ellos, ya la historia nos enseño cuando gobiernos en nombre de sus propios pueblos apoyaron las invasiones soviéticas en harás de un equilibrio en la guerra fría, los que sufren son los pueblos en conflictos, y yo no voy a ser cómplice de los, errores del gobierno sirio porque simplemente en su política internacional son antimperialista, eso que la supuesta izquierda utiliza de que el enemigo de mi enemigo es mi amigo, es una falacia sin ética ni moral…
Maño, ¿cuántas veces intervino lo que llamas “imperialismo de izquierda” y cuántas el imperialismo interesado en intervenir en Siria?
No existe ninguna proporción. El imperialismo yanqui viene desde hace más de un siglo, interviniendo en todo el mundo y lo peor de todo, aquí, en nuestra América. El empate no se ve bien, porque no lo es. Y sí…..los enemigos del imperio están más cerca de mi posición que los amigos de este. Mi país ha sido uno de los más perjudicados por el imperio y América Latina entera le debe muchas barbaridades. Buscar en otros lados la justificación, me parece maniquísmo puro.
Saludos de un chileno
Maldito teclado…me la jugó…Fe de erratas: donde dice “maniquísmo”, debe decir “maniqueísmo”.
Saludos
apoyo totalmente a Assad… Él protege a su pueblo…Los que los acusan de crimenes son mentirosos que quieren justificar otra invasion genocida… como ha pasado en Irak…
Reblogueó esto en .
Reblogueó esto en Pues eso…¡Que vuelva la URSS!y comentado:
Un artículo más de interés publicado en este blog. En mi opinión la izquierda debería concretar más, y con pruebas fiables y documentadas -por fuentes realmente fiables, claro-, sus críticas a países objetivo del imperialismo. Incluso, más aún, si se habla de errores, deberían referirse fuentes de documentación o concretar cuáles son esos errores y sus contextos económicos, sociales y políticos, para poder juzgar la gravedad y lo que ha motivado los mismos -no creo que haya en la actualidad o haya habido ningún gobierno en el mundo que no haya cometido errores, la cuestión es saber cuál es la razón de tales errores y si puede haber una justificación o no de haber llegado a actuar de tal modo.
Dada la tendencia a repetir las opiniones o afirmaciones más o menos vagas de otros articulistas, acaba generándose la sensación de que determinadas afirmaciones -o acusaciones- son verdades incuestionables.
En este sentido, hay una tendencia evidente a asumir que tal o cual líder y su respectivo gobierno (Sadam, Gadafi, Assad, etc.) es o era un “sátrapa” o un “corrupto” -ayer mismo leía en este blog un artículo de José Couso sobre Siria en el que hacía referencia al “cortijo” de Assad-, incluso si, no obstante, se manifiesta apoyo a tal líder o gobierno -por ser antiimperialista, como ocurre en este u otros artículos. Esto lo hemos visto en Irak, en Libia y ahora en Siria. En el caso de Siria los dos partidos comunistas (el PCS y el PCS Unificado) han manifestado desde el principio su apoyo al legítimo gobierno sirio, haciendo críticas, en el caso del PC de Siria, de carácter económico que, según informaciones -de Prensa Latina, por ejemplo- el gobierno de Assad se ha mostrado dispuesto a corregir -incluso creo haber leído en Prensa Latina que el actual Ministro de Economía sirio es del PC de Siria. También en algún artículo se cuestiona la validez de las posturas del PC de Siria “por haber apoyado tradicionalmente” (casi textual, si no recuerdo mal) al gobierno de Assad.
En realidad tales críticas no argumentadas desde la izquierda parecen dirigidas más a líderes o países quizá menos conocidos -fundamentalmente árabes, por lo que vengo observando-, pero hay que tener en cuenta que eso mismo viene ocurriendo habitualmente por parte de la derecha con respecto a líderes como Fidel Castro -la acusación de “dictador” es ya un tópico-, el fallecido Hugo Chávez, etc. Nadie en la izquierda real aceptaría tales acusaciones, evidentemente.
Incluso en ocasiones se pueden citar políticas de tales gobiernos (árabes) que son claramente positivas -laicismo, educación y sanidad públicas, algunas políticas sociales o de obras públicas en ocasiones envidiables (caso de Libia), etc.-, pero, no obstante, la pátina de “líder-gobierno corrupto” o sospechoso de corrupción se mantiene.
En definitiva, se publican muchos artículos de opinión que pueden ser incluso de apoyo a tal o cual gobierno pero, por algún motivo, no se terminan de concretar datos o hechos concretos que justifiquen las críticas o acusaciones -en ocasiones graves- que también se deslizan con respecto a estos líderes o gobiernos.
Un saludo.
Disculpas por la confusión, hacía referencia al artículo de Javier (y no José) Couso.
Saludos.
El apoyo es mayoritario. Incluso han falsificado fotografías de manifestaciones de apoyo, para hacerlas parecer lo contrario. Esa es la moral de la prensa monopólica mundial.