José Luis Fariñas
Infierno
Asentado en el mar interior
se arrastra todavía
leyendo las borras de su té.
Le brillan las uñas
pero nunca dejó de ser aquel mendigo
que recogía ranas y alacranes
entre las maderas húmedas,
nunca dejó de seguir huellas de garza,
y le sigue gustando el arroz frío y quemado,
pero ya no reza.
Un Fuerte Abrazo para todos, hoy pude entrar
Estupendo poema, amigo. Abrazos